Los pequeños cambios pueden cambiar el mundo

Después de conocer a Phillipe, Bella le preguntó a Rose si le apetecía acompañarla a la fuente de la plaza para lavar la ropa a lo que Rose accedió con gusto. Al llegar a la fuente, Rose, que estaba a punto de echar la ropa sucia a la fuente para frotarla con la pastilla de jabón, Bella le dijo:

-No Rose,  no hace falta frotar la ropa, se me ha ocurrido una idea para lavar la ropa sin esfuerzo-

Entonces Bella cogió la pastilla de jabón y la puso en un barril junto con la ropa, ató la cuerda que había en el tonel a la correa de un asno que había en la plaza y el animal empezó a dar vueltas por la fuente y con cada vuelta que daba el asno, más se lavaba la ropa. Esto hizo que Rose se quedara impresionada, pues su nueva amiga había inventado la primera lavadora de la historia.

-Así no me hago daño en las manos y tengo más tiempo para leer- explicó Bella con una sonrisa.

-Es increíble Bella- dijo Rose alucinada.

Aunque antes de que las chicas comenzaran a leer sus libros, vieron como una niña se quedaba viendo intrigada el invento de Bella, asi que Rose le preguntó:

-Hola pequeña, ¿quieres que te ayudemos en algo?-

-Si, ¿podría lavar mi ropa como estaís haciendo vosotras?- cuestionó la niña.

-Claro y si quieres puedes leer con nosotras- respondió Bella sonriendo a la pequeña.

-Muchas gracias, pero no sé leer muy bien- explicó la niña un poco avergonzada.

-No te preocupes, nosotras te enseñaremos- dijo Rose haciendo que su nueva amiguita sonriera.

Al cabo de un rato, mientras Bella y Rose enseñaban a leer a la niña, el maestro de la escuela del pueblo fue corriendo hacia ellas y exclamó:

-¡Esto es inaceptable!-

-Disculpe monsieur pero ¿a qué se refiere?- preguntó Rose extrañada.

-Las niñas no pueden aprender a leer ni a escribir, eso lo hacen los hombres- contestó el maestro manteniendo la compostura.

-Eso es una estupidez, las mujeres tienen el mismo derecho a recibir la misma educación que los hombres- respondió Rose un tanto molesta por lo que ese hombre le había dicho.

-Además no estabamos haciendo nada malo, sólo estabamos enseñando a leer a una niña- explicó Bella.

Pero antes de que el maestro le respondiera, apareció Gastón y les dijo a las jóvenes:

-Vamos señoritas, no me parece muy cortés faltarle el respeto a este hombre-

Entonces, tanto el maestro como la niña se marcharon de allí, dejando a Rose y a Bella a solas junto a Gastón, así que las chicas decidieron sacar la ropa de la fuente y volver a la casa de Bella, pero antes de que pudieran dar un paso, Gastón se plató frente a ellas y dijo:

-Escucha Bella, ese hombre tiene razón, las jóvenes deben encontrar un marido pronto antes de que se hagan viejas-

-Pero Gastón, yo no estoy sola, tengo a mi padre- explicó Bella molesta por que había dicho Gastón.

-Pero Maurice no vivirá mucho tiempo, ¿y sabes lo que les pasa a las mujeres que acaban solas y sin familia?, ¿es que quieres acabar como la pobre Ágata?- cuestionó Gastón a la vez que señalaba a una mendiga que pedía en la plaza.

Al oír ese nombre Rose se fijó que Ágata, quien llevaba puesto un vestido arapiento de color amarillo y llevaba un pañuelo del mismo color, se hallaba en verdad en la plaza pidiendo limosna, así que Rose decidió ir a comprar una barra de pan para luego dárselo a Ágata:

-Aquí tienes, sé que no es mucho, pero...- dijo Rose mientras le daba el pan.

-No importa querida, este acto demuestra que sigues siendo diga de seguir viviendo esta aventura, incluso veo que eres capaz de elegir bien las amistades- explicó Agata al mismo tiempo que miraba a Bella, quien sonreía ante el bello gesto que había hecho Rose, mientras que Gastón la miraba con asco y desprecio.

-Muchas gracias por esto de verdad- contestó Rose.

-No hay de que pequeña, ahora ve con tu amiga, parce que que necesita ayuda- explicó Ágata.

Y lo cierto es que la Hechicera tenía razón, pues Gastón le había pedido a Bella que se casara con él, algo que a la joven no le gustó nada y le rechazó y para ayudarla, Rose le dijo a Gastón:

-Mira Gastón lo mejor es que dejes en paz a Bella, búscate a otra chica que quiera casarse contigo, lo digo en serio, cundo una mujer dice que no, es que no-

Al final, Bella y Rose se fueron a casa de Bella y Gastón se quedó sólo en la plaza, pensando un plan para casarse con Bella, pues él no aceptaba un no por respuesta, ni siquiera de una mujer.

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