La ayuda ha llegado
De repente, Rose fue absorbida por un túnel de luz que provocó que aterrizara en el suelo, lo que hizo que la joven se desmayara, pero al cabo de un rato empezó a oír unas voces a su alrededor:
-Pobrecita, seguro que se ha hecho daño- dijo la voz de una mujer mayor.
-Seguro que esta joven romperá el hechizo- contestó la voz con acento francés.
-Yo creo que es una intrusa- respondió otra voz de un hombre mayor.
-Tiene unos ropajes muy extraños- dijo la voz de una mujer con acento francés.
Entonces Rose empezó a abrir los ojos y a incorporarse pero en cuanto logró vislumbrar a los propietarios de las voces que había escuchado mientras estaba inconsciente, no pudo evitar asutarse y arratrase hacia atrás, pues delante suyo había un candelabro, un reloj de péndulo, una tetera, una tacita desportillada y un plumero que hablaban y se movían.
-Por favor mademoiselle, no se asuste no le haremos daño- dijo el candelabro mientras intentaba tranquilizar a la joven.
-Oh, perdón, yo tampoco quería asustaros- contestó Rose mientras se levantaba del suelo y se acercaba a los objetos encantados.
-¿Quién eres tú?- preguntó seriamente el reloj.
-Me llamo Rose, encantada- contestó la joven a la vez que hacía una reverencia y sonreía al grupo que tenía frente a ella.
-Que nombre tan bonito, mi nombre es la Sra Potts y este es mi hijo Chip- dijo la tetera mientras la tacita se acercaba a la joven.
-Encantado de conocerte-.
-Es un placer conocerla mademoiselle Rose, mi nombre es Lumiére- contestó el candelabro mientras se acercaba a la joven para hacerle una reverencia.
-Yo soy Plumette- dijo el plumero.
-Vaya, pareces una paloma blanca- alagó Rose mientras miraba enternecida cómo la elogiaba el candelabro.
-Ella es la luz de mi vida- dijo Lumiére a la vez que se acercaba a Plumette para bailar con ella, a lo que el plumero entró en pánico y se alejó del candelabro pues la última vez que Lumiére tocó a Plumette casi le prende fuego.
-Yo soy Din Dong, el responsable de la servidumbre- contestó el reloj de péndulo.
-Es un placer conoceros- dijo Rose con una sonrisa.
Tras finalizar las presentaciones, Lumiére no pudo evitar preguntarle a la muchacha:
-Disculpe madamoiselle, ¿podría decirnos cómo ha llegado hasta aquí?-.
-Bueno, la verdad es que no sé por donde empezar, ha sido todo una locura- confesó Rose mientras miraba uno por uno a los objetos.
-Puedes empezar por el principio- animó Din Dong.
La joven comenzó a contarles su historia, añadiendo además el episodio en el que ella vio con sus propios ojos cómo la Hechicera transformó al príncipe en una Bestia. Tras finalizar su relato, los objetos evitar entristecerse pues ellos pensaban que Rose estaba en el castillo para torturarles, pues su aspecto humano hacía que ellos sintieran nostalgia de aquella época en la que ellos también eran humanos como Rose.
-Entonces, ¿tú serás quien rompa el hechizo?- preguntó Lumiére con un hilo de esperanza.
-No amigos, yo no soy esa persona- contestó Rose apenada- pero os voy a ayudar a encontrar a la muchacha que sí lo hará- contestó para animarles.
Al oír eso, los objetos saltaron de alegría y bailaron alrededor de Rose.
-¿De verdad que nos vas a ayudar?- cuestionó Plumette.
-Si, porque yo siempre cumplo mis promesas- afirmó la joven mientras se agachaba para abrazar a sus nuevos amigos.
Pero este momento tan entrañable fue interrumpido por un sonido que se oía al otro lado de la puerta.
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