El padre de Bella, Maurice, era un artesano viudo que se ganaba la vida haciendo cajas de música para venderlas en el mercado, en ese momento estaba terminando su última obra: un molino de viento donde en su interior había tres figuras, la de un hombre que pintaba un retrato de su esposa, la cual sostenía un bebé en su regazo.

-Papá, ya estoy en casa- dijo Bella al entrar en la casa seguida de Rose.

-Hola cariño, ¿quién es tu amiga?- preguntó Maurice sorprendido de ver a otra joven que no fuera su hija.

-Se llama Rose, nos hemos encontrado en la plaza y hemos ido juntas a la biblioteca- respondió Bella sonriendo a su nueva amiga.

-Encantada de conocerle monsieur- saludó Rose.

Tras presentarse, Rose no pudo evitar sorprenderse al ver las cajas de música que había encima de la mesa de trabajo de Maurice.

-Veo que te gustan mucho las cajas de música jovencita- dijo Maurice al ver el interés que mostraba la joven por sus obras de arte.

-Si, son muy hermosas- contestó Rose.

-¿Quieres que te haga alguna en especial?- cuestionó el anciano.

Al oír eso, Rose levantó la mirada y no pudo evitar mostrar el deseo que tenía de tener una caja de música tan bonita como las que había en la habitación.

-Si monsieur me gustaría mucho tener una, pero no sé si sería mucho trabajo para usted- dijo Rose de forma educada.

-No hay problema querida, consideralo un regalo por parte de mi hija y mio- respondió Maurice a la ve que miraba a Bella buscando su aprobación.

-Si, gracias a tí no me siento rara- contestó Bella.

-¿Rara?- cuestionó Rose confundida.

-Si, es que en este pueblo todos me consideran rara porque me gusta mucho leer- confesó Bella deprimida.

Pero antes de que Rose le contestara a Bella que no era rara, Maurice le dijo:

-Tú no eres rara hija mía este es un pueblo pequeño y los habitantes están acostumbrados a seguir un canon en concreto, lo que hace que me acuerde mucho de una joven que le encantaba leer y todas las personas que antes se mofaban de ella, al final empezaron a seguirla.

Bella sabía perfectamente que la persona de que hablaba su padre, era nada más y nada menos que la madre de Bella, la cual falleció hace muchos años y su hija era su viva imagen.

Al oír la confesión de Maurice, Rose visualizó el boceto de la madre de Bella, la cual era muy parecida a su hija. Esto hizo que Rose se acordadra de su madre, quien durante años, acabó conviertiéndose un gran referente a seguir para la muchacha.

-Me encanta oír historias sobre ella- dijo Bella mientras sonreía a su padre.

-Bien queridas ahora tengo que hacerle la caja de música a Rose, así que ¿por qué no vais cargando la carreta con el resto de cajas de música para venderlas en el mercado?- pidió Maurice.

-Si padre lo haremos enseguida, ven Rose así te presento a Phillip, nuestro caballo- respondió Bella a la vez que cogía del brazo a Rose y la arrastraba fuera de la casa.