Haruchiyo Akashi
El humo del cigarrillo lleno sus pulmones y le trajo un poco de calma y paz a sus revoltosos pensamientos.
Apoyado a la cabecera de la cama, con el cabello desordenado, el rostro pálido, con rastros de lágrimas, la vista perdida en algún mueble de la habitación, apenas pudo sentarse en la cama mientras seguía siendo abrazado por ambos alphas, Rindou estaba a su derecha con su brazo y pierna sobre la suya pierna, mientras su cara estaba enterrada entre la almohada y su cintura, y Ran a su izquierda con solo un brazo envolviendo su otra pierna, mientras su cabeza estaba en dirección a la pared.
Pudo notar el gran moretón que dejó en el rostro del vanidoso Rindou en algún momento en el que estuvo medianamente cuerdo entre la bruma lujuriosa de su celo, lo volvería a hacer si tuviese fuerza, el vigor de ambos alphas fue tan intenso que dreno todas sus fuerzas, sinceramente llevar el cigarrillo a sus labios era tan doloroso. El único que se encontraba en condiciones era su omega interior, la atención recibida por ambos alphas, el deseo satisfecho, y la necesidad de un cachorro estaba completa, porque era inevitable no quedar preñado, con la cantidad de veces que habían anudado en su interior, y con el inductor de celo que ambos se habían aplicado.
Devastado era poco, para explicar cómo se sentía. Quería deshacerse de su instinto, que él dolor que lo acompañaba desde hace dieciocho años desapareciera, dejar de pensar en que su cachorra estaría por terminar la escuela secundaria, quizás entrar en la universidad o inclusive otra alternativa para tener una vida tranquila, dejar atrás todo. Ahora no le queda más que resignarse.
Dio una calada profunda al cigarrillo, contuvo el humo en su interior por unos instantes y luego lo soltó suavemente. Entonces fijo la vista en el cuerpo de Ran, tenía un cuerpo largo y estilizado, la piel blanca libre de tinta se apreciaba en su lado izquierdo. El desgraciado dormía plácidamente mientras abrazaba una de sus piernas, sus grandes manos sosteniendo su muslo interno. Sonrió maliciosamente y apago el cigarrillo sobre el hombro izquierdo.
Tampoco fue una buena idea.
-Aaaaaaarght maldita sea ¡¡¡aaaaaah!!! - las garras de Ran se clavaron en sus muslos provocando un quejido en Sanzu, quien igual veía victorioso como marcaba la piel del desgraciado -¿¿¿QUE MIERDAS TE PASA SANZU???
-Quiero ir al baño, haz que Rindou me suelte.
Aún con todo ese alboroto el otro imbécil seguía cómodamente dormido. Ran continuaba con la verborrea de insultos y el sólo quería salir de esa cama y poder darse un baño, por fin su extremidad fue liberada.
Se sentó al borde de la cama, sosteniéndose con sus manos, sentía el cuerpo adolorido, y la nueva herida sangraba levemente, nada grave. Inhala profundamente y se impulsa.
La punzada de dolor se extendió por sus piernas y parte de su espalda. Se apoyó sobre la mesita de luz, nuevamente se irguió derecho y se encaminó al baño ignorando todo el dolor que recorría su cuerpo. Llegó al interior de la blanca habitación, ignoro el espejo y abrió el grifo de agua caliente y el de frío para templar el agua de la bañera. Busco unas sales de baño en uno de las gavetas y luego el botiquín de primeros auxilios, alguna pastilla para el dolor debía tener.
Al encontrarlas tomó dos de ellas, y se dirigió a la bañera, aún faltaba mucho para que se llenará, pero no estaba con ánimos de esperar además el ambiente dentro del baño estaba frío.
El sonido de las bisagras dio aviso sobre el intruso que se adentraba al baño, soltó una risa suave al escuchar como el imbécil orinaba. El silencio en el baño sólo era opacado por el ruido generado por el chorro de agua.
-¿Acaso tampoco puedo tomar un baño sólo? -suspiro, al sentir como el alpha se adentraba a la bañera, lo tomaba en sus brazos y lo hacía sentarse entre sus piernas y apoyar la espalda en el firme pecho.
-Apenas puedes caminar, y estás cansado, podrías desmayarte en la bañera, por eso estoy aquí, para ayudarte a limpiar tu cuerpo y relajarte - el alpha tomo una esponja y el jabón líquido, hizo espuma y lo paso por el pecho del pelirrosa - Fuiste demasiado cruel, normalmente alguien espera despertar con un beso.
-Te hubieras quedado con Mitsuya si querías que te despertarán con desayuno.
-Oye, desde aquella fiesta solo hemos deseado estar contigo, sabemos que eres difícil e inestable, nos conocemos desde la adolescencia, además a Rindou y a mí nos gusta compartir - el alfa tomo el brazo del pelirrosa y lo extendió para pasar la esponja por aquella extremidad.
-¿Y eso a mí que me importa? - Estaba deseando un cigarrillo o alguna de sus pastillas.
-Que a Rindou le gustas tú y no Mitsuya - los dedos del alpha recorrían la piel del pecho - y a mí que me la pongan dura y a la vez difícil.
-Eres una mierda - suspiro cansado mientras sentía las caricias de Ran por sobre sus costillas y su aliento caliente en su cuello.
-Tristemente tienes razón, pero tú también lo eres.
El pelirrosa guardo silencio y simplemente se dejó hacer, solo quería un poco de paz y tranquilidad. Pero el maldito aún tenía ganas, los besos en el cuello y las caricias a su miembro eran prueba de ello.
-Basta Ran, ya no quiero nada de esto - se removió incómodo, siendo apresado por el mayor - por favor, no lo hagas.
Los besos y las caricias se detuvieron, entonces el baño continuo en silencio, Ran evito tocar de forma indecorosa al pelirrosa, mientras este solo mantenía la mirada perdida dejándose hacer. Cuando finalizo destapo la bañera y procedió a retirar los restos de jabón del cuerpo de Sanzu con la ducha.
Sanzu fue el primero en abandonar la tina, se envolvió en una toalla y abandono el baño sin secar su cabello. Al salir vio como el otro infeliz seguía durmiendo plácidamente. Se acercó al mueble que estaba del lado derecho, sacó su arma del cajón, su billetera y una cajetilla de cigarrillos. Tomo una de las camisas que se encontraban en el suelo, su chándal y las zapatillas.
Salió de la habitación, y bajo las escaleras, se fijó en el lugar, el cual fue su refugio por muchos años, agotado, estresado y harto simplemente tomo el teléfono de la casa, marco un número.
-Preparen todo, llego en cuarenta minutos, debemos salir al instante.
Luego colgó, tomo las llaves que tenía escondidas en el florero y se dirigió al garaje. Aprovechando que tal vez el desgraciado mayor está intentando levantar al desgraciado menor, salió lo más silenciosamente posible, desactivo la apertura eléctrica del garaje, desconecto algunos engranajes y levanto el portón tratando de evitar cualquier ruido, saco la moto, que tenía guardada, y la encendió, entonces escucho un grito, cosa que ignoro ya que simplemente acelero y abandono la residencia.
-Maldita sea Rindou, despierta – sacudió fuertemente al pelilargo – Despierta tonto, tenemos que ir de nuevo a casa hay problemas y Sanzu acaba de escapar de nuevo.
-Solo pido uno, un solo día, despertar tranquilo y con mi omega a lado – Rindou grito contra la almohada, mientras se deshacía de las sabanas que cubrían su cuerpo – llama a los hombres de Sanzu y que lo duerman y que nos esperen para despegar.
-Ya me hice cargo de ese asunto, el problema es Mikey, me llamo Kakuchou, dice que perdió el control, y que está encerrado en su pent-house con sus cachorros, Takemichi y Koko – hablo, tomando del suelo su pantalón y ropa interior - ¿dónde mierda esta mi camisa?
-¿Cuántos días nos fuimos? ¿3 o 5 días? – Se quejaba en dirección al baño – Cuando Sanzu se entere, va a enloquecer y querrá matar a todos.
-Ese es el problema, secuestraron a Takemichi – Buscaba en el armario de Sanzu, lastimosamente el pelirrosa era más pequeño que él, ninguna de sus camisas serviría.
-¿Quién demonios se atrevería a desafiar a Bonten, más aún al desquiciado líder y animarse a robar a la pareja de un enigma? – Rindou se asomó a la puerta del baño viendo a su hermano mayor quien se veía frustrado buscando una camisa – Definitivamente alguien firmo su sentencia de muerte.
-Lo más curioso es que Bonten no hizo nada, Mikey recibió una llamada del lugar donde ir a buscar, era Takemichi quien lo llamo, diciendo que alguien lo salvo – Rindou se para derecho y miro a su hermano – Cuando llegaron al depósito, encontraron a todos muertos, el secuestrador fue Sout Terano, el cual estaba siendo golpeado por una mujer.
-South, ese bastardo quien apenas sobrevivió a la masacre de las tres deidades, no se cansa de ser humillado – el pelilargo rio mientras volvía a ingresar al baño a retomar su ducha.
-Kakuchou dijo muchascosas interesantes de esa mujer – una sonrisa ladina se formó en su rostro –Creo que la fiesta de bienvenida será interesante.
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