setenta y cinco
"Pero, sabes... Nada funcionó. Nunca recibí algo a cambio, además de rechazo"
La melancolía estaba colada entre tus palabras, que sonaban lejanas.
"La panza de mamá creció con el pasar de las semanas, la bebé crecía sana y a de seguro sería muy bonita..."
Tus palabras parecían dulces, pero estaban llenas de veneno.
Estaba comenzando a asustarme.
"Pero, una noche, llegó una inesperada llamada a casa. Algo muy malo pasó"
"¿Qué sucedió?", me tomé el atrevimiento de preguntar.
"Mi tía Ann, la hermana de mi madre, había muerto"
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