Un cazador no muy caballeroso
Un hombre alto con el pelo largo y negro el cual estaba recogido por una coleta saludó a Bella mientras le ofrecía un ramo de flores.
-Hola Gastón- saludó Bella no muy animada.
-Me gustaría acompañaros a tí a tu amiga...-
-Rose, mi nombre es Rose- contestó la joven educadamente.
-Rose a dar un paseo y si quereís podríamos ir a la taberna para ver mis trofeos- se ofreció Gastón.
Tanto Bella como Rose declinaron la oferta de Gastón, pues a ninguna de las dos les gustaban los hombres presuntuosos y se alejaron de allí.
Entonces Lefou, el mejor amigo de Gastón, quien estaba enamorado de él, decidió animar al cazador.
-Vamos Gastón, anímate hay muchas jóvenes en la aldea y todas desean casarse contigo.
-Pero yo quiero a Bella, no lo comprendes Lefou, ella es la joven que merece ser mi esposa- contestó Gastón frustrado.
-Pero Gastón, ella es una mujer demasiado inteligente y tú... demasiado atlético- respondió Lefou intentando no ofender a su amigo.
-Por eso Lefou, tendríamos unos hijos preciosos- dijo Gastón mientras marchaba hacia la taberna para pensar otro modo para conquistar a Bella a la vez que Lefou le seguía como un perrito faldero.
En cuanto estuvieron bastante lejos de Gastón, Bella no pudo evitar preguntarle a Rose porqué no había caído rendida ante Gastón y Rose le respondió:
-Porque yo no juzgo a las personas por su aspecto físico, sino por sus cualidades y defectos.
Aquello dejó a Bella maravillada, pues Rose era la viva imagen de sí misma y ambas compartían los mimos ideales e ilusiones, asi que Bella decidió preguntarle a su nueva amiga si le gustaría conocer a su padre Maurice, algo que a Rose le pareció maravilloso. Entonces sin más dilación las dos muchachas se dispusieron a marchar a la casa de Bella.
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