Capitulo 5: Serás mi sirvienta
Ojala os guste, en este capitulo Nanami analizara a fondo el cuerpo de nuestro amado Tomoe asi que hay alguna escena que hace que te sangre la nariz jajaja que perver que soy jajaja
Dejen comentarios como siempre
gracias a las que leéis mi historia
El sacrificio de la sacerdotisa
Capitulo 5: Serás mi sirvienta
Nanami seguía observando el cielo nocturno estirada contra la columna del ventanal de la habitación del demonio de cabellos plateados.
Hacia rato que estaba en un estado de duermevela y con los ojos entrecerrados se dejaba abanicar por la brisa nocturna.
Sentía un calor agradable que le llegaba desde el interior del estomago hasta la cabeza, seguramente tenía las mejillas al rojo vivo.
¡Y todo por culpa de ese demonio con orejas peludas¡
Desde que se había marchado por aquella puerta magníficamente decorada y la había dejado sola en aquella habitación que olía demasiado a su aroma y la atontaba.
En su mente, que hasta ese momento no se había dado cuenta que era una pervertida, se habían formado varias imágenes de aquel demonio con su hermoso cuerpo de alabastro frente a ella, estirado en aquella cama donde momentos antes había estado ella estirada; mirándola a ella, solamente a ella y estiraba su mano ofrenciéndose como en un banquete.
En sus ojos, promesas oscuras y seguramente no actas para todos los públicos. Nanami, perdida en su fantasía demoníaca se acercaba a él, sin miedo; sabia que podía confiar en él, la cosa es que no sabia como era que lo sabia.
Tomoe la agarro de la mano y tiro de ella hasta sentarla sobre las mantas y sabanas, recostando su cabeza entre los mullidos cojines. Se miraron a los ojos; azul contra marrón. Una lucha interna.
Sin embargo el rostro de Tomoe estaba relajado, con aquel largo cabello plateado sobre los hombros y el flequillo sobre los ojos. Le sonreía con aquella sonrisa que le había hecho suspirar la primera vez que se habían visto.
Nanami imito su sonrisa y entonces los labios de Tomoe pronunciaron algo, que Nanami no podía escuchar y entonces la beso, aplastándola dulcemente con su cuerpo y colando las habilidosas manos por debajo del kimono.
Un gemido salio involuntariamente de sus labios. Estaba soñando. !Estaba teniendo un sueño de adultos con Tomoe!...
Y parecía tan real. Nanami dejo que los ojos se le cerraran, centrándose en aquella pequeña fantasía que se había formado en su loca cabeza.
En algún momento quedo profundamente dormida.
Una sombra se fue acercando lentamente a donde se encontraba la joven.
A la mañana siguiente
El sol se elevo como cada mañana, iluminando con sus rayos mortíferos el rostro de Nanami quien abrió los ojos pesadamente, como si tuvieran algo muy pesado colgando de los parpados.
Bostezo pesadamente, estirándose cuan larga era, igual que si fuera un gato.
"Las mañanas deberían ser todas así...con sus despertares sin escuela, ni exámenes, sobre una mullida y suave cama con aquel delicioso olor y aquel calor tan agradable que sentía por todo el cuerpo y...!¿QUÉ HACE UN BRAZO MUSCULOSO AGARRANDO MI CINTURA?¡
Nanami se enderezo de la cama como un palillo y más tiesa que una tabla de planchar se volteo lentamente hacia su izquierda.
¿Cuándo se había metido en la cama? No lo recordaba...¡Y menos recordaba haberse metido en la cama con Tomoe¡ ¡Ni mucho menos haberle abrazado¡
¿Acaso aquello era un sueño? ¿Podría ser que su cerebro estaba tan desarrollado que había hecho una ilusión tan real que olía y daba calor como si fuera real?
Vale, a lo mejor aquello era real. Había muchas posibilidades. Nanami observo la situación, vale, estaba en la cama del demonio, usando solamente aquel kimono que le había dado, Tomoe estaba dormido justo a su lado sin enterarse del dilema interno de la muchacha y para empeorar aun más la situación...!Tenía el aquel pecho al descubierto!
Con vergüenza levanto levemente la sabana negra que los cubría y respiro aliviada al ver que el demonio llevaba un hakama rojo atado a las caderas.
Pero aun quedaba el tema de que la estaba rodeando con sus brazos, colocados estratégicamente en su cintura atrayéndola hacia su cuerpo de manera muy intima.
¡Qué alguien la ayudase¡ ¿Qué iba a hacer? ¿Qué haría una persona normal en una situación como aquella?
No tenía respuesta para aquello. Ni para nada que fuera demasiado coherente. Y menos cuando Tomoe, en sueños volvió a recostarla contra las sabanas y su rostro quedo a centímetros del rostro dormido del demonio.
Nanami soltó un chillido de sorpresa que milagrosamente no despertó al durmiente Tomoe y ella estuvo a punto de morirse de un paro cardiaco cuando sintió el aliento de este en los labios. Una mezcla de licor, sake antiguo y olor mañanero que la dejo momentáneamente hipnotizada.
"Es realmente un ser de otro mundo...nadie es tan hermoso" Se dijo a si misma mientras observaba el rostro dormido de Tomoe, sus rasgos pacíficos y finos, los grandes ojos cerrados por aquellas largas pestañas negras, el perfil recto de su nariz y aquellos labios entreabiertos.
Nanami se relamió los labios, momentáneamente secos por aquella visión de otro mundo.
¡No! No caigas en sus trampas, Nanami. Es un demonio y te ha metido en su cama sin tu consentimiento.
Pero sus manos estaban sobre aquel pecho suave y marcado, y parecían muy contentas de estar allí. Malditas fueran.
-Deja de moverte...no puedo dormir...-Se le erizaron todos los pelos de la cabeza al escuchar la voz adormilada de Tomoe junto a su oreja. !Maldición, está despierto¡
-Q-Q-q-que..
-Shh...quédate un rato así...hasta que me despierte...-La apretó de nuevo contra su cuerpo colocándose boca arriba y Nanami quedo cómodamente recostada sobre su pecho con los brazos acariciándole suavemente la espada y la región lumbar.
El corazón de la chica empezó a latir alocadamente ante la nueva posición en la que se encontraba. Nunca en su corta vida había dormido con nadie que no fuera su madre o su padre y mucho menos lo había hecho con un chico. Y ahora se encontraba en aquella posición comprometida, prácticamente desnuda y sin ropa interior, con un demonio llamado Tomoe que lo conocía de hacia menos de 24 horas. Vamos, lo más normal del mundo.
Con una velocidad demasiado rápida para ser humana, se aparto del cuerpo cálido de Tomoe y se arrastro fuera de aquella cama, quedando sentada en el tatami de aquella habitación. Tomoe elevo el tronco superior abriendo un ojo pesadamente ante la desaparición del cuerpo de la chica.
-¿Qué haces?-Pregunto lentamente, enfocando aquel ojo azulado en ella. Nanami pensó por un instante que se veía muy bien recién levantado, con el cabello descolocado y suelto sobre el cuerpo y rascándose la nuca despreocupadamente.
-Yo...¿Cómo llegue a la cama?-Pregunto sonrojada por aquellos pensamientos, de nuevo, traicioneros-Yo estaba sentada en el ventanal-Lo señalo para dar mayor razón a su comentario brillante pero el ventanal estaba cerrado y unas largas cortinas rojas tapan las ventanas-Sé que lo estaba.
-Te encontré dormida fuera y la noche estaba fría-Respondió Tomoe saliendo de la cama y acercándose a donde ella estaba arrodillada-Si te hubiera dejado allí fuera ya no estarías viva si no congelada hasta la muerte.
Nanami bajo la mirada, pensando que seguramente el demonio tenía razón en lo que decía; podría haber muerto de hipotermia. Se mordió el labio inferior.
Escucho como Tomoe soltó un pequeño gruñido.
-No te muerdas el labio-Dijo con voz grave. Nanami elevo la mirada y como él le dijo, dejo de morderse el labio.
-G-Gra-cias por...bueno...por no dejarme morir congelada-Dijo sonrojada; al menos debería ser amable.
Tomoe pareció sorprenderse por sus palabras pero se calmo enseguida y se agacho a su altura.
-Levántate-Dijo y la ayudo a levantarse a pesar de los temblores que parecieron tomar las piernas de Nanami. Esta le miro algo confusa y asustada pero no se aparto de él.
-¿Qué?
-A partir de ahora vivirás en este palacio. Conmigo-Recalcó lo ultimo atravesándola con su mirada azulada y haciéndola enrojecer levemente-Compartiremos este cuarto y te encargaras de alimentarme y cuidarme.
-¿Cómo?-Exclamo sin dejarlo terminar y se alejo de él como si le hubiera mandado corrientes eléctricas con sus manos-Ni loca voy a ser tu sirvienta.
Tomoe sonrió enseñando unos colmillos blancos y brillantes.
-No solo serás mi sirvienta personal-Le dijo contradiciendo todo lo dicho anteriormente por la joven-Te he salvado la vida por lo que me debes sumisión y por tu propia seguridad será mejor que no intentes contradecirme.
-Pero...
-Nanami-Le tomo el mentón sin dejarle terminar la frase y se acerco a ella hasta que sus rostros quedaron a escasos milímetros. Sus ojos se desafiaron entre sí-Ya he decidido cuidarte y tomarte para mí-Sonrió por sus propias palabras-Asegúrate de hacer tu mayor esfuerzo en no arruinar mi buen humor.
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