Las intenciones de Gastón


A la vez que Bella se llevaba a la Bestia de vuelta al castillo con la ayuda de Phillip. Maurice se encontraba al otro lado del bosque guiando a Gastón y a Lefou hasta el lugar donde comenzó la pesadilla del anciano.

-De nuevo os agradezco que hayáis querido acompañarme para buscar a mi hija y a su amiga- dijo Maurice a sus acompañantes.

-Tranquilo amigo no tienes porque agradecernos nada, esto lo hacemos por ayudar al prójimo- le contestó Gastón muy amablemente.

Pero la actitud de su amigo empezaba a extrañar mucho a Lefou pues él no recordaba que Gastón fuera tan amable con los demás sin conseguir nada a cambio.

En cuanto llegaron al punto donde se suponía que había caído la rama que había hecho que Maurice tomara otro camino, el anciano no podía evitar lo que veía: la supuesta rama caída se encontraba de nuevo en el árbol como si hubiera vuelto a su sitio por arte de magia.

-Esto no puede ser cierto- contestó el hombre sin creer lo que veía ante sus ojos- juraría que la rama que hizo que me desviara del camino estaba aquí, pero ha vuelto de nuevo a su sitio.

Al mismo tiempo que Maurice intentaba recordar el camino por el que se llegaba al castillo de la Bestia, Lefou le preguntaba a Gastón el motivo por el que hacían caso al anciano:

-¿Seguro que quieres convertirte en el yerno de ese chiflado?, no deja de hablar sobre una Bestia y un castillo encantado.

-Mi querido Lefou me sorprende que no te hayas dado cuenta de mi plan- le dijo Gastón con una falsa sonrisa- si me trago las historias de ese viejo loco no tendré problemas para casarme con Bella.

-¿Y qué me dices de Rose?, se ha convertido en la mejor amiga de Bella y tal y como te trató en el pueblo dudo mucho que te la puedas ganar como aliada- le explicó su camarada.

-Me encargaré de que me dé su aprobación, si no tendré que obligarla a abandonar el pueblo a la fuerza- contestó Gastón un tanto enfadado al recordar el encuentro que tuvo con aquella joven desconocida.

Pero antes de que Lefou pudiera dar su opinión, Maurice se acercó a ambos hombres y les dijo que ya recordaba por donode se iba al castillo:

-Vamos, tenemos que llegar antes de que esa Bestia la mate a Bella y a Rose.

Gastón, que hasta el momento se había mantenido tranquilo y sereno empezó a perder los estribos con Maurice, pues ya estaba empezando a cansarse de aquella historia sobre esa Bestia.

-¡Ya basta Maurice!, no existe ninguna Bestia, nunca la habido ni nunca la habrá.

Tanto Maurice como Lefou lo miraron anonadados, pues por una parte el anciano no conocía aquella faceta violenta de Gastón mientras que Lefou, a pesar de conocer dicha faceta siempre había intentado mantenerla al margen pero al ver el modo con el que había reaccionado, decidió que lo mejor era tranquilizar a su amigo:

-Vamos Gastón tranquilo piensa en la guerra, la sangre, la muerte, las viudas guapas.

Después de que Gastón se diera cuenta de cómo había reaccionado ante Maurice, le regaló su sonrisa más falsa y le respondió:

-Perdóname querido suegro, no er ami intención hablarte así, no sé que me ha podido pasar yo creo que lo mejor será que volvamos de nuevo a Villeneuve, seguro que Bella estará en casa preparando la cena.

Aún así Maurice no le hizo caso, él estaba convencido de que Bella aún seguía atrapada en el castillo y ahora se daba cuenta de que Gastón solo le estaba ayudando por sus propios méritos y eso le enfurecía:

-Yo pensaba que me creerías Gastón, todo sen el pueblo pensábamos que eras un hombre bueno y honrado pero ahora he podido ver que no eres más que una escoria.

De repente, Gastón agarró a Maurice y empezó a zarandearle mientras le confesaba:

-Escúchame viejo, he estado escuchando todas tus locuras solo para que me concedieras la mano de tu hija.

Aquella intención alarmó al anciano, puesde ninguna manera iba a a permitir que aquel rufián sin escrúpulos se casara con Bella, así que le respondió con mucha tranquilidad:

-No voy a dejar que te cases con ella, mi hija ni siquiera te ama.

Y antes de que Maurice pusiera alguna otra objeción, Gastón le golpeó en la cara con tal fuerza que le dejó inconsciente.

Tras presenciar aquel episodio, Lefou no se movió de donde estaba hasta que su amigo le pidió que le diera una cuerda para atar a Maurice a un árbol.

En cuanto terminó de amarrarlo Gastón le informó a Lefou que volverían de inmediato a Villeneuve y les diría a todos los aldeanos que Maurice había sido atacado por los lobos.

-¿Pero y si los lobos no lo devoran y consigue volver al pueblo?- le cuestionó Lefou con miedo a que la argucia no resultara.

-Pues en ese caso tendremos que usar otros métodos más eficaces- le contestó su amigo muy seriamente.

Pero aún así a Lefou no le parecía bien que su compañero le hubiese hecho eso al pobre Maurice así que le preguntó:

-¿No crees que te has pasado un poco atándole a un árbol a la intemperie?.

-¿Es que quieres hacerle compañía tú también?- le cuestionó esta vez Gastón con un atisbo de ira.

Lefou solo pudo negar con la cabeza ya que empezaba a tener mucho miedo de su viejo camarada. Y lo cierto es que Lefou hacía bien en tenerle miedo a Gastón, pues él era capaz de matar si no conseguía lo que quería.


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