VI
Mi hermano estaba quieto como una estatua mirándome des de la parte más alta de las escaleras, yo seguía bajando los escalones de uno en uno con lentitud mirándole expectante.
Cuando llegué abajo del todo me quedé quieto mirándole, pero él seguía sin mover ni un dedo ni decir ni una simple palabra.
-Es tu decisión Iván, haz lo que quieras- comencé a caminar por el pasillo despacio, y entonces escuché pasos, me paré para ver si Iván estaba bajando las escaleras, me giré y vi que detrás mío no había nadie y los pasos se comenzaban a escuchar un tanto lejos.
Mi hermano se había ido, no me había seguido y yo como un iluso creí que lo haría. Suspiré ante el pensamiento de mi hermano largándose, se fue con él, con Raúl en lugar de conmigo.
Caminé hacia el aula de música y al llegar cerré la puerta de un portazo, todo era una mierda, un asco. Me senté en una mesa y me abracé las piernas, me quedé un rato callado, sintiendo el silencio al rededor y con la tristeza y el dolor punzando mi pecho como alfileres y cuchillas haciendo que se desangre lentamente mi alma y mi corazón.
-Maldita sea.... Maldita sea.... le odio.... le odio.... yo......le amo tanto- suspiré triste, exhausto, desesperado por ello, a punto de ponerme a llorar.
-Así que ¿me odias o me amas?- preguntó una voz muy conocida que entraba por la puerta de el aula.
-Viniste- le dije yo en un tono esperanzado. Iván me sonrió y se apoyó en una silla marcando caderas.
- Estoy cansado, no me apetece hacer clase hoy- se encogió de hombros y sonrió coqueto.
-Sabes que va a pasar si te quedas ¿verdad?- le dije yo sentandome bien en la mesa.
- Lo se perfectamente- me dijo y se acercó a mi.
- ¿No prefieres irte con tu rubia?- le cogí del mentón y le acerqué a mi boca y le lamí los labios.
-¿No sería mejor callarte y besarme?- me dijo, me mordí el labio inferior tentado.
-Contesta a la pregunta- le dije serio intentando no lanzarme a él y comenzar a embestirle con fuerza.
- No me vengas con preguntas idiotas, si no quieres, dilo y ya está, puedo irme tranquilamente con "esa rubia" como tu le llamas- me dijo enfadado
- No empieces con eso- le dije yo rodando los ojos.
-Y que tal.... ¿con esto?- se lanzó a besarme, acercandome de la nuca, metiendo su lengua en mi boca creando una guerra por el control, mis manos bajando de su espalda hacia su culo y luego cogerle de los muslos sentándole encima de mi .
- No aguantas nada- se rió de mi al sentir que, bueno, yo ya estaba erecto. Besó mi cuello con dulzura y cariño, de una forma encantadora.
Me levanté de un salto sujetandole de los muslos y le estampé contra la pizarra blanca, apoyé mi mano en ella borrando el retulador de la pizarra. Comencé a restregarme contra su cuerpo mientras el suspiraba sintiendo como mi erección era cada vez más fuerte y firme.
-¿c...como puedes...e...estar duro de e....esa manera tan rápido?- me preguntó echando la cabeza hacia atrás jadeando.
- Tu estas igual hermanito- le besé el pecho. Le apreté con mi cuerpo más contra la pizarra mientras él abrazaba mi cintura con sus piernas como si fuera un Koala.
Le quité la camiseta mientras le acariciaba el pecho con cuidado, acariciandole el estómago, besando cada lado de su cuerpo descubierto mientras él me cogía con fuerza por los hombros soltando pequeños ruiditos demostrandome que le estaba gustando más de lo que le gustaría admitirme.
Le miré y vi que nuestros ojos se conectaban, nos quedamos mirándonos unos segundos, yo apreciaba el brillo de sus ojos al verme y él, seguramente, el brillo de chico enamorado de cuando yo le miraba a él.
Nos acercamos basándonos lentamente, suavemente, con cuidado. Cosa que duró poco ya que comencé a besarle de forma ruda y salvaje, una necesitadad en forma de beso, posesiva, lujuriosa, erótica.
Le metí la mano dentro de los pantalones y la ropa interior. Dios estaba terriblemente mal, estaba muy muy mal.
-¿Y luego soy yo? Dios mio ¿como te has podido poner así de duro tan rapido? Esto es una exageración- Le dije yo tocando a todo lo largo de su pene- Ay mierda ¿no te duele?- seguia insistiendo.
-¿¡¿Tienes algún problema?!?¡¡¡Me excito rapido!!!¡¡¡Tal vez soy un eyaculador precoz!!!¿¡¿si?!?!¡¡¡Vete a la mierda!!!- me dijo gritando intentando zafarse de mi agarre.
Le pasé un dedo por toda la columna vertebral, des de la espalda baja hasta la parte más alta haciéndole sentir un escalofrío, dejándole indefenso, tembloroso y más tranquilo.
-Tranquilo, no hay ningún problema, eres mi hermano cariño, no creo que el mayor problema aquí es que seas precoz- él soltó una risita muy tierna, dios que necesidad.
Volví a besarlo mientras nuestras lenguas se metían de por medio en nuestro beso, era húmedo y conseguía que la necesidad creciera más y más.
Me quité la camiseta dejándonos igual , tal vez la única diferencia es que él tenía mi mano en sus pantalones. Le bajé el pantalón y los calzoncillos también fueron abajo después dejándome en frente un pequeño ángel desnudo en vivo y en directo, cosa que me hacía la necesidad todavía mayor.
-Íker.... esto..... No está bien- me dijo él con miedo, no sigas así Iván.
-Ya bueno pero.... eso es lo divertido ¿no? Hacer cosas malas, jugar, pasarnoslo bien, bueno a no ser que no quieras, que eso ya es un asunto que a mi no me incumbe- le dije yo indiferente.
- Pero si quiero hacerlo, quiero Hacer esto contigo- Ay mi madre, diosito querido.
-¿De verdad?- le pregunté feliz, intentando ocultar la sonrisa tonta que me estaba saliendo.
- ¿Con quien mejor hacer algo así que con mi hermano gemelo? Confio en ti y te conozco des de hace mucho tiempo, mejor dicho te conozco des de que nací, además somos iguales- me dijo acariciandome las mejillas.
-Supongo que tienes razón, supongo que no importa mucho- le dije respondiendo a sus palabras.
-Íker- le miré directamente ante su llamada a esos ojitos brillantes, esos ojos que tanto me gustan- quiero Hacer esto contigo, estoy cien por cien seguro de ello.
Vale, mi necesidad se había vuelto la prioridad número uno aquí y el problema iba a ser que mi hermano no se enfadara.
-Iván.... lo siento- le dije yo casi en un susurro.
-¿Eh? ¿por- antes de que terminará la frase, me bajé a una velocidad poco humana los pantalones y los calzoncillos, y agradeciendo que mi hermano estaba en alto le metí todo mi miembro de una simple estocada- QUE?!?- al sentir todo lo que le metí dentro de él soltó un grito agudo, muy muy agudo.
- Lo siento, es que diciéndome cosas así y.... Bueno.... todo eso, no creí poder aguantar mucho más- le dije mientras me movía un poco en circulos, sin llegar a embestirle para que se acostumbrar a todo el volumen de mi pene dentro de él, aun que no vamos a mentir, sobre todo lo hacía para excitarlo todavía más y darme más placer.
Iván ya no podía ni hablar, estaba acostumbrado a penes de plástico, no a un pene como el mío, y menos que se moviera por su cuenta. La cabeza de Iván estaba echada hacia atrás mientras su labio inferior era atrapado por sus dientes, su cuerpo temblando ante los movimientos y sus manos apoyadas en la pizarra.
Después de apenas minutos, Iván comenzó a saltar un poco, pidiéndome más y más, así que no le hice esperar más, ni a él ni a mi. Comencé a embestirle con fuerza, cogiendole por las piernas mientras le daba y daba, sin descanso.
Iván no era callado, No, era una bestia de gemidos, sólo quiero creer que la mentira que le dije de que no había nadie en el pasillo y que no se escuchaba nada des de esta aula fuera real porque si nos llegarán a pillar...
Además de ese pensamiento, el cual ya había dejado atrás en mi mente como algo indiferente a mi y a este momento, no podía pensar en mucho más, tal vez en su cuerpo y en su cara, en las expresiones que su lindo rostro hacía, en sus movimientos, en sus ojos cerrados y en su boca abierta con saliva saliendo descaradamente de ella. Eso eran las cosas que me daban fuerza para seguir embistiendole cada vez más y más fuerte, más y más intenso, más y más excitante.
Mordia su labio inferior mientras le movia fuertemente, mientras con una mano le cogía y con la otra le masturbaba ferozmente, Iván no sabía que hacer, estaba acorralado en tres puntos de excitación de los cuales se, No por ser presuntuoso, que se excitaba con cada choque, con cada estocada, con cada vez que su punto G era tocado por mi pene.
Después de un rato de masturbación intensa y jugar con su miembro, además de todos los puntos erógenos que le había descubierto, conseguí que se corriera en un gemido agudo con mi nombre escrito en el. Sus paredes se comprimieron en mi alrededor, succionandome al fondo, más fondo de su ser.
-Dios- dije en un gruñido ronco, fue lo único que pude decir antes de ser tan apretado que me corrí al ser exprimido por mi hermano, dios era lo único que pude decir pero oye, gracias dios por este momento que nunca olvidaré, gracias yisus.
Le cargué y le senté en la mesa saliendo lentamente de él dejando un vacío en su culito precioso, puso una mueca de frustración y puso cara de "eso no es lo que quiero idiota". Le di su ropa mientras yo me ponía y arreglaba la mía, Iván se vestía en silencio al igual que yo, creo que no teníamos palabras para expresar lo que había sucedido hace apenas segundos.
- Oye, no ha estado.... nada mal ¿No?- le dije intentando romper el hielo con algún tema de conversación
- ¿Nada mal?....- soltó una risa- ha estado mejor que sólo un "nada mal"- me dijo sonriente.
-¿Tú cres?- le pregunté feliz.
- Creo que tal vez.... pudiera proponerte una pequeña.... propuesta- me dijo mientras se relamia los labios.
Tenía un plan malvado y sucio, y eso, me excitaba.
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