Capítulo 24.
Días después.
—¿Q-Qué? —preguntó tartamudeando incrédulo por lo que había escuchado.
—Hoy regreso al Santuario cariño, y quiero que tú me acompañes esta vez para que seas la Luna de mi manada —dijo sonriendo.
—P-Pero, ir contigo sería dejar a mis amigos aquí.
El azabache se extraño por eso, al parecer el cobalto no estaba enterado aún y eso le desanimó por completo.
—Esta bien amor.
Sonic lo miró sorprendido, no creyó que el azabache diría eso.
—Puedes quedarte aquí, vendré de vez en cuando a visitarte —sin decir nada mas se fue de ahí dejando al cobalto anonado.
Quiso detenerlo pero ya era demasiado tarde, el azabache ya no estaba. Entró a su casa suspirando y lamentándose el hecho de haberse negado, pero no podía dejar solo a su hermano ni a sus amigos. Observó a su hermano sentado en uno de los sillones en su forma mobian, ya estaba curado y podría volver a volar y estaba feliz por el pero la idea de tener que separarse de su amado azabache le seguía doliendo.
Pero como bien dicen; "hay que hacer sacrificios aunque duelan".
—¿Que tienes? —pregunto confundido al observar a su hermano un poco decaído.
—N-Nada solo, pensaba —suspiro nuevamente.
—¿Estás seguro?
—Si, iré a mi habitación necesito descansar —se despidió de su hermano y subió a su habitación.
El cobalto entró y se recostó en su cama, sentía una enorme tristeza y estaba seguro de que Shadow también la sentía pero no se podía hacer nada, sus amigos no tenían permitido ir al Santuario y no toleraría el hecho de estar lejos de ellos por mucho tiempo pero, tampoco aguantaria estar sin su amado.
¿Que debía hacer?
Decidió no darle mas vueltas al asunto y se quedo dormido poco a poco.
A la mañana siguiente despertó tarde, al menos para él, y se dio cuenta de la hora que era y rápidamente se levantó de su cama bajando las escaleras presuroso.
Al ya estar abajo miró a su hermano quien estaba leyendo un libro.
—Buenos días dormilón —comentó gracioso.
—¿El Alpha ya se fue? —preguntó con miedo.
—Desde hace un rato, vino a la casa porque quería hablar contigo pero le dije que estabas durmiendo aún y se fue sin decir nada mas.
Sonic se maldijo internamente, no pudo despedirse de él y se sentía de lo peor.
Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta y el de púas alborotadas fue a abrir encontrando a sus amigos.
—Hola chicos —saludó feliz dejándolos pasar.
—Sonic tenemos que hablar.
—No tengo ánimos chicos —dijo mientras tapaba su rostro con ambas manos.
—¿Le dijiste Manic? —preguntó con duda el zorro.
—Se me olvidó —se golpeo la cara con una de sus manos maldiciendose por no decirle a su hermanito lo que le habían encargado.
—¿De que hablan?
—Pasa que todos nosotros —señalo a todos —somos mates de los guerreros de tu Alpha.
El cobalto quedo anonado, nunca les había dicho nada.
—¿Como lo- —fue interrumpido.
—Alguien me lo contó, en fin, teníamos planeado acompañare cuando el Alpha regresará al Santuario pero al parecer, a alguien se le olvidó —dijo mirando de manera amenazadora a Manic.
—Lo siento chicos, no fue mi intención.
—Pero, ya es tarde, no podemos alcanzarlos —dijo mientras bajaba sus orejitas azuladas.
—No lo es Sonic, podemos llegar antes de que ellos lleguen al Santuario.
—¿En verdad? —preguntó emocionado volviendo a alzar sus orejitas.
Todos asintieron.
El cobalto no se hizo esperar mas y salió de la casa en dirección al barranco que estaba cerca de ahí, los demás entendiendo el mensaje salieron detrás de él, no sin antes cerrar la puerta de la casa claro.
Al ya estar cerca del barranco el cobalto se lanzó siendo seguido por sus amigos.
Cualquiera gritaría por la caída pero para ellos, era paz y libertad, sentir como el viento golpeaba u acariciaba sus pieles era divertido y tranquilizante.
Al estar cerca del agua se transformaron en dragones azotando el agua con sus alas al mantenerse en el aire, alzaron el vuelo y con ayuda del cobalto el cual seguía el aroma de su azabache, se dirigieron a su nuevo hogar.
Rato después, en otra parte.
El azabache volaba tranquilo y desanimado, pues tenía la esperanza de que su cobalto lo acompañará pero al parecer todo fue diferente a lo que tenía planeado.
—«Tranquilo hermano» —dijo el grisáceo el cual se encontraba a su lado.
—«Creí que sus amigos le dirían».
—«Tal vez y no pudieron pero, será en otro momento, no te desanimes».
El azabache miro hacia abajo pero en seguida alzo su mirada al sentir un olor familiar en sus fosas nasales.
—«¿Que sucede?» —preguntó confundido al observar la actitud de su hermano.
Shadow observó hacia un lado dándose cuenta de una sombra entre las nubes, rugió animado pues ya sabía quien era.
Todos los que lo acompañaban voltearon hacia ese lado ya que el rugido de su Alpha les llamo la atención creyendo que se trataba de algún peligro pero descartaron esa idea cuando vieron de quien, mejor dicho quienes, se trataban.
—«Son la Luna y sus amigos» —se escucho decir a un guerrero emocionado.
—«Vino con nosotros» —otro guerrero que al igual que el otro estaba emocionado.
Se escuchaban murmullos buenos y alegres por los demás.
Shadow de por sí estaba alegre al ver a su pareja ahí, estaba emocionado y eso se notaba a kilómetros.
Sonic, por juego, decidió usar su habilidad. Lanzó una bola de fuego y se adentro en ella desapareciendo, todos estaban impresionados por ello. El azabache buscaba con la mirada a su pequeño pero no lo veía por ningún lado hasta que sintió como caía.
Estaba a punto de alarmarse pero vio al cobalto frente suyo, quien al igual que él se estaba dejando caer. Ambos se miraban directamente a los ojos, y el cobalto sacó su lengua por diversión ganándose una risa por parte del oscuro.
Ambos al ver que estaban cerca del agua se acomodaron y al instante abrieron sus alas manteniendo el vuelo, rieron por aquello y volvieron a subir con los demás.
Sus amigos ya estaban con su pareja, se sentía feliz por ellos, y lo estaba más porque no tendría que estar lejos ni un minuto mas de su Alpha.
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