Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura


Capítulo Tres: Espíritu, tumor o locura.

Azhar.


Me incomodaba ver el caso de Carolie en la televisión, ahora me entristece ver que está perdiendo fuerza aun cuando no atrapan al culpable.

También siento culpa por no declarar, pero ¿Qué podría aportar? ¿Qué fumé un porro con ella y no recuerdo nada porque iba hasta arriba de éxtasis?

Miro mis brazos en donde los moretones desaparecieron hace mucho. Actualmente creo que ahogué tanto mis penas en hierbas y sexo, que justo ahora soy un montón de desastres y descontrol. Fiesta y diversión ha sido lo que he tenido la última semana, no tenía prisa por volver al apartamento cuando me la estaba pasando tan bien, pero supongo que en este momento estoy feliz de estar de vuelta.

Leo con sorpresa la invitación de Shaina a su cumpleaños y más sorprendida la respuesta de Priscila ¿Todo eso me perdí por andar de fiesta y luna de miel con un hombre? ¿Será que ya pasó el cumpleaños? Tomo el marcador y respondo.


"Dime hora y lugar, haré mi mejor esfuerzo por estar (jejeje rimó).

¿Debo llevar regalo? ¡Feliz cumpleaños, Shaina! (si la fecha ya pasó)

Hola, Priscila, gracias por escribir algo por primera vez."


Dejo de escribir y leo el mensaje anterior que dice que Shaina encontró mi teléfono en el mesón. Espera... ¿Mi teléfono no estaba en el abrigo que perdí en la fiesta? Rasco mi cabeza porque ni siquiera estoy segura, toda esa noche es un borrón en mi mente y después de un par de días decidí ir de fiesta sin preocupaciones, posterior a ello, estar unos días con Caleb, un folla algo porque ni siquiera puedo decir que es un "follamigos", solo sé que la pasamos bien, pero que ahora él se está volviendo un poquitico pesado.

Voy a dónde se supone está guardado mi teléfono y lo encuentro, está descargado. Lo saco de su funda y veo que cómo siempre mi identificación se encuentra guardada ahí, entonces: ¿No llevé el teléfono a la fiesta? ¿O lo traje de vuelta y no me acuerdo?

Es decir, es mi identificación de siempre: Azhar Beckett, veinticinco años de edad y australiana. Incluso es mi foto, esa en donde creo que para ser una foto de identificación me veo genial.

No es la primera vez que me pasaría. Siempre estoy bromeando sobre mi memoria, pero ahora que pude haber presenciado algo tan grave cómo un asesinato, no le encuentro lo divertido a mi problema. Tal vez sea hora de ver a un médico que me ayude con ello... ¿Qué pasa si un día simplemente lo olvido todo mientras esté con alguna droga en mi sistema?

Camino hasta mi habitación y sonrío escuchando las canciones de Priscila salir de su habitación, ni siquiera me molesto en tocar, solo hablo sabiendo que no me responderá.

—Hola, Priscila. Soy Azhar, por si te preocupaste por mí, ya volví. Estoy bien y de hecho estoy feliz de que estrenaras tu letra.

No hay respuesta, pero la música suave cambia a un heavy metal a todo volumen que me hace captar la indirecta. ¡Qué encantadora es Priscila!

Entro en mi habitación y cierro la puerta. Bostezo, me duele la cabeza. Busco el cargador del teléfono y lo conecto, encendiéndolo sin importarme que eso podría fundirlo para luego dejarme caer en la cama. Los mensajes comienzan a llegar.

Tengo mensajes de Shaina, invitándome a su cumpleaños y también preguntando si estoy bien. Es una buena chica le respondo y me cae bien, así que le respondo.


Azhar: todo bien. ¡Aceptada tu invitación al cumpleaños!


Veo que tengo mensajes de mis amigos en el grupo de WhastApp, sonrío viendo sus preocupaciones por mí, tal vez si muero, sí me llorarán.


Azhar: No lloren más por mí, estoy viva y bien.

África perra frívola: ¡Joder, Azhar! ¿En dónde te habías metido?

Azhar: de parranda y con Caleb (luego los pongo al día)... ¿Qué hay de nuevo?

Mi zorra Albert: ¿Parranda? Creo que no te haces una perra idea de lo preocupados que estábamos por ti.

Azhar: lo siento chicos, pero pensé que mi teléfono estaba perdido debido a que REBECCA ME ABANDONÓ.


Apenas envío el mensaje solo pasan unos segundos cuando mi teléfono anuncia una llamada entrante de Rebecca.

—Hola, mala amiga —saludo.

—Azhar no lo digas en el grupo. África y Albert no saben que estuvimos en esa fiesta —dice con rapidez— ¿Tú...Declaraste?

Pienso en si dar una respuesta honesta porque mayormente estoy mintiendo, pero termino superando porque me siento agotada de todo.

—No, no lo hice. Tuve una borrachera con un coctel de drogas que me hace no recordar nada luego de tomar el éxtasis que tu amorcito me dio.

»Me siento mal de no declarar —confieso y pocas veces siento culpa sobre algo—, pero ¿Qué podría aportar?

—Yo...No declaré. Pero estuve en cosas gordas, Azhar. Inhalé alguna mierda de mala calidad y creo que esa chica también...

»No te abandoné, es solo que tuve efectos secundarios muy fuertes —Creo que solloza—. No declaré por miedo a decir que inhalé y no querer delatar a Levy cómo un proveedor de drogas, porque él no la mató, pero le vendió esa mierda.

No tengo palabras durante largos segundos. Eso quiere decir que tal vez ella no fue asesinada y resbaló...O tal vez alguien intentó estrangularla, pero no lo hizo y luego ella... ¡No lo sé! Pero sé que Rebecca tiene una información importante que debería compartir con la policía.

—Rebecca...Deberías hablar. Esa familia está sufriendo sin hacer justicia para su hija. Tu declaración ayudaría mucho.

—O no haría una diferencia. No lo haré, Azhar. Han pasados poco más de dos semanas si hablo ahora me veré cómo una culpable y yo no asesiné a esa chica.

»Además, sabes que mi familia no se puede involucrar en escándalos y si ellos se enteran que me metí con drogas y salí con un proveedor...No sé qué pasaría.

La familia de Rebecca es importante, adinerada y prejuiciosa, esa es la manera en la que termino entrando a muchas fiestas exclusivas muchas veces y esa también es la razón por la que Rebecca es un desastre con las drogas y sus elecciones de conquistas.

Sí, ocasionalmente sucumbo al éxtasis, fumo hierba, pero nunca meto nada por mi nariz ni inyecto nada en mis venas...A diferencia de Rebecca.

Y sé que al tratarse de involucrar a su familia, no hay manera en la que Rebecca vaya a hablar y yo...Es mi amiga, ella está confiando en mí porque ve algo bueno en alguien que constantemente está mintiendo o siendo cerrada sobre su vida.

—Está bien, Rebeca, tal vez tengas razón y tu declaración no haga la diferencia —Miento, sé que lo haría.

—Lo sé —Me cree, porque soy la mejor mentirosa —. Ahora debo colgar, tengo que ir con mi madre a algún lugar...Oh, Azhar.

— ¿Si?

—Hay una fiesta este viernes, pero es... ¿Elegante? No es nada cómo a lo que acostumbramos a ir, pero me gustaría que vinieras...

—Uhm... ¿Me dejarán entrar tus padres?

Porque solo los he visto unas pocas veces y si las miradas mataran, hubiese muerto muchas veces.

—Ellos no irán.

—Bueno, supongo que podría ir...

Hablamos otro poco más y la llamada finaliza. Estoy inquieta sobre el hecho de que Rebecca no declare, pero no puedo obligarla cuando tampoco lo estoy haciendo. Masajeo mis sienes y otra llamada entra a mi teléfono, veo que se trata de la señora Hawk, mamá de Shaina y dueña del apartamento.

—Hola, señora Hawk —saludo.

—Oh, contestaste.

—Sí, sobre eso, lo lamento. He visto sus llamadas perdidas, pero no estuve disponible todos estos días.

Porque soy una pérdida de tiempo que ahogó su culpa por no declarar en alcohol y sexo. ¿Qué diría la mamá de Shaina sobre esto? Digo, no es un secreto que soy fiestera, pero seguro soy peor de lo que todos piensan.

—Agradezco que avisaras que estarías afuera, pero estábamos preocupados.

— ¿En plural? —pregunto.

—Sí, mi hija se preocupó mucho, sería bueno que la llamaras —Hace una pausa—. También me gustaría que encontraras el momento para reunirte con ella...Es una chica tímida, pero es buena y sé que agradecería tener más amistades.

—No creo ser el tipo de influencia que busca para su hija.

Hay unos segundos de silencio y me doy cuenta de que básicamente le he dicho que debería mantenerme lejos de su bebé ¿Qué pasa si ahora me echa? Siempre pago al día y en líneas generales, no he dañado el apartamento, pero acabo de admitir que podría no ser una influencia positiva en la hija que tanto cuida.

Qué lista eres, Azhar.

—Quiero decir...Tal vez no tenemos la misma perspectiva de la vida —intento arreglar.

—No eres una mala persona, no lo creo. No dejaría a una mala persona cerca de mi tesoro más preciado.

»No te pido que influencies a mi hija con tu estilo de vida, es lo último que deseo —dice con algo de censura—, pero te pido que seas amable con ella. Háblale, corresponde a su interés y preocupación.

Casi pareciera que me ruega porque sea amiga de su bebé y decido que cederé porque en primer lugar este es su apartamento y podría echarme, en segundo, me agrada Shaina no creo que tendría problema en ser más cercana con ella.

—De acuerdo, señora, Hawk, pero le recomiendo no le haga saber de este acuerdo a Shaina...No creo que ella tome bien que escoja a sus amistades.

—Sé lo que es mejor para mi hija.

—Por supuesto —digo fingiendo estar de acuerdo.

—En fin, me gustaría que nos reuniéramos más tarde, si no tienes inconvenientes, Azhar.

—Oh, sí, estoy disponible, no hay problema.

Ella me dice en dónde quedar y tras decirle que me ubico, finalizo la llamada. Me quedo con la vista clavada en la pared, pensando en todas las lagunas que hay en mi mente. Comienzo a preocuparme ¿Qué pasa si estoy bloqueando recuerdos importantes? ¿Si automáticamente mi mente me está protegiendo de algo traumático? Algo cómo haber presenciado un asesinato. ¿O si estoy siendo paranoica?

Tomo mi portátil y la enciendo muy dispuesta a perderme en internet en la búsqueda de posibilidades ante lo que me está sucediendo. No quiero asustarme, pero es algo a lo que debo prestarle atención, no me gusta desconocer lo que está sucediendo en mi vida o si algo me marcó sin ser consciente.

Así que en lugar de dedicarme a escribir en mis novelas eróticas, paso horas de página en página leyendo teorías que van desde un tumor cerebral a una actividad paranormal. Sigo sin asustarme, pero estoy muy curiosa sobre si voy a morir o un espíritu está poseyéndome.

Hay un par de sonidos en la habitación de al lado, Priscila, pero nada que me haga ir a pedirle que baje el volumen o no sea ruidosa. En algún momento salgo a la cocina y me preparo unos bocadillos sin interés en cocinar un almuerzo real para mí.

A medida que leo más artículos sobre tener lagunas mentales o bloqueos de momentos específicos, más interesada me encuentro con descubrir qué demonios me sucede. Tomo mi teléfono y le escribo a África.


Azhar: Crees que he sido poseída por un espíritu o que podría tener un tumor cerebral??

África perra frívola: dame contexto y te respondo

Azhar: pérdida de memoria, lagunas mentales, recuerdos borrosos

África perra frívola: voto por el espíritu. Uhhhh tenebroso


Rio y le envío un emoticon. Bostezo, creo que ha sido demasiado internet por hoy. Cierro la portátil y la dejo a un lado acurrucándome de costado con la espalda hacia la pared, activo la alarma en mi teléfono y decido que tomaré una siesta, me siento cansada pese a no saber por qué.

Está oscuro, puedo escuchar las olas del mar e inhalar su olor. Veo a una chica llevando un vestido azul tambalearse y luego caer de rodillas, la imagen es muy borrosa. Su cabellera rubia poco a poco se va tintando de carmesí y ella cae boca abajo contra la arena.

Siento nauseas ante la imagen, llevo una mano a mi boca y mis brazos tienen marca de dedos en ellos.

No grites, si gritas vendrá por ti. No grites. Olvida que viste esto. Olvídalo.

Abro mis ojos sintiendo que me falta el aire y me incorporo llevando una mano a mi garganta. ¿Qué carajos ha sido eso? Mi corazón late rápido y tengo la cabeza aturdida con un profundo dolor mientras borrones tras borrones de imagines pasan por mi cabeza. No logro identificarlas, no puedo unirlas, pero el dolor es cómo la peor de las jaquecas. Jadeo y deseo que pare, que se detenga.

Tomo respiraciones constantes por la boca. No es la primera vez que siento que atacan mi cabeza y percibo algunos borrones e imágenes pixeladas invadiendo, como si fuesen esos recuerdos que pierdo.

Siento el sudor frío en mi frente, escalofríos me recorren el cuerpo, tengo náuseas y en mi mente lo único que parece haber quedado grabado es un vestido azul de una chica rubia. Me lamo los labios secos y me estremezco de nuevo intentando despejar toda la energía negativa que siento que me rodea en este momento.

¿Pesadilla o realidad?

Me pongo de pie y en un principio mis piernas flaquean.

«No te haré daño» cierro mis ojos y la voz se escucha tan lejana que no identifico si es un hombre o mujer, pero es algo que me dijeron antes, que está ahí, en mi subconsciente. Se va tan rápido cómo llegó. ¿Qué está sucediendo? De alguna manera dormir ha terminado por agotarme mucho más.

Me pongo de pie y con lentitud salgo de la habitación, camino hasta la cocina y me sirvo agua, mi garganta se siente extremadamente seca. Me siento en una de las sillas altas frente al mesón y recargo mi frente de la superficie fría.

— ¿Estoy viviendo un suceso paranormal? ¿Voy a morir? ¿O solo estoy volviéndome loca? —murmuro—. ¿Y por qué no estoy aterrada? Este es el momento en el que debería estar cagándome del miedo.

—Azhar...

Sé que la voz no es de ninguna de mis compañeras de piso porque a través de los pocos audios que nos hemos enviado he aprendido a identificarlas, incluso Priscila, quien solo ha enviado tres. Sin embargo, ubico la voz en mi cabeza y cuando alzo mi vista me encuentro con la tía de Shaina, la mujer que viene una vez a la semana a limpiar la casa y verificar que todo esté en orden.

—Hola, Francis —Saludo.

Ella es solo cinco años mayor que yo e insistió en que la llamara por su nombre, así que eso es lo que hago. Ella me da una leve sonrisa y se acerca.

—Llegué hace un par de horas, pero Priscila y tú parecían enfrascadas en sus habitaciones. Sin embargo, hablé con ella antes de que saliera y ya limpié su habitación junto a Gail. ¿Puedo empezar con la tuya?

—No hay nada que limpiar, no estuve en casa por días...

—Luces cansada, Azhar. ¿Todo bien?

—Solo algunas cosas pasando por mi mente y mal sueño. ¿Vas de salida?

—Me falta limpiar la habitación de mi sobrina y termino.

—Bueno, te dejo hacer lo tuyo. Tomaré una ducha e intentaré trabajar, quedé de encontrarme con tu hermana. ¿Piensas que va a correrme? Voy al día con el pago.

—No creo que te corra —Ella sonríe—. Les ha tomado cariño a ti y a Priscila, se siente segura de que ustedes sean las compañeras de Shaina.

Sí y ahora me ha pedido que sea la amiga de su hija. Aclaro, no me importa intentarlo, pero hay algo mal sobre querer imponerle a otra persona que haga algo.

—Eso me da alivio, no quiero dormir en la calle y me gusta este lugar. En fin, te dejo continuar.

Me levanto para ir a mi habitación y una mujer con artículos de limpieza se acerca, ella me mira con desaprobación.

—Eh...Hola —La saludo.

—Al menos eres más educada que esa Priscila —dice con molestia—, pero seguro tienes mucho que ver con el desastre que limpio.

—Gail... —Le advierte Francis.

— ¿Qué? Se me paga por ayudar a limpiar el desastre de tres adultas. Una es grosera y obstinada, la otra me dijeron que era un desastre —Me mira—. Solo Shaina hace que valga la pena venir a limpiar todo esto.

»Esa dulce niña viviendo con pequeños demonios.

Mira que mujer más amable. Le doy una amplia sonrisa sin verme afectada por sus quejas y vuelvo a mi habitación. Una vez en ella, pienso de nuevo en ese vestido azul y la advertencia de la voz en mi cabeza. ¿Espíritu, tumor o locura?

***

Han sido días tranquilos.

Mi definición de tranquilidad consiste en: estar sobria, dedicarme a escribir, fumar solo un porro en cuatro días y tener todos mis recuerdos intactos.

Sin embargo, no he dejado de darle vueltas al asunto de lo ocurrido en mi mente hace unos días. No he vuelto a tener pesadillas, tampoco he tenido a alguien advirtiéndome. Sigo sin tener miedo, pero estoy tan intrigada.

He intercambiado unos mensajes con Shaina que han pretendido salir más de la zona de "compañeras" para encaminarnos a una amistad, pero ella no me lo pone fácil, es bastante cerrada. Pero pensaré sobre mi nuevo proceso de amistad en otro momento, ahora me enfoco en el evento en el que me encuentro.

Estiro mi mano y tomo el brazo de África, ella voltea a verme deteniendo su caminata.

—No dejes que se me vaya la mano con bebida ni las drogas —pido—. Quiero hacer un experimento, necesito saber algo.

Necesito saber si con mi mente clara, soy capaz de olvidar algo o mantener mis recuerdos intactos. África, enarca una de sus cejas y me mira con ojos marrones aburridos antes de asentir. Toco mi largo cabello oscuro, sujeto en una cola de caballo y acaricio la suavidad de mi vestido negro súper ajustado. Está tan ajustado que no traigo ropa interior ni sujetador, pero sé que me veo para matar.

No fingiré que no soy fan de mi aspecto físico, es lo que hace que muchas veces me salga con la mía. Sí, no todo se trata del físico, pero me gusta mi envoltura especialmente porque mi interior es una especie de dulce que podría intoxicar y dañar.

Aceptémoslo, soy tóxica y dañina en mi interior, pero tentadora en mi exterior. Las personas tendrían que pensárselo mejor cuando deciden darme una oportunidad, no lo hago de manera intencional, pero siempre acabo decepcionándolos a todos. Llamémoslo mi maldición.

Así que mi ardiente imagen, mi vestido ajustado de mangas largas – que sirve de segunda piel – que llega por encima de mis rodillas, mis tacones, mi maquillaje y yo, nos proponemos fingir que somos de este ambiente elitista y que suelo codearme con lo mejor de Sídney y Australia en general.

—Estás para morir —anuncia la voz de Albert detrás de mí.

Me giro con una gran sonrisa hacia él. Rebecca, África y Albert tienen que ser de las pocas personas a las que les importo y los únicos a los que puedo llamar amigos.

Albert tiene incluso más dinero que Rebbeca, pero a diferencia de ella, él solo tiene un vicio: los hombres. Constantemente bromea sobre no poderse resistir a ellos, pero me pregunto si es una verdad puesto que no hay manera en la que no acabe con algún tipo en cada lugar al que vamos. Chupar, follar, manosear o besar, Albert siempre termina en ello. Es un gran vicio insaciable que me pregunto si puede controlar.

Es gracioso cómo alguien como yo, no nacida en cuna de oro y escritora de novelas eróticas que podrían servir para guion pornográfico, terminó llamando amigos a tres personas de un circulo prestigioso en Sídney. Al menos recuerdo cómo los conocí, eso ya es decir mucho.

—Uhm, parece que los libros eróticos se venden bien, porque estoy oliendo un bolso Chanel —Me dice haciéndome reír.

—A las personas al parecer le gusta leer sexo sucio —Me inclino hacia él para susurrar—. Es por ello que tú y África deben seguir contándome de sus travesuras.

—Las tuyas también ayudan, no eres una blanca palomita, Azhar.

Le guiño un ojo y entrelazo nuestros brazos mientras nos movemos por el ostentoso salón del hotel en dónde se lleva a cabo un evento qué no sé de qué va.

Vemos a África saludar a varias personas ¡Demonios! Debo admitir que no sé si ella se ve mejor que yo el día de hoy. Desplazo mi mirada por el salón y me encuentro con la mirada de Rebecca. Me sorprende descubrir que ha cortado su cabello a la altura de su barbilla y que lo ha vuelto aún más rubio, le queda bien y le quita un poco el aire de princesa mimada. Le sonrío y alzo hacia ella la copa que algún mesero está entregando.

Observo mi bebida burbujeante, champagne, no es algo que vaya a embriagarme cuando mi sistema está acostumbrado a cosas más fuertes. Estoy segura de que mi hígado me odia.

— ¿En dónde estuviste hace una semana? —pregunta Albert—Nadie sabía de ti.

—Tuve una juerga muy larga. Fui poseída por un espíritu, estoy loca o tengo un tumor en mi cabeza según internet. Pasé unos días con Caleb.

—Sí, tú sabes cómo divertirte...—Se calla y miro cómo lame su carnoso labio inferior.

Sigo su mirada y localizo su punto de mira. Un cuarentón, rubio, musculoso y estirado que alza la copa hacia él. Mi amigo tiene veinticuatro años y es un fanático de: la edad no existe. Así que intuyo cómo terminará esto.

— ¿Al menos lo conoces? —pregunto.

—No, pero ese es el punto, quiero conocerlo. Tengo algo que quiero que él llene —Me mira y sonríe—. Parece que hoy voy a divertirme sin que mis padres se enteren.

—Tú siempre te diviertes sin que tus padres lo sepan —Doy otro trago a mi bebida—. Esta música apesta.

—Las fiestas de riquillos no son tan divertidas cómo la de los pobres salvajes, lo sé. Por eso te hicimos venir, sufre cómo nosotros, perra.

Golpea su copa con la mía en un brindis silencioso. Este no es el ambiente en el que me gusta estar, pero puedo moverme en el; por ello sé cómo actuar cuando Albert o África me presentan a invitados o estos se acercan, también sé cómo esquivar los toques más duraderos de los que recién me conocen o cómo fingir que tengo algún interés en la persona.

Pese a que fui invitada por Rebecca, aun no conversamos, ella se encuentra enfrascada en algún círculo social muy importante que no la libera.

—Buenas noches, Albert.

Siento los vellos de mi cuerpo erizarse ante la voz a mis espaldas y en un lugar lejano ubico la voz, sé que la conozco, pero de ¿Dónde? Me giro luego de que mi amigo lo haga y lo entiendo.

Chico chocolate surfista caliente que me tomó cómo obra de caridad y me salvó. ¡Ufs! Un apodo bastante largo.

Albert parece responderle y él ríe. Sin camisa y solo llevando una lycra él era ardiente cómo el sol, con ropa sencilla, pero cara era estupendo. Y con traje azul marino hecho a la medida, él sigue estando para comérselo. Su cabello son ahora cortos rizos en la cima y al ras en los costados. Sigue siendo igual de cautivador y deseable.

Su mirada finalmente cae en mí y parece que le toma unos segundos reconocerme, no lo culpo: hoy soy una diosa, ese día era una mendiga.

Mis labios pintados de borgoña despliegan una sonrisa y él parpadea continuamente antes de tragar. Me gusta esa reacción.

Desplazo mi mirada hacia su lado. Por supuesto que una bella rubia de facciones molestamente perfectas, ojos verdes y cuerpo de alguna pasarela de moda envuelto en un casto pero costoso vestido rosa, está de su brazo. ¿Su novia? Seguramente.

¿Me importa? Me da igual. Disfruto visualmente de él, no de ella.

—Leonid y Marissa, ella es mi amiga Azhar —Albert sonríe hacia mí y le devuelvo el gesto—. Ellos son amigos de la universidad y nos movemos en los mismos círculos sociales.

—Un placer —primero estrecho la mano de Marissa notando una roca en su dedo anular y luego la de Leonid— conocerlos.

Miro durante cortos segundos a Leonid antes de liberar su mano. Mi sonrisa no flaquea y disfruto de este momento, especialmente porque la vista es buena y no esperaba toparme de nuevo con él, incluso aunque va con su novia.

— ¿Ustedes son amigos de...? —pregunta Leonid.

—De fiestas —respondo—. La diversión y locura nos une.

—De mi tipo de alegría favorita —asegura Albert.

—Bueno, ha sido un placer conocerte, Azhar, pero debemos saludar a algunas personas. Espero te diviertas —anuncia Marissa.

—Seguro lo hago —respondo dando un sorbo de mi copa mientras los veo alejarse.

—Te lo estás comiendo con la mirada —Me acusa Albert.

—Lo hago. Entonces, ¿Cuál es su historia?

—Novios desde hace casi cuatro años, tres meses comprometidos, el sueño de sus padres. Pareja perfecta y melosa.

— ¿Me estás diciendo que crees que una pareja puede ser perfecta? Siempre hay grietas, Albie.

—Si juegas con fuego te quemas —Me dice con diversión.

—Nunca le he temido al fuego, me gusta que me encienda.

—Perra —dice riendo—. Suenas cómo alguna villana.

—Me gusta ser la villana —Me encojo de hombros— ¿Qué hay de bueno en ser la protagonista tonta? Es aburrido.

Mantengo mi mirada en la espalda de Leonid y cuando él se gira, nuestras miradas se encuentran. Le sonrío y alzo mi copa hacia él, una de las comisuras de sus labios carnosos se estiran en una sonrisa mínima. ¿Lo ves, Albert? Siempre hay grietas.

No mentiré diciendo que toda la noche mantengo la mirada puesta en Leonid, hay suficientes peces calientes en esta fiesta aburrida y muchos de ellos están muy atentos conmigo, sin embargo, de tanto en tanto robo vistazo de mi héroe y a veces nuestras miradas se encuentran.

Fingimos que ese día no sucedió y de alguna manera eso no me molesta, me hace sentir cómo si guardáramos un gran secreto de la que se mira cómo una novia dulce y amable, de verdad, creo que la mujer es perfecta.

Hace aproximadamente media hora Albert se perdió con el cuarentón, debe estársela pasando muy bien o muy mal; no me importa estar sola, sé socializar y mantengo un par de conversaciones. Mi teléfono en mi bolso vibra y leo el simple mensaje de Rebecca que dice "ven al baño del pasillo izquierdo".

Me disculpo con los admiradores y pregunto por el dichoso baño. Resulta que para llegar al pasillo izquierdo debo pasar por al lado de Leonid, cuando lo hago nuestras miradas se cruzan por pocos segundos antes de que continúe mi paso. Localizo el dichoso baño al final del pasillo y la puerta está bloqueada. Le envío un mensaje a Rebecca diciéndole que estoy afuera.

La puerta se abre y cierra una vez que estoy adentro. Las ventanas están abiertas, pero aun así huele a cigarrillo y tiene sentido porque África está fumando, por su parte, Rebecca se encuentra demasiado ocupada haciendo una línea de polvo blanco sobre su teléfono con su ilimitada tarjeta de crédito.

Lo repito: no meto nada a mi nariz ni inyecto nada a mi cuerpo. Ese es un nivel de drogas duras con las que no quiero involucrarme.

Rebecca está en camino a ser una adicta y no importa que le demos advertencias, ella dice que "lo controla." Ha sido así desde que la conocí y espero despierte rápido y no sea las drogas quienes terminen controlándola.

Acepto el cigarrillo que me pasa África, quien se encuentra sentada en el gran mesón que sostiene tres lavabos y mantengo la mirada en Rebecca quien ahora se empina una botella de vodka que no sé de dónde ha salido.

—Me gusta tu nuevo corte de cabello —Le hago saber mientras libero el humo por mi nariz y le devuelvo el cigarrillo a África—, va perfecto con la botella de vodka.

—Gracias —rueda sus ojos y me extiende la botella.

—Por hoy me quedo con la bebida cara y burbujeante.

Ella se encoge de hombros y da otro sorbo a la botella, se la entrega a África que también bebe. Me gustaría volver a la fiesta aburrida y no estar aquí siendo solidaria mientras ingieren vodka. Respondo sobre el paradero de Albert cuando me preguntan y ninguna está sorprendida de ello.

—Ya no soporto hablar con esos estirados de temas tan aburridos —Se queja Rebecca—. Mis padres me obligan.

—Son temas importantes, ignorante —Le dice África—. Se supone es lo que aprendes para poder asumir en el futuro cargos en la empresa de tu padre.

Tiene un punto.

—No quiero trabajar en su estúpida empresa —responde Rebecca.

Ese también es un buen punto.

—Pero sí quieres pagar tus vicios y comprar tus caprichos con el dinero de tu papi —Se burla África.

De acuerdo, está ronda la gana la castaña de ojos oscuros. Por suerte es su deber que salgan a socializar, así que África anuncia que hará pis antes de salir de este lugar.

—No le has dicho a nadie de la fiesta, ¿Verdad? —Me pregunta Rebecca en un susurro, sacudo mi cabeza—. Bien, no debemos involucrarnos con eso.

No respondo y en su lugar saco mi labial para retocar mi maquillaje. Rebecca no deja que el tema sobre el asesinato acabe mientras habla entre susurros que su declaración no hará ninguna diferencia. Suena tan firme sobre ello que casi luce sospechosa.

—...No puedo creer que le pusieran un vestido azul parecido al que llevaba cuando murió.

— ¿Azul? —La miro a través del espejo.

—Sí, azul. Qué desagradable de parte de sus padres.

Me quedo viendo mi reflejo en el espejo. Mi pesadilla: rubia, sangre, vestido azul. No fue una pesadilla, fue un recuerdo.

Una de los cubículos se abre y una pelirroja con unos cuantos kilos, pero muy bonita nos mira con las mejillas sonrojadas, la he visto un par de veces en eventos más sencillos cuando mis amigos me invitan. Rebecca aprieta los labios mientras la mira acercarse al lavabo, puedo ver que la pelirroja está nerviosa por la mirada de mi amiga.

África sale del cubículo y ni siquiera le da una mirada a la que Rebecca mira cómo una intrusa.

— ¿No espiabas? —Sisea Rebecca.

—No, solo...Tenía miedo de salir y que pensaran que las escuchaba.

—Es una lógica muy tonta —dice África lavándose las manos—. Te quedaste a escuchar encerrada cómo una rarita.

Rebecca camina hacia ella y la toma del brazo, claramente la droga ya comenzó a hacerle efecto. La chica pese a ser más grande, se encoge por el agarre de mi amiga.

—Dime lo que escuchaste, gorda.

Veo la palidez mortal de la chica y cosa que rara vez siento aparece: solidaridad. Camino hacia ellas y tomo la mano de Rebecca retirándola del brazo de la intrusa que probablemente solo quería orinar o cambiar su tampón ¿Quién carajos sabe? Después de todo este es un baño para hacer esas cosas, no para meterse coca.

—Rebecca, llamar a alguien gorda no lo hace un insulto. Eso es una descripción normal. Es pasado de moda que la insultes con un adjetivo. Ser gorda no es ser un adefesio —ruedo mis ojos—. No es cómo si ella hubiese escuchado gran cosa.

Rebecca le da otra mirada y luego me mira, al menos parece que no está muy ida luego de aspirase su golosina. Asiente cómo si llegáramos a un acuerdo.

—Listo, salgamos y terminemos con esta fiesta.

—Ya era hora, ni siquiera entendí este problema —asegura África.

—Las alcanzo luego —digo y ellas salen.

Guardo mi labial y saco mi teléfono. Ignoro a la pelirroja intimidada, abro el block de notas y escribo mi primera entrada.


"10:00pm, estoy en una fiesta con Rebecca y África. Albert se largó a follar. Di una calada a un cigarrillo y bebí tres copas de champagne."

Creo otra nota: "Carolie era rubia y llevaba un vestido azul el día que murió...Cómo en mi sueño."


Guardo mi teléfono y asiento hacia mi reflejo en el espejo. Veamos qué sucede con mi cabeza. Miro a la pelirroja que tiene la vista clavada en su brazo, su piel clara tiene las marcas de las uñas de Rebecca, a veces mi amiga puede ser una total imbécil, eso no está en discusión.

Ella nota mi mirada y se estremece cómo si esperara que le diera alguna paliza. ¡Uy! Qué triste deber ser no tener seguridad y esperar lo peor de todo el mundo.

—No voy a golpearte si es lo que piensas.

— ¿Te disculparás por tu amiga?

Rio, sí, eso no pasará. No me disculparé por una acción que ni siquiera es mía. Camino hacia ella y ladeo la cabeza viéndola. Sus ojos son cafés, su pelirrojo es cercano al naranja y sus labios son finos, la verdad es que es bonita. Tiene bastante pecho y es gruesa, sí, es gorda y no lo digo cómo algo malo, lo digo de la misma manera en la que puedo decir que alguien es flaco y ya está.

—El vestido no te favorece, pelirroja —señalo—. Tu piel es clara por lo que usar blanco te hace transparente. El corte resalta los lugares más blandos —Niego con mi cabeza—. Si fuese tú iría por rojo, negro, un verde fuerte. Algo que resalte la palidez de tu piel y destelle el fuego en tu cabeza.

»Tu cintura es más pequeña que tus caderas anchas —La rodeo evaluándola— y tienes buen culo. Hay vestidos que te haría ver cómo una diosa —Me encojo de hombros—. Eres bonita, así que deja de agachar la cabeza. Sí, eres gorda, pero ¿Y qué? ¿Eso impedirá que te des un poco de respeto a ti misma? No te auto compadezca, puedes comerte el mundo... Y no uso a frase cómo una broma cruel, lo digo cómo "Levanta la barbilla."

Me mira con una expresión muy sorprendida y sonrío tomando un mechón de ese esplendido cabello indomable.

—La próxima vez que una Rebecca aparezca en tu vida, no te calles. Y en la próxima fiesta, toma mi consejo. ¿Cómo te llamas?

—Amelie —dice luego de unos segundos de silencio.

—Bien, Amelie, soy Azhar y la próxima vez que te vea, espero sea en mejores condiciones. No vivo repartiendo consejos, pero lo hice contigo, no me decepciones.

Libero el mechón de su cabello y salgo del baño. A mitad de camino por el largo pasillo me encuentro frente a frente con Leonid.

—Así que esta es la primera vez que nos vemos —Detengo mi caminata.

—Así que no eres una vagabunda —responde y despliega una sonrisa—. Sobre no conocerte, lamento si fue grosero, pero Marissa hubiese hecho muchas preguntas y no me apetecía vivir un momento incómodo en público o que tuvieras uno.

— ¿Me veo cómo una chica buena a la que le intimida la inseguridad de alguna novia? —Enarco una ceja.

Me mira con ojos entrecerrados y recargo mi espalda de la pared devolviéndole la mirada. Mete las manos en los bolillos delanteros de su pantalón y el indicio de su hoyuelo en la mejilla aparece.

—No creo que seas una chica buena.

—Entonces ¿Soy una chica mala?

Él rasca la parte baja de su nuca y traga, se inclina hacia adelante y se agacha para estar a mi altura.

—No lo sé, pero yo sí soy un chico bueno —Retrocede alejándose de mí. Sonrío.

Grietas, veo muchas grietas en Leonid.

Me alejo de la pared y me encojo de hombros hacia él, me detengo cuando paso por su lado para murmurar en voz baja:

—Los chicos y chicas buenas no existen. Todos estamos corrompidos, algunos más que otros —Sonrío—. Tienes grietas, Leonid. Y las veo.

Me alejo sin ver atrás y me propongo avanzar hasta dónde llegue esta aburrida fiesta.

***

Volví a casa de esa aburrida fiesta con tres nuevos contactos guardados en mi teléfono.

Escribí tres capítulos el día siguiente.

Almorcé con Albert el día después.

Salí en la noche a un bar con Rebecca.

¿Y luego? ¿Qué? ¿Qué vino después?

¿Por qué una vez más estoy llegando a casa sin idea de en dónde estuve?

Tomo mi teléfono y tengo mensajes de mis amigos de hace dos días. Voy a mi block de notas para verificar todo lo que hice, pero... No hay nada.

Cada cosa que escribí desde el día de la fiesta ha sido eliminada.

Un escalofrío me recorre y tengo la extraña sensación de que sé más de lo que debería sobre algo que no puedo recordar. Yo...Me siento observada.

Camino hasta el sofá y respondo los mensajes de mis amigos. Me detengo en el mensaje de Priscila, totalmente sorprendida, es una nota de voz.

—Agradecería que no fueras tan ruidosa cuando llegas ebria —Dice su voz pausada y plana—. Ayer fuiste un absoluto desastre y la señora Hawk estaba aquí. Por cierto, repón el jarrón que te llevaste de por medio.

El mensaje es de ayer en la tarde ¿Quiere decir eso que estaba tan mal después del bar? Le escribo un mensaje a Rebecca.


Azhar: Qué tan ebria estuve en el bar?

Rebecca golosinas: Ebria nivel tuyo. Creo que se la chupaste en el baño a un tipo que te gustó y luego dijiste que debías irte

Rebecca golosinas: no supe más de ti hasta hoy. Eras un desastre, incluso yo que iba colocada pude darme cuenta

Azhar: ¿Me drogué?

Rebecca golosinas: seguramente.


Eso podría explicar esto, porque todo el tiempo que estuve sobria tuve conocimiento de lo que hice los últimos días. Ahora debo hasta un jarrón y me humillé frente a la señora Hawk...Y frente a Priscila.

Envío un audio a esta última.

—Eh...Hola, Priscila. Lamento lo que tuviste que presenciar —Pocas veces me disculpo así que no sé cómo hacerlo—. Trataré que no ocurra de nuevo y me haré cargo del jarrón. Eh...Lo siento.

Envío el audio y decido que debo disculparme en persona con la señora Hawk. Camino hasta la pizarra y leo la nota de hace cuatro días de Shaina recordándonos su cumpleaños – la vi luego de tomar una siesta – y ahora hay una nueva de Priscila:


"Si no sabes beber, no lo hagas.

Apesta tu show.

Priscila."


—Auch, supongo que nunca seremos mejores amigas —digo.

Tomo el marcador y respondo.


"Dejaré de beber cuando dejes de torturarme con tu música.

Besos. Azhar."


—Así que quieres jugar rudo —dice una voz detrás de mí.

Me giro con rapidez porque la voz me resulta levemente familiar. Una mujer bonita de cabello oscuro y un poco más baja que yo, me mira con un desprecio no disimulado. ¿Qué carajos? Alzo mi barbilla y reúno mi dignidad ante la intrusa.

— ¿Quién eres? —cuestiono.

Me da una mirada mordaz y camina hacia mí, me quita el marcador y borra con la manga de su camisa mis palabras.

Ella escribe y se hace a un lado para que pueda leer:


"¿Qué es más intolerable en una inquilina? ¿Música fuerte o borracha destructora? Uhm le preguntaré a la señora Hawk."


Mierda. Miro a la mujer ¡Mierda! La señora Hawk solo deja que estemos tres personas en este apartamento aparte de ella: Francis y Gail. Entonces esta mujer es...

—Finalmente nos encontramos, Azhar. No puedo decir que sea un gusto.

— ¿Priscila? —pregunto con sorpresa.

— ¿Y es que esperabas a alguien más? —Detecto un toque de burla y desprecio en su voz.

Se gira y sale de la cocina. Salgo de mi sorpresa y la sigo porque esto es un acontecimiento importante e inesperado. La llamo cuando está por entrar a su habitación, se gira y enarca una de sus cejas en mi dirección.

Dejo atrás mi sorpresa para demostrarle a esta mujer que su hostilidad no me intimida. De nuevo la miro en detalle, cada rasgo y característica de su cuerpo. Repentinamente tengo miedo de estar alucinando por alguna droga o que esto sea un sueño, así que acorto la distancia y tomo su brazo entorno a mis dedos.

¡Carajo! En verdad estoy conociendo a mi compañera de piso que me odia. Ella se deshace de mi agarre en su brazo cómo si estuviese contaminada por mi toque.

—El vernos no cambia las cosas. Mantente de tu lado y trata de actuar mejor —sisea.

—Qué amable eres, Priscila. Parece que seremos las mejores amigas.

No me responde, en lugar de ello abre la puerta de su habitación e intento ver adentro, pero me cierra la puerta en la cara.

— ¿Entonces no compartimos una pizza para el almuerzo?

Tengo el ligero instinto de molestarla porque me cabrea su actitud altanera. Pienso que pasará de mí, pero la puerta se abre de nuevo y me mira de manera despectiva.

—Soy vegana y no compartiría nada con alguien cómo tú.

Dicho esto me cierra la puerta en la cara y alzo mi dedo medio hacia la puerta. ¡Jódete, Priscila! Hubiese estado mejor sin conocerla, sin resolver el misterio de su existencia. Camino de vuelta a la sala y decido que necesito agua para hidratar más a mi cuerpo. Cuando llego al refrigerador la foto que con tanto amor dejé para mis compañeras no está ¿Tengo qué preguntar de quién fue obra? La respuesta parece obvia: mi fan número uno, alias, Priscila.




Holisss. Aquí les dejo nuevo capítulo de mis loquitos jejeje, tal cómo les dije poco a poco irán conociendo a los personajes. No iban a salir todos de golpe hahaha. Veamos quiénes los conquistan y a quiénes no querrán.

Gracias por sus votos y comentarios, los aprecio muchooooo.

Para más noticias de la historia:

Instagram: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

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