17

La rubia y yo no hemos vuelto a dirigirnos la palabra, la verdad no me importa, debo pasar página de una persona de mi vida, aún que la verdad pensé que sería más difícil.

Lo que me estaba incorporando últimamente no era mi hermano, ni la rubia, ni la morena, ni el sexo, no, era que, dentro de apenas unos días, volvería a las clases.

Mi teléfono sonó de la nada, lo miré durante unos segundos, sin querer responder, tan sólo escuchando mi tono de llamada, hasta que lo cogí.

- Hola Marc ¿qué quieres? - le pregunté.

- ¿Tu y el grupo vamos a titus está noche? Ya sabes, el verano se acaba, habrá alcohol, chicas, el grupo, venga te encantará- suspiré un poco cansado y me quedé callado unos segundos.

- ¿Quiénes van? - le pregunté.

-Ah, ya sabes, Paco, Raules, tu hermano, Guillem, Arnau, Cristian, el Pulido, el Fernández dijo que no podía venir, ya sabes, cosas de novias que están buenas, aprovecha cada día de verano para tirársela- comenzó a decir.

-puedes seguir, además si sigue así va a volverse o adicto al sexo o gay- escuché una risa del otro lado del teléfono.

-Bueno, Rico, Pablo, Requena, Rubén, David... ya sabes, el grupo de chicos, ya sabes ¿llamo a las chicas también? Podría llamarlas, ya sabes cómo se ponen cuando vamos de fiesta~~- decía.

- ¿como? ¿qué se abren de piernas como zorrones y les mueven el culo al primero que se les acerca? - dije.

-Wow ¿estás bien? Te noto con un muy... muyyyy mal humor- me dijo en un yo no preocupado.

-Nada Marc, nada, sólo que... creo que tengo mal de amores- le dije, se quedó callado durante unos segundos- Marc

-Sí, sisisi, perdón estaba pensando en algo- dijo.

- ¿A caso tienes mal de amores también? - le pregunté.

- Sólo que.... alguna vez has estado con alguien como amigos y de pronto.... te das cuenta que es totalmente diferente y que... igual quieres más- me dijo.

- ¿Te has enamorado? ¿quién es la afortunada? - le pregunté entre una risa.

- Am.… yo... déjalo, no quiero hablar de eso ahora, sólo quiero dejar de pensar, ir a titus y liarme con siete chicas diferente después de unas copas, a lo mejor consigo que una me haga una mamada.

-Ugh, tío, no me cuentes eso, está bien, iré, nos vemos en la puerta- colgué.

Me quedé un segundo parado pensando en nada y entonces, todo comenzó a dar vueltas en mi cabeza y decidí tomarme algo para que el dolor se me fuera de la mente y del cuerpo la verdad no quería seguir pensado en nada. Llegada la hora decidí cambiarme de ropa ya que en esa discoteca hay un registro de vestimenta, iría con mis amigos, mi hermano, las chicas y me lo pasaría bien, sería una noche tranquila... o eso quería yo.

Llegué a la puerta de la discoteca de menores de edad a la que íbamos cada cierto tiempo ya que es el mejor lugar para que los menores beban alcohol y conseguir meterles la lengua a desconocidos hasta la tráquea. Vi a algunos de mis amigos esperando, no estaban todos, pero si la mayoría de ellos.

-Iker, al fin llegas- dijo Marc- maldito tardón, algún día llega temprano ¿no te jode? - se rió un poco y luego se acercó Paco.

-Se estaba haciendo unas pajillas ¿eh? - hizo un gesto estúpido con la cara- ¿O con la novia?

-La que tu no tienes idiota- le di un golpecito suave en el brazo de manera amistosa, entonces detrás de ellos vi a la perra, la rubia y Guillem, otro amigo nuestro, un chico larguirucho, bastante pálido con el pelo rizado y negro, por eso le llamamos la rizos o ricitos negros. Paco y Marc se fueron cuando Cristian, también conocido como pirata, les llamó y me quedé un poco más alejado mirando al trío que hablaba tranquilamente a la lejanía.

- ¿Celoso cariño? - escuché esa voz y di media vuelta para ver a la morena caminando hacia mi dirección- Ahora que estas solo entiendo que no quieras acercarte a tus amores, tienes que estar carcomiéndote el alma de adicto al sexo incestuoso.

- ¿Qué tal si te vas a mamarla un rato morena? - le contesté de mal humor y le miré con una sonrisa que reflejaba mis ganas de seguir con vida que tenía, o sea, ningunas- Mira, ahora tengo un objetivo claro y tú no te vas a meter en mi camino, nadie lo hará.

-Vuelves a por tu hermano, entendido capullo secundario, pero siento que vas a acabar peor de lo que ya estas, así que no te drogues, es malo- dijo soltando una risa.

-Muérete morena, vete a tomar por culo- le dije suspirando- además ¿a qué viene lo de drogarse? Eso es ya un tema muy complicado para mí.

-No me refiero a droga normal, me refiero a ellos, esos dos son tu puta droga Iker, tienen algo que te coge, te engancha y te hace daño, date cuenta d como estas en comparación de como empezaste cariño, esto te está llevando a la puta perdición- decía la morena sin parar.

-No acabará así morena, no esta vez- le miré- conseguiré lo que quiero, aunque sea por una vez, merezco un final feliz por una vez en la vida, ya estoy cansado de ser el juguete de todos, de mi hermano, de la rubia y tu juguete, tú también me usaste a tu antojo para burlarte de mí, y se acabó, estoy cansado de esta mierda tan rara que os lleváis metiendo des de a saber cuánto tiempo.

-Iker, tu hermano es la perra y Raúl es la rubia, tu solo eres la otra- le miré, me miraba como si nada, sin inmutarse, sin nada- ten cuidado colega, ten cuidado- caminó y se fue con el resto. Que putada más grande, quiero creer que tiene razón, que en realidad esto no significa nada, que esto es una broma y se me pasará, pero no es así, ya me he deshecho de la rubia, ya se fue, pero mi hermano sigue en mi mente, mis deseos hacia él no desaparecen por mucho que me gustara, me da asco, pero ese asco me gusta, me encanta ese asco que me hunde en la miseria, pero esta vez no me voy a dejar hundir por ese maldito bastardo, esta vez voy yo a por él, y caerá a mis pies.

Entramos en la discoteca dispuestos a todo en esta noche alocada cercana al final de las clases que tan pocas ganas nos daban de empezar por ser el último curso de instituto y tener que separarnos. Claro, yo pensé que cuando dijeron que estaríamos juntos esa noche pasándolo bien, se referían a juntos como amigos, no cada uno por su lado.

La rubia se fue sola a la barra, a beber, en eso llegó Antonio Fernández, Fernández, que llegó con las con H, las chicas más populares de nuestro curso, todas las chicas las envidian y los chicos se las quieren empotrar. Una de ellas, Helen para ser exactos, se sentó al lado de la rubia ya que bueno, están “saliendo” y Fernández se puso a bailar con su novia en medio de la pista mientras se besaban como animales en celo. Mi hermano estaba hablando con la rizos en una esquina, tonteando como gilipollas, toqueteándose inocentemente, riendo, mordiéndose el labio inferior coquetos.

Suspiré al sentir el sida en mis venas por su culpa, seguí mirando cómo había acabado siendo la fiesta, Pulido estaba sentado a un margen, solo, mirando la pista de baile mientras bebía, Marc y el pirata discutían mientras que Paco intentaba calmarles, a saber que estaba pasando ahora, vi al otro Iván, que hablaba animadamente con Pablo y Rico, pero este último se veía bastante molesto, David y Rubén a punto de darse de puños mientras la morena les miraba a una distancia prudente con cara de no ser responsable, cosa que le hacía totalmente culpable de eso.

Tiré mi pelo hacia atrás y volví a suspirar, me acomodé en la silla de la barra y vi a Arnau, que llevaba su típica capucha puesta mientras miraba a la dirección que no quería ver.

- ¿problemas en el paraíso capuchas? - le dije, me miró.

-Yo que se- bebió de su copa- ya estoy harto de todo ¿sabes? Cuando creo que ya lo tengo todo cuadrado pasa lo que… empezó el puto problema, pensaba que al fin lo había resuelto todo, que jamás caería de nuevo, que cada uno a lo suyo y si te he visto no me acuerdo, y no salió bien, como todo lo que me pasa en la vida supongo, que solo me trae desgracia- suspiró- pero volvimos a coincidir en el camino y pensé, al fin, al fin estamos en el mismo camino, a lo mejor no todo eran esperanzas fallidas y asco de relaciones de mierda que no llevan a nada, pues a mamarla, cuando la otra persona vuelve te olvidas rapidito de la única persona que te ha apoyado y cuidado durante todo este tiempo y has utilizado como un maldito juguete para complacerte sexualmente- me miró, estaba bastante preocupado por él y sorprendido, ni siquiera sabía que decir.

- ¿Sabes lo peor? Que en parte te entiendo- le dije sinceramente- la vida es una mierda y te pone un problema sobre otro, primero crees tener esperanzas con tu amor prohibido, luego llega alguien para cagarla, y cuando te sientes bien con esa persona que, aunque creíste que era gilipollas perdido… te parte el corazón y vuelve al principio, es una mierda, todo es una mierda Arnau, te lo digo de ante mano- suspiré.

-Supongo que nos entendemos, no nos ha ido muy bien últimamente- me dijo.

-Eso creo, antes me sentía en la cima y ahora… nada, en serio, nada- le contesté y reímos un poco.

-Dímelo a mí, literal, era mega híper genial, la cima se me quedaba corta en el mundo, y ahora me siento bajo tierra profundo- me miró divertido.

-Brindo por los idiotas que sufren de amor- acerqué mi copa a la suya y brindamos.

-Lo que más me jode es que… esa persona me sigue gustando, no se va de mi cabeza por mucho que luche, le veo, le veo allí a la distancia… parece tan cerca y tan lejos a la vez, es como si estuviera aquí a mi lado pero yo no fuera nada, como un fantasma o algo que no se puede siquiera tocar, alguien patético que no llama la atención, le amo, le amo muchísimo y no lo digo por el alcohol, lo digo de corazón, joder, es que no es tan difícil pero lo hacen difícil, lo hacen demasiado complicado y me harto… la única persona que me ayuda y siento que es uno de los mayores gilipollas que hay, es qué coño, no hay nadie- suspiró y bebió todo lo que había en su baso para dejarlo en la barra.

-Siento lo mismo que tú, no te preocupes, así que si quieres hablar puedes contármelo- puse una de mis manos en su hombro, este me miró- puedes confiar en mí.

-Odio a tu hermano- me dijo.

-Y yo, aunque bueno, esa no es toda la verdad.

- ¿Cuál es entonces Iker? ¿Cuál es tu verdad? - me preguntó.

- ¿Y la tuya Arnau? - le pregunté mirándole, nos quedamos mirando unos segundos.

-Estoy loco por Guillem, me encanta esa rizos negros de mierda y por eso odio a tu hermano, porque le quiere a él, no a mí, a él- dijo mirando a otro lado triste.

-No es peor que yo, por si te sirve de consuelo, lo mio entra entre lo asqueroso y lo turbio- solté una risa.

-Cuéntamelo, venga, ahora no me dejes así- me dijo y me volvió a mirar.

-Me gusta mi hermano, por un tiempo creía que me gustaba la rubia, pero no me quito a mi hermano de la cabeza, y sí, estoy enamorado de mi gemelo, asqueroso y lleno de incesto, lo sé, pero bueno- solté así sin más.

-Joder, tienes razón, es fuerte- comenzó a reír- me has animado un poco Iker- sonrió un poco.

-De un amigo hecho mierda a otro- dije.

Seguimos hablando tranquilamente durante un buen rato, de vez en cuando miraba a la esquina prohibida y veía a esos dos abrazados y susurrándose cosas al oído de manera picara, y pensaba ¿Por qué no puede ser tan sencillo como hablar con la encapuchada? Todo sería más fácil con alguien como él que no está siempre intentando hundirme, si no que a él también le han hundido, la vida no es simple, al fin y al cabo. Pasaron unas horas, ya era de madrugada y Arnau y yo seguíamos hablando tranquilamente de cualquier cosa cuando de pronto se calló al mirar la esquina, miré a la parejita cancerígena y sus mimos y me di cuenta que el asunto se había caldeado ligeramente, mi hermano estaba contra la pared con la rodilla ricitos negros entre sus piernas mientras le besaba el cuello cogiéndole de la cintura y las manos de mi hermano en sus hombros apoyados mientras jadeaba ante el tacto del otro. Asco, solo pude suspirar decepcionado.

-Se lo está comiendo delante de nosotros como si nada- dijo la encapuchada, le miré, pero no apartaba la mirada, solo apretaba los puños que se encontraban encima de sus piernas.

-Sí, no me sorprende en realidad, pero da asco, la imagen tan solo da asco- le respondí.

- ¿Crees que ya lo habrán hecho? - me preguntó.

-Estoy seguro de ello, la verdad- suspiré cansado, que le voy a hacer, es obvio.

-Ya veo… no puedo hacer nada ¿verdad? - me preguntó.

-Yo no haré nada, no tiene caso, mi hermano no me escucharía y creo que ya estoy acostumbrado y todo- bebí de mi copa.

-…Pues yo no me aguanto- se levantó de golpe y se acercó a ellos, me sorprendí y fui corriendo con él.

-Arnau, cuidado, te puedes meter en un lío- le advertí de las consecuencias de sus actos.

-Me importa una mierda, ya no aguanto más… ¡¡Guillem!! Estoy harto ¿Qué tiene esa perra que yo no ¿eh? Venga ya, vas así con la gente ¿no? Primero te acuestas con uno y tienes algo estable, pero aparece otro más perra y corriendo te vas, joder ¡¡Serás gilipollas!! No te aguanto. Gilipollas, estoy harto ¡Harto! No dejas de hacerme daño- decía a gritos Arnau, tal vez el alcohol se le estaba subiendo ya a la cabeza.

-Arnau yo… no grites por favor- dijo Guillem con una mirada de sorpresa al igual que mi hermano.

- ¿Qué no grite? Serás capullo, mira… si te quieres quedar con él, hazlo, quédate con él, acuéstate con él y haz lo que te de la putísima gana, pero a por mí no vengas más, nunca, te quedas con esa perra y a mí no me vuelvas a dirigir la palabra ni siquiera a mirar ¿sabes por qué? Porque estoy harto de que me uses para sentirte bien contigo mismo y luego me dejes tirado- seguía Arnau, en cada palabra, notaba ese dolor al que se refería.

-Arnau- Guillem se acercó después de decir su nombre- yo…- le puso la mano en la mejilla, la encapuchada le miró- lo siento- Arnau le dio un golpe en la mano y su expresión cambió a una seria y sombría.

-Yo no quiero palabras, yo quiero actos, no me vale un simple perdón, quiero que me lo demuestres, capullo- sentenció la encapuchada y comenzó a caminar rápidamente hasta el punto que en la puerta de la salida del lugar se puso a correr. Guillem se quedó quieto durante unos instantes mirando a la puerta, y entonces se puso a correr lo más rápido que pudo para alcanzarle.

La perra me miró todavía sorprendido, yo estaba serio, como si no me hubiera importado ni sorprendido, la verdad es que veo bien lo que ha dicho, ir así de capullo por la vida cuando tiene ahí alguien perfecto, supongo que entiendo ese sentimiento. Miré de reojo a mi hermano que me miraba, metí las manos en mis bolsillos y caminé hacia él con una calma extraña.

-Vámonos- le dije.

- ¿A dónde? - me preguntó mi hermano ante lo que dije.

-Que nos vamos, ya, tu y yo, no aguanto más este lugar- le cogí de la mano y de pronto él soltó el agarre.

-Ni borracho me voy contigo idiota, prefiero quedarme aquí antes que irme contigo, aquí hay gente que me entiende y no te necesito para nada ¿sabes la de “perras” que hay aquí? Seré el rey y todo lo que quieras, pero al menos aquí me entienden y no me critican por lo que ha- le di un pequeño soplo en el oído- go~- suspiró ante el pequeño soplo de aire frío que salió de entre mis labios, le volví a coger, esta vez de la muñeca, y caminé sin prestar atención a sus quejas.

Llegamos a mi casa después de un buen rato de viaje, dejé mis cosas a un lado y fui al salón para ver a mi hermano con cara de estar enfadado con todo y sobretodo conmigo.

-Eres una mierda, púdrete ¿Qué coño quieres ahora? – Me miró todavía más enfadado y se levantó de golpe de mi sofá- Si estas enfadado con todo lo que te hice y ahora me lo quieres echar en cara hazlo, me importa una potísima mierda, menos que eso- me dijo con tono de cansado, que se quería ir cuanto antes para deshacerse del problema.

-No lo entiendes Iván, tu no me entiendes- le acerqué de manera rápida de la cintura con un toque brusco haciendo que nuestros cuerpos se juntaran.

- ¿Qué haces? .... No entiendo- me dijo, cuando nuestros labios rozaban apenas centímetros, le puse un dedo en sus labios.

-Shhh, solo disfrutemos una noche y luego volvamos al principio donde tú me amabas y yo te amaba a ti- me miró con una mirada penetrante e intensa, le besé apasionadamente metiendo de manera brusca mi lengua en su boca saboreándole más a fondo. Mis manos inquietas arrancaron con fuerza su camisa, haciendo que los botones de esa camisa de cuadros verde y naranja volaran por todo mi salón mientras él me quitaba el cinturón ardiendo en deseo y me bajaba la bragueta.

Le bajé los pantalones y la ropa interior haciendo que quedaran a sus pies, a los que dio una patada lejos de nosotros, me senté en el sofá mientras bajaba mis pantalones y calzoncillos suficiente para que mi miembro se levantara rápidamente para pedir el cuerpo de mi hermano. Iván se puso de rodillas encima de mí, ninguno aguantaba más las ganas, cogió mi pene duro alineándolo con su entrada y entonces, cayó.

Le cogía a mi hermano por los muslos mientras yo movía mi cadera al son de sus caídas, tenía la espalda hacia atrás, pero me miraba a mí, con su cara roja, su leve capa de sudor, las lágrimas en sus ojos y su mirada ardiente, joder ¿Cuánto hacía de la última vez? Extrañaba sentir su interior, mis caerás comenzaron a moverse más, deseando llegar hasta su próstata y golpearla hasta que me ruegue por destruirla. Mi hermano no paraba de saltar mientras gemía mi nombre, no sé si era por el alcohol o algo, pero sonaba como una canción perfecta dedicada a mí.

Mis juguetonas manos bajaron a su, también erecto, miembro al cual comencé a masturbar ferozmente sin compasión, lamía sus pezones y los mordía para escuchar esos leves gemidos que tan bien le quedaban, comenzamos a subir la intensidad, mi cadera no paraba de moverse y mi hermano gimiendo que no parara, que ese era el sitio mientras no paraba de saltar deseando más de mí, absorbiéndome en su interior con ese deseo sexual que nos integraba a los dos, nuestras pieles conectando y nuestros labios encajando a la perfección como nuestras manos entrelazadas apretadas por los golpes que le daba, él lo disfrutaba al igual que yo.

-Iker… Iker- decía entre jadeos y gemidos mi hermano, de manera sexy y apasionada que hacía que mi miembro creciera hasta su límite.

-Dime- le respondí con un gruñido des del fondo de mi garganta.

-Te…. Amo- me cogió de las mejillas, yo le abracé de la cintura y entonces nos corrimos a la vez, fue, un momento mágico.

El alcohol me nubló el resto de la noche, haciendo que despertara con un fuerte dolor de cabeza en mi cama desnudo.

-Mierda- exclamé al sentir la punzada de cabeza, miré a mi lado buscando a mi hermano, el cual ya no estaba- Me cago en…- solté al darme cuenta que había vuelto a caer.

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