Capitulo 18
—¡MayMay! — escucharon una voz que venía de atrás de ellos
Maya inmediatamente se tensó, no esperaba encontrarse con aquella persona, pues su madre le había asegurado que no iría a casa para las fiestas.
Orión y Charlus miraron hacia atrás con desconcierto, su amiga no les había comentado sobre ninguna otra persona en su familia, así que no esperaban encontrarse a alguien más.
Una muchacha de cabello negro estaba parada frente a ellos, se podía deducir que ambas jóvenes eran parientes por algunas facciones similares que compartían en sus rostros. También se notaba que era mayor que la otra chica, pues su cuerpo ya estaba más desarrollado y su rostro se veía más maduro.
Pasaron algunos segundos en silencio donde los dos jóvenes no supieron qué deberían hacer por lo que prefirieron permanecer en silencio a que su amiga decidiera decir algo.
—MayMay — insistió la joven — hace mucho que no te veía.
— Si, hace mucho tiempo — contestó Maya dándose por vencida.
No podía seguir ignorando a esa persona durante todas las vacaciones, y definitivamente no sería lo mejor con sus amigos ahí. Tenía que encontrar la forma en la que pudiera disfrutar las vacaciones y mantener su compostura aún con ella ahí.
— Y ¿Quienes son estos jóvenes tan guapos? — preguntó la pelinegra posando su atención especialmente en el mayor de los jóvenes
— Son mis amigos — respondió la menor dándose la vuelta finalmente y viendo a la joven frente a ella — Charlus, Orión, ella es mi hermana Anaelis — dijo Maya señalando a sus amigos al mencionar sus nombres como una forma de presentarlos
Ambos chicos estaban un poco confundidos por la nueva información, no entendían porque no había mencionado antes que tenía otro pariente, especialmente tan cercano como lo es un hermano. Decidieron no cuestionar nada por ahora, pues podían sentir la tensión en el ambiente, y suponían que debía tener sus razones para no haberla mencionado.
— Mucho gusto — dijeron ambos jóvenes.
— Bueno, eso es todo, nos vemos — dijo la castaña tomando las muñecas de sus amigos y dirigiéndose a su habitación.
Antes de que la otra joven pudiera decir algo, se habían esfumado a la habitación de Maya quien también cerró la puerta de su cuarto para evitar cualquier interrupción.
Estaba segura que debía dar una explicación de lo que acababa de pasar, pero primero necesitaba estar lejos de ella.
Mientras esperaba recargada contra la puerta en silencio, los dos jóvenes esperaban pacientemente en silencio dentro de la habitación.
— Perdónenme, no pensaba que nos la fuéramos a encontrar — dijo Maya finalmente relajando un poco sus hombros y sentándose en su cama
Indicó a sus amigos tomar asiento junto a ella, los dos se acercaron a la cama tomando asiento — Nunca nos hemos llevado muy bien, siempre se ha portado muy mal conmigo, hasta que llegó la carta, entonces su actitud hacia mi cambio, pero solía molestarme e incluso humillarme en el colegio, perdón por no haberles dicho pero espero que comprendan, y pasaremos aquí algunos días hasta navidad, y después regresaremos a la escuela como habíamos planeado.
Lo último lo dijo más para si que para las personas a su lado, ella había sido la de la iniciativa de invitarlos a su casa, y no estaba dispuesta a dejar que una persona cambiara todos su planes aunque sabía que su estado del ánimo si podía ser influenciado por la presencia de aquella mujer.
Haría lo mejor posible para comportarse de la manera más educada con ella mientras les daba a sus amigos la mejor experiencia posible. Después de aclarar esto en su mente volteo a ver a los dos chicos quienes en silencio le ofrecieron una sonrisa.
— Todo está bien Maya, no te preocupes, entendemos, pero ¿estás segura que está bien quedarnos aquí? — preguntó Charlus mirándole con preocupación tras lo que acaba de contar
— Si, está bien — dijo Maya sonriéndole de vuelta — Pero pues no dejemos que esto cambie nuestros planes, ¡vamos a divertirnos mucho! — comentó cambiando el tema para darles a entender a sus amigos que todo estaba bien
Los dos chicos aún un poco preocupados por la chica asintieron preparados para hacer todo lo que ella tuviera planeado y estar a su lado pase lo que pase.
Tras un respiro profundo, la sonrisa alegre de la castaña volvió a plantarse en su rostro preparada para continuar con las actividades.
El resto de los días antes de navidad pudo contener sus sentimientos al estar en casa y se divirtió con sus amigos saliendo todos los días a diferentes lugares. De todas las conversaciones que tuvieron en ninguna se mencionó a Anaelis pues no querían que el ambiente cambiara. Pero aún así Charlus no podía dejar pasar la situación, sabía que a pesar de lo mucho que lo escondiera, detrás de su sonrisa había muchos nervios y dolor escondido. Quería encontrar un momento para hablar con ella, tal vez eran los dos años que lo separaban de sus dos mejores amigos, pero sabía que ese resentimiento que traía en su corazón haría que pasara un mal momento, y no quería que esta navidad se pudiera arruinar o causar algún momento incómodo únicamente por historias pasadas. Tenia que perdonar a su hermana y tomar lo que le había pasado para hacerse más fuerte, pero no podía seguir llenando su corazón de cosas negativas.
Desgraciadamente mientras más se acercaba la navidad parecían haber menos oportunidades de hablar con ella, además de que Orión no se despegaba de la chica por ni siquiera un momento. No había la oportunidad de pedirle un momento a solas.
***
Finalmente llegó el día tan esperado, navidad, desde la mañana habían ayudado a la familia a hacer lo necesario para la cena de en la noche, desde cocinar los platillos hasta arreglar un poco más la casa. A pesar de que Maya se había negado a que trabajaran en esas cosas cuando eran invitados los jóvenes no podían más que sentirse mal si no lo hacían entonces pudieron convencer a la mamá de la chica que los dejara ayudar, y así aprovecharon su día.
Llegando la hora de la noche todos el la familia se fueron a arreglar, lo que les dio un momento a solas a los chicos, puesto que dirimían juntos en una habitación separada a la de su amiga.
— Orión — llamó el mayor
— ¿Que pasó?.
— ¿Puedo preguntarte algo? Y serías honesto conmigo — dijo con cautela Charlus mientras se vestía
— Claro — contestó el menor sin darle importancia, alistándose también
— ¿Te gusta Maya? — Pregunto directamente el joven mirando de reojo al de ojos cafés
Pasaron unos breves momentos de silencio en los que ambos continuaron preparándose para la cena. Charlus esperaba pacientemente, según lo que había observado esos días, su amigo parecía preocupase mucho por la castaña y había notado como ambos se comportaban diferente desde hace un tiempo, Orión miraba a Maya de una manera diferente y ella a veces se sonrojaba cuando él estaba muy cerca, él había intuido que se gustaban pero quería estar seguro. Además no quería que su amistad fuera afectada por esta situación, quería hablar con ambos para ayudarlos a aclarar ciertas cosas, no los detendría si quieran tener una relación pero quería que estuvieran seguros y que se tomaran su tiempo. Antes que nada eran sus amigos y se preocupaba por ellos.
Orión sabía que tarde o temprano Charlus se daría cuenta, y no le daba pena admitirlo ante su amigo, pero le hubiera gustado poder tener más claros sus sentimientos antes de tener esta conversación. Definitivamente quería a la chica, y estar cerca de ella le producía sensaciones diferentes a las que lo hacían otras amigas. Pero estaba tratando de conquistarla y no sabía aún que tanto lo estaba logrando. Estaba consciente de la relación especial que compartían ella y Tom Riddle, algo que no le hacía mucha gracia, pero estaba seguro que no era serio y que si seguía intentándolo tendría su corazón. Pero tampoco quería incomodar a Charlus, no le gustaría que se sintiera como un extra, menos estando lejos de su hogar y en un ambiente nuevo.
— ¿Por que lo dices? — preguntó Orión
Tal vez se lo diría, pero no ahora, no era el momento.
— Nada más, he sentido que actúan diferente — dijo sinceramente el mayor
—No, todo normal, no te preocupes — dijo Orión sonriéndole y dándole una palmada en el hombro
Charlus sonrió de vuelta, no le creía su respuesta, pero entendía qué tal vez no estuviera preparado para decírselo.
Los dos estaban listos para la cena de la noche, pero lo que no sabían es que sería una noche problemática.
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