La necrópolis.

—Explícame para qué quieres viajar a la cara oculta de la Luna —preguntó Sofía, que ya se impacientaba.

—Sí, pero antes te voy a hablar de un hombre extraordinario llamado Elon Musk.

—¡No! ¡Basta! ¡Quiero saber para qué vamos a ir a la cara oculta de la Luna! Léeme la carta de D'Arcangelo.

Paseaban de vuelta al hotel sin prisa tras haber vagabundeado durante unas horas por las calles de la ciudad. Mientras caminaban, Gamboa consultó su intercomunicador para leer otra vez la carta que había dejado Íñigo D'Arcangelo en la placa del Apolo XI.

"Estimado desconocido:

Mi amigo Víctor Smith me ruega que deje este mensaje junto a unos libros en esta unidad de memoria, que luego colocaré en la placa del Apolo XI para que puedas encontrarla.

Espero que esta información te sirva de ayuda. Utilízala con prudencia y respeto porque los arcanos conocimientos de los nasianos marcan el camino hacia la sabiduría.

Al igual que hice yo, podrás cosechar éxitos espléndidos siguiendo esta senda nasiana de iluminación; sin embargo, deberías advertir que el viaje al conocimiento será como el que siguen las naves hacia las estrellas de Alfa Centauri, imparables, pero conscientes de que tardarán muchas décadas en alcanzar su objetivo.

Atentamente,
Íñigo D'Arcangelo.

P.D. Víctor me pide que te recuerde que siempre querremos a Johnny Boy."

—Me pregunto —dijo Gamboa— en qué modo los centenarios conocimientos de los nasianos ayudaron a este ingeniero a diseñar esas naves que enviaron a las estrellas.

—Quién sabe, Jorge, quién sabe. Déjame plantearte una cuestión. ¿Quién es Johnny Boy?

—Es muy sencillo. Cuando realicé el doctorado mi tutor, Víctor Smith, me hizo estudiar detalladamente los hallazgos arqueológicos de la base lunar. Nunca entendí la obsesión de Víctor por empujarme a conocer con tanto detalle esta materia. Nunca hasta este momento, quiero decir. Ahora es obvio el motivo. Continuamente tengo la sensación de que toda mi formación académica tuvo como objetivo que yo entendiera estas pistas.

—Jorge, ¿quién es Johnny Boy?

—Un niño que murió muy joven en la Luna en el siglo XXI. Su lápida fue encontrada hace muchos años en la necrópolis de la Luna.

WE WILL ALWAYS LOVE YOU,
JOHNNY BOY.
(2053-2059)

—¿Qué? ¿Hay una necrópolis en la Luna?

—Sí. Diferentes civilizaciones han dejado sus necrópolis. Hay muchas, como las egipcias del Valle de los Reyes, las pirámides de Giza, Saqqara y Dahshur; las necrópolis etruscas de Tarquinia y Cerveteri; la romana dispersa por la Vía Apia; o la del Tikal de los mayas...

—¿Quieres decir que vamos a visitar una necrópolis en la Luna?

—Me temo que sí, los arqueólogos la consideran una fuente esencial para entender la historia de los asentamientos humanos en la Luna durante el siglo XXI. En la parte más antigua es donde yace Johnny Boy.

—No sabía que existiera algo así...

—La necrópolis está a unos cinco kilómetros de la base lunar, alguno de cuyos módulos pudimos ver el otro día en el museo. El enterramiento de Johnny Boy es muy interesante, porque los arqueólogos fueron capaces de encontrar restos de flores en la tumba.

—En la Tierra solemos poner flores. No entiendo la importancia.

—En la Luna las flores son muy escasas. Y más en aquellos tiempos, eran algo muy preciado. Ponerlas en una tumba fue un gesto de afecto muy grande. En general, se prefería seguir la tradición judía de dejar sobre el sepulcro pequeñas piedrecitas, muy abundantes en el regolito lunar.

—¿Cómo era la ceremonia funeraria?

—Normalmente el cadáver era enfundado en su traje espacial para evitar los efectos del vacío, que podían arruinar la ceremonia del entierro. Sin embargo, en el caso de Johnny Boy además se aprecia un pequeño féretro construido en aluminio. Algo también muy inusual, propio de los enterramientos más antiguos de la necrópolis cuando en la base abundaban los recursos.

—Qué tal se conservan los cuerpos.

—La extrema sequedad y esterilización del regolito lunar permite que en general se pueda hablar de astronautas momificados, en muy buen estado de conservación, por un proceso similar al que se observa en Egipto o en Paracas.

—En qué parte de la necrópolis está Johnny Boy.

—En el Tofet. Un Tofet es una necrópolis de niños. Es, por ejemplo, muy famoso el de Cartago, en Túnez. Cananeos, fenicios y cartagineses tenían una terrible tradición por la que el primogénito de la familia tenía que ser sacrificado a su dios. De esta manera, en las zonas habitadas en el pasado por los púnicos, son habituales este tipo de cementerios infantiles. Cuando fue estudiada la necrópolis lunar, se identificó una agrupación de quince enterramientos de niños que son los más antiguos y que por similitud fueron llamados el "Tofet".

—No lo entiendo. ¿Por qué los enterramientos más antiguos son los de los niños?

—En aquellos años de la década de los 50 del siglo XXI debió declararse algún tipo de epidemia en la base. Se sospecha que los adultos fallecidos fueron repatriados a su lugar de nacimiento en la Tierra. Los niños también fueron enterrados en el sitio donde habían nacido, es decir, en la Luna.

—Ahora sí lo entiendo.

—Posteriormente, en las décadas 60, 70 y 80 hay todo tipo de personas enterradas, jóvenes y mayores, pudiendo encontrarse orígenes muy diversos, como japoneses, europeos, rusos y estadounidenses. La necrópolis se vuelve más organizada. Hay un sistema perfectamente establecido, con enterramientos con el traje espacial, pero sin féretro, en los que los sepulcros están cubiertos de pequeñas piedrecitas, siguiendo los rituales funerarios entonces en boga.

—Sí, eso ya me lo has contado.

—Luego, están los llamados enterramientos "de transición". En la década de los 90, conforme la base lunar va perdiendo capacidad, los enterramientos son más y más escasos y caóticos. Además, empiezan a encontrarse cuerpos cerca de los invernaderos. Los recursos escaseaban y se necesitaban fertilizantes.

—Se empleaban en...

—Claro, como ocurre, salvo excepciones, en La Ciudad de la Luna. Ya te diste cuenta de que aquí no hay cementerios, ¿verdad?

—No me había fijado.

—En la base lunar cada vez había peor abastecimiento, los suministros no llegaban, y se recurre a una política de reaprovechamiento de lo más escaso, de lo más preciado: de la biomasa.

—Entiendo.

—Finalmente, con el comienzo del siglo XXII, termina la Edad Arcaica y se inicia la Edad del Ocaso. Grandes catástrofes radiactivas diezmaron la sociedad de la Tierra, incluyendo los Estados Unidos. La NASA fue declarada ilegal y las comunicaciones en el sistema solar quedaron interrumpidas, dejando las bases abandonadas a su suerte, sin tener la autosuficiencia necesaria para sobrevivir... Se quedaron atrapados. Se observa algún enterramiento improvisado, pero la mayoría de los cadáveres datados del siglo XXII fueron recuperados en la propia base lunar. Al parecer, cuando vieron que se acababan sus víveres, tras un banquete con lo poco que quedaba, practicaron algún tipo de suicidio ritual.

—Y así termina la Edad Arcaica y la historia de la antigua NASA.

—Sí.

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