¡Qué festín!

Este capítulo se lo dedico a  azejandra

Ya en las cocinas, Lumière no paraba de darles instrucciones a los cubiertos mientras Din Dong no paraba de repitirle que no era buena idea organizarle una cena a Bella.

-Pero mon ami, ¿dónde ha quedado tu hospitalidad inglesa?. Además, la cena no sólo será para la señorita Bella- dijo el candelabro.

-¿Ah no?, ¿entoncesquién más estará?- cuestionó Din Dong muy intrigado.

-Pues Rose, ella también se merece estar en el comedor, nos ha ayudado mucho desde que llegó y hasta le ha plantado cara al amo- le explicó muy orgullosamente Lumière.

Aquello era muy cierto ya que desde que Rose apareció en el castillo se había implicado bastante en ayudar a todos los sirvientes del castillo, además de infundirles esperanza y eso merecía una buena recompensa, ¿y qué mejor premio que un festín para ambas muchachas?.

-Esta bien de acuerdo, pero no podemos hacer ruido porque si el amo nos pilla sufriremos las consecuencias- respondió el reloj.

-Claro, claro ¿pero has visto alguna vez una cena sin música?- le preguntó Lumière un poco extrañado al oír lo que acababa de decirle a Din Dong.

De pronto, antes de quee el reloj pudiera reprocharle nada al candelabro, el Maestro Cadenza irrumpió en la cocina.

-¡Ah!, Maestro Cadenza, no sabe cuanto me alegro de verle, justamente iba ahora mismo a buscarle- le confesó Lumière.

-¿Y puedo saber por qué motivo?- le cuestionó el piano forte.

-Queremos que toque algo para nuestras invitadas esta noche- le explicó el utensilio.

-Oh, no sabes lo duro que se me hace tocar música últimamente, cada día que pasa me van saliendo más y más caries- se quejó el Maestro Cadenza.

-Vamos Maestro tiene que hacerlo por su esposa- le pidió Lumière.

-¿Mi esposa?, ¿qué le ocurre?- quiso saber el piano forte muy preocupado por el estado de Madame de Garderobe.

-Ya apenas puede mantenerse despierta y esta puede ser la última oportunidad que tengamos de romper el hechizo- le explico el candelabro.

Rápidamente, al saber el estado en el que se encontraba su esposa, el Maestro Cadenza cambió su actitud y le dijo a su amigo:

-De acuerdo, tocaré hasta que me quede sin dientes.

-Esta bien, pero toque bajito por favor- le suplicó Din Dong.

-¿Usted se cree que mi música debería tocarse "bajito"?- cuestionó el piano forte indignado por lo que le acababa de pedir el reloj- yo soy un gran artista y si quiero puedo tocar tan alto que hasta los pájaros puedan oírme.

-Esa es la actitud- respondió Lumière muy entusiasmado.

Mientras se daban los últimos retoques en el comedor, la señora Potts, Chip y Rose acompañaron a Bella hasta la puerta del comedor, donde antes de que la joven pudiera entrar, la tetera se volvió hacia Rose y le dijo:

-Hemos pensado pensado que tú también deberías disfrutar del banquete, Rose.

Aquello pilló a la muchacha totalmente por sorpresa, pues uno de sus más grandes sueños era presenciar cómo cantaban y bailaban todos los objetos del castillo, pero a pesar de tener una ilusión tan bonita como aquella, decidió tristemente declinar la oferta:

-No creo que deba ir- confesó Rose un poco tímida.

-¿Por qué no?, te mereces disfrutar de nuestra hospitalidad- le dijo la señora Potts.

-Tiene razón Rose, aunque no comprenda el motivo por el que estoy en este castillo, me has tratado muy bien y te has arriesgado mucho al defenderme de la Bestia sin pensar en las consecuencias y eso para mí es muy importante en una verdadera amistad y por eso me haría muy feliz que me acompañaras a cenar- le respondió Bella con una sonrisa y ofreciéendole la mano.

Rose no podía creer lo que acababa de escuchar, Bella, la heroína de su historia favorita y ahora su mejor amiga, la estaba invitando a que la acompañara a cenar, así que tras ofrecerle una gran sonrisa a la señora Potts y a Chip aceptó la mano de Bella y ambas se adentraron en el comedor donde se encontraba Lumière encima de la mesa y con una sonrisa, saludó a las dos muchachas:

-Mes chères dames, es para todos nosotros un placer recibirlas aquí esta noche y ahora les pedimos que tomen asiento y se pongan cómodas porque el salón- comedor se enorgullece de presentar su cena.

Entonces todos los cubiertos y utensilios, incluyendo a Din Dong (quien finalmente se había a animar el festín), a Plumette, a Chapeau, a la señora Potts, a Chip y al Maestro Cadenza hicieron de la cena una verdadera fiesta llena de música, luces, colores y alegría.

Tras la cena, todos los objetos se dispusieron a recoger y a limpiar menos la señora Potts, pues ella se encargaría de que Rose y Bella se fueran a dormir y mientras de dirigían al vestíbulo, Bella empezó a preguntarle a la tetera cómo podían soportar vivir bajo el yugo de la Bestia:

-Querida, el amo no es tan malo como parece, es solo que dentro de él hay un príncipe atrapado- respondió la señora Potts sin darse cuenta de que le acababa de contar el secreto de su amo a Bella y no sabía como rectificar su error.

-¿Cómo has dicho?- preguntó Bella a lo último que le había dicho la tetera.

-Lo que la señora Potts quería decir es que dentro de la Bestia hay un hombre gentil, amable y bueno- le explicó Rose intentando aclararle la duda a su amiga además de sacar del apuro a la tetera.

Pero Bella no terminaba de creerse lo que le acababan de contar sus nuevas amigas y cuando posó su mirada en la escalera, recordó lo que le habían relatado sobre el ala oeste Lumière y Din Dong hacía unas horas.

-¿Qué hay en el ala oeste?- cuestionó la joven queriendo saber lo que se ocultaba en aquella parte del castillo.

-Nada que una jovencita deba saber- contestó la señora Potts con voz autoritaria, pero tras caer en la cuenta de cómo le había hablado a Bella le respondió con un tono más maternal:

-Sólo es una habitación llena de polvo, ahora será mejor que las dos se vayan directamente a la cama.

-Verá señora Potts, yo no tengo mucho sueño así que había pensado en ir a dar una vuelta dentro del castillo, le prometo que no subiré al ala oeste- le aseguró Rose al ver la cara que les estaba poniendo la tetera.

-Yo sí que subiré a acostarme- les informó Bella.

-De acuerdo, buenas noches queridas- se despidió la señora Potts a la vez que volvía de nuevo a la cocina.

En cuanto ambas muchachas se quedaron solas, Bella intentaba animar a Rose para que fueran juntas al ala oeste pero Rose se negaba:

-Mira Bella, no es buena idea que subas, la Bestia se enfadaría mucho si te viera allí.

-No me verá te lo aseguro, sólo iré a echar un vistazo y luego me iré a dormir- le dijo Bella sin ningún ápice de miedo.

Rose sabía que aquello no era cierto, ella sabía perfectamente que la Bestia pillaría a su amiga intentando tocar la rosa y no podía hacer nada por cambiar eso.

-Está bien, pero te suplico que no te quedes mucho tiempo- le pidió Rose con temor a que las cosas se desmadraran.

De repente, Bella abrazó con fuerza Rose y ella no pudo evitar devolvérselo.

-Muchas gracias Rose, te prometo no tocar nada- le dijo antes de subir corriendo las escaleras para dirigirse al ala oeste.

Entonces, tras quedarse sola Rose empezó a deambular por el castillo hasta que se topó con una doble puerta que decidió abrir para ver lo que había en su interior y lo que vio hizo que sus ojos se agrandaran y se le formara una sonrisa en el rostro.

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