XII

Me fui corriendo a mi casa como si no hubiera un mañana mientras lo que me dijo la rubia seguía en mi mente.

Que me lo tire.
Que me lo tire.
Que me lo tire.

Idiota, aún que me explicará el plan yo ya tengo mis propios caminos, ni que fuera un pequeño e indefenso corderito que no sabe hacer nada, nah, nah, nah ¿qué se ha creído este mal nacido? Que yo soy el líder de los planes, soy "la líder" de esta historia, no "la rubia" no "la perra", yo aquí soy "la otra"

Sigo pensando hasta que llego a mi casa, me tumbo en el sofá y suspiro pesadamente.

-Ugh, mi cabeza duele como la mierda.... y la espalda también...¿ que cojones?- arquee mi espalda y de debajo de mi saqué los calzoncillos de la rubia sucios-.... lo mato- tiré sus calzoncillos al suelo.

Miraba el techo pensando en mi hermano, en la rubia, en mi, en las cosas que había visto y las que me hubiera gustado ver. Mientras pensaba recordé aquel número que tanto me había llamado la atención.

Me senté en el sofá y miré el teléfono, la rubia no había dado señales de vida y no tengo ni puta idea de que estaba haciendo, así que como no llegaba esa rubia de mierda a casa decidí crear mi propio plan para descubrir lo que mi hermano ocultaba al mundo.

Miraba fijamente el teléfono decidiendo que haría, entonces fui a contactos, número desconocido últimamente añadido y lo llamé.

La señal sonaba firmemente en mi oreja que estaba al lado del aparato electrónico, por cada pitido sentía que mi corazón se salía de mi pecho, latiendo con tanta fuerza que dolía, hasta que se escuchó un ruido que paró mi corazón de golpe.

-¿Si?¿Quien es?- esa voz... era tan familiar que sentía que conocía a esta persona demasiado bien.

-......- no podía hablar, sólo pensaba en quien era y porque me sonaba tanto.

-¿Hola?¿Hay alguien?¿es una broma?¿te escucho respirar sabes capullo?- decía la perdona al otro lado del teléfono.

-Tu.... ¡¡¡Raúl!!!- grité de golpe al recordar quien era aquella voz.

No sólo conocía a un Raúl, conocía a 2 (bueno conozco a 3, pero con el otro no hablo y sólo fuimos compañeros de clase un tiempo), los dos Raules López, el segundo al contrario de la rubia, era moreno de pelo más corto muy peinado hacia un lado con los lados rapados, tenía la cara alargada al igual que su nariz, con unos labios finos, alto y delgado, era otro Casanova el cabrón, el cual yo le consideraba mi amigo, al contrario de la rubia, él era la morena de un grupo que una vez existió y ahora me pregunto si sigue existiendo después de descubrir tanta mierda dentro de ellos.

-¿Iker?¿Eres tu?- me dijo la morena que estaba al teléfono, un cabron como la rubia.

- Si, soy yo- le dije firmemente, estando serio al pensar en que cojones estaba metido también, a lo mejor Iván también le había engañado.

-¿Cómo sabes este número? Este número sólo lo sabe...

-Mi hermano ¿No?- le dije interrumpiéndole.

-Si ¿como lo sabes?- me preguntó confundido.

-¿Tienes algo con él?¿te gusta?- le pregunté yo.

-Am.... si.... si, me gusta Iván ¿hay algún problema?¿Te molesta que me guste un chico?- me preguntó indignado.

- No, es que mi hermano se acuesta con todo el mundo y tenemos que hablar.

-¿Perdona?- dijo el molesto.

- No digas nada ahora, ahora te cuento en persona ¿donde estas?- no quería que viniera a mi casa y que la rubia viera en que me había metido en más problemas con un número que encontré en el apartamento de Iván y que ese número fue la morena.

Demasiada información de golpe.

-Estoy en mi apartamento ¿vas a venir en serio?- me preguntaba.

- Que Si, espérame en tu casa- colgué y cogí mis cosas, fui caminando hasta la puerta principal donde me miré en el espejo del recibidor. Estaba nervioso, a lo mejor él sabía algo, a lo mejor no sabía nada y tenía que revelarle que mi hermano era una perra. Suspiré nervioso y salí de casa sin saber que me esperaba.

Caminé por las calurosas calles mientras miraba a todos lados, miraba a la gente pasar mientra hablaban, miraba como la gente reía y se lo pasaba bien, al fin y al cabo, era verano.

Llegué a la casa de la morena, piqué a su puerta y me abrió en calzoncillos, calcetines y con cara de mierda.

-Ah, que lo de venir era en serio, vaya, entra.

Entré en su casa la cual estaba hecha una mierda, todo desordenado con ropa de por medio, las persianas semibajadas, había platos sucios en la mesa y lo único que pude hacer fue poner una cara de asco.

-¿Vives aquí? ¿En serio?- le miré- esto es una maldita y asquerosa pocilga, que puto asco.

-Cierra la boca, estuve jugando con unas chicas y me han destrozado la casa.

-Eso te pasa por traer zorras- dije .

-¿Cómo tu hermano?- me dijo.

-¿Perdona?- le dije yo sin entender nada.

-Tu hermano es una zorra de mierda y buenas tardes que pasa aquí- se tiró al sofá desganado, cansado- estoy cansado, acabo de levantarme, dime que quieres y lárgate Iker.

-Venía a preguntarte que sabes sobre mi hermano- le dije.

- Pues yo que se, es una puta de mierda y algunas cosas más, pero más importante aún ¿para qué quieres saber todo eso?- me dijo.

-Porque está comenzando a haber muchas fallas en lo que dice y hace, hay cosas que no logro entender y está haciendo daño a varias personas.

-hmmm...- se me quedó mirando con los ojos entrecerrados, inspeccionándome- ya veo, pues aquí no encontrarás nada bebé- me dijo.

-¿Que? Oye ¿te lo has tirado?- le dije y se rió.

- Unas cuantas veces tal vez, no veas como gime esa perra por más cuando está en cuatro y le estiro de los pelos cuando le pego- dijo encogiéndose de hombros.

-Sádico- dije en un susurro juzgándole, pero en el fondo que iba a decir yo, si yo era un maldito sadomasoquista.

-Y orgulloso, todo el que siente mi pene siente el cielo, ya te gustaría que te la metiera en ese culo- se tumbó en el sofá pasando una pierna sobre la otra.

-Das asco- le dije- ahora entiendo porque te dejan todas las chicas.

-Perdona pero soy yo el que deja.

-Todos los que tienen micropene dicen lo mismo- dije burlón riéndome.

- Te impresionarías- dijo él intentando sonar mejor que yo, pringado.

-Sueña, sueña, ¿entonces me cuentas más o te vas a quedar ahí rascándote los huevos?- le pregunté.

- No tengo razones de contarte nada, si seguro eres igual que tu hermano- me dijo mirando al techo estirado como si nada en el sofá.

-¿Que?- le dije bastante ofendido.

-Si tu hermano es una perra, tu eres una puta- me dijo.

-Y tu una guarra ¿no te jode?- le dije enfadado- mira, eres inútil, no sabes nada no me jodas- di media vuelta para irme de allí y comencé a caminar.

- Se la contraseña del portátil- dijo de la nada y me paré en seco, giré un poco mi cabeza mirándole, el cual estaba sentado de nuevo en el sofá- ven aquí, siéntate- me acerqué con paso seguro pero cauteloso y me senté a su lado.

-¿Cuál Es?- dije yo, debía saberlo

- La verdad es que la tengo un tanto borrosa....- dijo burlándose de mi.

-Si no vas a ser de utilidad mejor me voy y averiguo las cosas por mi mismo- él rodó los ojos.

-Iré a por algo de tomar, si te has ido ya no te diré nada- se fue a paso lento y pesado, la morena es un ser despreciable, haciéndose el amable con todos.

Estaba sentado pensando que hacer, ese chico era imbécil pero tenía lo que quería, todas mis dudas se resolverían gracias a él. Igualmente seguía siendo un maldito capullo, así que por esa razón me levanté del asqueroso sofá y decidí irme como si eso jamás hubiera pasado.

Mi teléfono comenzó a vibrar de repente como loco, lo cogí y escuché que pasaba al otro lado de aquella llamada.

-Iván, ha estado genial pero debo irme- la voz de la rubia.... ¿Que había estado genial?¿Que quiere decir con eso?

-A mi también me ha gustado mucho, no sabía que habías aprendido cosas nuevas- la voz inconfundible de Iván más cerca me hizo creer que fue él el que llamó.

-Si, bueno, ya sabes-dijo la rubia

-¿Repetiremos?- dijo la perra de mi hermano, ya claro, venga rubia dile que no le quieres volver a ver, dile una de tus ñoñerias de que no estás seguro y que no sabes que pasará en el futuro.

-Pues claro Iván- ¿Que? Eso no era lo que se suponía que debía decir.

-Raúl....- dijo Iván.

- ¿Que?

- Te amo- le dijo Iván a la rubia, vaya ahora si ni podía dejar de reír a carcajadas mentalmente de las palabras de esta maldita perra.

-....Y yo a ti-.... ¿Que? Espera, espera.... ¿y el plan? ¿dónde quedó lo de no volveremos a hacer algo que nos perjudique acerca de él?¿dónde está su "le voy a olvidar"?

Maldita rubia ¿qué se ha creído? Primero él me engaña para.... y luego se va como si.... será cabrón de mierda. Esta bien, está bien ¿¡primero fue la perra quien me engaña y ahora es la rubia?!

Ja, se están equivocando... ugh pero este dolor pectoral me incomoda en cada latido de mi corazón, en cada palpitar siento un pinchazo, duele como si no hubiera un mañana.

Me volví a sentar en el sofá de la morena, estoy harto, que hagan lo que quieran, ninguno de los dos me importa, no me importa la rubia, no me importa la perra, no me importa ninguno de los dos, ellos sólo son los extras de mi genial, maravillosa y asombrosa vida.

-¡Maldita sea! ¡¡¡Serán capullos!!!- grité un poquito fuerte.

-¿Quiénes son unos capullos?- dijo la morena sentándose con las piernas abiertas a mi lado bebiendo algo.

-Nadie que te importe- dije mosqueado rechinando los dientes enfurruñado.

-Pero te has quedado, eso significa que si quieres mi ayuda para ese misterioso portátil- me dijo meneando la bebida en el vaso.

-Si, algo así.

- Te advierto que lo que hay en ese portátil va más allá de tu mente ¿bien? Olvídate de romances, mierditas felices y esas cosas, creo que eso es lo que menos encontrarías ahí.

-¿Sabes Que?- le dije- des que empecé con esto, mi historia a sido de todo menos romántica, yo diría que hasta pornográfica y lasciva, la típica historia que en cada capítulo tiene sexo duro hasta que a uno se le rompe el culo y las niñas del patio del instituto se paran a pelear quien pega con quien, así que ¿¡me hablas ya o No?!

-Vaya- empezó a reírse- si en el fondo tienes sentido del humor cosita linda.

- No te acerques a mi a no ser que quieras perder algo más que tú dignidad- le dije amenazante.

-Vale, vale pequeña víbora, quería preguntarte...- se quedó callado unos segundos que se pasaron como décadas pensando- ¿como conseguirás que te diga lo que deseas?

Lo supuse, no todo me podía salir tan bien, no todo era fácil en mi vida, siempre había un imprevisto, un contratiempo o algo por el estilo, mi vida es así, dura y peligrosa, siempre con algunas cosas por delante, por desgracia el destino me había guiado por un lado oscuro y peligroso de la vida, y así lo aceptaba.

Acababa de escuchar algo que siendo honesto me había puesto celoso, y, aún que no sabía distinguir por quien sentía esos celos en este momento, aún que no supiera decir por quien era tenía que admitir que los sentía.

Toda esa rabia, esa irá y el mal camino por el que fui me han enseñado una lección...

Me senté en sus piernas, poniendo las mías a sus lados, abrazándome a él como si fuera un Koala, abrazándole del cuello con delicadeza.

-Haré lo que sea- le dije mientras relamía mis labios.

- Bien, así me gusta.

Y lo que aprendí es que el sexo siempre es la respuesta en mi vida

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