La caída del malvado y un beso de amor verdadero
Ninguno de los habitantes de Villeneuve había sabido nada de la existencia de aquel castillo encantado y lo más raro fue que al entrar por la fuerza, todo parecía estar en silencio así que todos los presentes que estaban siendo guiados por Gastón se adentraron en el edificio.
-Oye Gastón- comenzó a decir Lefou un tanto asustado a su amigo- ¿no te preocupa que este castillo esté hechizado?.
Hasta ese momento todos los aldeanos habían olvidado que el castillo estaba vivo, por eso se asustaron tanto al ver cómo los muebles se abalanzaron hacia ellos para atacarlos, incluso se sorprendieron mucho al ver que Rose estaba del lado de los objetos del castillo y se había unido a la pelea.
De repente, cuando Gastón vio que un perchero estaba a punto de atacarle, cogió a Lefou y le usó como escudo mientras el utensilio no paraba de darle golpes y cuando Lefou se encontraba semiinconsciente, Gastón le tiró al suelo y se dirigió hacia las escaleras y fue en ese momento en el que vio a Rose parada en lo alto diciéndole:
-No te saldrás con la tuya Gastón.
Aquello le hizo gracia al hombre pues ninguna mujer salvo Bella, había osado hablarle así.
-Siento decirte que te equivocas Rose, yo siempre me salgo con la mía y en cuanto mate a la Bestia y me case con Bella me encargaré de que no vuelvas nunca al pueblo- respondió Gastón amenazante.
-No eres más que un cobarde, has preferido usar a tu amigo como escudo en vez de enfrentarte a nosotros a la cara- le contestó la joven con asco.
Gastón ya empezaba a ponerse furioso así que corrió hacia donde estaba la muchacha y comenzaron a pelear, pero lo que terminó la lucha fue cuando Gastón desarmó a la muchacha y la empujó por las escaleras dejándola inconsciente y así tener la oportunidad de subir al primer piso para ir en busca de la Bestia y en cuanto lo encontró no dudó en empujarlo y amenazarlo diciéndole que en cuanto acabase con él, convertiría a Bella en su esposa.
Aquello enfureció tanto a la Bestia que los dos empezaron a enzarzarse en una lucha a muerte. Nada más terminar el conflicto que habían tenido los objetos del castillo con los aldeanos, estos últimos huyeron despavoridos sin percatarse siquiera de que una campesina estaba subiendo la escalera, esa campesina no era otra que Ágata quien se estaba dirigiendo al aposento de la Bestia para ver si debía o no deshacer el hechizo, pero antes de eso, se acercó a Rose y con su magia le curó la pequeña herida que se había hecho a causa de la caída y volvió en sí y cuando la joven vio a la mujer le hizo una pregunta de la que ya sabía la respuesta:
-Todo se está acabando, ¿verdad?.
-Sí pequeña, todo se está terminando, ahora todo depende de Bella- le respondió Ágata antes de retomar su camino.
En ese momento, el grito de la señora Potts hizo que la muchacha no pudiera seguir con la mirada a la Hechicera:
-¡Rose!, querida niña, ¿te encuentras bien?, habíamos visto cómo te caías por la escalera y al ver que no te movías nos hemos asustado muchísimo, pensábamos que habías muerto- gritaba la tetera muy alterada.
-Tranquila señora Potts, estoy bien- le contestó la joven con sinceridad.
Nada más levantarse, lo primero que le sorprendió ver a la muchacha fue que Lefou se había puesto de parte de los objetos, ya que por fin se había dado cuenta de lo malvado que era Gastón.
Pero, de repente, todos oyeron el relinche de un caballo y cuando vieron que se trataba de Bella, quien había decidido regresar al castillo para salvar a la Bestia, Lefou fue el primero en contarle que Gastón había subido a una de las torres para asesinar a la Bestia, así que sin más demora la muchacha subió corriendo hasta el primer piso donde al asomarse a una cornisa, vio una escena que la aterrorizó: Gastón y la Bestia estaban luchando en una de las torres que había enfrente y ninguno de los se fijó en ella hasta que la Bestia saltó al tejado de una de las torres que había al lado y cuando vio a la joven llamándole, sintió que aún había esperanza para romper el hechizo, pero cuando la Bestia estuvo a punto de saltar para llegar hasta la cornisa en la que estaba Bella, Gastón le sujetó y le tiró al suelo de la torre para luego dirigirse a la muchacha y decirle:
-En cuanto haya matado a este monstruo y haya colgado su cabeza en la pared, tú te convertirás en mi esposa.
-¡No Gastón!, ¡no lo hagas!- le suplicó la joven con el rostro cubierto de lágrimas.
Aún así, lejos de hacerle caso Gastón cogió su arma y apuntó con ella a la Bestia, pero antes de poder disparale, la Bestia logró levantarse gracias a su extraordinaria fuerza y le agarró del cuello a Gastón para después levantarlo y así tirarle al vacío pero las súplicas del hombre y de Bella le hicieron recapacitar, pues si mataba a Gastón acabaría convirtirtiéndose en un auténtico asesino y no quería ser así, al final depositó a Gastón en el suelo de la torre y con una voz amenazante le ordenó que se marchara de allí para luego dirigirse hacia Bella, quien la esperaba en el borde de la cornisa con los brazos abiertos, pero cuando los dos pensaron que su felicidad ya estaba cerca, Gastón disparó a la Bestia en el costado aunque de lo que no se había dado cuenta el malvado era que la torre en la que se encontraba se estaba derrumbando y cuando intentó escapar ya fue tarde para él.
Bella estaba tan desolada que no paraba de llorar y la Bestia sólo pudo decirle que lo que más feliz le hacía era el poder volver a verla una última vez. Aún así Bella no deseaba que aquello fuera una despedida y cuando se dio cuenta de que la Bestia había muerto en sus brazos, lo único que pudo decir fue:
-Te amo.
En ese momento, el último pétalo de la rosa encantada cayó al suelo y Ágata quien había entrado sigilosamente en el aposento de la Bestia decidió perdonarlo al igual que a los sirvientes del castillo, pues la Bestia ya había aprendido lo que era amar a alguien y ser amado así que con un nuevo hechizo, la Hechicera recompuso la flor y un haz de luz rodeó el cuerpo inerte de la Bestia y cuando dicho haz desapareció Bella ya no se encontraba frente a una bestia, pues en su lugar había un hombre muy apuesto de ojos azules y cabellos dorados. Aquel hombre no era otro que el príncipe, quien tras darse cuenta de que el hechizo se había roto se acercó a Bella muy despacio para no asustarla y cuando la joven se convenció de que aque hombre era su amado le sonrió y ambos compartieron un beso de amor verdadero el cual terminó de deshacer el hechizo.
Mientras tanto en el vestíbulo, Rose no podía creerlo, sus amigos objetos quienes habían perdido la movilidad y el habla durante unos minutos provocándole un gran dolor a la muchacha, empezaron a transformarse en lo que eran anteriormente: Froufrou se convirtió en eun perrito que al ver cómo su amiga no paraba de llorar se acercó a ella y empezó a lamerle las mejillas haciendo ver a Rose que el hechizo por fin estaba roto. El siguiente fue Chapeau quien le hizo una reverencia a la joven y ella se la devolvió, luego fueron el maestro Cadenza y Madame de Garderobe, los cuales corrieron a abrazar a su querido Froufrou, el siguiente fue Din Dong, después Lumière quien tras abrazar a su amigo corrió a los brazos de su amada Plumette y finalmente, los últimos en transformarse en humanos fueron la señora Potts y su hijo Chip quienes junto con Din Dong, Lumière, el maestro Cadenza, Chapeau, Madame de Garderobe y Plumette, se abalanzaron sobre Rose y la empezaron a llenar de abrazos y besos como muestra de agradecimiento por su ayuda.
Rose no podía estar más feliz, sus nuevos amigos ya habían dejado de ser simples objetos animados y ademásdescubrió que al romperse el hechizo, todos los habitantes del pueblo pudieron recuperar su memoria y entre ellos se encontraba monsieur Jean, quien resultó ser el marido de la señora Potts y el padre de Chip.
Pero antes de que la joven pudiera ver cómo la gente se reunía con sus seres amados, Plumette divisó a Bella quién iba acompañada de un joven muy apuesto y al verle, todos incluyendo Rose se quedaron sorprendidos pues aquel hombre que iba del brazo de Bella era el príncipe Adam.
-Oh, mi príncipe- saludó Lumière a su amo con una reverencia.
Adam estaba tan entusiasmado de ver a sus amigos convertidos en humanos que decidió dejar a un lado el protocolo y abrazar al antiguo candelabro.
Ante esa acción, todos los sirvientes del castillo abrazaron a la feliz pareja quienes al ver que su joven amiga se encontraba sana y salva, la animaron a que se uniese al abrazo grupal para darle a entender que sin ella el final habría sido muy distinto.
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