cien; final.

Algo que deberían saber, ya que llegaron al final: Hay un epílogo y tres capítulos extra, en los que se puede entender más el desenlace de la historia. También tiene una sección de curiosidades.
Lo aclaro porque muchas personas se lo saltan.

---

Al final, sí logramos huir.

Aun así, había algo de lo cual, jamás podríamos escapar. Y ambos lo sabíamos muy bien.

Muchos podrán decir que enloquecí, y yo también lo creo.

Porque, ¿qué tan loco debes estar, para amar a alguien que también lo está?

A mi parecer, muy.

Pero, como ya he dicho antes, no elegimos a quién amamos. El amor nos elige a nosotros.

Yo te encontré a ti, tú me encontraste a mí y te quise de mil maneras.

Me perdí en tus manos, en tu piel y tus ojos. En delicioso aroma de tu pelo.

Por más que en cada una de ellas, hubiera una gran tormenta;

Que deja incertidumbre, dolor y muchas penas.

Después de todo, así es la vida misma, ¿no?

Llena de altibajos, que me recuerdan todos los días de dónde venimos, los muertos que dejamos atrás, por qué y a dónde vamos.

Aquello me pone ansioso, quizás porque aún le temo al futuro.

Pero, al escuchar tu voz, se acelera mi corazón y puedo seguir adelante.

Aunque, las palabras que me dicen me trauma. No puedo dejar de pensar en ello.

Tal vez, me había acostumbrado tanto a esa extraña sensación, que comencé a amarla.

Como a ti, ¿cierto?

Sí, te amaba. No había vuelta atrás.

Esa era suficiente razón, para decir que nada importaba. Sólo tú.

Tan sólo... quería estar contigo.

Pero eso equivalía a mucho más que estar.

Significa estar, en todo momento. Cuando estás de pie, cuando caes, y para ayudarte a levantar. Estar en cada instante, en cada pesadilla y sueño. Estar en tus triunfos, en tus fracasos. Estar cuando sonríes, pero también cuando lloras.

Estar para ti, y contigo.

¿Cómo explicarlo, si no hay forma de entenderlo?

Si al mirarte a los ojos, encontraba un vacío que gritaba por que no me alejara de ti, que te amara.

Ese no era el problema.

Yo seguía allí, pero tú te habías ido hace mucho tiempo.

Estabas demasiado lejos, y no estabas llevándome contigo, pero yo sí a un inexistente tú; como si nunca te hubieras ido.

Como si al tiempo se le hubiese olvidado que tengo a una persona que no debería estar aquí, conmigo.

Supongo que la vida me ha concedido bastante de su sabor puro, a través de ti. Y lo sigue haciendo.

Mediante todas las madrugadas.

Esas en las que nos sonreímos sin hablar, mientras peino tu cabello con mis dedos.

Esas en las que me permites tocar tu cuerpo, porque tu toque y el mío crean fuego.

Recorrer con lentitud el sendero que me lleva a tus curvas; cuando hacemos el amor entre las sábanas frías.

Esas en las que te recuestas en mi pecho, y besas mi alma.

Esas en las que no cabe tanto amor en la cama.

Mediante las mañanas, en las que puedes ser tú, otra vez.

En las que despierto a tu lado, con tu cálido aliento en mi cuello y con un beso tan dulce como la miel.

Y éramos felices.

Pero, te extrañaba cada vez que te marchabas otra vez.

¿Cómo?

No sé, las explicaciones salen sobrando y se escapan, terminan siendo argumentos trillados y abstractos.

Al igual que tú.

Porque me cantas, y luego gritas a todo pulmón que me aleje de ti.

Porque primero acaricias mi rostro con tus manos, para luego recordarme los sucias que estaban.

Y es que, no puedo dejar de pensar en ello.

En lo bien que se te veía la ropa ensangrentada pegada al cuerpo, y las lágrimas de sangre que caían por tu rostro.

Tu cínica sonrisa, que no había desaparecido.

¿Por qué parecía ser, la que mejor iba contigo?

En fin, me siento vivo.

Porque cargo con un peso encima de los hombros, que me hace sentir así.

Y aunque nada de esto tenga sentido, me siento más liviano.

Como si hubiese aprendido a dejar que me robes cada una de mis sonrisas.

Sin embargo, sonrío para ti.

¿Ves, lo incomprensible que soy?

Prometo que lloraré una vez más.

No ahora.

Disfruto extrañarte, verte de nuevo y volver a perderte.

Que me haga falta la paz, que hace tanto tiempo me quitaste.

Pronunciar tu nombre, que pronuncies el mío y se forme una infinita ausencia, que fue reemplazada por la demencia.

No obstante, estoy feliz.

Porque, a pesar de todo, parte de ti sigue aquí.

Y es que uno no elige, de quien enamorarse. Es imposible dejar de querer cuando nos lo proponemos, u olvidar un amor cuando lo deseamos.

Es un empeño en vano, el desear destrozar los sentimientos. ¿Cómo se destruyen? No existe manera.

En fin, sí. Te amo.

Por sobre todo y todos, sin importar las consecuencias que eso traiga.

Amo todo de ti.

Como el primer día.

Tus enojos, tus caprichos, tus exigencias. Tus manías, tu valentía, tu cobardía. Tu dulzura, tu astucia. Tu silencio y tu voz. Tu felicidad; que también es la mía.

Tus sueños y pesadillas, los que adivino cada vez que dormimos juntos, ya que se resbalan de tus párpados y se escabullen de tus pestañas; para contarme a mí, que eres lo mejor que me pasó y que todo valió la pena. Como un secreto, por más que lo repitiera para mí y para ti, cada dos días.

Y esperaba no perderte nunca.

Eso es lo que busco: no perderte nunca.

Crear un infinito más allá de lo existente, y poder permanecer contigo aunque el mundo se derrumbe y me convierta en polvo.

Porque me prometí a mí mismo, perdonarte ciento cincuenta y seis veces, con tal de no perderte.

También me prometí, hacerte feliz.

Ayudar a tratar tus cicatrices, y abrazarte en las noches más tristes.

Aunque quererte signifique estar dispuesto a ser herido por ti.

Pero, al fin y al cabo, todos van a herirte en la vida;

Es cuestión encontrar una persona, por la que valga la pena ser herido.

Y créeme, mi amor, que si eres tú quien me deshace en mil pedazos, entonces estaré bien.

Porque me enseñaste una valiosa lección.

Que los cuentos de hadas no existen, que nada empieza con un «había una vez», y lo que parece ser un devastador final, no siempre lo es realmente.

Que nada es lo que parece, porque nunca hay que dejarse llevar por una engañosa apariencia angelical.

Que hay historias que escribes con lágrimas en los ojos y, cuando vuelves a leerlas, te es imposible el no llorar.

Pero, no te importa volver a recordarlo una y mil veces. Por lo hermosas que son.

Como la nuestra, por ejemplo.

Que empezó con un simple encuentro, en aquel café.

Y se convirtió en un sueño, al igual que tú para mí, cuando te descubrí;

Cuando comencé a amarte, y jamás pude dejar de hacerlo.

Te lo volveré a repetir: te amo.

Pueden ser dos palabras muy cortas, pero las únicas que no han perdido sentido, después de repetirla mil veces.

Las únicas que puedo utilizar, sin escribir mil líneas, para expresar el gran sentimiento que tengo por ti.

Así que, sí, te amo. Con todo lo que soy, con todo lo que tengo.

Más de lo que puedes imaginar, más de lo que realmente puedo explicar con un simple lápiz y papel.

Por lo que fuiste, por lo que eres y por lo que serás en un futuro. Conmigo, con los demás.

Te amo cada segundo con más intensidad, cada día de mi vida; los que quiero compartir contigo por siempre.

Y te amaré por el resto de ella.

Con locura, porque no sé amarte de otra manera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top