11
Estaba todo listo, el plan era infalible, lo habíamos repetido una y otra vez para que el idiota mariquita de la rubia lo hiciera bien, por mí no me preocupaba, yo soy perfectamente capaz, yo jamás cometería un error, soy un ser que irradia perfección, en cambio él...
Bueno, decidimos que el plan tenía que ser ejecutado cuanto antes, porque cuanto antes resolviéramos lo que escondía, antes nos libraríamos de salir más heridos de lo que ya estábamos. Raúl cogió su teléfono y respiró hondo, se le notaba asustado, temblando, intentaba hacer como si no pasara nada y se hacia el fuerte, pero tenía miedo de volver a hablar con él, no romperse como si nada hubiese pasado. Le cogí la mano mirando a otra dirección, sentía como me miraba y sonreía enternecido, yo solo podía poner una mueca de asco en mi cara.
Marcó el número de Iván y habló con él como si nada hubiese pasado, como si yo jamás le hubiera llamado, como si no se hubiera enterado de que Iván era una perra, como si jamás me hubiera dicho que le dolía lo que le hizo o como si nunca nos hubiéramos acostado salvajemente por cada maldito rincón de mi casa. Todo iba bien, según el plan, Raúl consiguió que Iván aceptara sin sospechar nada una cita en la piscina para pasar allí la tarde, y después de mucha mierda de cursilerías, colgó.
-Me das arcadas ¿te lo había dicho?- le dije apretándole más la mano.
-Me lo dices siempre, ya me lo tomo como un alago de tu parte- me dijo riendo un poco.
-¿Te ríes de mi idiota?- le dije, le miré y pude ver una sonrisa burlona.
-No- se acercó a mí agarrándome de la cintura, yo puse una mano en la mejilla y otra en su pecho alejándole.
-Apártate coño, puto pesado- decía mientras le intentaba apartar.
-Déjate querer Iker~- me decía jugando.
-¿Por ti rubia? Y una mierda, suéltame joder- él se reía ante mis palabras y mis expresiones.
-¿Tan horrible es?- me preguntó, yo aparté la mirada.
- No...- le dije yo.
-¿Entonces?- me miraba mientras preguntaba, yo le miré.
-Bueno porque tal vez no eres tan horrible como creía cuando te ponías en mi camino- le dije con mala cara.
-Vaya...- soltó unas risas- que bonitas palabras me dices- me dijo.
-¡¡Cierra la maldita boca cabrón!!- le dije a gritos.
-Oye, todavía queda bastante para la cita falsa- me dijo.
-Sí, lo se genio, no soy imbécil para darme cuenta- le dije yo, obvio.
-Lo decía por si te apetece, ya sabes- levantó la mano en un puño con sólo un dedo levantado, luego levantó un segundo dedo y comenzó a moverlo y para acabar los separó como unas tijeras.
-Hijo de puta- le dije.
-¿Quieres follar o no?- me lo dijo acercándose peligrosamente a mi boca.
-..... Ugh..... Venga hagámoslo.
Pasamos la mañana follando como locos, no es mi culpa, es suya, como todo en esta vida, estúpida rubia pene inquieto, siempre igual.
Cuando llegó la hora, los dos estábamos preparados en la puerta de mi casa, nos mirábamos cogidos de las manos.
-¿Lista rubia?- le pregunté
-Sí, listo- salimos de mi casa y fuimos a casa de Iván, yo entré en el portal del edificio, pero me quedé escondido en el entresuelo primera (o eso ponía). Raúl subió las escaleras y picó a la puerta, se escuchaba todo des de donde yo estaba.
Se escuchó una puerta abrirse y entonces sonó la voz de mi hermano, sentí como se me retorcía el pecho, estúpido hermano.
- Hey, te veo bien- dijo mi hermano con ese tono coqueto que tanto me gusta, creo que ya siento mi pene moviéndose de...No Iker, aguanta.
-Y yo a ti, aún que siempre lo estás chico lindo- le dijo la rubia, quiero pegarle una patada en las pelotas ¿porque? No sé, pero quiero - Bueno ¿nos vamos?- se escuchó la puerta cerrarse de un portazo, perfecto.
- Si, vamos- se escuchaban pasos, me asomé un poco y les vi irse cogidos de las manos, ugh rubia, te odio demasiado.
Cuando ya se habían ido, corrí escaleras arriba, le piqué al vecino el cual abrió en poco tiempo, menos mal, soy impaciente.
-Vaya, hola Iván ¿pasa algo?- me pregunto de brazos cruzados apoyado en el marco de la puerta, espero que no se haya tirado al vecino también, aunque pensándolo bien, mi hermano era capaz.
El chico de la puerta era un chico alto de pelo castaño ondulado, con una barba de unos tres días y ojos de un tono miel amarillento. Más o menos tendría unos veintipocos años, además no era feo, se le veía muy bien, así que ahora tengo la duda.
-¿Iván?- me dijo, yo salí de mis pensamientos y le miré.
-Sí, perdona, es que iba a salir un rato y se me ha olvidadó el teléfono, subí para cogerlo pero me he dado cuenta que también me he dejado las llaves. Que cosas ¿no?- le dije riendo un poco mientras me rascaba la nuca.
-Vaya, entiendo tranquilo, espera un segundo- volvió dentro de casa y después de un rato, el cual no fue muy largo pero a mí se me hizo eterno, volvió con unas llaves las cuales me dio- ten, aquí tienes.
-Gracias- me acerqué a la puerta contigua a la suya, la cual era la de mi hermano, y abrí con la llave tranquilamente, todo según el plan. Le devolví las llaves de la casa y le ofrecí una sonrisa amable- Muchas gracias, soy un despistado- él chico rio un poco.
-No te preocupes por ello, te debía una- me giñó el ojo- es una pena que ahora tenga novia, lo pasé bien aquella vez- me dijo.... ¡Hermano! Eres, sin lugar a duda, una maldita perra.
-Ya... bueno, nos vemos luego si eso- entré en la casa dando un portazo y dejando a otra víctima (no tan afectada) de mi hermano. Al entrar en la casa de mi hermano pude ver el móvil cargándose, Raúl consiguió meterle la suficiente prisa a base de tirones de brazo para que se olvidara de algo que en la piscina no se usa, además si se la pasan hablando juntos, no lo echará en falta.
Fui y cogí, el teléfono tenia contraseña, la cual me alegro de haber aprendido de vista. Comencé a buscar y revisar. No había nada raro la verdad, supongo que es lo que pasa cuando este aparatito lo sacas día a día a la calle y no puedes dejar que nadie te vea esas cosas privadas. Seguí revisando la galería donde solo había fotos realmente normales y videos de estupideces sin sentido. En una parte de la galería encontré una carpeta llamada ".", me pareció raro que una carpeta se llamara solo punto, al entrar me pidió una contraseña y después de varios intentos fallidos, al poner "PornDirect" la carpeta se abrió dejando ver un montón de fotos provocativas de Iván.
Comencé a mirar por si había algo más, pero cuanto más miraba, más duro me ponía.
-¡¡¡Se supone que ya lo habíamos superado!!!- grité mirando dentro de mis pantalones, joder, esto no va así... joder. Me senté en el sofá y saqué mí, ya erecto, miembro, esto no podía estar pasando ahora, no ahora joder.
Comencé a mirar las explicitas fotos de mi hermano de posiciones y caras diferentes, cada una mejor que la anterior mientras movía mi mano rápidamente, cada vez más rápido, mi hermano había mejorado mucho con el tiempo, las posturas cada vez más difíciles, las caras más lascivas, los enfoques más directos y su entrada cada vez más dilatada. Mi mano se movía rápidamente mientras pasaba las imágenes de la galería. Después de agitar a mi pequeño compañero sin compasión me corrí.
-Mierda- me puse a limpiar rápidamente antes de que se me olvidará e Iván llegará a casa y encontrara una mancha de semen en el suelo.
Después de limpiar me quedé quieto un segundo, me había masturbado pensando en Iván pero ahora solo podía pensar en la rubia de mierda, como se nota que es un aguafiestas.
Después de tirar el papel con el que recogí mi pequeño fallo seguí buscando por toda la casa.
Entre los cajones no hubo mucha cosa, pero encontré una libreta con varios números telefónicos, entre ellos no había nada muy interesante hasta que encontré un número subrayado en subrayador fosforito. Saqué mi móvil y apunté el número que tanto me había llamado la atención, cerré la libreta y lo dejé en su sitio como si nada.
Fui a su cuarto a ver que podía encontrar, allí encontré una caja la cual necesitaba una pequeña llave para la cerradura. Moví la caja para escuchar que había dentro pero solo se escuchó un ruido como de papel, tal vez serían cartas, notas o incluso dinero.
Dejé la caja y vi el portátil de mi hermano, ese portátil con el que hacía los videos en directo, lo abrí e intenté poner la contraseña. Intenté e intenté pero ninguna era la correcta, era como si fuera algo que no supiera, y eso no puede ser, cualquier cosa que use como contraseña debo saberla, se supone las contraseñas son cosas que uno no olvida. El ordenador me dio un aviso de que solo me quedaba una oportunidad antes de bloquearse durante treinta minutos.
Me alteré y comencé a buscar por la habitación la contraseña o alguna pista, a lo mejor estaba en la caja, o tal vez entre sus libros, tal vez el número subrayado sabía algo o incluso ese era el verdadero número, podía estar debajo de su cama o incluso era algún código.
De pronto me sonó el teléfono.
-¿Si?- contesté intentando sonar calmado.
-Iván se quiere ir ya, dice que esta agobiado de tanta gente ¿Qué hago?- mierda, esto es genial, Iván solo vivía a 10 minutos caminando de la piscina pública y Raúl no podría pararle más de 20 minutos por el camino.
-¿Qué hace ahora?- le pregunté a la rubia mientras seguía buscando algo que me diera alguna pista sobre la contraseña del puto portátil- Vamos....- decía flojo, diciéndomelo a mí mismo
-Bueno pues ahora mismo se está cambiando, está en el vestidor para ponerse la ropa- me dijo
-Ve y follatelo en un baño, le pone hacerlo en sitios públicos- le dije mientras seguía buscando, aunque no me hacía gracia pensar en que le tocara era lo único que se me ocurría - joder, ve corre y hazlo, necesito tiempo para buscar algo- le decía ansioso.
-No, no pienso follarme a Iván cuando creo que estoy empezando a sentir algo por ti- me dijo, me paré por completo y me quede tieso como una roca, tenía un sudor frio en la nuca junto un ardor en el pecho y no sabía cómo me sentía- Vamos hacia allí, llegaremos en 15 minutos, sé que las arreglarás para irte sin dejar rastro- me decía mientras yo me estaba comenzando a calentar.
-¿¡TU ERES IDIOTA VERDAD?!¿¡QUE PRETENDES DICIENDOME ESO MALDITO PERVERTIDO?!¡¡TE MATARÉ LO JURO MALDITA RUBIA PENE PEQUEÑO!!!- le comencé a gritar a la rubia a gritos ¿Qué se había creído para decirme esas estupideces ñoñas? Yo no soy una de sus guarras tontas que pican el anzuelo de niño bueno.... Yo no picaría por esa fea y horrible Rubia de mierda... además yo sigo sin poder olvidar a mi hermano, yo no puedo olvidar a mi puto hermano y me estoy comenzando a sentir como la mismísima mierda, los odio a todos, esto no tenía que pasarme a mí, se suponía que yo sería feliz con mi hermano, que seriamos una pareja escondida pero seriamos felices follando a todas horas.
¿Por qué tuvo que meterse en medio la rubia? ¿Por qué? Le odio, le odio.
-Iván, tengo una idea y aun que no me hace gracia es lo mejor que se me ocurre ahora, solo cálmate ¿sí?- comenzó a decirme con una voz aterciopelada que me hacía temblar y sentir una corriente eléctrica por mi columna vertical, imbécil.
-¿Qué?- le pregunté de mala gana mientras seguía de pie en medio de la habitación de mi hermano.
-Follatelo- dijo con una voz firme y sin ningún fallo, lo decía en serio.
-¿Qué?- le dije muy confundido mirando hacia el teléfono.
-Luego te explico, ahora vete de allí, recoge todo lo que puedas y desaparece por favor, no quiero que te metas en problemas ¿sí? Nos vemos en tu casa, adiós- colgó dejándome la palabra en la boca.
Recogí lo mejor posible todo dejándolo exactamente como lo había encontrado y cuando acabé, salí por la misma puerta por la que había entrado mientras bajaba las escaleras corriendo y seguía igual hacia mi casa.
¿Qué me lo tire? ¿Qué está diciendo ahora esta estúpida rubia?
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