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-JAJAJAJAJAJAJA- me reía estruendosamente, se me escuchaba por toda el aula vacía donde nos encontrábamos mi hermano y yo- No- le respondí- no pienso hacerlo, no estoy loco, a saber cuáles son tus intenciones- le decía como si él estuviera loco y me acabará de decir la mayor estúpidez del mundo.

-Como sea, eso hubiera hecho que pasaramos más tiempo juntos, pero como no te importa- dijo mi hermano alargando la "o" de importa, intentaba convencerme.

-No me vengas ahora de puta barata Iván, no vas a convencerme así como así, no soy tan fácil- le dije yo digno.

-¡Muy bien! ¡Como quieras!- se enfadó y se levantó.

- Oye ¿A dónde vas?- le dije yo

-Con MI rubia que si me hace caso- se fue dando pasos fuertes, un portazo y dejando mi corazón enfadado.

-¿En serio?¿¡La rubia con el pene pequeño?! ¡¡¡se la he visto y no es gran cosa!!!- grité a través del pasillo para que me escuchara-¡¡¡¡La mía es más grande!!! ¡¡¡¡Oye!!!- le seguia gritando mientras caminaba.

El se paró de pronto y dio media vuelta, me miró en silencio esperando algo de mi, tal vez.

-Piénsalo, sólo para.... para tenerlo tu y yo.... nadie más- volvió a girarse y se fue.

Entré de nuevo en el aula y me senté, no puedo estar así siempre, está mierda es mala, es mala... pero mierda, que me maten si no se siente condenadamente bien, acabaré pensando en su propuesta entonces.

Miré el aula y me di cuenta de lo mal que estaba, estaban varias mesas movidas, las sillas revueltas, en la pizarra se veía el retulador semiborrado, manchas blancas en el suelo y ¿sabéis quien se va a tener que quedar limpiando?

Sí, yo.

Después de dejar la clase como estaba (excepto el retulador de la pizarra, tuve que borrarlo) salí del aula, me encontré con uno de los profesores de música, menos mal que era el Cisco, el profesor más joven y comprensivo, llegaba a encontrarme al calvo y me expulsaba por estar en su clase. Le dije a Cisco que sólo vine a por unas cosas, a lo que me dejó irme a clase. Al llegar vi a Iván hablando con la rubia, maldita rubia suertuda.

-Oye Iván, el sábado voy a la playa ¿te apuntas?- le dijo Raúl, Iván me miró, me sonrió y luego su mirada fue a parar a Raúl.

- Si claro, me encantaría ir- dijo Iván, sus intenciones eran las peores.

-Nos encantaría ir, es una buena oportunidad de olvidar nuestras diferencias.... o gustos parecidos... Y pases pagina ¿cuando quedamos?- le pregunté abrazandole por los hombros a esa rubia.

¿Alguna vez habéis tenido a alguien que siempre se junta con tu grupo de amigos para las quedadas y las salidas en grupo aún que nunca le invitais? Bueno, me ha tocado el momento de convertirme yo en ese tipo de persona.

- Ah pues.... Yo sé lo decía a....- Raúl iba a acabar la frase pero entonces Marc se acercó.

-¿De que habláis?- preguntó.

-Vamos a quedar para ir a la playa ¿te apuntas?- le pregunté

-Oye si, le digo a los otros y llamo al Paquito para quedar- se alejó llamando a José Francisco, Paco para los amigos mientras se lo decía a los demás, ahora va todo bien. Jodete hermano, te ha salido mal la jugada.

- Ah bueno....- dijo Raúl un poco desanimado- cuantos más mejor ¿No?- dijo mientras forzaba una sonrisa.

-.....- mi hermano se quedó callado y me miró mal- sí, cuantos más mejor- sonrío sin ganas.

Comenzamos a planear la salida del sábado, Raúl hablaba un poco desilusionado, mi hermano enfadado y yo feliz. Les había destruido el plan juntos, hacia tiempo, cuando todavía éramos pequeños, nunca podía estar con ellos y ahora todo era genial y podía tenerlos controlados, menos mal, justo en el momento indicado.

Antes de lo que pensé el sábado llegó, también porque cuando lo planeamos todo era jueves así que sólo han pasado dos días, pero bueno.

Al llegar al punto donde había quedado con Iván, le esperé. Estuve unos 10 minutos hasta que llegó allí vestido listo Para la playa, tan lindo...

- Hola Iván- sonreí.

-Cállate- me respondió él, ay como lo quiero- Vamos, venga. Raúl nos estará esperando.

-Oh vamos cariño ¿le esperamos en la playa? él sabe el camino, no es tontito- le dije cogiendole de la mano.

- No me toques imbécil- intentó separar su mano de la mía, yo le hice una maniobra y entrelacé nuestros dedos- cabrón- me dijo, entonces me cogió la mano y dejó de intentarlo.

Caminábamos hacia donde estaba Raúl, supongo que ganó su tactica pero no la batalla. Su mano era cálida y suave, le acariciaba un poco la mano con el pulgar. Iván no se veía enfadado, parecía que le gustaba que fuéramos cogidos de las manos por la calle con tranquilidad caminando rodeados por un silencio cómodo y tranquilo, uno de esos silencios donde el sonido estorba más que otra cosa. Ojala fuera una cita, ojala pudiéramos estar sólo él y yo, pero entonces vi la rubia y se me pasó todo el romanticismo... mierda.

La Rubia nos saludó, yo no le presté atención e intente que no se acercarán demasiado entre ellos, no lo conseguí, maldita amistad ¿quién la necesita? Puta mierda de vida.

Fueron todo el viaje del autobús hablando conmigo en medio para no estar juntos, de vez en cuando cortaba la conversación y conseguía hablar con Iván mientras Raúl miraba por la ventana tranquilamente.

Llegamos, y después de caminar 5 minutos, nos sentamos al borde del mar. Colocamos las toallas con tranquilidad, guardamos las cosas y Raúl dijo que ya se iba a bañar.

-Voy también, vigila las cosas- Me dijo Iván, se sacó la camisa, tan sexy, me lo comía aquí y ahora papiro rico, y se iba a ir pero antes le cogí del brazo.

- Oye oye... ¿me dejas solito? ¿dejas solito a tu hermanito?- le dije haciendo un puchero.

-Tranquilo tonto- se dio la vuelta juntando mi entrepierna con su trasero, me acaricio la mejilla que no estaba pegada a la suya- sobrevivirás- dijo en un susurro muy erótico, Dios, me mata.

Se fue al agua y me senté, eso no me hace tan feliz, pero al menos yo sentí su culo en mi tremenda y descomunal polla... ¿me pasé? Les veía riendo y jugando en el agua, cualquier chica loca de esas amantes de los homosexuales (aún que parezca una locura he tenido compañeras así, loquisímas por los homosexuales y me escribian historias eroticas con mi hermano con 14 años, más de las que podríais imaginaros) diría que esos dos eran pareja. Le abrazaba para hundirlo, se daban de las manos, se salpicaban, se subía a la rubia como Koala..... !¿!¿como puedo odiar tanto que estén cerca?!?

Cuando llegaron los otros, les saludamos como los buenos amigos que somos y ahora ya no podían estar tan juntitos, es verdad que se acercaban pero uno de nuestros amigos se quedaba vigilando las toallas y podía hacer cosas para que no estuvieran juntos. Mi hermano lo notó un poco, ya que bueno, soy muy obvio, pero no iba a permitir que siguieran jugando y divirtiéndose como una pareja de esas chorras de películas norteamericanas que corren a cámara lenta riendo por la orilla del mar, antes aparezco yo y de una patada voladora que reviento la cabeza.

Quiero recordar que Raúl es mi amigo.

Se hizo tarde muy pronto, de la nada ya eran las 8 de la noche, el tiempo se
esfumó. Vi a Raúl y a Iván hablando m, sintieron y comenzaron a recoger, por alguna razón, tenía un mal presentimiento de esa pequeña y corta conversación.

Volvimos otra vez en autobús mirando por la ventana hablando los tres sobre el día de hoy como si no hubiera problemas.

Llegamos a la parada de Raúl, pero él no se movió del sitio.

-Tío- le dije yo- esta es tu parada- le avisé.

- Va a venir a dormir a mi casa- las puertas del autobús cerraron mientras arrancaba, y yo de mientras miraba atónito a mi hermano.

- ¿Que?- le dije yo impresionado, atónito.

- Si, me invitó a ir a su casa en la playa así que acepté- me dijo Raúl, llegamos a la parada de Iván y de pronto se pusieron los dos de pie, Raúl salió despidiéndose con la mano, Iván se paró un segundo y me miró.

-Ya nos verémos.... hermanito- salió del autobús y las puertas se cerraron, me acerqué a la ventana y vi como Raúl rodeaba su brazo al rededor de su cintura mientras Iván le sonreía dulcemente.

El autobús arrancó y comenzó a moverse, antes de irme completamente, Iván giró la cabeza y me miró sacando la lengua y una sonrisa maligna.

Él es el auténtico diablo, un diablo que ya ha robado mi corazón.

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