Salyut.

—Bueno, el transbordador espacial pudo ser un desastre, pero al menos, con la Skylab, los estadounidenses construyeron la primera estación espacial.

—No, Sofía. Vamos a ver.

—¿No?

—La primera estación espacial fue la Salyut, de los rusos, o soviéticos, como entonces los llamaban.

—Mientras los estadounidenses permanecían enrocados en sus problemas internos, los rusos mantenían un programa muy serio, basado, es verdad, en tecnologías menos vanguardistas, pero más fiables.

—Los rusos otra vez, como en los tiempos de Gagarin, se ponían por delante.

—En 1971 fue lanzada la Salyut 1. Pesaba unas veinte toneladas, una cuarta parte de la Skylab. Sin embargo, el proyecto Salyut no fue cancelado y dio lugar a una larga serie de estaciones espaciales soviéticas, que fueron perfeccionándose mucho con el tiempo.

—Al contrario del Skylab, que fue cancelado en solo unos pocos años.

—Eso es. Los primeros cosmonautas llegaron a la Salyut 1 en 1971 a bordo de la Soyuz 10, pero no pudieron entrar en la estación, al parecer por cuestiones técnicas. En el mismo año, Georgy Dobrovolsky, Vladislav Volkov y Viktor Patsayev de la Soyuz 11 sí pudieron acceder, permaneciendo 23 días en la estación, dos años antes de que despegase la primera tripulación estadounidense hacia el Skylab.

—Otra vez por delante.

—La Soyuz, la nave que transportaba a los cosmonautas a la Salyut, con los años llegó a ser muy fiable, casi sin accidentes. Sin embargo, los inicios siempre son difíciles. Durante la reentrada, la Soyuz 11 sufrió un problema fatal de descompresión y, cuando ya en tierra, abrieron la cápsula para que salieran los cosmonautas, los encontraron muertos. Desde entonces, siempre llevaron puesto el traje espacial en esas maniobras.

—Qué horror. Ellos también tuvieron que pagar el precio que el espacio exige y reclama.

—Sí. Es así.

—Continúa.

—El programa no se canceló y se enviaron al espacio hasta siete versiones de la Salyut, cada vez más capaces, con esclusa para realizar actividades extravehiculares y varios puertos de atraque, que permitían permanecer en el espacio por periodos de tiempo más prolongados.

—Se entrenaban para los vuelos interplanetarios que pueden durar varios años en el espacio.

—Claro. En 1986 los soviéticos lanzaron una estación espacial tan novedosa como sofisticada, resultado de la prolongada experiencia que habían adquirido. Fue llamada MIR y tenía un planteamiento modular. A diferencia de la Skylab, no era lanzada de una vez con un cohete enorme como el Saturno V, sino que varios módulos más pequeños eran puestos en órbita para luego acoplarlos en el espacio. Cuando estaba completada, superó en peso a la Skylab, llegando a las 125 toneladas.

—Dejaron pequeña a la Skylab.

—Luego, ocurrió algo muy interesante. Llegaron a un acuerdo para que los estadounidenses pudieran visitar la MIR con su transbordador espacial. Fue el comienzo del entendimiento.

—Quieres decir que apartaron sus diferencias para trabajar en equipo.

—Hoy todos sabemos que el enemigo siempre es el espacio. La colaboración fue un comportamiento inteligente. Por fin empezaron a actuar con sensatez.

—Es verdad —dijo Sofía—. Aprendieron la lección:

Únete, porque el verdadero enemigo siempre es el espacio.

—Y en 1998 comenzaron la construcción conjunta de una estación nueva llamada Estación Espacial Internacional, también modular, en la que participaron numerosos países. Llegó a superar las 500 toneladas de peso.

—No tenía las dimensiones de las actuales, pero hay que reconocer que empezaba a ser grande.

—Y lo más importante. Comenzaban a actuar con madurez. Primero, colaboración frente a competencia. Luego, pensamiento estratégico, con una base espacial permanente y estable planificada a largo plazo. Lejos estaban ya de esa mentalidad cortoplacista, esa carrera espacial de los 60 por ser los primeros, tan pueril.

—Aprendieron la segunda lección:

Piensa a largo plazo.

—La humanidad iniciaba así su andadura en el espacio con paso firme y seguro, consolidando una base en órbita baja, evitando los errores del pasado, en los que se quiso correr, es decir, llegar a la Luna, antes de saber andar bien.

—Quieres decir que muchos de los problemas de la NASA surgieron porque quiso ir a la Luna demasiado pronto.

—Es posible.

—Aprendieron otra lección más:

El robot explora, el humano coloniza.

—Eso es, fue un error en los 60 impulsar un viaje tripulado a la Luna para explorar y, luego, cuando habían desarrollado la compleja tecnología para llegar, fue otro error más no quedarse allí para colonizar, desechando todo el esfuerzo invertido.

—Tampoco la economía se lo permitió.

—Porque pensaban a corto plazo. Impulsaron una estrategia que no era sostenible en el tiempo.

—¿Volvieron a la Luna?

—Sí, en 2035, más de sesenta años después, pero lo hicieron de forma distinta, desde la madurez. Los astronautas volvieron para quedarse; para permanecer; para, en una palabra, colonizar. Fundaron una base lunar...

—Ya veo. ¿Está todo esto relacionado con que quieras visitar el lado oculto de la Luna?

—Claro.

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