Capitulo 15: Perdiendo el control

Ojala os guste ;D

El sacrificio de la sacerdotisa

Capitulo 15: Perdiendo el control

Tomoe despertó a media tarde, la luz del sol entraba a raudales por las ventanas abiertas de la sala del trono. Tomoe no recordaba haberlas dejado abiertas. Intentó orientarse, ¿Por que estaba allí? Se llevo la mano a la cabeza, cerro los ojos y contó hasta 100 para calmarse. Los golpes de Akura Ou siempre lo dejaban medio muerto. !Nanami¡ La sala estaba vacía y las ventanas estaban abiertas, las cortinas, que él había anudado con precisión estaban hechas jirones, quemadas posiblemente por el demonio pelirojo en su huida. Le gustaba dejar sus tarjetas de visita.

Pero no tenía tiempo para quedarse mirando sus cortinas quemadas. Se levanto e hizo aparecer un carro antiguo que estaba envuelto en unas llamas azuladas sobrenaturales.
Sin pensarlo siquiera, se subió. Sabía exactamente donde estaba su compañero, si es que podía seguir llamándolo de esa manera. No lo era.

-Nanami,aguanta. Voy a por tí-Se prometió que iba a recuperarla. Lo iba a hacer. Y cuando volviera a tenerla entre sus brazos la ataría eternamente a él. Nunca nadie la iba a volver a separar de su lado. Nadie.

Nanami volvía a encontrarse en una situación desesperada. Si le dieran a escoger prefería pelearse con los lobos que encontrarse en aquella situación, atada a una pared siendo observada por un demonio que definitivamente no le caía bien.
Se había despertado en un castillo increíblemente bien decorado, al menos la habitación donde se encontraba así lo estaba por lo que imagino que el resto de las estancias estarían igual de decoradas.
Estaba pintada toda de rojo, llena de diferentes muebles, todos en negro y dorado, muy bien combinados. La cama, gigantesca, con un enorme colchón, estaba llena de cojines dorados, con flequitos y sabanas oscuras.
Los armarios empotrados, con diseños japoneses en la pared, las ostentosas alfombras que cubrían el suelo oscuro, los cuadros y lienzos de personajes demoníacos colgados de las paredes, la impresionante lampara de ocho brazos colgada del techo y el balcón, similar al de Tomoe le proporcionaban a la habitación un toque infernal que Nanami comparó sin poder evitarlo con la elegante habitación de su demonio.
¿SU demonio? ¿En serio lo había dicho? Pues si, lo había dicho.

Lo único que no cuadraba con aquella habitación de hotel de ensueño eran los grilletes y el equipo de tortura que tenía frente a sus ojos. Aquellos grilletes eran bastante pesados por lo que le hacían daño en las muñecas.

-Me duelen las muñecas-Protestó cuando tuvo la suficiente saliva para poder hablar. Akura Ou la ignoró mientras seguía observando su cuerpo-Vamos, suéltame.

-Humana, estas aquí para mi diversión, así que no tengo por que preocuparme por tu comodidad-Su voz era gélida, como si el hecho de que ella sufriese frente a sus ojos no le importase lo más mínimo. Ni siquiera había cambiado su expresión neutra durante todo el rato.

-Tomoe vendrá-Su voz sonó más firme ahora. Ella creía en él. Estaba segura de que Tomoe vendría a ayudarla, y mientras tuviera esa pequeña esperanza, por pequeña que fuese, ella lucharía. Intentaría escapar y rezaría porque Tomoe la encontrase-Él definitivamente vendrá.

-Tienes muchas esperanzas puestas en él-Observo Akura Ou y se levantó de la cama para acercarse a ella, quedando cara a cara, solo unos milímetros los separaban. Los ojos del demonio brillaban divertidos, observaron a la joven. No le gustaba la mirada de confianza que presentaba. A él le gustaban desvalidas, pidiendo perdón por su vida, suplicando. Y aquella muchacha iba a suplicar.

-Vendrá, se que lo hará-No le gustaba como la estaba mirando.

-Tomoe es mi mano derecha-Dijo observando las reacciones de la joven. Curvando los labios sus manos volaron hacía el obi de la joven, con un movimiento lo desató y este cayó suavemente al suelo, alrededor de los pies de Nanami. El demonio sonrió cuando el rostro de la chica se transformó en miedo-Si le ordeno que te corte ese pequeño cuello-Pasó la mano con astuta frialdad por su cuello, rodeándolo y apretando levemente contra su acelerado pulso-Él lo hará-Sus manos cogieron las solapas del kimono de Tomoe que ella vestía y lo abrieron dejando su cuerpo desnudo a su escrutinio. Sus afiladas uñas se pasearon por su pezón izquierdo con torturada calma-Si le digo que torture tu cuerpo de la forma más violenta y dolorosa que exista-Pasó al derecho-Tomoe lo hará. No deberías confiar en él.

Nanami quería llorar y tuvo que esforzarse mucho para no hacerlo. Podía notar la diversión en el rostro del demonio Akura Ou, como disfrutaba torturándola y ella estaba a punto de flaquear. No podía creer que hubiera dicho aquellas palabras, con aquella frialdad mientras tocaba su cuerpo. !Pero quien se pensaba que era¡
Quería gritarle, patalear...pero sus labios temblaban, su nariz estaba atascada y las piernas le temblaban. Si que tenía muchas cosas que decir, pero sobretodo tenía que hacerle ver que Tomoe no era así. Quizá ella no lo conocía como lo hacía Akura Ou pero quería creer en el Tomoe que se había mostrado frente a ella todos aquellos días. ¿Podía hacerlo verdad?

-¿Sigues negando lo inevitable, humana?

-Yo...-Estaba llorando. Genial-Yo no dejaré de creer en Tomoe...Se que es un demonio, es un zorro plateado...Puede que no tenga buen carácter, se enfada enseguida, no tiene paciencia, siempre critica mi comida, es muy pervertido y siempre quiere verme desnuda, es dictatorial y me manda muchísimo trabajo...-El rostro de Akura Ou era un verdadero poema-Pero...también es amable, cuidó de mí cuando me hice daño, me salvó de los lobos que me perseguían y su sonrisa es verdaderamente...linda...Es buena persona, Tomoe en realidad no quiere hacer daño a las personas, él amaba a los humanos, amaba a Yukiji...Y es verdad que no sé como era en el pasado, lo que hizo o los crímenes que cometió...pero no me importa-Ahora que había comenzado a hablar no podía parar-El
Tomoe que conozco es el que es ahora y por eso yo...YO LE AMO...por eso siempre creeré en él.

-Una humana...jajaja una humana como tú enamorada de Tomoe-Akura Ou se echo a reír y eso enfureció a Nanami.

-Es verdad, le amo. Y...y se que él también me quiere a mí.

-¿Que te quiere? ¿Estas loca? Tomoe no puede amar, ya no.

-Eso no es cierto

-Él solamente te desea. Es comprensible por otro lado-Le acarició entre las piernas, por encima de sus braguitas-Las humanas sois diferentes a nosotros, los demonios. Por eso le fascinas. Te esta utilizando.

-No...No...él no haría algo así...-Intentó por todos sus medios apartarse-!Tomoe no es así¡

-!NANAMI!-El grito, con siguiente estallido de cristales, los hizo voltear hacia el balcón, por donde Tomoe entró hecho una furia. Su cuerpo estaba rodeado de llamas azules que danzaban misteriosamente a su alrededor. Nanami libero sus lagrimas al ver a su salvador, Akura Ou se apartó de Nanami algo sorprendido por la aparición de Tomoe.

-¿No podrías haber utilizado la puerta, Tomoe?-Preguntó ironico.

-No me vengas con chistes. Te la llevaste...-Sus ojos volaron hacia Nanami, su cuerpo, sus deliciosas curvas, la humedad de sus braguitas y por ultimo sus lagrimas, sus ojos asustados y sus pequeñas manos apresadas en esos grilletes-Le has hecho daño a mi mujer...Por mucho que seas tu no te librarás de la paliza que te voy a dar.

-Solo nos hemos divertido un poco-Dijo inocentemente el demonio-¿Quieres unirte Tomoe? Como en los viejos tiempos.

-Ni se te ocurra volver a tocar a Nanami-Sus preciosos ojos azules se volvieron amarillos, dorados intensos como los de Akura Ou. Sus uñas se alargaron, su cabello danzaba maleficamente en su espalda y sus colmillos se asomaron por debajo de su labio inferior. Un conjunto misterioso y amenazador que le puso los pelos de punta a Nanami. ¿Ese...era Tomoe?

-Tranquilo...-Su cambio pareció sorprender a Akura Ou porque se separo completamente de Nanami y levanto las manos-Tranquilízate,...¿Ves? no la voy a tocar. ¿Bien?

-No. Suéltala

Lo hizo. Nanami resbalo hacia el suelo, flácida y llorosa observó como Tomoe entraba en la estancia, dejando pequeños cristales y pedazos de las ventanas del balcón por el suelo. Sus sandalias hicieron un ruido estridente y doloroso cuando caminó sobre ellos para dirigirse hacia Akura Ou.

-No te enfades-Intentó controlarlo de nuevo Akura Ou, pero casi se arrepintió de ello cuando Tomoe gruñó, con los colmillos desplegados por encima de los labios y se lanzó contra él con toda la intención de reducirlo a cenizas. Akura Ou esquivó cada uno de sus ataques, pagandolo con el destrozo de varios de sus
muebles que quedaron inservibles o prácticamente reducidos a madera calcinada y pedazos de madera rotos.
Nanami temblaba, no podía moverse y daba gracias a que ninguno de sus ataques le había rozado siguiera. Algo, oculto en su más hondo interior, la azotó y la hizo temblar aun más. A pesar del aspecto demoníaco y sin control que estaba mostrando Tomoe, su rostro crispado y malvado, sus largas garras arrasándolo todo a su paso, aquel extraño fuego que parecía venir de sus palmas, era violento y sobrenatural...Pero, a pesar de todo aquello, Nanami no le temía, se sentía extraña y lo cierto es que estaba pasando un miedo como nunca había sentido en su vida, pero no tenía miedo de Tomoe. Lo cierto es que temía que le hicieran daño a él.

-Me he cansado de jugar contigo Tomoe-Dijo, ya sin humor, Akura Ou y en sus manos apareció una afilada y mortífera katana antigua. Su filo iluminó los astutos ojos dorados. !Podría partir a Tomoe por la mitad si la utilizada contra él! Entonces comenzó la verdadera pelea. Tomoe esquivaba los envites que le mandaba el demonio, siempre esquivándolo unos segundos antes de que el filo de la katana pudiera rozarle y siempre, a pesar de estar transformado en demonio completo, lo hacía sin ponerla en peligro en ningún momento. Aún la estaba protegiendo. Pero no iba a conseguir seguir mucho tiempo más.

Su corazón latía desbocado mientras sus piernas corrían hacia los dos demonios, empujando a Tomoe de una estocada mortal. No sintió el corte en el brazo, no sintió el dolor, ni la sangre corriendo por su pálido brazo. Tampoco sintió como una pequeña parte de su melena era cortada por aquella afilada katana.

Había salvado a Tomoe. Lo había conseguido y lo había hecho sin pensar siquiera. Solo había corrido hacia él.

Akura Ou maldijo en voz alta, haciendo desaparecer la katana tan rápido como había aparecido. Se alejó de ambos, teniendo cuidado de no hacer ningún ruido. Tomoe lo iba a matar, sin ninguna duda.

Tomoe seguía gruñendo entre los brazos de Nanami, sus ojos se agrandaron cuando repararon en la sangre de la chica. Su color, su olor...todo se instaló en su mente y se volvió rojo. Oscuro. Como un pozo sin fondo. Su mente se volvió loca. Sus brazos temblaron y sus dientes chirriaron.

-N-N-A-N-A-A-M-I...-Su voz era gutural, espesa...y cuando Nanami observó su rostro se asustó más aún. Sus ojos se habían oscurecido, ahora eran dos pozos sin fondo donde niquiera podía distinguir la pupila. Su largo flequillo estaba desordenado, caía sobre aquellos ojos sin fondo y sus orejas estaban erguidas, escuchando, sintiendo todo a su alrededor.
Ambos se levantaron, Nanami por inercia, Tomoe por otras razones. La joven castaña intentó dar un paso hacia atrás, asustada, no sabiendo que hacer ahora.
Tomoe siguió sus movimientos, en menos de un segundo estuvo junto a ella. Sus brazos rodearon su cuerpo. Su cabeza se colocó junto a su oreja, espirando el aire y poniéndole los pelos como escarpias a Nanami. ¿Q-Q-Qué e-e-estaba haciendo?

Las manos del zorro se movieron por su cuerpo, sus dientes chirriaban y respiraba aceleradamente sobre su sensible cuello. Sonidos guturales, más propios de un animal salvaje que del joven que tenía frente a ella. Nanami se sonrojó. No lo podía evitar. Estaba prácticamente desnuda, de no ser por aquel kimono perteneciente a Tomoe, y gracias a la tortura de Akura Ou estaba sensible, deseosa de las caricias de su demonio y vergonzosamente mojada. Y Tomoe se iba a dar cuenta de ello. Y ahora la estaba tocando, perdido en aquel estado salvaje y ella no estaba segura de poder detenerlo.

Y no lo pudo detener. Tomoe movió las manos sobre su kimono, atrevidas sobre su espalda y lentamente las acercó hasta rodear sus nalgas. !En verdad lo estaba haciendo! Estaban pegados, cada parte de su cuerpo estaba pegado al del demonio. Este apresó una de sus manos, encontrándose con sus ojos sorprendidos, nublados por un placer de otro mundo, brillantes por las lágrimas secas.
Nanami soltó un jadeo cuando Tomoe amaso sus nalgas y la elevó unos centímetros del suelo. Se llevó la mano izquierda, herida, de la joven y abrió los labios, lamiendo la sangre, limpiando toda evidencia de ella. Nanami jadeó y vio como se lamía los labios, degustando. Akura Ou se limitó a observa lo que sucedía. Sorprendido y sin poder intervenir.

Tomoe siguió su exploración rodeando su cintura, apartando el kimono, descubriendo su piel. Le agarró el cuello, sin hacerle daño, se lo inclinó y sus labios se posaron en su mejilla, lamiéndola como si fuese una paleta hasta el comiendo de su hombro. Volviendo a repetir el proceso de arriba abajo. Recibió como compensación varios gemidos de la joven.

Nanami no podía creer que estuviera pasando aquello. !Y estaban haciendo aquello frente a Akura Ou! Estaba avergonzada, realmente avergonzada pero su cuerpo respondía, respondía a las caricias de Tomoe, su demonio. Le gustaba lo que le hacia.
Pero no quería que fuera así. No en ese palacio, no en esa habitación, no con ese demonio malvado y pelirojo mirándolos.

-T-Tomoe...-Jadeo e intentó apartarlo. Él la aferro más junto a él. Sus pechos desnudos rozaron el de Tomoe. Lo intentó de nuevo-Tomoe...mírame...-Sus ojos se encontraron con los de Tomoe. Él nisiquiera parpadeaba-Vuelve al que eras...estoy aquí...estoy bien...-Le acarició una mejilla, apartando aquellos suaves mechones plateados. Él hizo el amago de parpadear-Si,...me has protegido...Sabía que vendrías a por mí-Ella creía en Tomoe. Siempre lo había hecho-Tomoe, no eres mala persona...No quisiste hacer daño a nadie. Porque eres Tomoe, un demonio zorro. Mi demonio-Dado que él la estaba sujetando, rodeó el cuello del demonio, cubriendo sus labios con los suyos. Lo besó con dulzura. Su demonio tembló de nuevo, sus manos apresaron sus caderas y su boca se abrió a la suya.

Se separaron con las respiraciones aceleradas, Nanami volvió a tocar el suelo con los pies y al volver a observar al demonio vió sus ojos. !Ah, aquellos hermosos ojos azules¡ !Como le gustaban¡ Tomoe había vuelto a ser el que era.

-Tomoe-Lloró de nuevo sintiendo ridículamente feliz y tontamente enamorada. Él la miro, parpadeando varias veces, entonces buscó sus ojos. Una de sus manos se movió lentamente hasta su cabello cortado. Ahora le llegaba por debajo de los hombros. Nanami percibió la tristeza de su semblante-Es solo pelo...crecerá.

-!Nanami!-Y ella se vio envuelta en un abrazo perfecto. Protegida entre sus brazos se dejo llevar, dejando que él sostuviera todo su peso. Con dos movimientos, el zorro recogió el obi y coloco las ropas de la joven, tapando su desnudez y tomándola en brazos después. Ella lo rodeo con los brazos por el cuello, apoyando la cabeza en el hueco de su hombro.

Tomoe se embriago de su perfume, cerrando los ojos, volviendo a tener el control de su cuerpo, de su mente. Quisó decirle algunas palabras de consuelo a la joven que tenía en sus brazos pero esperaría a estar en su palacio. A tenerla en su cama.
Sus ojos volaron entonces hacia su compañero, Akura Ou. Aunque había decidido dejar de llamarlo así. Entrecerró los ojos.

-Akura Ou, te lo advertí y no atendiste razones. Así que lo repetiré de nuevo-Akura Ou tragó duro-No vuelvas a acercarte a mi mujer. Nanami no es de tu propiedad. Es mía-Hizo énfasis en la ultima palabra-La próxima vez que se te ocurra tan si quiera observarla, no seré benevolente y te mataré. Me contengo por ella. Solo por ella-Besó a Nanami en el pelo-Y no seguiré recibiendo las ofrendas de los aldeanos. El ritual del sacrificio de la sacerdotisa ha terminado.

Y con esas palabras salió por la ventana destrozada, subiendo a su carro dispuesto a llevar a su tesoro de vuelta a donde pertenecía. Junto a él.


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