8

— y le digo, no te preocupes, no va a doler nada. — Carlo hace el ademán de sostener un jeringa y comienza a reír fuerte junto con O’briem.

— ¡ya ves! — lo señala — por culpa de doctores como tú, es que los hospitales tienen mala fama.

— ¡hey! Mi esposa también piensa así —sonríe en automático al recordarla.

— la quieres mucho ¿eh? — Carlo asiente.

— es mi segunda mayor felicidad.

— ¿y cual es la primera? — Carlo sonrió más.

— mi hermanita. Estoy muy orgulloso de ella, piensa que no a logrado nada nunca, pero si lo ha hecho y a pasos agigantados.

— que linda. — O’briem da una media sonrisa. — ¿ya la has llevado al central park? — él negó.

— ya ves como me tiene Williams, mi único día libre lo único que me provoca es dormir y más por que aveces tengo que venir. — O’briem frunció el ceño.

— nunca e visto un abuso tan obvio en un hospital, trabajamos con vidas, deben entender que no puedes trabajar exhausto. — el doctor se encogió de hombros restándole importancia — ¿tu esposa no te a dicho nada al respecto? No soy abogada, pero se que la ley te respalda en este caso.

— solo le cuento por partes el día, no me gusta que se preocupe, así se cuida el matrimonio.

— mmm…  — tomó un sorbo de su café — hay algo que me a llamado mucho la atención, doctor Cabello. — Carlo levanto las cejas sin dejar de masticar el aperitivo que había pedido, indicándoles que podía continuar. — en tan solo los últimos 39 minutos ha dicho “es lo que se hace en un matrimonio”

—¿que tiene? Me gusta la idea de ser un buen esposo.

— esa es la cuestión, Cabello. No deberías “esforzando” tiene que ser natural.

— entiendo tu punto, O’briem. Pero te responderé con otra pregunta…  ¿cuantos matrimonios llevas? — también bebió un sorbo largo de su café, sin quitar la mirada de la enfermera quien se quedó en silencio por esas secas palabras.

Pese a ese pequeño tenso momento, no les tomó mucho tiempo seguir hablando del hospital, pacientes y partes del cuerpo humano y funciones.

A O’briem le llegó un mensaje de la enfermera principal. Para que le ayude a hacer inventario lo más rápido que pudiera. Como ya faltaban menos de 5 minutos igual tenían que ir de regreso a su trabajo, con la promesa de volverse a reunir así.

Si bien era la enfermera de Carlo, ese día no había muchas personas que atender, nuevamente le tocaba en emergencia. Pero a veces familiares de estos si podían llegar a ser muy pesados.

Luego de una hora despidió a uno de sus pacientes que solo necesitaba unos puntos cuando escuchó una ambulancia, vio a su alrededor y se acercó él, a la puerta para recepcionar.

Pero se detuvo al sentir su celular vibrar, frunció el ceño al ver el nombre de su esposa, Kaki ya había dicho que le iba a llevar los papeles y sabe que está en el trabajo, era extraño que le llamara por segunda ocasión en un día.

— ¿doctor Cabello? — escuchó la voz de la enfermera a su lado haciendo que quite la mirada de su celular. — ¿Ocurre algo? — señaló levemente con la cabeza que la ambulancia estaba afuera.

— no. — colgó la llamada — no es nada importante. — silenció el teléfono y lo guardo sonriéndole a la enfermera.

En otro hospital de la ciudad, estaba ingresando Lauren con Camila colgando de un lado y un guardia de seguridad que la estaba ayudando a llevarla.

Gritó por ayuda y fue rápidamente atendida, Camila estaba inconsciente y ella llorando a mares mientras veía como pasaba por otras puertas sobre una camilla.

Intentó nuevamente llamar a Carlo para notificarle lo que le pasaba a su hermanita, pero nuevamente no respondía.

Ajusto más la chaqueta del uniforme del agente de seguridad, se la había dado por camisa rota, estaba mal y Carlo no contestaba.

— señora… — se acercó a ella un enfermero con cabello castaño y de apariencia suave — necesita tranquilizarse, ya la están atendiendo. — amablemente le tendió un vaso de agua.

— por favor… please ayudenla.

— los médicos harán todo lo posible, pero necesitamos que llene sus datos ¿usted es amiga o pareja de la paciente?

— es la hermana de mi esposo — el enfermero, evitó fruncir el ceño, no se esperaba eso.

— seria bueno que lo llame para que le acompañe, ¿sabe si tiene seguro? — Lauren callo un momento. — ¿ puede ir llenando unos papeles que le voy a traer, cosas básicas como su nombre y nacionalidad, es importante, pero no muy urgente — la mira a los ojos. — puedo volver en 10 minutos.

— no. — se limpió las lágrimas — puedo llenar eso, pero gracias por la comprensión.

El enfermero tenia razón, eran cosas básicas como la edad, genero, sexo, estatura, en la primera hoja. Pero más adelante le preguntaban sobre alergias y enfermedades hereditarias, no sabía de la existencia de Camila hasta 5 meses atrás, mucho menos su esposo le iba a decir si era alérgica a algo, eso podría ser sumamente importante y este no contestaba el maldito teléfono.

Habían pasado al menos 3 horas y solo tenía un constante repique del otro lado para finalmente escuchar la voz de Carlo pidiendo que dejen un mensaje, nunca había odiado la voz de él. Pero en ese momento era totalmente inevitable.

El guardia se había ido desde el inicio a continuar con su trabajo, estaba totalmente sola en esa situación.

Se agarró del cabello y volvió a soltar lagrimas, pero esta vez de frustración. No debió decirle que entrara a la oficina.

— señora… — escuchó de vuelta la voz del enfermero y alzo la mirada para verlo con un doctor a su lado. — el es el doctor Smit, quien atendió a su cuñada. — Lauren se levanta.

— ¿esta bien? — el doctor retrocede un paso ante la efusividad de la mujer.

— si, ya esta consciente. Todo parece indicar que fue más susto que nada, igual aún se estan haciendo examenes correspondientes para ver si el golpe que ocasionó su desmayo no podrá darle alguna complicación en el futuro, del resto solo tiene hematomas repartidos por todo el cuerpo que con la medicación correcta no afectarán su vida, solo necesita reposo por dos días y puede volver a  su vida cotidiana.

— Dios…  gracias. — se cubre el rostro y respira hondo. Su mente comenzó a aclararse. — disculpe la intromisión, pero su apellido me suena conocido. ¿Tiene algún familiar en el hospital del sur? — el doctor se sorprendió.

— si. ¿Y que tendría que ver eso con la situación de su cuñada?

— a ella la conozco hace muy poco tiempo y creo que su familiar trabaja con mi esposo, quien no me contesta el teléfono. Hay muchas cosas que faltan llenar — alzo el manojo de papeles — y el es el único en el país que debe saberlas.

— le comenté que no era urgente— se metió el enfermero.

— pero, se que es importante. ¿Cuando puede salir? — el doctor pareció pensarlo un momento.

— si tiene el seguro como familiar de personal de la salud, hoy mismo. — entrecerró los ojos — ya es mayor de edad. Esta consciente y no tuvo ninguna reacción alérgica. Solo necesito el nombre de su esposo y podemos cargar todo a su seguro. Y sale hoy mismo.

—¿enserio sería tan fácil? — Lauren desconfío.

— el hospital del norte — señaló el suelo — y el hospital del sur — señaló atras de su hombro — tiene la misma directiva, no se preocupe por eso. — le sonrió y Lauren por fin sintió un poco de alivio. — ¿quiere verla antes de que le demos el alta?

Lauren borró su sonrisa, pero asintió. Tenía que afrontar la culpa.

-

— ¿pero bueno mija, tu tas pendeja? — reclamó Camila desde la cama del hospital. Lauren abrió grandes sus ojos.

— ¿que?

—”qui” — se mofo la menor — ¿que es esa pendejada de “perdón”, acaso me golpeaste tu?

— no, pero mira como es-

— ¿tu estas bien? — la interrumpió.

— ¡Camila! — poco a poco volvía a su carácter de siempre y ya la menor la estaba exasperando. — si estás notando la gravedad de.

— ¿estás bien? Si o no?

— sí, SÍ ESTOY BIEN, CHINGADA MADRE CONTIGO — Camila sonríe.

— eso es todo lo que me importa — estiró su mano para acercar a Lauren y dejarle un casto beso en el inicio de su hermoso cabello. — no se que haría si te pasara algo. — los ojos de Lauren volvieron a humedecerse.

— pero-

El enfermero se acomodo la garganta para que sepan de su presencia en la puerta, esta vez no ocultó su ceja alzada. No entendía nada de español, pero no hacía falta para comprender que había algo más ahí. Pobre doctor Cabello. ¿Pobre?-se quejó una voz en su interior-El sujeto tiene tres horas ignorando las llamadas de su esposa, tal vez no sea totalmente “pobre” al final del día, pero ya es un chisme de pacientes.

— señora Cabello — las dos prestaron atención, ok eso es complicado —… ya notificamos al seguro de su esposo, solo falta su confirmación y en breve salen los resultados. En 30 minutos podría llevar a la paciente a su casa o si gusta puedo llamar un taxi para cada una.

— no será necesario — Lauren se acomoda. — vivimos en la misma dirección y ya puedo manejar. Y por favor, llámeme Jauregui.

“ah caray” — pasó por la mente del enfermero.

— ¿Lauren, estás segura?

— si.

— ¿nos darías un momento por favor? — el joven asintió y se retiró, pero no fue muy lejos.

— quiero denunciar. — Lauren alzo ambas cejas.

— ¿a mi jefe? — la menor asintió — esta perfecto, si gustas, te puedo representar, será un caso sencillo, podria ser por intento de asecinato, solo necesitamos el informe médico y el testimonio de todos lo que vieron como te empujo después de de golp-

— pero tú también lo tienes que hacer.

—¿que?

— ¡nursee! — grito de repente y el enfermero volvió corriendo, casi alarmado — ella sufrió un intento de violacion — alzo la voz Camila y el chico abrió los ojos, sorprendido. La señora se aferraba fuerte al abrigo que le había dado el de seguridad, por lo que notó nada fuera de lo común — y quiero denunciar por eso ¿cree que podría hacerle un chequeo y hacer un informe? Ese animal la golpeó, estoy segura.

— Camila, no hace

— callate, tu eres quien se la pasa quejándose de que hay que denunciar lo más pronto posible siempre ¿o quieres que ese cerdo quede libre por ahí? — los ojos de la mayor se oscurecieron, ¿que ande libre luego de golpear la carita de Camila? Claro que no.

Lauren tomó el rostro de la menor con una mano y detalló su rostro, tenía el labio partido de un lado e hinchado del otro, alrededor de su ojo derecho ya tenía una tonalidad azulada y el pómulo izquierdo puntos rojos con un pequeño corte, sus brazos tenían las marcas de cuando el sujeto intentó doblar su brazo hacia atrás y no puede ver debajo de las vendas, pero puede asegurar que sus costados también estaban llenos de hematomas, uno por haber sido pateado y otro arrojada contra el escritorio. Con todo y eso: esa pequeña no dejaba de verse sumamente atractiva. Moria por curar cada marca con pequeños besos… lastima que eso no sea muy “apropiado”

Sin embargo parecía que Camila no entendió aquella mirada de Lauren, pero amó el brillo de sus ojos y supo que definitivamente no tenía marcha atrás con lo que sentía por ella. Cada día era más fuerte, solo bastaba con mirarla un momento.

Sin poder evitarlo suavizó su expresión y tomó la mano de ella con delicadeza y se recostó más sobre ella, el enfermero noto que necesitaba un violín.

— Está bien, hundiremos en la mierda a ese cerdo.

— ¿juntas?

— juntas.

Al joven casi se le escapa un “aww”

Un par de horas después el doctor había vuelto con los exámenes y le relató el resultado de ellos, todo estaba en orden.

— los golpes se ven más graves de lo que son en realidad — dijo finalmente comenzando a escribir algo— no creo que lo necesites, pero en caso de: te voy a recetar pastillas para el dolor. ¿Te puedes poner de pie?

— creo que sí — por si acaso el enfermero se acercó y la sostuvo delicadamente de un brazo para ayudarla. Fue con cuidado, lento y le temblaba el cuerpo, pero lo logró.

— perfecto — hizo un ademán con la cabeza y el joven la ayudó a sentarse en la cama. — luego de dos días de reposo absoluto podrás volver a tu vida normal. — volvió a anotar algo en su libreta. — antes que nada, ¿Puedo hablar con usted, señorita Jauregui? — señaló la puerta con la cabeza.

Lauren frunció el ceño. Pero, se dirigió afuera con el doctor, deja do a Camila con el enfermero guapo.

— eres muy amable.

— estoy dentro de mi papel profesional — le sonrió y Camila se río. — en realidad soy una desgracia de persona.

Camila estaba cómoda con el chico, tenía ojos verdes como Lauren, pero los de él tenían un brillo diferente.

— te lo creería. Si no fuera por que me caes bien, soy un detector andante de hipócritas y no te me haces uno.

— bueno… ¿gracias?

— nice to meet you, i’m Camila — extendió su mano y el la estrechó con cuidado.

— nice to meet you, too i’m Harry — el chico le sonrió.

— solo sea sincera, si no tienen seguro, ni para pagar tenemos planes para.

— es que estoy diciendo la verdad, si soy la esposa del doctor Carlo Cabello. ¿Le muestro fotos de nuestra boda? — Lauren quiso buscar su teléfono.

— el seguro de Cabello lleva horas tratando de comunicarse y no responde las llamadas.

— yo también tengo desde que entré tratando de contactarlo — se llevo las manos a la cara. — ¿esto afectará la salida de Camila? — lo miró seriamente.

— si no tiene medio de pago se tendrá que quedar hasta que un asistente social venga y le ofrezca una manera de pag

— no, no, no. Eso llevará más de dos semanas. ¿Podemos hacer un acuerdo?

— no acepto chantajes de-

— no, vea. ¿Por que no llama a su pariente? Si le confirma que el nombre de la esposa de Carlo es el mío … le da el alta a Camila.

— eso es poco ético.

— ¿pero que mayor confianza que su mismo pariente? — el doctor pensó un momento.

— esta bien. Pero no le diga a nadie.

— Tiene mi palabra.

-

— tienes buen pulso O’briem. — halaga Carlo al salir de la sala con la enfermera.

— Lo normal.

— “lo normal” tengo yo que-

— Cabello — la doctora Smit se acerca a ellos con teléfono en mano— ha tenido momentos de reposo entre pacientes ¿por que no contesta el teléfono? — Carlo frunció el ceño.

— ¿de que habla, doctora Smit?

— el seguro tiene más de 5 horas tratando de comunicarse con usted.

— ¿el seguro? Si quieren ofrecerme promociones no es algo que me inte-

— ¿cómo se llama su esposa? — Carlo frunció más el ceño ¿a donde iba a todo?

— Lauren Jauregui, es la abogada que vino el otro día. — Smit volvió a poner su teléfono en su oido.

— ya lo oíste, ahora dale de alta. — miró de reojo al doctor más abnegado que conoce hasta ahora. ¿que estaría pasando en su vida? — si, yo lo llevo. Gracias por llamar. — guarda su teléfono en el bolsillo.

— ¿que ocurre, doctora Smit? — ella abrió la boca por un momento y luego la cerró. Como arrepintiéndose de responder.

— vaya a casa, Cabello. Ahí lo necesitan más que aquí.

.

— listo, Señorita Cabello. Ya se puede ir. — los jóvenes dejaron su conversación de música al ver entrar a los mayores. Camila lo primero que notó fue el gesto sombrío de Lauren.

— les damos unos momentos para que se preparen.

— gracias. — el enfermero se levantó, estaba sentado al lado de Camila.

— señora Jauregui, aún esta interesada en el chequeo. — antes Camila le había insistido en que era algo importante. La de piel clara lo miro y asintió. — por favor acompañeme, entonces.

— Harry, ¿nos das otro minuto, por favor? — este suspiró, pero se retiró. — Camila espero que los dos agentes de la salud salieran pata empezar a hablar.

— ¿qué te dijo Lauren, tengo algo un tumor?

— ¡NO! — grito alarmada — Dios, no digas eso nunca — se llevo una mano al pecho y la estudiante jalo su otra mano para que se sentará a su lado.

—¿y que ocurrió? — no había soltado su mano y comenzó a acariciar levemente el dorso de esta.

— es que…  fue un pequeño estrés con tu seguro, parece que Carlo si te registro, pero se le olvidó activarlo.

— Pero eso se resuelve con una llamada.

— si, ese fue el tema. Carlo siempre responde el teléfono y justo hoy no lo hizo. Desde que llegamos el seguro y yo lo llamamos constantemente y… no respondió. Y si estaba trabajando, pero tenía tiempo para responder, lo acabo de confirmar.

Camila frunció el ceño, recordó que Carlo aún en su hora de descanzo le pidió a ella ir a llevarle los papeles de su esposa.

¿Que demonios estaba haciendo su hermano como para no responder el teléfono a Lauren?

Apretó la mandíbula, esto ya le estaba asqueando…

Carlo estaba confundido y obviamente hizo varias preguntas que la doctora se negó a responder, hasta que finalmente se hartó y le ordenó irse a su casa, de lo contrario lo suspendería. Carlo no le quedó más opción y cuando subió a su carro luego de despedirse de O’briem por fin revisó su teléfono.

La cantidad llamativa de llamadas perdidas le provocó un vacío en el estomago y un salto cardiaco. Lo primero que hizo fue tratar de llamar a Lauren, pero esta tenía el teléfono apagado.

Luego llamo dos veces a su hermana y su teléfono solo repicaba hasta el buzón de voz. Tragando el nudo en su garganta, finalmente encendió el auto para ir a su casa.

Por su mente solo pasaba lo peor.

Y no era para menos. Apenas abrió la puerta se topo con su hermana recostada en el sillón, toda golpeada.

— ¿¡que te paso!? — sin cerrar la puerta corrió hasta donde estaba ella. Camila tenía una mueca de dolor  y él se apresuró a su lado, ni bien estuvo cerca sintió una fuerte cachetada de parte de ella.

— ¿¡donde demonios estabas!?

— ¡Dime de una maldita vez quien te hizo esto!

— ¡a  Lauren casi la violan en su trabajo y tú no respondes el maldito teléfono! — comenzó a reclamar Camila y Carlo palideció — ¿¡qué clase de esposo eres!?

Camila siguió gritando, pero Carlo ya no escuchaba nada, solo oía un eco dentro de su cabeza con las mismas palabras una y otra vez.

Su hermanita estaba en un estado deplorable y su esposa casi fue violada… ¿y él? Haciendo reir a una enfermera.

Su ceño se frunció, cayó de rodillas y todo su cuerpo comenzó a temblar.

Fue su culpa, todo fue su maldita culpa. Tenía que haber ido él al trabajo de Lauren, no mandar a Kaki.

— Carlo… Carlo — escuchó un poco lejos,  levantó la mirada y enfocó su vista. Delante de él estaba su esposa, a quien juró proteger y cuidar delante de Dios, en un altar. — por favor. Amor…

— ¿quien… — su voz salió temblorosa — quién fue, Lauren? — detallo mejor a su mujer, tenía una leve marca en la boca y su cabello estaba húmedo, parece que se estaba bañando, pero salió al oír los gritos.

— primero calmate — los ojos de Carlo volvieron a ver a su hermanita que lo miraba con miedo, después de todo no sabía nada de sus ataques. Su vista se volvió borrosa —calmate y siéntate para contarte.

Comenzó a negar con la cabeza fuertemente. Incluso le pareció oír crujir un hueso.

— no me voy a calmar — susurró y se llevó ambas manos a la cara. De repente se levantó — ¿¡QUIEN FUE LAUREN!?

—carlo

—!NADA DE “CARLO”! — pateo la mesa más cercana y Lauren suspiró, de repente se escuchó un sollozo, era del hombre — ¿quien les hizo daño, Lauren? — hablo más bajo.

La culpa y la rabia estaban batallando dentro del cerebro del Cabello mayor, alguien quiso violar a su esposa, eso lo enojaba. Pero su hermanita estaba en muy mal estado, eso lo llenaba de tristeza desbordante. Y encima el sentimiento de culpa, Carlo conoce a Camila, sabe que es impulsiva, no hay que ser muy genio para adivinar que su estado se debe a que se metió con alguien que le llevaba ventaja, de alguna manera.

De haber ido él, su hermana estaría bien, posiblemente en casa de una de sus amigas, no importaba que siguiera ignorandolo, lo prefería mil veces antes de verla así.

— Si no te calmas no puedo.

— ¡COMO CARAJO QUIERES QUE ME CALME! — volvió a gritar de repente asustando más a Camila, era la misma voz… — dime quien fue antes de que haga una maldita locura — la sostuvo de los brazos otra vez.

— ¡SUELTALA! —gritó Camila de repente, ver esa aptitud en Carlo la tuvo en shock un momento, pero ver como sostenía a Lauren la hizo despertar.

— ¿quién fue? — sí soltó a Lauren, pero se acercó a paso pesado a Camila, se sintió intimidada. Pero de repente la mirada de el se desvió a su cuerpo y volvió a sollozar y retroceder un paso.

¿Qué mierda?

— quien se atrevió a lastimarlas — quiso tratar de calmarse, se llevó las manos al cabello, pero comenzó a jalarlo muy fuerte y la rabia volvió a él. — DIGANME QUIEN FUE, MALDITA SEA — Tomó el televisor con las manos y lo arrojó al suelo.

— ¡Fue su jefe! — gritó Camila asustada y Lauren abrió los ojos, eso era lo que no quería.

Los tres se quedaron en un gran silencio, solo se oían sus respiraciones, Carlo parecía estar procesando esa información, aún seguía en la misma posición, con las manos extendidas hacia el televisor destruido en el suelo.

— ese maldito cerdo. — susurró de la nada y luego soltó una risa sarcástica — claro que sí.

— Carlo, no — quiso tomar del hombro a su esposo, pero este se apartó rápido ni bien sintió el roce.

Finalmente solo salió de la casa dejando a las dos mujeres en un gran silencio que les permitió escuchar como claramente él encendía y arrancaba su auto.

— mierda — Lauren se llevó la mano al puente de la nariz, luego de procesar todo. Se iban a meter en tremendo problema legal.

.....

N/A: no sé si es que mandan buenas vibras o como. Pero un trabajo me consiguió, literalmente : yo no lo busque, se agradece igual xD

Pero me duele todo, tengo sueño, estoy mega cansada de todo y me la paso cometiendo error, tras error. Igual, ahi me quedo hasta que me boten :D con la situación actusl no esperaba volver a encontrar un trabajo formal jamas, que este me haya encontrado fue casi milagroso. (real, casí. Pero esa es otra historia

En fin, voy a tratar de organizarme para escribir un poco cada vez que pueda sin caer dormida en el intento (que es la razon de por qué tardé tanto en actualizar) dato curioso :

Michel O'briem no es mala, pero por alguna razón me cae mal y es mi propia creación. Espero que eso no afecte en lo que tengo planeado para ella, más adelante tipo: bien ahors que le pasé tal cosa buena... Mejor no, alv. Que la atropelle un autobus. Se lo merece por zorra (y no se lo merece)

Xd

En fin, se les estima mucho y recuerden.
Son 2 DOS litros de agua al día.

Oh y LUMITY IS CANOOOOON.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top