Capítulo treinta y Dos: Ya no hay grietas, está roto (+)
Nota: Si Wattpad no te anunció, hay un capítulo actualizado justa hace poquito que viene antes de este. No comas spoilers.
Capítulo treinta y dos: Ya no hay grietas, está roto. (+)
Azhar.
La secretaria me trata con complaciente amabilidad, pero también con curiosidad a diferencia de la recepcionista que parece algo hostil.
Pero me limito a sacudir mi pie cubierto en una sandalia de tacón de aguja y en apoyar una de mis manos sobre mi muslo recubierto en el satín de mi vestido veraniego mientras con la otra mano intercambio mensajes con Albert.
Mi zorra Albert: de verdad estás en la empresa principal de Joyerías Walsh?
Azhar: de verdad y adivina?
Azhar: Leonid le dijo a su secretaria que me dijera que me atendería después de una reunión
Mi zorra Albert: entonces tu vagina es mágica y el hombre más fiel decidió darse otro bocadito
Azhar: uhmm eso espero. Fue bueno y quiero más
Mi zorra Albert: eres mala e inmoral
Azhar: es cierto, pero no me importa
Azhar: yo estoy soltera, no tengo responsabilidad afectiva sobre ninguna relación monógama en este momento
Mi zorra Albert: intentas decirme que no eres el problema?
Azhar: soy el problema, pero él es quien decide volverme SU problema
Intercambiamos otros mensajes al respecto antes de que tenga un cambio abrupto de tema porque mi Albie es así.
Mi zorra Albert: ¡Tengo listo el lugar para tu fiesta de cumpleaños!
Azhar: seguimos con la temática de sexo y sexualidad libre?
Mi zorra Albert: sí. Cariño, tu fiesta de cumpleaños bien podrá ser proclamada después como el día de la putería
Mi zorra Albert: será una zona de cero prejuicios, libertad sexual y mucha celebración. Las mascaras ayudan a que las personas se sientan más desinhibidas
Él me imploró que dejará mi fiesta de cumpleaños en sus manos y la verdad lo hice porque no me apetece involucrarme en organizaciones e invitados, además, tengo conocidos que no considero amigos y que por mi cuenta nunca los habría invitado. Normalmente mi cumpleaños solo era una excusa para ir de fiesta en alguna discoteca o casa, tener sexo y emborracharme, ahora resulta que tendré mi propio evento lleno de perversión, sexo, condones, drogas y alcohol.
Albert lo hace sonar cómo la fiesta del año, para mí es un evento que me ayudará a distraerme, tener el control por unas horas y simplemente disfrutar.
Pensé que los cuatro días posteriores que han pasado desde mi discusión con Atlas consistirían en mí carcomiéndome la cabeza, pero la verdad es que lo he tomado bastante bien, supongo que ahora que tengo ciertos recuerdos sanguinarios que no me asquean y que comprendo parte de mi naturaleza, pocas cosas pueden impactarme.
Es cierto que cuando salgo veo a los alrededores preguntándome quién podría estar vigilándome, que he pasado grandes momentos de ira que he reprimido haciendo ejercicio, jugando juegos violentos en internet, respondiendo los comentarios de odio que me llegan a mis cuentas de autora y escribiendo muchas escenas perturbadoras de un libro que únicamente trata de violencia y sexo.
También he invertido horas de mi vida en esperar a un hombre que por lo visto no tiene intenciones de llega ¿A qué juega Niklas?
Tengo un montón de ira, tensión y deseo acumulado, eso explica por qué estoy aquí. El sexo con Leonid fue muy bueno, prohibido, desesperado y satisfactorio, además conversar con él siempre es agradable, casi dulce y aunque en un principio sentía remordimiento por manchar su bondad, ya no hay vuelta atrás.
No quiero quitárselo a su prometida, de hecho, recuerdo muy bien que ella nos vio y que pareció gustarle. Solo quiero disfrutarlo un poco más si él así lo quiere y si ese no es el caso, siempre puedo buscar a alguien más, excepto que no me gustará de la manera en la que lo hace él.
Azhar: agrega a Shaina Hawk a la lista de invitados con un acompañante
Mi zorra Albert: he visto pocas veces a tu compañera de piso y ella no parece de ese tipo de fiesta
Azhar: quien no quiere jugar en un área libre de prejuicios?
Mi zorra Albert: agregada!
—Señorita Beckett, puede pasar a la oficina del señor Walsh, en breve la estará acompañando —Me anuncia la secretaria con cordialidad—. ¿Desea café, té, agua o un aperitivo con el que podamos ayudarla?
Lo único que me apetece son orgasmos y estoy por averiguar si Leonid me los dará.
Poniéndome de pie, me aliso el vestido se seda que hace que mis pezones destaquen ante la falta de sujetador y por el aire acondicionado del lugar. No me pierdo a la recepcionista tecleando en su teléfono y cuando me dirijo a la oficina de Leonid a esperarlo, no puedo evitar detenerme frente a ella.
—¿A quién le das reporte, guapa? —pregunto con una sonrisa.
Y está tan anonadada por mi audacia que no le da tiempo a alejar el teléfono cuando me inclino y leo "srta Marissa".
—Si quieres le adjuntas una foto para Marissa, sé que a ella le gustará —Le guiño un ojo—. A ella también le gusto.
Y dejándola sin saber que responderme, me dirijo a la oficina en donde tan típico y cliché me acerco al gran ventanal que deja una gran vista de la ciudad. Típico de empresario millonario.
Por un momento breve hago una mueca, porque, aunque no tengo heridas físicas en el cuerpo, más allá de las de mis muñecas que cubro con un reloj y brazaletes, aun siento el ardor y dolor en mi espalda y ciertas zonas de mi cuerpo. Cuatro días no han sido suficiente para dejar de sentirlo.
De mi bolso saco nuevamente el teléfono para tomar una foto de mi mano con uñas pintadas de verde contra el vidrio con la majestuosa vista.
Azhar: adivina si ya estoy desnuda
Mi zorra Albert: no lo estás
Mi zorra Albert: si lo estuvieras no estarías escribiéndome y Leonid no parece así de aventurero
Hago una mueca y guardo el teléfono antes de dejar mi bolso en el sofá de dos plazas y dar un vistazo a la amplia oficina.
Es un lugar amplio y elegante, casi parece una suite costosa de algún hotel, se maneja en una combinación de azul oscuro con escalas de grises, lo que hace que invite a una falsa sensación de tranquilidad.
—Azhar...
Sonriendo me vuelvo hacia la puerta que Leonid acaba de cerrar.
Como siempre luce increíblemente alto, esbelto, atractivo y caliente. El que se haya afeitado la pequeña barba que dejaba crecer en su barbilla le da un aspecto más joven y el traje no deja lugar a duda de que fue hecho a su medida y de que es costoso.
Me gustan las cosas bonitas y costosas, me gusta el lujo y el brillo, porque me gusta codiciar cosas que se suponen otros creerían que no puedo tener.
—Recibí tus mensajes —Le hago saber, sentándome en el apoya brazos de su sofá y la abertura de mi vestido rebela mi muslo, sigue el movimiento.
—Pero no los respondiste.
—¿Qué respuestas se le pueden dar a mensajes de arrepentimientos? Me siento halagada de que digas que nunca lo habías hecho y que no te pudiste resistir, pero la parte de los lamentos no es halagadora.
—Sé que te dije sobre Marissa y su enfermedad, sobre cómo me hace sentir, pero nunca he querido ser vengativo y engañarla.
—¿Te descubrió? La vi cuando salí del lugar.
Y sé que ella nos vio, cada sucio detalle, pero me pregunto si se lo hizo saber.
—No, yo... Me excusé —Le cuesta decir las palabras, no es que sea un hombre 100% bueno, pero se rige por principios y acata las normas sociales incluso si está acostumbrado a ser herido mediante la enfermedad de adicción sexual de su prometida.
—¿Sientes culpa por lo que hiciste o sientes culpa de desear repetirlo? —pregunto dejándome caer acostada en su sofá, con mis piernas colgando del apoya abrazos y la cabeza ladeada hacia él.
Tengo que admitir que me gusta la manera en la que me ve cómo alguna obra de arte. Ante sus ojos tengo un valor incalculable, para él soy una seductora, una terrible tentación en la que quiere caer, un inofensivo desliz envuelto en un vestido caro y la insolencia de un coqueteo desvergonzado.
Soy más que eso y no lo sabe.
Me da pena que, en un principio, cuando esto inició pensé en alejarme, en dejarlo seguir teniendo su vida sana, pero entonces él me llamó, él quiso más, no me detuvo y ahora tengo un agarre que no quiero soltar.
Es algo cruel y mezquino lo que hago y me gustaría que me importase o al menos más de lo que hace, pero soy una adicta a sentir, a liberar mi tensión, a demostrarme que aun tengo algo de control.
—Sabes la respuesta —responde sentándose en el borde de su escritorio y con las manos tomándose de los lados.
Se contiene.
Descaradamente podría decir que no es infidelidad lo que hace, quitarle la culpa, porque su prometida casi parecía feliz y caliente de que me follara. En este momento gracias a la recepcionista ella sabe que estoy aquí, sabe lo que podría pasar y aun así no lo interrumpe, casi pareciera que me alentara.
Qué relación más tóxica y disfuncional ¡Viva el romance!
Podría escribir sobre ello.
Nos vemos durante largos minutos y me porto bien porque no lo seduzco, no hago nada, simplemente lo miro y respiro antes de emitir un exagerado suspiro e incorporarme para estar sentada.
—¿Quieres que me vaya, Leonid?
—No —responde tras tragar y veo la manera en la que aprieta más su agarre en el escritorio cuando me pongo de pie.
—¿Quieres que camine hacia ti?
Exhala con lentitud y cuando doy el primer paso, asiente.
Me tomo mi tiempo para llegar hasta él, deteniéndome únicamente cuando mis muslos se presionan de sus rodillas abiertas. Le sonrío.
—Hola, parece que tienes un problema muy duro.
Su erección se presiona contra la tela rígida de su pantalón oscuro. Ladeando el rostro alzo la vista para verlo a través de mis pestañas espesas de rímel.
—¿Deseas que te ayude?
—¿Cómo? —pregunta y mi sonrisa se vuelve aun más ladeada.
No es tonto, solo quiere saber hasta dónde llega mi oferta, por lo que inclinándome hacia él dejo nuestros labios a escasos centímetros.
—Con mi boca —susurro para que saboree mis palabras.
—Joder —sisea apretando con fuerza su agarre en el borde del escritorio.
—Pero solo lo haré si me lo pides —retrocedo—. Recuerda, Leonid, aquí avanzamos con consentimiento.
—Hazlo, simplemente hazlo.
—Ya que insistes.
Con lentitud me dejo caer sentada en la silla frente al escritorio y mis manos le recorren los muslos antes de ir al botón del pantalón y deshacerlo antes de bajarle la cremallera. Está tan duro que la punta de su miembro sobresale sobre el borde del bóxer y brilla con humedad.
He visto muchas pollas en mi vida y la de Leonid es bastante buena, también se sintió increíble dentro de mí, no creo que me quepa en toda la boca, pero sé que lo puedo llevar muy hondo y que ambos lo disfrutaremos.
Paso una de mis uñas por la punta de su erección y un sonido encantador escapa de él.
Leonid ya no tiene grietas.
Leonid ahora está roto porque cayó por mí.
Pero Leonid lo disfruta cuando tiro del bóxer hacia abajo revelando la carne endurecida y erecta que envuelvo en mi mano y aprieto.
Y no lo veo a los ojos hasta que bajo la cabeza y le lamo la punta recogiendo la humedad mientras él gime y yo sonrío, antes de abrir mi boca y chupar.
Veo cada reacción a mis succiones, lamidas y tarareos, se sobresalta y gime más fuerte cuando le acaricio las pelotas, alzando las caderas cuando lo llevo al fondo de mi garganta. Es grueso y casi parece demasiado, pero no le temo a las arcadas ni me asquea el sentir mi saliva deslizarse por mi barbilla mientras lo deslizo en mi boca una y otra vez.
Quisiera me que me tirara del cabello, también que me hablara sucio, me encantaría que me insultara de manera que me pusiera más frenética y luchara por algo de poder. Me encuentro añorando que me llame su sucia puta, suya —aunque no lo sea—, que sea posesivo y luche por el dominio.
Pero Leonid no es así. Él me deja tener el control, él susurra mi nombre casi con devoción y ve hacia el techo con el rostro recubierto de placer. Sin embargo, sus sonidos me excitan, saber que le estoy causando todo este placer me humedece de tal manera en la que mi tanga se adhiere a mis pliegues.
Uno de los tirantes de mi vestido resbala por mi hombro, dejando al descubierto mi pezón endurecido y gimo contra su polla cuando finalmente me toca al tomarlo entre sus dedos y pellizcarlo.
Subo y bajo la cabeza, lo deslizo en mi mano con mi saliva lubricándolo y lo siento cada vez más duro, pero cuando creo que podría venirse, me detengo y eso lo hace verme.
—Yo también quiero venirme y quiero hacerlo con tu polla dentro de mí.
Le doy una última lamida y me pongo de pie.
—Estás en mi lugar —señalo.
Luciendo aturdido, sobreexcitado y confundido, Leonid baja del escritorio, haciéndose a un lado cuando me ubico de espaldas a él, tomando el otro extremo con mis manos, bajando el torso hacia la superficie, aunque me duela la espalda, y levantando el culo con un pequeño meneo que deja clara la invitación.
Afortunadamente es un chico listo que lo capta rápido porque me levanta el vestido, hace a un lado la pequeña tira de mi ropa interior y me frota con dos de sus dedos.
Se siente tan bien que casi me quejo cuando se detiene y todo lo que tengo es vacío, pero poco después, supongo que se estaba cubriendo en látex porque lo siento en mi entrada y luego la manera en la que se introduce con lentitud haciéndome sentir cada centímetro de él.
Maldigo y me muerdo el labio inferior, separando las piernas y empujando hacia atrás cuando permanece inmóvil.
—Debes adaptarte...
—Debes follarme —lo interrumpo empujando nuevamente hacia atrás.
No entiendo muy bien lo que dice, pero suenan cómo halagos y la verdad es que no me importa demasiado cuando comienza a embestir de manera profunda.
Pero es lento y yo no quiero que "me haga el amor", yo quiero que me folle.
—Más fuerte —gimo.
Y me escucha.
Sus embestidas se vuelven contundentes y rápidas ocasionando que resuene el choque de nuestras pieles.
Me aferro con fuerza al escritorio y el borde me maltrata el abdomen bajo, pero no me importa mientras lo recibo todo. Lo escucho gemir y gruñir mientras empuja y se siente delicioso, pero falta más por lo que me incorporo, llevando un brazo detrás de mí y arriba para envolverle el cuello, pegando mi espalda a su torso aun vestido en camisa y apoyando una rodilla en el escritorio para poder alcanzar con mi mano libre mi clítoris y frotarlo mientras embiste rápido, pero llegando de una manera menos profunda por la posición, aun así, estoy cerca. Y cuando sus dedos me pellizcan un pezón, finalmente me corro mordiéndome el labio inferior.
Tomándome de las caderas él me mueve a su antojo hasta que lo siento tensarse y estremecerse al acabar.
Fue bueno, muy bueno.
Mi cuerpo cubierto de sudor se relaja contra él en tanto siento sus labios en mi cuello dejando pequeños besos y sus manos son suaves sobre mi piel, es dulce.
Pero yo no quiero dulzura.
Así que alzo el rostro para plantarle un beso en la barbilla antes de alejarme, haciéndolo salir de mí.
—Usaré tu baño —anuncio sonriéndole.
Me da un asentimiento y tengo que admitir que se ve increíble estando sudado, aun exaltado y a medio vestir con la polla aun cubierta en el condón, es un desastre, uno que yo hice.
—Te queda tan bien ese aspecto de recién follado, Leonid Walsh.
No espero por su respuesta, en lugar de ello tarareo, caminando hacia el baño, en donde me encargo de hacer pis y limpiarme, revisando que mi maquillaje no se arruinó y sonriéndole a mi reflejo frente al espejo.
—Entonces este es el reflejo de una mala persona —susurro—. Muy guapa.
Alisándome el vestido le doy una última inspección a mi aspecto y cuando salgo descubro que él ya se encuentra con el traje tan arreglado cómo podría estar.
Bajo su atenta mirada camino hacia el sofá tomando mi bolso y luego enfrento su profunda mirada llena de confusión.
—¿Te vas?
—Sí, debo dejarte trabajar, no quiero ser una distracción —respondo con descaro y ríe por lo bajo.
—¿No quieres hablar de lo que pasó?
—Me parece que está bastante claro que follamos —respondo viendo hacia el escritorio antes de volver la mirada a él—. Si te preocupa que se lo diga a tu prometida, la verdad es que no planeo hacerlo.
Excepto que eso suelen decir todos y luego es lo que hacen, pero en esto sí que soy honesta, además ¿De qué hablo? Ella ya sabe que me follo a su prometido.
Acortando la distancia entre nosotros le acomodo la corbata y luego me alzo para plantarle un beso en los labios amplios y carnosos.
—No lo haré complicado, es solo sexo ¿no? —pregunto contra sus labios antes de plantear otro beso—. Si quieres más de ello o solo conversar cómo en el pasado, puedes llamarme y nos veremos.
Pero ambos sabemos que más que hablar se trata del sexo. Una vez rompes una regla, siempre regresas por más, siempre quieres más.
Le doy un pequeño mordisco en el labio inferior y salgo de su oficina con la frente en alto. Sonriendo ante las miradas que recibo y tarareando dentro del ascensor.
Justo antes de que las puertas se cierren, mi teléfono vibra y cuando lo abro descubro el mensaje de un número no registrado.
Número desconocido: lo follaste
Haciendo clic en la foto descubro a una hermosa rubia que parece una modelo de alguna cuenta de Instagram, Marissa.
Azhar: conocemos la respuesta
Mientras el ascensor desciende espero a su respuesta, pero debido a la falta de señal no soy capaz de recibirla hasta que salgo del cubículo de metal.
Marissa: bien. Él lo necesita
Azhar: una prometida velando por los intereses de su hombre, a eso le llamo una buena responsabilidad afectiva
Saliendo de las instalaciones me detengo al borde de la calle para detener a cualquier taxi que pueda llevarme a casa y cuando lo consigo, mi teléfono vibra con otra respuesta.
Marissa: sigue jugando con él
Bueno, eso se lee bastante feo y a mí nadie me ordena con quién tener sexo.
Azhar: uhmmm
Marissa: y cuando quieras, también puedes jugar conmigo
Una risa se me escapa ante su descaro y deseo evidente. Nuevamente entro a su foto de perfil ampliándola, es muy, pero muy atractiva. Regreso al chat una vez más.
Azhar: aprecio la oferta, pero por pareja solo tomo a uno, una pareja completa es demasiado drama
Marissa: si cambias de opinión... Aquí estoy
Bloqueo el teléfono sin responderle y suspiro recostándome del asiento mientras las calles de mi alrededor pasan una tras otra.
Conseguí quitarme algo de tensión y drenar algo de mi molestia. Fue un muy buen sexo, pero no se llevó toda mi ira y las emociones intensas que me embargan.
Cuando llegamos frente a mi edificio veo a la señora Hawk meter en su auto, con ayuda de un hombre que desconozco, a una mujer de cabello castaño y de complexión delgada, de alguna manera sé que ella tiene que ser Shaina.
Bajando del taxi tras pagar me inquieto porque ella no parecía bien o consciente, de hecho, se tambaleaba cómo alguien en estado de ebriedad... O drogado.
—¡Señora Hawk! —llamo yendo hacia ella.
Noto que se tensa y que el hombre de una edad contemporánea con ella, me ve con sorpresa e incredulidad.
—Azhar, qué sorpresa, pocas veces nos dejas verte.
—Sí, siempre tengo algo que hacer —digo viéndola con fijeza antes de desplazar la mirada hacia su acompañante—. Soy azhar Beckett.
—Brian Hawk —responde estrechándome la mano.
No dejo de verlo con fijeza y eso parece inquietarlo, lo que me hace saber que oculta algo, pero sonrío mientras libero su mano.
—¿Shaina está bien? —pregunto haciendo ademan de asomarme por la ventana del auto, pero son tintadas.
—Solo tuvo un mal episodio de ataque de pánico, se encuentra algo agotada y dopada por el medicamento —me responde la señora Hawk.
—¿Por qué no la cuida aquí? —inquiero.
—Necesita estar en un espacio que considere seguro.
Asiento con lentitud cómo si aceptara tal respuesta y luego veo hacia Brian.
—No la recordaba casada, señora Hawk.
—Estamos divorciados.
—Ah, es el papá de Shaina —tarareo—. Ella nunca me habló de ti, Brian. Nunca habla de su papá...
—Es complicado —dice con nerviosismo y la señora Hawk parece impaciente.
—Nos gustaría quedarnos a conversar más, pero comprenderás que necesitamos ir a casa para que Shaina descanse.
—Por supuesto —doy un paso hacia atrás sin perder la sonrisa—. Cuando despierte dígale que espero su llamada y sino me llama, no se preocupe, puedo visitarla si me das la dirección.
—Le haré saber que deseas que te llame.
Asiento con mi sonrisa, viéndolos subir al auto y justo antes de que se pongan en marcha, desde el asiento de atrás la ventana baja lo suficiente para que dedos se cuelen por ella y se estiren hacia mí, casi de manera inmediata avanzo y me aferro a su mano.
—Az-Azhar —reconozco la voz de Shaina incluso si suena cómo un arrastrar.
Intento aferrarme a sus dedos, pero alguien tira de su cuerpo y su ventana sube mientras la de la señora Hawk baja.
—Ella está teniendo alucinaciones. Le diré que te llame.
Y luego el auto se va, dejándome con una sensación amarga y la ira de que se la llevaron.
Entro en automático al edificio y luego al ascensor para descubrir que en el apartamento se encuentra Priscila sentada en el sofá comiendo una ensalada que luce muy verde.
Después de la sorpresa inicial de verla por primera vez, la verdad es que ahora parece un acontecimiento del pasado. Me sigue detestando y a mí me sigue pareciendo una pesada cuya existencia me da igual, sin embargo, me acerco a ella.
—Shaina fue llevada por su mamá, no se veía bien.
Hace una pausa de masticar para voltear a verme con lentitud con sus ojos marrones que parecieran tener pequeñas grietas grises, lo que no sé cómo es posible, es cómo si vieras a sus iris irse quebrando.
—¿La viste? —Me pregunta.
No exactamente, pero asiento y todo lo que hace es mirarme.
Los segundos pasan, no sé si se vuelven minutos, pero al final solo da una pequeña sonrisa y se encoge de hombros.
—Se volvió loca, llamé a su mamá y la calmaron antes de llevársela. Parecía poseída, fue un poco divertido.
Con lentitud deslizo mis dedos por el respaldo del sofá hasta llegar a la parte baja de su nuca y enredar los dedos en su cabello.
Durante unos segundos me visualizo estrellándole el rostro contra la mesita frente a ella, pero mi limito a ejercer fuerza cuando la sostengo de ahí de una manera que le da dolor y resulta amenazante. Luego me inclino para hablarle al oído.
—A mí me parece divertida la sangre y no por eso te hago sangrar —susurro—. La próxima vez que quieras entregar a Shaina recuerda ese dato, Priscila.
—Así que prefieres que una puta loca haga un desastre sin control en el apartamento a protegernos nosotras de ella.
—No, lo que te digo es que la prefiero a ella que a ti —Le beso la mejilla—. Que disfrutes tu comida.
Le libero el cabello y una vez más tarareo hasta llegar a mi habitación en donde veo con desconfianza mi laptop que está en un lugar en el que no la dejé.
Mi habitación tenía seguro y debido a que cambié la cerradura ni siquiera la señora Hawk tiene una llave, pero bueno, eso no es un impedimento para organizaciones criminales que crean maquinas humanas para asesinar.
Introduciendo la clave en mi laptop descubro que el documento de mi nueva novela está cómo la dejé, excepto que tiene una pagina nueva y más número de palabras del que tenía.
Debido a que apenas tiene ocho capítulos, me tomo la molestia de leer desde el principio para descubrir que es lo extraño y es entre el capítulo cinco, página cuarenta y seis, hacia la mitad, en medio de un dialogo de sexo duro, que descubro el mensaje:
"Vida, recibí tu mensaje.
La terquedad me desagrada, no es algo que tolere.
¿Quieres verme? Bien, pero no podrás tocarme.
Hasta pronto.
Ah, me tomé el atrevimiento de cambiar la línea de tu novela, ahora se lee mejor"
Bajo la vista al diálogo que antes era una respuesta al "¿Qué quieres de mí?", la respuesta solía ser "follarte aun más duro", pero él la ha cambiado a un:
"Follarte hasta que todo lo que puedas sentir sea a mí. Consumirte hasta que todo lo que puedas pensar sea yo. Quemarte hasta que quieras vivir conmigo en este infierno. Enloquecerte hasta que todos tus pensamientos me pertenezcan. Liberar tu potencial para que puedas tener algo de libertad. ¿Puedes imaginarlo? Tú y yo, ardiendo juntos, sexo y sangre, poder y muerte ¡Ja! Vaya peligro y es por eso que no puede ser una realidad. Pero vale, déjame follarte aun más duro, Vida."
Entiendo que la última línea es una burla a la frase que había usado y que la que estaba antes es una advertencia de todo lo que quisiera darme, pero que dice que puede ser un caos.
Me muerdo el labio inferior y siento que las palabras tienen un gran impacto en mí.
—Bueno, su diálogo está mejor que el mío —susurro.
Podré verlo, pero no tocarlo ¿Cómo y cuándo? Espero sea pronto.
Hellooooo, aquí les dejo más de los australianos.
Cómo se darán cuenta Azhar ahora incluso si que se quitó la moralidad de encima y ella es así, tal cómo advertí al principio de la historia por lo que ya quedan en sus manos tomar la decisión se seguir leyendo o huir, porque ella no será la única cuestionable.
Redes sociales:
Instagram| Tiktok: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
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