Capítulo Cuarenta y Dos: Denise.


Capítulo cuarenta y dos: Denise.


Creo que Denise se encontraba algo abrumada del recibimiento que con buenas intenciones Dietmar y Michelle le habían hecho, aguantó tanto cómo pudo antes de dar una excusa sobre cómo deseaba dormir un poco. Así que ahora hacemos lo que durante un tiempo será nuestra rutina por una semana: limpiamos sus heridas que ya están a poco de sanar, pero que aún tienen riesgos de infección, las cubro con el vendaje especial y luego le doy los calmantes y antibióticos. Se acuesta, me siento sobre la cama y peino su cabello con mis dedos bajo su atenta mirada.

— ¿Podríamos verlas juntas cuando me sienta lista? —Traga— Me refiero a las quemaduras...Cuando terminen de sanar.

—Lo haremos juntas —Le garantizo.

Suspirando lleva la vista al techo, luego alza su mano derecha y la mueve en diferentes direcciones, lleva haciéndolo desde hace días cómo si esperara que su índice apareciera. Veo en su rostro una expresión triste la embarga antes de que me mire.

—Amaba el piano. Padre me obligó a aprender a tocarlo, pero me enamoré del instrumento, pensé...Que podría ser una música, soñé que tal vez cómo tu...Podría hacer lo que me gusta y ahora mi mano es defectuosa.

Me toma unos segundos encontrar palabras para decirles, no me siento tan segura cuando se trata de abordar la manera en la que se siente, tengo miedo a arruinarlo.

—El novio de Elise, Matthew, es escritor, uno muy reconocido. Sus manos son su herramienta de trabajo —comienzo—. Hace no mucho tiempo, se lastimó una de ellas a tal punto que luego de ver que no mejoraba tuvo una cirugía.

»Y sí, mejoró, pero aun así Matthew no tiene la movilidad completa de todos sus dedos, a veces se engarrotan y le duele, si escribe mucho con ellos se lastima. Así que él ha aprendido a vivir de esa nueva forma —Hago una pausa—. En efecto no es lo mismo, pero creo que si te lo propones puedes aprender a tocar el piano de la manera en la que eres ahora, no te límites.

»Si amas tocar el piano no dejes que él te quite eso también. Y sí, no estoy en posición de orillarte a hacer cosas que no quieres porque no sé cómo te sientes o cuánto te duele, pero me entristecería que abandonaras lo que parece ser un sueño.

No me responde solo suspira de nuevo y cierra los ojos, acepto la indirecta poniéndome de pie y caminando hacia la salida. Todo se complica en cuanto apago la luz, puesto que un grito agudo me toma por sorpresa y al encenderla de inmediato y mirar hacia la cama, descubro que mi hermana se encuentra pálida y con ojos muy abiertos, su respiración es agitada y solo me toma unos segundos entenderlo.

Doy unos pasos hacia ella, pero sacude la cabeza en negación antes de cubrirse con la manta hasta la barbilla y cerrar los ojos. Lo entiendo, no quiere que hablemos de esto, pero también entiendo que no quiere que apague la luz. Voy al interruptor de al lado que regula la luz hasta volverla atenuante, de modo que la oscuridad que tanto la asusta no la envuelta y atormente. Le doy un último vistazo y me alejo dejando la puerta abierta detrás de mí.

Llego hasta la sala y encuentro a los hermanos Schwarzenberg... Ya no me resulta extraño llamarlos por su apellido de origen, aunque solo lo hago en mi mente. Edmun se encuentra sentado en una de las sillas de la mesa leyendo algo en su teléfono mientras con el pie, de manera distraída, balancea el coche de Lucas que parece estarse durmiendo; Dietmar se encuentra en el sofá y es al lado de él que me dejo caer.

Me da una sonrisa antes de hacer su teléfono a un lado para poder dejar caer un brazo alrededor de mis hombros, de tal manera que terminamos más cerca. El hecho de que es mucho más alto que yo lo hace actuar de una manera molesta en la que cree que con sus gestos puede tratarme cómo a una hermanita.

— ¿Le caigo mal a tu hermana? —pregunta sin ningún tipo de tacto.

Su pregunta se me hace familiar porque fue lo mismo que me preguntó cuándo conoció a Michelle. Decido ponerme más cómoda recargando mi cabeza de su brazo.

—No creo que le caigas mal, ella solo se encuentra abrumada.

—Val... —Todavía me extraña un poco cuando acorta mi nombre— ¿Tu al igual que Mich quieres que Valter...? ¿Creerías que...? Olvídalo —Sacude la cabeza y besa mi mejilla—. Ten dulces sueños, Valeria.

Lo veo desconcertada intuyendo un poco de qué iba la pregunta, pero sin entender por qué la hace ahora. Dietmar se pone de pie y se acerca al coche, donde sus intenciones son claras. Edmun deja en el olvido lo que estuviese haciendo en el teléfono para darle una larga mirada a su hermano que se encuentra con un puchero ridículo.

—El bebé no es tu peluche para dormir, tiene una cuna que no lo dejas usar ¿Quieres volverlo un mañoso?

—Él ama dormir conmigo —replica.

Hay un largo silencio y cuando Dietmar va por Lucas, Edmun maniobra el coche hacia sí mismo, de tal manera que su hermano no llega a tiempo. Noto el brillo de diversión en los ojos de Edmun mientras juega con la cordura de su hermano haciéndolo perseguir el coche que mueve con sus pies.

—Si prometes portarte bien en Londres te dejaré jugar con el bebé calvo —Intenta negociar.

— ¡Lo haré! Ahora dame a mi muñeco.

—Pasaré por él cuando se levante hambriento en unas horas —Le recuerdo, todo lo que Dietmar hace es asentir mientras se lleva el coche por el pasillo.

No me encontrarás quejándome de la manera en la que el menor de los hermanos ama pasar tiempo con el bebé, el infinito amor de Dietmar por Lucas hace que me ayudé mucho en su cuidado, es sorprendente que le guste tanto el bebé, creo que ninguno de nosotros se lo esperaba. Ayer lo encontré hablándole sobre cómo le gustaría que conociera a su bebé osa, le pregunté a Edmun sobre ella más tarde y con voz quebradiza me hizo saber que se refería a Fabiene, la menor de los hermanos.

Bostezando y trato de relajar mi adolorido cuello, me siento algo tensa. Edmun no tarda mucho en dejarse caer a mi lado. Es un poco gracioso que apenas son las nueve de la noche y ya me siento lista para dormir por muchas horas, estoy agotada no ha sido un día fácil, razón por la que sin ningún tipo de invitación me acuesto dejando caer la cabeza sobre sus piernas, me mira con ojos entrecerrados por mi audacia, pero al menos decide tolerarlo mientras se acomoda para estar más cómodo contra el respaldar del sofá.

Tomando una de sus manos, entrelazo nuestros dedos dejándolas sobre mi pecho. Me sorprende cuando baja el rostro y deja un beso en la punta de mi nariz antes de volverse a incorporar.

— ¿Qué dijo Michelle? —pregunta.

Frunzo el ceño recordando esos instantes en los que hablar con mi hermano menor de veinte años se sintió cómo hacerlo con un terco niño que solo dice "no lo haré", a veces me sorprende cuán paciente puedo llegar a ser.

—Casi hizo un berrinche, pero creo que tras decirle por qué quiero que lo haga y que no significa que debe quedarse, lo entendió y aceptó. Igual no alcanza a este semestre, pero quiero que se informe y retome la busca de las respuestas a todas las dudas que tiene.

»Le dije que posiblemente serían dos semanas porque es el tiempo que necesitas estar en Londres, esa parte no le gustó mucho, creo que ahora se siente un poco protector sobre sus hermanas —Sonrío— y me preguntó si pretendía que fuese a tu casa o a la mía, la verdad es que tú y yo nunca aclaramos eso.

— ¿Cómo te sientes más cómoda?

—Me gustaría que fuese a darle algo de calor a mi hogar y en parte Michelle es adulto, tengo que recordarme que no es un niño y necesita independencia y tampoco quiero que te compliques pensando que debes vivir dándole vueltas, sé cuán receloso eres con tu casa.

— ¿Tu conclusión es...?

—Si no te importa, me gustaría que se quedara en mi apartamento. Igual no tienes que vivir vigilándolo, solo orientarlo un poco...Y apuesto a que Dietmar tampoco lo dejará ir muy lejos sin su compañía —Sonrío.

—Cuidaré a los dos mocosos —gruñe no muy contento.

Baja la vista y me da una sonrisa que no guarda en ella nada inocente. Es una sonrisita sucia.

— ¿Quieres decirme nuevamente qué gano de esto?

La risa que sale de mí es espontanea e inmediata que lo tiene sonriendo. Baja de nuevo el rostro y esta vez me besa en la boca ocasionando que los mechones de su cabello me hagan cosquillas en los pómulos. Acaricio sus mejillas sintiendo el rastro de barba, no es mentira cuando digo que este hombre tiene tanta testosterona cómo para recuperar su barba en nada de tiempo.

— ¿Qué quieres ahora, Edmun? Dime y pensaré si puedo dártelo.

—Quiero una ducha contigo llena de suciedad y luego quiero ser de nuevo sucio en la cama ¿Te apuntas?

Finjo pensarlo y luego me incorporándome trepo sobre él a horcajadas sobre su regazo. Me tomo el tiempo de peinarle con los dedos el cabello.

—Me apunto...Pero solo si me dices algo lindo —Me burlo de él.

— ¿Eh? ¿Estás de broma?

—No, me apunto solo dices algo lindo —Alza sus caderas para presionar su dureza contra mí y me trago el gemido—. ¿Y bien?

Frunciendo el ceño se muerde el labio inferior y luego resopla, pero al final termina por encogerse de hombros.

—Niña buena eres una belleza inigualable, eres fuerte y maravillosa y en este momento me tienes duro cómo una roca.

— ¡Bruto! Ibas bien —Golpeo su hombro riendo—. Vale, me apunto a tus planes, me has convencido con el toque sutil de estar cómo una roca.

Me da otra sonrisa antes de levantarse conmigo sobre él, pero luego me deja sobre mis pies y tomándome de la mano nos guía hacia nuestra habitación.

***

2 de junio, 2016.

— ¿Mich estará bien?

Me sobresalto ante la voz de Denise, volteo a verla al inicio del pasillo. Su mirada se encuentra en Lucas dentro del coche, él está pataleando y agitando sus puños, sus ojos están abiertos viendo todo a su alrededor mientras succiona una y otra vez su chupón.

Michelle, Edmun y Dietmar ayer se fueron por dos semanas a Londres. Mi hermano no estaba muy contento sobre ello, pero finalmente creo que está al menos un poco entusiasmado sobre averiguar más de la escuela en la que se supone estaría estudiando este semestre y que ahora debimos retrasar. Confío en que Michelle es sensato y responsable, también confío en Edmun...Y en Dietmar.

—Mich estará muy bien —Le sonrío—. Él ha aprendido mucho desde que se fue y le gusta su independencia, de igual manera, Edmun sabe que me preocupo por mi hermano y se encargará de que Mich esté bien.

—Bueno...Él no actúa muy dulce, pero te mira con amor. Me agradan, no me ven cómo a alguien roto.

—No estás rota.

No me responde, en su lugar se acerca al coche y se queda viendo a Lucas que seguramente le devuelve la atención. Ella no lo ha cargado o tocado, tampoco le habla y tal vez está sea la primera vez que genuinamente le da toda su atención desde que lo llevé al hospital para que lo conociera.

Se ve incómoda e insegura cuando guía el coche cerca de la mesa y se sienta en una de las sillas con el bebé frente a ella. Dejo de verla para no hacerla sentir incomoda pese a que quiero ver su acercamiento con nuestro sobrino. Me dedico a responder el largo correo de Dana sobre artículos que quieren que escriban, uno de ellos para una importante revista de negocios, también le hago saber que por el momento descarto cualquier oferta de entrevista o sección de fotos y finalmente mientras espero su respuesta, reviso una vez más el plan de agenda sobre estos artículos y entregas que organizó para mí.

Extraño estar en cámara, extraño la adrenalina de saber que estás en vivo y cualquier equivocación cuenta. Extraño el desastre previo y durante el programa detrás de cámara. Extraño las risas, bromas y mismos con mis amigos en cada programa. Extraño tanto a InfoNews que trato de no pensar en cuánto lo extraño realmente.

No dejo de decirme que no es el final, que en algún momento tal vez consiga volver, me repito que esas puertas no se han cerrado y que no debo afligirme por una decisión que en este momento es la mejor para mí y mi familia.

No es que me arrepiento de lo que hice, pero eso no quiere decir que eso no duele. Así que aprovecho la oportunidad para hacerles saber que los extraño incluso si los vi hace pocos días.

Valerie: los extraño

Derek: te extraño cómo si fueses el aire que respiro

Su respuesta es tan rápida que me hace sonreír y enviarle corazones en respuesta, las demás respuestas no tardan en llegar y una es más peculiar que la otra, cómo si jugaran a superarse.

Krista: te extraño más de lo que alguien podría extrañar el sexo

Austin: te extraño más de lo que podría extrañar jugar con mi piercing en la ceja

Holden: te extraño más que la novia que no tengo

Elise: te extraño más que a mis peces. RIP.

Los demás todavía no leen los mensajes, así que durante un corto tiempo hablamos los seis antes de que Denise me llame. Dejando el teléfono a un lado y me giro para darle mi atención, encontrándola con el dedo anular de la mano derecha atrapado entre lo que he aprendido es un agarre feroz de Lucas. Mi hermana me da una mirada conmovida.

—Lucas no ve si estoy fea o dañada, es solo un ángel hermoso que no debe sufrir —murmura volviendo a verlo—. Necesita a su mamá —murmura— y yo necesito que mi hermana me perdone...Ella ni siquiera quiere verme.

—Celine no tiene que perdonarte o reprochar, Denise. Jason tomó la decisión de ir e indagar qué sucedía.

—Jason no esperaba encontrar su muerte —dice de manera mordaz—. Lucas iba a tener una vida grandiosa con padres amorosos y ahora todo es diferente.

—Lucas tiene y tendrá una vida grandiosa, no dudes de ello.

—Lucas se iba a llamar Abraham —Me dice y eso me corta por un momento—. Era el nombre que Celine y Jason habían escogido para él. Todos...Todos nosotros lo sabíamos.

Una sensación incómoda me recorre cómo si hubiese tomado un derecho que no era mío. Me levanto del sofá luego de dejar la laptop a un lado y me paso las manos por el cabello.

—No lo sabía, nunca le hubiese cambiado el nombre adrede. Él necesitaba un nombre, esperé días porque Celine me dijera y no hubo nada, no podía dejarlo sin nombre...

—No te culpo. Mich se fue semanas antes de que el nombre fuese decidido —Me tranquiliza—. Solo digo que Celine lamentará lo que ha perdido y es mi culpa...

Podría decir mil veces "no es tu culpa", pero ella no va a aceptarlo, solo me queda esperar que sus sesiones con el terapeuta, poco a poco, le haga llegar a la conclusión de que todos fueron víctimas.

Liberando su dedo del agarre de Lucas me sorprende cuando se inclina besándolo en la frente, después de eso ella va a su habitación y solo vuelve a salir para el almuerzo, pero come muy poco y antes de regresar a su habitación.

Hablo por teléfono con Edmun poco después y de manera irónica, pero sin ser desagradable, me hace saber que Michelle hoy respira y cenó con ellos, que ya lo dejó en casa y que mañana pasarán por la escuela, él lo llevará.

Poco después con Lucas en mis brazos, luego de tomar un biberón, me encuentro caminando hacia la habitación de Denise para hacerla salir para la cena y con la misión de hacerla comer más.

—Vamos por la tía, Denise ¿Bien? —Le pregunto a Lucas que solo me mira.

Trato de no adentrarme mucho en el pensamiento de que cambié totalmente el nombre que él iba a tener debido a que me sigo sintiendo mal sobre este hecho, incluso cuando no actúe con mala fe o con malas intenciones.

Justo antes de que pueda entrar a la habitación, ella viene saliendo por lo cual casi tropezamos. Le doy una sonrisa mientras le hago saber que la buscaba para la cena, pero ella me toma por sorpresa con sus palabras:

—Quiero verme.

Balbuceo cómo una estúpida y me doy cuenta que no es la reacción correcta porque parece encogerse en sí misma, así que aferrándome a Lucas contra mi pecho me recompongo con una sonrisa de apoyo mientras asiento.

Sosteniendo a Lucas con una mano mientras tomo la de mi hermana con la otra, nos guío a mi habitación. Dejo al bebé en la cama rodeado de almohadas y me giro hacia Denise. Se ve nerviosa, ansiosa, pero al mismo tiempo parece determinarla a hacerlo conmigo o sin mí.

Le doy una mirada y obtengo un asentimiento en respuesta. Manteniendo la mirada en el suelo nos acercamos al espejo de cuerpo completo a un lado del armario. Nos detenemos frente a él y siento que el corazón me late deprisa mientras la veo alzar la mirada con lentitud para encontrarse con su reflejo.

Sé el momento exacto en el que su mirada conecta con su rostro porque su cuerpo se tensa y un jadeo escapa de sus labios. Estoy adaptada a la nueva Denise, pero trato de verme a través de sus ojos, los cambios en el lado derecho de su rostro.

Piel rigurosa y con algo de relieve en su sien que sigue más hacia el borde del pómulo y el costado del rostro, casi alcanzando su oreja. Debido a que la camisa que trae es de tirantes, para comodidad de la pomada que aplica en las heridas antes de dormir, puede ver que el daño más grande parte de ahí. Las quemaduras son más evidentes, invasivas y profundas. Baja el tirante encontrando que alcanza un poco más arriba del comienzo de la hinchazón de su pecho.

Noto cómo su pecho sube y baja con mayor rapidez cuando va por el borde de la camisa y la alza para ver su costado donde las quemaduras son tan promitentes cómo las de su hombro y poco más debajo de su pecho, su dedo traza las letras que conforman la palabra "amén".

—Denise... —digo y su mirada se encuentra con la mía a través del espejo.

Esos bonitos ojos contienen tanto tormento, tristeza e ira que me resulta abrumador, se encuentran conteniendo lágrimas que comienzan a desbordarse por su rostro.

—No es mi cuerpo, no es mi cara. No era así, no soy así —sacude la cabeza en negación—. No soy yo.

Me siento impotente, no sé qué decirle ¿Qué puedo decirle? Me siento desorientada e inútil porque ella comienza a llorar y se deja caer en el suelo, no deja de decir que esa no es ella. Todo lo que hago es abrazarla y ella me lo permite mientras llora sin entender los nuevos cambios físicos que nunca deseó.

Patalea, grita asustando a Lucas, llora, maldice y dice palabras feas hacia sí misma que me tienen derramando lágrimas. Habla sobre odiar a todos, sobre odiarse, habla sobre no haber muerto, sobre no querer verse nunca más. Sus gritos, su llantos y sus palabras no son destinadas a hacerse más fuerte o fingir estar bien, solo palabras crudas sobre estar muy lejos de la aceptación y más cercana a un auto-desprecio.

***

11 de junio, 2016.

No quiero decir que esto es abrumador y se siente cómo demasiado, pero siento en ocasiones que tengo más de lo que puedo manejar. Me abrumo y en ocasiones quiere correr al armario, esconderme y llorar en posición fetal.

Han sido días difíciles con Denise, pasa mucho rato llorando, se desprecia con palabras que no quiero repetir; a veces se enoja y grita sobre cómo debió morir, se disculpa y llora todavía más y sí, empezó a ver al terapeuta, pero es soñador pensar que aceptará los cambios de su vida de forma inmediata, es un proceso lento y aunque soy una persona fuerte y paciente hay días en los que siento que me supera la situación.

Así que ahora mientras hablo con Krista por una vídeollamada y ella me habla sobre una cita fallida, en un momento estoy riendo antes de comenzar a llorar, haciendo que mi amiga deje de hablar de inmediato y aunque intento calmarme, porque no quiero preocuparla, no puedo detener las lágrimas.

—Val... ¿Qué sucede?

Estoy en el auto, Lucas se encuentra en el portabebés durmiendo y Denise aun no sale de su sesión con el terapeuta, vine al auto porque necesitaba un momento para no enloquecer.

—A veces...Me supera —digo entre lágrimas—. En ocasiones me siento inútil, otras agotada y... No sé, Krista, no planeaba llorar en este momento. Hoy solo ha sido un día difícil, eso es todo.

—Estás abrumada y agotada, cariño, eso es lo que pasa. Estás siendo una mamá, cuidadora y tutora. Tienes un plato lleno de responsabilidades que no planeaste, pero asumiste.

»Es válido que tengas días malos, que llores o a veces tengas pensamientos jodidos de "a la mierda ¿Por qué no simplemente huyo?". Nena, todo eso es válido, no eres mala persona por ello. Eres tan fuerte y valiente, te admiro un montón.

—No estoy renunciando a estas responsabilidades, solo que a veces...No me siento capaz, son momentos fugaces que luego me hacen sentir mal.

—Habla conmigo, cuéntamelo.

Tomo de la pañalera de Lucas unas toallitas de bebé para limpiarme las lágrimas mientras le hablo con honestidad de cómo han sido estos días de montaña rusa emocional, siento que vivimos cayendo en picada porque no han habido días donde sienta que estemos en la cima. También he hablado de esto por teléfono con Edmun y pese a que no lloré sobre él, me dio consuelo su empatía y palabras. Krista me escucha sin rechistar y por suerte en algún punto mis lágrimas se detienen, al terminar de hablar me siento más ligera y mucho mejor.

—Tomate una copa de vino y metete en la tina, respira hondo un par de veces y debes decirte: "soy una jodida mujer fuerte que tiene derecho a abrumarse, pero siempre voy a levantarme" luego come algo con un montón de calorías, pon música y baila...O simplemente haz lo que funcione para ti, cariño, lo que te relaje. Incluso si eso es masturbarte.

—De alguna manera esperaba que agregaras algo sucio —digo sonriendo a medias, sabiendo que lo dijo para subirme los ánimos.

—Necesitas un tiempo para ti, tómalo.

Asiento en acuerdo y veo a Denise acercarse al auto. Trae un abrigo y con la capucha del mismo se cubre la cabeza y básicamente el rostro, pese a que parte de su cabello cubre el lado derecho de su rostro de igual manera.

—Debo colgar, te amo, hablamos luego, Kris.

—También te amo y recuerda que puedes llamarme en cualquier momento, siempre estaré para ti.

Hace sonido de besos antes de que la llamada finalice. Desactivo los seguros del auto para que mi hermana pueda abrir la puerta. Cuando se encuentra en el asiento ella deja ir un largo suspiro y no baja la capucha.

— ¿Qué tal...?

—Bien —murmura encogiéndose en el asiento.

Así que ahora estamos en el humor donde no quiere hablarme y en donde si presiono las cosas se pondrán densas. Mordiéndome la lengua pongo el auto en marcha. Pienso en lo que dijo Krista y tiene razón, debo encontrar un momento para relajarme. Echo un vistazo al puesto trasero cuando hay un leve sonido de queja y sonrío viendo que Lucas está despertando.

Cuando los chicos estaban con nosotros, ayudaban mucho en su cuidado, razón por la que descansaba un poco más, pero ahora que estoy sola aun cuando lo hago bien, es bastante difícil, sin embargo, no tengo quejas sobre Lucas, es un niño increíble al que amo.

—Hoy pediré comida para la cena ¿Algo especial que te gustaría? —pregunto a Denise.

—No —dice con contundencia y luego suspira—. Lo siento...Creo que pizza estaría bien, supongo.

—Pizza suena bien ¿Qué dices, Lucas? —Siento la mirada de mi hermana sobre mí—. Sí, sé que es un bebé y no va a responderme, pero encuentro divertido hacerle preguntas.

—Extrañas a tu novio...

—Sí —respondo—, también a Mich y a Dietmar, pero faltan apenas tres días para verlos.

— ¿Hablaste con Celine? ¿Va a dejarme verla?

No. Celine está negada a encontrarse todavía con Denise y no sé cómo decírselo, pero ella interpreta mi silencio y se encoge todavía más en el asiento.

A Celine la he visto cuatro veces más, en todas ellas he llevado a Lucas, y creo que en ocasiones lo ve con amor y nostalgia antes del ya acostumbrado "no es mi hijo". Ahora al menos, está en el proceso de aceptación sobre el hecho de que su esposo partió, el terapeuta está ayudándola mucho y el progreso poco a poco comienza a verse. Otro proceso lento con el que debo ser paciente.

—Michelle es diferente...De buena manera. Él se ve más...Fuerte —susurra, pero alcanzo a escucharla.

Me siento mejor porque su humor parece estar mejorando y está intentando que conversemos. Antes de toda esta situación, por mis estudios estuve alejada de mi familia, luego por el programa y posterior a ella Valter cerró la puerta para mí. A diferencia de Michelle, con quien hablaba durante muchas ocasiones en un año, Denise, Celine y yo no tuvimos contacto. Así que sé que para Denise en parte se siente cómo estar con una extraña y la verdad es que pese a que la amo con fuerza, también estoy aprendiendo sobre ella.

—Mich se ejercita con Dietmar y tengo entendido que ya lo hacía aquí —Sonrío—. También está en la filosofía de comer sano lo más que pueda desde que descubrió su vocación. Siempre está al pendiente de que consumamos la cantidad exacta de todo lo que necesitamos, así que ahora su cuerpo le está agradeciendo tales consideraciones.

— ¿Dietmar es su mejor amigo? Actúan cómo hermanos que se conocen de toda una vida.

—Eso parce —respondo riendo—. Dietmar lo obligó a ser amigos y sorprendentemente se llevan muy bien. De hecho el hermano de Edmun estuvo ofendido de no gustarle a Mich.

Asiente y vuelve la vista a la ventana lo que resta del camino. Cuando me estaciono se gira para darme su atención de nuevo.

—Sabía que Mich era gay. Es decir, pasábamos tiempo juntos y veía ciertas inquietudes, nunca dije nada al respecto y esperé a que me lo dijera, que se sintiera listo —Se lame los labios—. Luego vi actitudes raras con Jason en las misas o después de ellas, pero ese tipo era tan abiertamente homofóbico e imbécil que no até cabos.

»Hasta un día que los escuché a hablar, quise conversar con Mich, escuchar cualquier cosa que quisiera decir, pero me dije que debía esperar a que se sintiera listo, pero nunca sucedió y cuando estuvo listo, fue a ti.

»No supe que te lo había dicho hasta esa mañana en la iglesia, yo todavía oraba porque mi hermano se aceptara y confiara en mí, que supiera que lo apoyaría. Me sentí sorprendida, celosa, feliz, asustada, esperanzada y tantas cosas más. Fueron muchas emociones y deseé ser Michelle, para que me llevaras a mí.

—De haber podido te habría llevado conmigo, Denise, no tengas ninguna duda de ello.

—Lo sé, desearía que así hubiese sido. Sé que eres una buena persona y...Te amo, pero es difícil para mí y sé que también lo es para ti —asiento—. Yo...Lo siento.

Estirando la mano espero tomar la suya, pero las esconde dentro del bolsillo de su abrigo y trato de que eso no me duela demasiado.

—No importa que Mich sea gay, nunca me importó No soy cómo ese monstruo ¿De acuerdo?

—Lo sé, cariño, ninguno de nosotros somos cómo él —La tranquilizo.

Permanecemos unos minutos en el auto hasta que Lucas comienza a lloriquear. Bajamos del auto con el bebé en mis brazos y al entrar en la casa me encuentro con la sorpresa de que Michelle se está aquí.

—Hola —saludo desconcertada—, pensé que volvían en tres días.

Rasca la parte baja de su nuca y noto que se encuentra despeinado, también algo pálido. Me quedo esperando a que Dietmar venga a quitarme a Lucas, pero no aparece tampoco Edmun, lo que hace esto un poco más confuso.

—Val, algo sucedió, no lo sé realmente, pero no parecía algo bueno —comienza Michelle—. Ni siquiera Die sabía lo que ocurría. Edmun solo dijo que debía volver contigo y que te dijera que llamaría.

»Me llevó al aeropuerto y todo fue tan rápido, me dijo de nuevo que te llamaría, pero algo se veía mal. No sé qué pasó.

Un nudo se forma en mi estómago y le entrego el bebé a Michelle mientras tomo mi teléfono, no hay ninguna llamada pérdida de Edmun y cuando marco, soy enviada a buzón, lo mismo pasa cuando llamó a Dietmar.

¿Qué ha sucedido?



Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter: Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios. Ahora se suma que por YOUNOW (DarlisStefany) estaré haciendo en vivos para hablar de mis historias, adelantos, etc.

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