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— no se, Di. solo siento que no puedo separarme de ella — bebe de su jugo — últimamente ha tenido días estresantes en el trabajo y bueno, ahí estoy yo para mejorar su día. No lo puedo evitar.

— bueno, según tu acordaron que era algo sin sentimientos involucrados, mientras se mantenga así no creo que haya problema. — Camila baja su mirada.

— por qué no hay sentimientos…¿ Verdad?

— de ser así creo que sería desde el principio, allá en México.

— Mila, sabes que yo no te juzgo por eso. Pero te pido que tengas cuidado. Si se involucran demás podría volverse algo muy tóxico.

— lo sé, Di. Pero ella tiene una cita mañana con Carlo y yo estoy bien, no te preocupes — volvió a sorber de su pitillo el jugo

Dinah no le creyó nada. Pero solo sonrió y le sacó el pitillo del vaso de repente haciendo que Camila agarre una buena cantidad de aire y se ahogue comenzando a toser con las risas de Dinah de fondo.

— ¿qué demonios? — reclamo apenas pudo.

— mañana hay una fiesta en casa de un amigo — la ignoró — si no quieres interrumpir a la parejita feliz me avisas y te paso buscando. Tal vez ahí conozcas a alguien que haga palpitar ese corazoncito de banana.

— es plátano.

— no me digas que hacer.

— te digo todo lo que quiera. Repite conmigo PLA-TA-NO

— BA-NA-NA

— ¡Dinah!

— gastame el nombre todo lo que quieras, pero sigue siendo banana.

— venimos del mismo lugar, no tienes por qué llamarlo diferente.

— no, tu vienes de otro mundo porque aparte de enana le dices plátano a la banana. Si un día de estos me dices que eres un alien te lo voy a creer

— no la molestes, dedos de pene — se sentó con ellas Eri.

— ella es la que me molesta a mi — el ceño fruncido de Eris se dirigió a Camila.

— ¿por que la molestas amore mio?

— ella fue la que sacó mi pitillo del jugo — se hace la vistima — casi muero.

— Ella llamó plátano a la banana.

— ¿por qué le dices así? — Eris inclinó la cabeza. Parecía una curiosidad de los hispanos y a Eri le gusta lo hispano.

— por que es plátano, yo no sé de donde ella saca para decir disque banana.

— el plátano se fríe

— ese es otro tipo de plátano.

La campana de fondo pareció dar fin a esa discusión importante, pero Dinah y Camila sabían que solo sería una pausa.

— tengo que volver a clase, pequeña alien. Pero esto no se quedará así — se levanta con su bandeja de almuerzo y mochila al hombro.

— te estaré esperando, gigantona.  — se dirigieron miradas letales.

— “gigantona” — preguntó Eri apenas Dinah se retiró. El acento de la chica le provocó ternura a Camila, como siempre.

— es como… Big giant.

— pero los gigantes ya son grandes.

— pero más grandes.

— que raro, no  lo he escuchado en ninguna canción — menciono en español casi perfecto.

— se usa más en conversaciones — Eri se sentó en sus piernas.

— cuéntame más. — le gustaba el idioma

— ¿no tienes clases? — Eri negó con la cabeza.

— hoy termine temprano.

— que bueno, yo también.

— ¿qué haces aquí todavía?

— acompañaba a Dinah en su almuerzo.

— oooh, qué lindo de tu parte. — Camila se encogió de hombros

— ella haría lo mismo. — Eri pareció pensarlo un momento.

— es cierto. Los hispanos son muy agradables. — miró la mesa — ¿tú no almorzaste?

— cómo hoy salía temprano me pareció un desperdició traerlo.

— tienes hambre — no era una pregunta — te llevo a casa. — se levantó.

— no hace falta.

Mientras esas dos discutían sobre si la llevaba o no Carlo se escabulle a la universidad con cuidado de no toparse con su hermana mientras se dirigía a la oficina del director.

Cuando la secretaría levantó la mirada al ver un ser extraño hacer una mediocre imitación de James Bond quiso reclamar, pero Carlo anticipándose a eso giró y le pidió que hiciera silencio.

Antes de que la secretaria se indignara de que alguien tan guapo la mande a callar sin escucharla, este ser tocó la puerta del director.

— ¡Oiga! — Carlo se alarmó y miró por el pasillo, su hermana no estaba cerca.

— deje que pase — dijo el director por el intercomunicador.

— pero director el

— ¿es alto, castaño, con cara de tonto y habla español?

ya quisiera tener mi cara. — le guiño un ojo a la señora quien no entendió ni papa, pero lo tomó como un cumplido.

— si…

— es amigo mío. Déjalo pasar — Carlo le sonrió en agradecimiento a la secretaría antes de abrir la puerta y cerrarla tras de sí.

— hey hombre — se levanta de su escritorio y estrecha la mano con Carlo. — ¿que te trae por aquí?

— saludar, más que nada. ¿Cómo sigue Brad?

— ya mucho mejor y gracias a ti.

— ya te dije que solo cumplí con mi trabajo, no tienes por que agradecer tanto.

— no, “cumplir” fue lo que hizo Williams. Si no fuera por ti ya estaría demandado por negligencia médica y mi hijo muerto.

— el doctor Williams. — el director le dedicó una expresión clara de que no quería defensas de esa persona — si, es un imbécil.

— y con todas las letras. Por cierto conocí a tu hermana.

— si, quiero recordarte que por favor no le digas nada.

— ¿por qué, hombre? Cualquiera se pondría feliz de tener a alguien que le consiga una beca aquí.

— ella no.

— sin mencionar que te la ofrecí a ti. — agregó y Carlo sonrió negando con la cabeza.

— Camila quiere abrirse camino sola y nunca me lo dijo directamente pero soy su hermano y un día revolviendo sus cosas supe que su sueño era estudiar aquí. La idea principal era primero ahorrar el dinero y después convencerla de alguna forma que acepte venir.

— pero tengo un hijo idiota que no sabe escojer amistades.

— creo que ya aprendió. Que literalmente te apuñalen por la espalda le enseña una lección a cualquiera.

— Igual te agradezco por todo, solo tu te preocupaste de verdad por mi hijo, eso no lo hace cualquiera.

— soy médico, es mi trabajo. Y yo soy el que tiene que agradecerte a ti, gracias a la oportunidad pude usar el dinero para casarme y no dejar todo el cargo de la casa a mi esposa.

— supe que te metiste en problemas.

— cuando el paciente vive, lo puedo manejar. — el director sonrió.

— ¿cómo te va con el proyecto?

Minutos después Camila estaba comiendo delante de una Eri que trataba de leer un libro totalmente en español. De vez en cuando se reía y la corregía y de vez en cuando dejaba que pronunciara lo que sea.

— esto es complicado — se quejó cerrando el libro — ¿por qué algo tan ridículo como una rayita arriba de una palabra tiene que cambiar la definición?

— se llama acento — respondió después de masticar. — y no es para tanto.

— ¿no? ¿Me explicas la diferencia de sobre
esdrújulas y esdrújulas? — en ese momento Camila entendió que debió callarse la boca.

— mejor vemos televisión. — la ilusión de de Eri se fue del rostro.

— dedos de pene tampoco me quiere explicar.

— dudo que Dinah sepa siquiera lo que es eso. — deja su plato en el fregadero antes de señalar el sofá.

— pero tu si sabes. — se sentó en las piernas de Camila para convencerla de que le explique eso que se le hace tan difícil.

— ¿por qué quieres tanto aprender español? Creo que en tu rama no lo necesitan.

— para escuchar mejor sus canciones que me gustan y no oirlas mientras repaso lo que significa cada oración. — dejó a Camila en blanco.

— me parece bastante válido. Pero la música en inglés es mejor

gustarme los Monos en Yakuzy y los Caramelos de Cianuro — fue firme pero Camila no pudo tomarla muy enserio por los nombres de bandas, le parecía absurdo.

— dudo que te gusten de verdad — se río de su propio chiste.

— Claro que me gustan y quiero cantar una canción completa sin trabarme.

— ya lo haces — y que irónica canción para Camila, de hecho. Cuando la escuchó cantar por primera vez vio al cielo y le preguntó a Dios que si era un culero por hacer justamente esa la favorita de la chica, no sabe quienes son esa banda, pero estaba segura que más canciones debían tener.

— nunca había oido de Monos en Yakuzy — se burló internamente del nombre.

— son de un pueblito muy lejos de todo. Pero la traducción de sus letras son bonitas y tienen una canción con buen ritmo que aprendí hace poco. — mira a Camila un momento — te la voy a dedicar, eres la única “piel canela” que conozco y le caigo bien.

Camila sabe que la definición de “lindo” de Eri puede llegar a ser turbio, pero quién era ella para decirle que no le dedique una canción

— ¿enserio? Pero si le caes bien a cualquiera

— ¿te la puedo cantar?

— Buenas tardes — ambas giraron la cabeza para ver en la puerta a Lauren y contuvieron la respiración.

Camila por verla con ese traje ajustado puesto y sus ojos verdes ardiendo.

Y Eri porque estaba a nada de volverse gay, si se volvía a aparecer así pensaría que es una divinidad.

— hola Lauren — le sonrió desde donde estaba, se sintió un poco incomoda, pero no había razones para eso. — ¿por qué vienes tan temprano?

— mañana es el juicio y me quería preparar — se dirigió a la cocina. Su voz cortante indicaba claramente que aunque fue corto, fue un mal día otra vez.

— debería irme — susurra Eri.

— no — la abraza — quiero oír la canción. Es la única manera de escucharla. No se ve buscando “Monos en Yakuzy” en youtube y que de verdad le salga una banda y no un mono en un jacuzzi.

— solo me sé el coro — otro puchero adorable que tuvo como resultado un beso en la mejilla de parte de Camila. Provocando que Lauren apreté los puños.

— no importa, voy por mi teléfono y la pondré como tono de llamada tuyo. — Eri se levantó para que Camila siga su camino a su habitación.

Lauren tomaba agua con la mirada fija en la rubia de excelente cuerpo sentada en su sala. Vigilo con ojo de halcón cada movimiento, desde que saco la guitarrita de su estuche.

Eri tranquilamente dio un ligero toque a su ukelele, sentía la mirada de la cuñada de Camila sobre ella, queria ser su amiga, tal vez si ve que canta en español se acerque a preguntarle, así que acomodó su garganta y ajusto un poco su instrumento para comenzar con la canción que más se sabe.

no sé a cual quiero más, ni cual soporto menos — comenzó a cantar —

he sido mentiroso, infiel no estuvo bien.
Pero si estuvo buenoo
y aprendido que amar a dos es igual a no amar ninguno
rubia sol morena luna, mi tragedia es mi fortuna

por estar pendiente de seguir sintiendo la mirada de la cuñada se saltó una letra, pero la empató en la siguiente

claro que no funciona, si somos tres mitades. Cuando hay más de dos personas,
siempre hay más de dos verdades
y hasta que todo caiga
bajo su propio pes-

— Eriiiii — Camila regresó sonriéndole muy feliz a la rubia o así lo vio Lauren que estaba apunto de romper su vaso. — ven a mi cuarto, la acustica es mejor ahí.

Sin dedicarle ninguna mirada a Lauren, Camila jalo a Eris quien sí vio a la ojiverde y se despidió con la mano aun sosteniendo su guitarrita.

Lauren estaba temblando y se obligaba a no ir hasta esa habitación y tocarles la puerta.  La cuestión no era solo que Camila trajera una amiguita a casa. Si no que esa amiguita se burlara de ella y de paso le sonrió con cinismo al despedirse.

Esa chiquilla sabía algo y le molestaba de sobremanera que Camila le contara. Si, esa es la razón de su enojo, nada tenía que ver que era una joven guapa de ojos azules que la llamó señora.

Lauren sabía que no podía tener celos, ella sabe perfectamente que Camila es una persona sumamente guapa, atractiva, sexi, llamativa y al estar en USA donde es raro permanecer en el closet, no iba a demorar en levantar chicas que quieran estar con ella, lo sabe bien porque ella es una de esas chicas (no señora) y si ella estando casada desea el cuerpo de la morena, obviamente muchas más.

Muchas, muuuchas más — le recalcó su conciencia y Lauren tuvo que recurrir a un viejo truco que ya no tenía efecto: mirar su anillo de casada, ahora tenía la costumbre de quitarlo,  cada vez con más facilidad. Pero en ese momento fue efectivo para recordarse que Cabello le pertenecía y no era Camila.

Era un guapo doctor que estaba partiéndose la espalda para darle una sorpresa mañana y quien a pesar de su situación era probable que pidiera préstamos para casarse y pagar su casa.

Respiro hondo para recordarle que ama a ese doctor y poder continuar en paz. Pero la voz de la joven rubia de ojos azules volvió a escucharse desde el cuarto de Camila.

Y oye morena
Que bien me sacudes
Si fuera en el agua, me podría ahogar
Un trago, otro trago
Y esa voz que acuña mi andar
Ah, ah, ah.

La amiguita comenzó a gemir, se suponía que era parte de la canción pero duda mucho que el cantante lo haga de manera tan exagerada [aja, si] ¿se estaría acordando de algo? ¿y qué demonios con esa letra? ¿Por qué tiene que cantarle ese tipo de canciones a su morena?

Camila se acostó con esa chamaca — concluyó sola, totalmente sola, sin que nadie le dijera.

Oye morena
Besos piel canela
Muérdeme la boca, para saborear
Un trago sombreado
Y esa voz que acuña mi andar
Ah, ah, ah.

De nuevo escuchar esos gemidos que de repente se detuvieron al mismo tiempo que el ukelele le hizo llenar la cabeza a Lauren de todo tipo de imágenes de esas dos y se encerró en su cuarto dando un portazo para evitar entrar al cuarto de Camila.

Ella es libre, puede hacer con su vida lo que quiera y tu estas casada, casada. Ella no espera nada de ti, no te debe fidelidad, solo eres un acoston constante.

Se acostó en la cama y se colocó los audífonos, no quería nada de nadie.

— solo dame una razón, Cabello. Tu no eres así, lo se. — Carlo se acercó a la doctora West bajando la voz.

— te lo pido de corazón.

— corazón te sobra Cabello, por eso me sorprende que quieras cambiar a O’brien. Te olvidas que cuando llegaste varios doctores no te querían en sus operaciones solo por que eras moreno y pedían cambio? Incluso varios pacientes.

— lo recuerdo perfectamente doctora pero… esta bien, no le diga a nadie. — la doctora asintió.

— yo estoy recién casado y amo a mi esposa como no se hace una idea, doctora West el asunto es que le gusto a O’brien.

— que ego Cabello, ¿en que se basa para acusarla de ello, lo acosó? — preguntó un poco más preocupada y Carlo se removió incómodo.

— me beso, pero por favor no haga nada al respecto. Solo es una chica.

— es algo grave Cabello, créame que si hubiera sido al revés usted estaría preso.

— lo sé, pero enserio no pasa nada. Solo le pido por favor que la transfiera o algo. Por que ya le e dicho con todas las letras que amo y estoy enamorado de Lauren, pero no le importa.

West levantó una ceja. Supuso que Carlo no quería que su ego de macho se viera involucrado. Igual también la chica trabajaba muy bien, si él que es el afectado dice que no tomará cartas en el asunto, no tenía porque meterse. Eso sí, su sobrina la iba a escuchar.

— ¿me veo linda?

— lo haces siempre.

— ¿no me mientes amore mio?

— no sería capaz, Eri.

— bueno. — le dá un fuerte abrazo a Camila que estaba parada en la puerta de la casa. — adiós señora Lauren, gracias por todo. — dijo desde el hombro de Camila, quien volteo y la vio parada en medio de la sala como una aparición, no sabe por qué pero sintió terror.

Eri se separó de Camila mirándola con un puchero.
— no le caigo bien — susurró.

— no, no digas eso. Solo le falta conocerte o tal vez no le gusta que le digas señora.— Eri abandonó su puchero.

— pero es mayor que yo y está casada ¿como debería decirle? — Camila lo pensó un minuto.

— no tengo idea — el tono que uso le dió risa a Eri y le dejó un beso en la mejilla.

— saludos a Chris. — se despidió con su mano antes de que ella asintiera y se fuera en su moto.

El chico le había hecho una video llamada y dijo “cita sorpresa” detrás de él había una romántica mesa a la luz de unas velas y le pasó ejercicios matemáticos para que descubriera las coordenadas de donde se encontraba. Era una costumbre de los dos. Uno planeaba la cita y después le invitaba al otro el mismo día a la misma hora. Algo muy empalagoso e innecesario a los ojos de Camila. Pero a ellos le gustaba y le hacía tener un poco de envidia, tal vez quisiera tener tal libertad con cierta ojiverde…

Sacudió la cabeza y sacó esos pensamientos ridículos con un suspiro. Cerró la puerta y tocó la puerta de Lauren, quería verla y hablar con ella de algo agradable.

— ¿te acordaste que existo? — fue el reclamo con el que la recibió.

— voy a ver películas. ¿Quieres? — volvió a intentar obligándose a no ser intimidada por esa fuerte mirada, parecía que sí pasó un mal día en el trabajo. — o me cuentas cómo fue tu día hoy.

Lauren la miró de arriba a abajo, de tan solo imaginarse que otra persona tenga el derecho de tocarla le hacía sentir enferma, pero en su cuerpo siempre predominaba un sentimiento cada vez que la veía, el cual la estaba haciendo enojar aún más.

— no me mires así — al solo calor del escrutinio verde su cuerpo reacciona con piel de gallina, al mínimo roce sus senos también despertarán.

— ¿esa amiguita tuya si puede verte como quiera?

— ¿que? — le pareció unas palabras muy fuera de lugar.

— si, eso. ¿Esa niña que canta canciones desafinadas, tiene una moto del año y un cuerpo más joven tiene derecho sobre ti? — su cerebro se esforzó por entender, pero lo que decía su cuñada carecía de sentido para Camila.

— ¿Eri? Eri es un amor, más bien. Quiere conocerte y ser tu amiga — Lauren bufó más enojada.

— claro, se quiere hacer la amistosa conmigo la rubia tonta esa. — la más joven alzó ambas cejas.

— hey Lauren. Te pido por favor que no te expreses de ella así.

— ¿ella si puede cantar lo que le salga del culo a mi? — en la morena algo hizo clic, la canción favorita de Eri.

— haaaa, eso. Es una de las dos canciones que se sabe en español, por eso la cantó. Disculpa si te incomodó.

— que casualidad que sea justamente esa, con esa letra — la miró acusatoriamente.

— yo no le e dicho nada de nosotras, no lo voy contando por ahí — relaciono Camila también comenzando a enojarse.

— si, te creo. Se nota que de mi no le has contado nada. — antes de Camila organizara la dirección de sus sentimientos Lauren se acerco a ella haciéndola retroceder. — solo te voy a decir una cosa Camila.

La morena tragó saliva. Lauren no se había quitado del todo su uniforme, tenía su típica camisa blanca con tres botones abiertos  totalmente, estaba fuera del pantalón de vestir ajustado y su cabello en todas las direcciones. Nadie le podía culpar de sentirse irremediablemente asustada y excitada al mismo tiempo, aunque no entendiera a donde iba todo.

— estás actuando muy extraño. Si no quieres hablar conmigo solo dilo, al parecer solo te sirvo para una cosa — dijo de los dientes para afuera, tampoco era que le molestara para qué la quería.

— si, solo para eso estamos —sin previo aviso tomo el cuello de Camila y la jalo hacia ella. — y lo hacemos muy bien — se lanzó a besarla con menos delicadeza de la que alguna vez tuvieron.

A la primera oportunidad de descuido fue tras su cuello y lo marcó con toda la fuerza que sus dientes le permitieron, Camila como siempre quiso llevar las riendas de todo empujándola contra el respaldar del sofá pero Lauren sostuvo sus muñecas con brusquedad y volvió a besarla agresivamente, mordiendo sus labios a cada minimo oportunidad que sintiera, se negó a cerrar los ojos, la tomaría tan fuerte, tan suya, la haría gritar tanto, venirse tantas veces y dejaría marcas en todo su cuerpo para que al terminar con ella se le quiten todas las ganas de estar con otra persona.

Le quito la camisa, masajeó sus perfectos senos y la empujó al sofá haciendo que caiga sobre él y ella sobre Camila sin darle chance a respirar.

— Lauren, Lauren — llama Camila entre jadeos mientras ella atacaba su seno derecho.

— no hables — ordenó aun enojada.

— Carlo viene a las — Lauren jalo su cabello hacia atrás dejando el cuello de la menor a su merced y sacándole un grito de placer que la hizo detener lo que sea que iba a advertir. Lauren sonrió con maldad.

— así que te gusta eso ¿eh? — volvió a jalar su cabello teniendo el mismo resultado, totalmente maravillada con su descubrimiento mordió en medio de sus pechos pellizcando la piel con sus dientes.

— no me vas a tratar así — quiso girar la situación, pero Lauren no dejaba lugar a nada.

— te trato como quiera — bajo su pantalón sin desabrocharlo dejando un leve raspón en la piel de la menor y metió la mano donde un centro totalmente húmedo le dio la bienvenida — eres mia, chiquilla. Solo mía.

Con esas palabras Camila reaccionó a pesar de todo lo que sentía su cuerpo.

— y tu eres de Carlo — esta vez la empujo con fuerza de verdad. — ¿qué demonios te ocurre?

— “que ocurre” — lamió sus dedos bajo la enojada mirada de Camila —¿como no soy tu rubiecita no te dejarás cojer por mi?

— ¿estás celosa? — inquirió sin poderlo creer. — no puede ser — se levantó subiendo su pantalón y llevando las manos a su cabeza — ¡eres una Cínica! — grito y Lauren también se levantó — ¿estas casada por Dios Lauren y me quieres pedir exclusividad?

— entonces si te acostaste con esa chiquilla.

— si así fuera ¿que? Tu te acuestas con Carlo y yo no te reclamo nada. ¡No tienes cara para estar celosa de Eri!

— sabias perfectamente que venía con paquete desde la primera vez y no te importo — Camila quiso volver a ponerse su franela pero Lauren se la quito y la lanzó al suelo. — ¡ni que fuera tu estupido hermano te importo!

Solo se escuchó el golpe seco del impacto de la mano de Camila contra la mejilla de Lauren en toda la casa.

— neta que no tienes madre. — aprovechó el aturdimiento de la mayor, tomo su franela y se dirigió a su cuarto poniéndosela

— a dónde vas Camila — la siguió

— lejos, lo más lejos posible de ti y tu cinismo de mierda, eres una enferma. —se colocó su chaqueta y pasó por su lado.

— no me vas a dejar hablando aquí sola como una idiota.

— pues espera a tu querido esposo, que hoy si viene a cenar — gritó abriendo la puerta. — no olvides cocinarle. — se fue dando un portazo que hizo temblar las paredes

Lauren gritó de frustración y lanzó al suelo la primera decoración que encontró.

Desde que llegó Camila al país van a pasar la primera noche sin enrollarse y todo por culpa de esa rubiecita.

— mierda.

--
N/A: pregunta, con quien shippean a Camila? (aparte de Lauren obviamente)

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