Capitulo 3: Descubriendo al demonio

Por fin termine el capitulo tercero de esta historia ^^ aviso que en este fic habrá varias escenas de contenido M que seguramente no sean aptas para todos los publicos, lo avisaré de ante mano para aquellas personas sensibles jajaja si al final lo acabareis leyendo jajaja que lo se xDD

Bueno jajaja aqui esta el capitulo

dejad comentarios =DDD Gracias ^^

El sacrificio de la sacerdotisa

Capitulo 3: Descubriendo al demonio

Tomoe observo a la humana que había salvado con detenimiento mientras ella caminaba delante de él observando los tapices y los cuadros que colgaban de las paredes de su palacio.

Definitivamente no se parecía a las chicas del pueblo.

Sus ojos recorrieron el largo cabello castaño que se encontraba despeinado seguramente por tratar de escapar de los lobos, le llegaba hasta la cintura. Como a él le gustaba que fuera el cabello de una mujer.

Vestía unas ropas muy extrañas, se acaricio el mentón pensando qué tipo de persona lleva una ropa tan provocativa en aquel siglo; podía ver la forma de sus piernas.
Tomoe se relamió los labios y se acerco para olisquearla levemente sin que se diera cuenta.

Olía deliciosamente, a alguna clase de flor silvestre.

Nanami sentía la mirada de Tomoe en la espalda, no le gustaba nada la manera en la que ese demonio la miraba; como si fuera algo comestible.
Pero le había salvado la vida, tan malo no podía ser, ¿No? ¿O quizás la estaba hipnotizando con palabras dulces para luego hacerle cosas extrañas?
Intento ver por el rabillo del ojo si estaba aun detrás de ella y desgraciadamente estaba demasiado cerca; su aroma lo delataba y a ella le nublaba los sentidos.

-¿A...donde vamos?-Se atrevió a preguntar girando un poco la cabeza encontrándose con el de el demonio quien con dos pasos se puso a su altura.

-A mis aposentos-Respondió con toda tranquilidad y Nanami quiso correr por patas cuando lo escucho diciendo aquellas palabras tan calmadamente. ¡Entonces sí que quería hacerle cosas extrañas¡

Tomoe no se perdió detalle de cómo el rostro de la humana "Nanami" cambiaba a varios colores nada sanos y sonrió para sus adentros. Las humanas nunca habían sido muy predecibles pero aquella chiquilla no dejaba de sorprenderlo.
Y más cuando se alejo de el de manera demasiado graciosa pero se preocupo cuando vio que tropezaba con aquellos extraños calcetines que llevaba y caía al suelo en otra postura demasiado graciosa.

Suspirando se acerco a ella, quien lo miro con ojos temerosos, hasta su labio inferior temblaba.

-N-no d-dejare que me hagas cosas extrañas-Dijo atropelladamente-S-s-se autodefensa...pue-puedo darte una patada en el culo que hará que veas las estrellas...

Tomoe no se molesto en disimular sus risas y eso molesto enormemente a Nanami quien quiso golpear aquel rostro arrogante pero a la vez hermoso del demonio.
Se contuvo.

Cuando hubo dejado de reír, Tomoe se acerco de nuevo a ella y esta vez la tomo en brazos como a una princesa y a pesar de los golpes y los movimientos que hizo la joven para liberarse de aquellos brazos que la rodeaban, el demonio no la soltó.

"Es mi fin...voy a ser convertida en cuadraditos para que este demonio se alimente..."Se maldecía mentalmente Nanami mientras era llevada por aquel palacio extraño. Se extraño que no hubiera nadie por aquellos amplios y solitarios pasillos. ¿Acaso vivía él solo en aquel palacio? "Entonces nadie vendrá a ayudarme..."

Iba a seguir maldiciéndose pero Tomoe se detuvo y levantando la mirada vio una puerta hermosamente decorada con flores blancas y una silueta de un zorro blanco. Era diferente a las demás puertas de madera sin ninguna decoración.
El demonio abrió la puerta con un suave golpe y paso a su interior que también estaba muy bien decorado.
La habitación era cuadrada, con un pequeño ventanal en el fondo, en el centro había una cama japonesa con un montón de mullidos cojines blancos y negros sobre sabanas negras con pequeñas flores rojas bordadas en el centro, en una esquina había un enorme armario con muchos cajones pequeños a sus lados y para terminar la decoración había una mesa baja de madera pura y un biombo con los mismos dibujos que la puerta pero con fondo negro.

El demonio fue hasta la cama y dejo a Nanami sobre ella con cuidado, los pies doloridos de la chica no llegaban al suelo y cuando levanto vergonzosa los ojos se encontraron de nuevo con los del demonio.

Le señalo una puerta, a su derecha, en la que no se había fijado cuando había entrado.

-Entra-Dijo simplemente y se alejo de ella caminando hacia el pequeño ventanal, Nanami observo sus elegantes pasos sobre el tatami y lentamente se puso de nuevo de pie.

-¿Para...que?-Pregunto. Quizá detrás de aquella puerta, inocentemente pintada de blanco, habría todo un sequito de demonios que la mataría dolorosamente.

-Solo entra-Respondió sin mirarla desde el ventanal. Su voz grave, le recordó a la de los generales cuando dan una orden a sus hombres y con miedo de hacerlo enfadar se apresuro a ir hacia la puerta y abrirla.

Le temblaban las manos cuando acciono la manilla y la puerta se abrió sin hacer el menor ruido.
"Increíble" Fue lo primero que pensó Nanami cuando vio aquello. Detrás de la puerta no había un sequito de demonios que querían matarla si no que había un precioso baño japonés tradicional de color blanco que ocupaba toda la pequeña estancia colindante a la habitación.

Nanami acaricio las paredes de aquel baño de ensueño y entonces se vio reflejada en un pequeño espejo que había en la pared y entonces dio un jadeo.
Su pelo parecía un nido de pájaros, todo despeinado y enredado sobre su cabeza. ¿Por qué no le había dicho nada aquel demonio estúpido? Nanami enrojeció al pensar que la vio toda desarreglada cuando él mismo estaba tan pulcramente vestido.

Con violencia se despojo del uniforme que estaba lleno de hojas secas y barro, dejándolo en un cesto cerca de la puerta y después de despojarse también de su ropa interior la joven se metió en la bañera que previamente había llenado de agua caliente.

Intento relajarse en aquel pequeño oasis de placer y dejo que el aroma de las sales de baño la transportara fuera de aquella realidad en la que estaba en el palacio de un demonio increíblemente sexy pero que a la vez era extraño y de un mal humor que a Nanami no le gustaba en absoluto.

Salió del agua poco después y se envolvió el cuerpo en una mullida y suave toalla azul que encontró en un armario junto con otras más grandes y más pequeñas.
Con otra más pequeña se seco el cabello hasta que estuvo parcialmente seco, intento encontrar un secador pero al no encontrarlo decidió darse por vencida e ir a por su ropa.

-¿D-donde esta?-Se pregunto cuando llego al cesto donde había dejado el uniforme y su ropa interior. Pero en el cesto no había nada más que toallas para lavar.

Con gran vergüenza abrió lentamente la puerta, deseando que el demonio siguiera en el ventanal y pudiera coger alguna cosa de su armario sin ser vista.

No tuvo esa suerte. Raramente la tenía.

Los ojos del demonio la taladraron desde la cama donde estaba sentado, de manera sensual obviamente.
Nanami quiso gritar, quiso correr, quiso golpearle y muchas otras cosas que no eran aptas para todos los públicos pero lo único que hizo fue quedarse allí, muy quieta; ni siquiera sabía si había parpadeado desde que había hecho contacto visual con Tomoe.

Sus ojos lo siguieron cuando él se levanto y se acerco a ella hasta que sus pies quedaron alineados con los suyos y pudo sentir como su esencia la rodeaba.

-¿Q-q-que?-La pregunta le salió demasiado chillona, como si hubiera tragado mucho helio y le saliera la voz de payaso.

-Quiero verte-Dijo con voz profunda aquel demonio de cabellos plateados. Nanami elevo los ojos ya que creía que había oído mal.

-¿Eh?

-Quiero ver tu cuerpo-Volvió a pronunciar de la misma manera que la vez anterior y Nanami se sintió acariciada por sus palabras. ¡ESPERA¡ ¿Había oído lo que creía haber oído?

-Ni hablar-Definitivamente era un pervertido, ¿Cómo había podido dejarse engañar tan fácilmente? Debían darle el premio a la tonta del año.
Se apretó la toalla alrededor del cuerpo y se aparto todo lo que pudo hasta que dio con la puerta del baño. Se maldijo a si misma de nuevo, se había acorralado ella sola y estaba entre la pared y el demonio.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top