Capítulo Ocho: Hola, Traviesa
Capítulo Ocho: Hola, Traviesa.
Shaina.
—Quieres llamarlo —Establece Sun Hee tomando una de las fresas de sus panqueques.
Estamos en una de nuestras cafeterías favoritas para desayunar. Teníamos días sin vernos por lo que nos pusimos de acuerdo para desayunar juntas. Pese a no vernos en poco más de una semana, ella sabe que desde hace esa misma cantidad de tiempo el número de teléfono de Anders se encuentra en mi poder.
Quiero llamarlo, mis dedos pican por presionar los dígitos, pero tengo miedo de que sea un chiste ¿Por qué alguien tan extraordinario pondría sus ojos en mí? Tal vez soy un simple experimento.
Otras de las razones para no llamarlo es que estoy muy segura de que si doy un paso, me alejaré mucho más del camino por el que me guía mi madre, sin embargo, es este mismo pensamiento el que también me invita a hacerlo porque en mi mente se balancean las suaves palabras de: ser mala es divertido, romper las reglas se siente bien, nadar contra la corriente me hace sentir libre.
— ¿Shaina? —Sun Hee hace tronar sus dedos frente a mi rostro devolviéndome a la conversación.
— ¿Por qué querría que lo llamé? —pregunto tomando mi taza para dar un sorbo a mi té de manzanilla.
— ¡Omo! ¿Cómo qué por qué? ¡Porque te dio su número! —Alza las manos en exasperación—. Hazle caso a tu unnie, ese oppa quiere que lo llames.
—Pero mírame.
— ¡Te miro! Eres hermosa, Shaina. Pareces una de esas chicas occidentales plegando revistas para que los chicos hagan cosas malas —frunce el ceño—. Espera... ¿De verdad crees que eres fea?
Miro la taza de té no queriendo responder, no cuando no puedo decirle que no sé cómo me veo desde hace mucho cuando dejé de buscar mi reflejo en los espejos, que soy insegura sobre un aspecto que ni recuerdo cómo es. Lo más cercano que he estado de volver a verme ha sido el dibujo que Anders hizo de mí y es claro que ahí exageró mis rasgos.
Sun Hee parece estarse enojando a medida en que me ve sin obtener ningún tipo de respuesta. Me lamo los labios pensando en alguna mentira para decir, últimamente parece que digo muchas.
—Creo que no somos compatibles...
— ¡Aish! Me estás haciendo enojar —Su pequeña nariz se arruga—. Juguemos piedra, papel o tijeras, si gano lo llamas y si tú ganas no lo haces.
—Bien —digo porque en el fondo deseo que sea el destino quien decida, de esa manera no se verá como mi elección—. Dos de tres veces.
—Hecho.
Sun Hee comienza el canto en coreano y estoy familiarizada con ello porque no es la primera vez que hacemos este juego y ya he aprendido a decirlo en coreano con ella. Gano la primera ronda, la segunda se la lleva ella así que en la tercera ambas estamos tensas. Mostramos nuestras manos una vez más:
Ella tiene tijeras, yo tengo papel.
Ella gana.
Debo llamar a Anders.
Sun Hee da grititos de emoción mientras ríe y sacude su cabeza viéndose cómo algún personaje de anime. Doy otro sobro a mi té para esconder mi sonrisa. Estoy siendo obligada a llamarlo ¿Cierto? No fue mi elección, entonces, no estoy haciendo nada malo, estaría cumpliendo un trato.
—No lo llamaré ahora, más tarde.
—Promételo —Estira su mano hacia mí.
Estirando la mía enlazo nuestros meñiques, cerrando tres de mis dedos para presiona nuestros pulgares de esa manera en la que me enseñó a hacer promesas. Me guiña un ojo y aplaude emocionada.
— ¿Por qué te entusiasma tanto?
—Porque mis costumbres, cultura y tradiciones no me dan la oportunidad de tener ese tipo de libertad. Si me gusta un chico y le gusto también, no tendremos tantas muestras de afecto en público. No puedo divertirme cómo tú, el día que me case, mis padres esperarán a un coreano de buena familia, mejor aún si es de dinero y una generación de una familia que siempre fuese adinerada —Se encoge de hombros.
— ¿Alguien cómo Seung Wook?
—Sí, pero Seung Wook Oppa si me gustaría, es guapo, amable e inteligente. Haría felices a mis padres. ¿Crees que yo le guste?
—Por supuesto.
Y no lo digo solo por ser su amiga, lo he dicho antes Sun Hee parece una de esas idols o estrellas de dramas, es absolutamente hermosa, inteligente, amable y dulce; además, no me perdí la manera en la que Seung Wook la miraba en la fiesta y ellos tuvieron una buena charla mientras yo estaba con Anders.
— ¿De verdad lo crees? —Su piel se ruboriza.
—Lo creo.
—Bueno...
Y tengo este momento raro en donde por minutos me permito entender el hecho de que una persona hermosa y maravillosa cómo Park Sun Hee tiene inseguridades, que al igual que yo – no tan extremo – a veces tiene dudas y no cree lo suficiente en quien es. No me da placer su inseguridad o me hace sentir mejor, solo me llena de preocupación porque si ella tiene esas angustias ¿Qué me espera a mí?
Terminamos de desayunar y tras asegurarle que pagaré, me arroja besos y corre porque se le hizo tarde para su clase. Me tomo mi tiempo para quedarme un poco más en la mesa mientras saco mi Tablet y leo dos capítulos más de otras de las novelas de Azhar.
¿Cómo ella puede escribir cosas tan obscenas sin que resulten asquerosas? ¿Cómo todo eso sale de su mente? A veces me pregunto si estos son relatos de su vida o la de alguien, todo es tan vivido y...Excitante. Siempre hace que mis pezones se sientan adoloridos, que palpite entre mis piernas y busque fricción, leer alimenta a ese demonio sediento de travesuras que escondo del mundo, porque esa no es la persona en la que mamá quiere ver convertida a su hija.
Suspiro con ganas de leer otro capítulo, pero sabiendo que se viene algo bastante picante, prefiero leerlo cuando esté en casa. Pidiendo la cuenta, pago y tomo mi bolso saliendo de la cafetería. Estoy a veinte minutos de caminata hacia el apartamento, aun así decido caminar, me gusta hacerlo últimamente, sobre todo porque se siente cómo el único momento en donde no tengo a mamá sobre mí.
Amo a mi mamá y agradezco su preocupación, pero últimamente es demasiado, se siente cómo si me asfixiara y me pusiera una cuerda que no me deja correr. Siempre ha sido terriblemente sobreprotectora, pero se está excediendo, está llegando a un punto en donde incluso parece ilógico. Ella alega que se trata de aquella muerte en Mosman y luego la desaparición de ese otro chico, pero siento que lo está llevando a un punto en donde me está presionando demasiado.
Siempre he jugado a las reglas, soy buena, no molesto y siempre callo. Hago lo que mi familia me dice y trato de ser una sombra, pero últimamente siento que quiero más. He descubierto que cuando les llevo la contraria, miento o sigo lo que está mal, me siento bien y libre. Me gusta.
Y el hecho de que me guste me tiene asustada. Siento que cada cuerda que mi familia y yo misma he puesto a mí alrededor se está soltando.
Me detengo en el cruce peatonal junto a otras personas esperando a que la luz del semáforo cambie. Cerrando los ojos tomo un profundo respiro y entonces lo escucho: mi nombre en un murmullo cómo si estuviese detrás de mí.
Abro los ojos con rapidez y volteo, pero solo encuentro a un hombre de traje hablando por teléfono y dos mujeres enfrascadas en una conversación.
Mis manos comienzan a sudar y me aferro a la tira de mi bolso tipo mensajero. De nuevo tengo esa sensación, esa que mamá catalogó hace un par de años cómo un mal episodio de paranoia de persecución, miro a mi alrededor sintiendo el sudor perlar mi frente.
La luz del semáforo cambia y comienzo a caminar con rapidez.
«Shaina» me llaman en voz baja, pero luego lo hacen de nuevo en voz más alta y dejo de caminar. Me detengo en medio del cruce peatonal y miro a mi alrededor ¿Quién es? ¿Por qué a mí? Con una mano temblorosa me ajusto los lentes sobre el tabique de la nariz mientras miro alrededor una y otra vez en busca de quien podría haberme llamado. Mi respiración es agitada en el momento en la que me llevo una mano al pecho en donde el corazón me late de prisa.
Me sobresalto cuando las bocinas de los autos comienzan a sonar trayéndome de nuevo a la realidad. Me están gritando que me mueva y retomo mi caminata a pasos rápidos. La sensación de ser seguida no disminuye.
Estoy jadeando y con la respiración acelerada mientras me apuro para llegar al apartamento, siento un ataque de pánico arañándome en el pecho, queriendo atraparme. Estoy siendo perseguida por alguien llamando mi nombre en murmullos y gritos, pero también por mi ansiedad. Me están arrinconando, me volverán loca.
Ni siquiera me doy cuenta de que estoy trotando hasta que siento dolor en los muslos y costados, mi cuerpo me exige parar y lo escucho porque podría derrumbarme por el agotamiento. Me doblo poniendo las manos sobre las rodillas mientras tomo grandes bocanadas de aire.
— ¿Estás bien? —me pregunta una señora llevando su mano a mi brazo y por instinto me alejo de su toque.
—Estoy...Bien —Me incorporo y retomo mi caminata a paso rápido.
Me miran, me están siguiendo.
Ya puedo vislumbrar el edificio en el que vivo, he llegado más rápido de lo necesario y se siente cómo ver un refugio. Cuando llego hasta la entrada del edificio, con las llaves de la gran reja en mis manos, siento que estoy a salvo.
—Shaina...
Me paralizo cerrando los ojos. ¿Por qué me sucede esto?
—No es real, es una paranoia, para, Shaina, solo para —me digo una y otra vez.
—Oye, ¿Eres Shaina, verdad? —pregunta una voz masculina tocándome el brazo.
Me sobresalto y giro encontrándome con un rostro algo familiar. Parpadeo un par de veces para ubicarlo en mi mente a medida que me él me da una ligera sonrisa. Me ordeno respirar hondo y aclararme la mente porque en este momento soy cómo una frágil hoja a nada de arrugarse hasta romperse.
—Sí, definitivamente eres Shaina —Deja de tocar mi brazo—. No sé si me recuerdas, pero soy Preston, el hermano de Priscila.
—Sí... —digo en voz baja porque lo recuerdo, lo he vito al menos unas cuatro veces.
Y recordemos que la última vez, Priscila lo escondió en su habitación el día que nos encontramos. Es algo que no olvido.
Su cabello oscuro va despeinado de una manera que lo hace lucir casual, pero que me hace cuestionarme si es adrede, tiene ojos color avellana y estos me miran con curiosidad. Los nervios me embargan ante su sonrisa, no por sentirme amenazada, si no por el inminente atractivo e intensidad que desprende con su mirada y sonrisa. Él es...Muy guapo, demasiado y notarlo hace que me sonroje.
— ¿Estás bien? Te ves un tanto pálida —Su sonrisa se curva más hacia un lado—. Bueno, ahora estás sonrojada.
—Estoy bien, el sonrojo es porque me...Agité caminando.
Nos quedamos en silencio observándonos, él repara en mí de la misma manera en la que lo evalúo una y otra vez sintiendo el magnetismo que desprende o tal vez se trate de mí que encuentro atrayente su presencia, sea cuál sea el caso, desvío la mirada hacia un lado sintiéndome rara ante la manera en la que lo estoy percibiendo y analizando.
Entonces pienso en algo: Tal vez era él quien me seguía ¿Correcto? Quizá me llamaba y yo huía cómo una completa loca inadaptada pensando que alguien quería lastimarme o que me estaba volviendo una demente. Ante ese pensamiento, me sonrojo todavía más.
Su mirada busca la mía y cuando la encuentra, su sonrisa se vuelve más amable mientras mete las manos en los bolsillos de su jean y se tambalea sobre sus pies.
—Hablé con mi hermana, pero no está en casa y vine rápidamente a traerle esto —Asiente hacia una caja que no había notado descansa en el suelo a su lado—. Me dijo que tal vez una de sus compañeras estaría, ha sido bueno que me encontrara contigo.
—Claro, no tengo problema en llevarlo.
— ¿Segura? No pretendo darte molestias o algo así.
—Está bien, no hay problema.
Agachándose toma la caja y parece dudoso sobre entregármela, pero viendo que no me echo hacia atrás sobre esto, la deposita en mis brazos extendidos.
—Puedo subirlo por ti, podría resultarte un poco pesado, Shaina.
Mamá no permite que tengamos invitados en el apartamento, ni siquiera si se trata de familiares, bueno, Azhar ni siquiera tiene familia. Y además de ello, no me sentiría cómoda llevándolo a un apartamento en donde no sé si estaríamos solos.
—Puedo, soy más fuerte de lo que me veo.
Ríe por lo bajo y me ayuda a sostener la caja que casi se me cae porque tiene razón, es considerablemente pesada, pero trato de darle una sonrisa mientras la ajusto mejor en mis brazos.
— ¿Necesitas que te ayude a abrir la reja? —asiente hacia ella y me doy cuenta que en efecto necesito la ayuda.
—Por favor.
Toma las llaves de mis manos y abre la reja antes de devolvérmelas. Trato de sonreírle una vez más e ignorar la cosa extraña de miradas que parece que compartimos.
—Gracias, Shaina, le haré saber a Priscila que te di la caja —Hace una mueca—. Uh...Espero verte por ahí, supongo...
—Hasta luego, Preston.
Hay una larga mirada entre nosotros y luego saliendo del trance, me giro para alejarme, pero me llama una vez más y volteo con un "¿Si?" incierto.
—¿Tienes teléfono? —Me pregunta.
—Sí...
Se hacen unos largos segundos de silencio en donde me mira a la expectativa, luego ríe sacudiendo la cabeza con incredulidad.
—Vale, lo entiendo. Lo intentaré una próxima vez.
¿El qué? No lo sé, todo lo que sé es que vuelvo a girar, la reja se cierra detrás de mí y camino hacia el ascensor. Me doy cuenta de que el ataque de pánico de hace un rato cuando básicamente corría por la acera, se encuentra olvidado y mi ansiedad ha disminuido, la pequeña conversación con Preston me distrajo de todo el episodio anterior. Bajo en mi piso y dejo la caja en el suelo para abrir la puerta del apartamento, la tomo de nuevo y cierro la puerta con el pie.
— ¿Azhar? —La llamo, pero no hay respuesta, lo que no me sorprende.
Camino por el corto pasillo dejando la caja en el suelo frente a la puerta de la habitación de Priscila, tengo curiosidad por ver qué hay adentro, pero viendo la manera en la que está sellada me hace saber que es algo muy privado.
Camino hacia mi habitación al final y arrojo el bolso a la cama al entrar. Tenía un par de días sin venir, pero eso es por culpa de mamá. A veces...Ella me duerme y cuando despierto, finjo no saberlo. Esa es otra razón por la que estoy intentando desligarme más de su fiero control, ella lo está llevando a otro nivel.
Antes no lo notaba porque muchas veces eran los efectos secundarios de los antidepresivos los que me hacían dormir demasiado, pero luego fui entendiendo que había algo más. Llegué a pensar que era paranoia extrema creer que mi propia madre podría hacer algo tan extremo cómo para dormirme para que yo no saliera, pero desde hace poco se me hace más certero que en ocasiones de alguna manera consigue noquearme por al menos un día y eso me tiene asustada.
Estoy fingiendo no notarlo porque temo a que si descubre que lo sé, se vuelva más extrema. Siempre presto atención a cuando sirve mi comida, agua o jugos, pero no termino de entender cómo lo hace. Sucede muy, pero muy poco, pero eso no lo hace menos tenebroso y perjudicial para mí.
Hace que sienta menos culpa de no tener confianza en ella.
Esta vez confirmo por la fecha que estuve todo el día y noche de ayer dormida, específicamente desde la tarde de anteayer. Lo último que recuerdo es tener demasiado sueño y decidir tomar una "siesta" de la que desperté hoy. Tengo que encontrar una manera de poner un alto a esto.
Tratando de dejar a un lado el pensamiento por un rato, salgo de la habitación y camino hasta la cocina deteniéndome en la pizarra al encontrar un breve intercambio tenso entre Priscila y Azhar.
"Cuando laves tu cabello, recoge los pelos que queden ¿Es tan difícil? Por otra parte, felicidades por no llegar borracha y drogada.
Priscila."
"Lamento lo del cabello, se me pasó, trataré de que no ocurra de nuevo, tu podrías de tratar de no robar mi Shampoo (sí, sé de eso jejeje). Por otra parte, felicidades por no romper mis tímpanos con tus canciones como siempre.
Besitos, guapa. Azhar"
Sacudiendo la cabeza, borro ambos mensajes esperando que la respuesta de Azhar ya haya sido leída y si no es así, tal vez evite alguna futura disputa si Priscila no lo ve. Escribo un simple mensaje para ambas.
"Espero estén teniendo un buen inicio de semana.
Saludos. Shaina."
—Priscila es una pesada —dice una voz arrastrando las palabras.
Grito y me giro con una mano sobre el pecho. Encuentro a una belleza impresionante de cabello oscuro viéndome con diversión antes de bostezar y luego restregar una de sus manos contra un ojo, tiene el delineador negro corrido, luce pálida y sus ojos van inyectados en sangre. Se ve como si viniese del infierno.
—Azhar... —Debo decir que suena con un poco de admiración y sorpresa.
Finalmente...Está sucediendo y es incluso más bonita en persona, pese a que va echa un desastre. También huele a licor y alguna otra cosa desconocida para mí. Se ve desorientada, perdida y perturbada, pero me da una sonrisa dudosa cómo si no fuese capaz en este momento de comprender siquiera su existencia.
—Me veo terrible ¿Eh? —Se ríe y luego suspira—.Qué gracioso cómo te veo. ¿Eres Shaina? Si te ves así...Eres bonita, pero creo que no te ves bien...Hay algo mal, muy mal —La última vocal la alarga.
—Eh... —Me aclaro la garganta y extiendo la mano—. Soy Shaina, un gusto.
Hemos estado intercambiando mensajes, más por su insistencia y renuencia a no rendirse cómo mi timidez y falta de conversación. Ella mira mi mano y se tambalea antes de estrecharla. Exhala con lentitud.
—Entonces ¿Eres real? —Murmura y luego ríe de forma rara—. Estoy tan mal, Shaina. Vi cosas, las vi y...No lo entiendo. Todo está mal, hay peligro afuera... ¿Eh? Cuidado, mucho cuidado. Hay algo mal —Deja de estrecharme la mano y me señala—. Muy mal.
No sé qué decir y creo que ella ni siquiera está consciente o tan siquiera al pendiente de lo que dice. Se le humedecen los ojos y una lágrima negra – por el rímel corrido – le recorre la mejilla, se acerca tanto que retrocedo y golpeo la espalda contra el refrigerador. Está tan cerca que su nariz golpea la mía.
—El peligro es real —susurra—. ¿Sabes quién eres?
—Soy Shaina.
—Y yo soy Azhar —Sonríe de manera bobalicona retrocediendo—. Habrá más...
— ¿Más qué?
—Más —dice alejándose y tropezando con todo a su paso.
—Así qué... —digo.
—Después, necesito —Bosteza—...Dormir. Tengo mucho sueño. Mucha fiesta.
Tengo la impresión de que está tan fuera de sí que difícilmente tendrá algún recuerdo de esto porque luce cómo la borrachera del año. A medida que se aleja la escucho maldecir, reír y luego tararear hasta que el sonido del cierre de la puerta de su habitación le pone fin.
Sacudiendo la cabeza salgo del estupor de este encuentro. Si Priscila es extraña, Azhar es un caos con pies...Entonces, tal vez, debo comenzar a creer que no soy defectuosa, que todos lidiamos con alguna pizca de algo no deseado en nuestro interior.
***
Hay unos pocos clientes en la librería en el piso de arriba tomando algo mientras leen, abajo hay una chica navegando entre los libros en busca de alguno que la atrape. Como siempre, ha sido un día con ventas, pero tranquilo, lo cual es bueno teniendo en cuenta todo el episodio que tuve luego de desayunar con Sun Hee y antes de encontrarme con Preston.
Estoy todavía un poco preocupada sobre Azhar, preguntas como ¿Estará durmiendo en posición de lado para no ahogarse si tiene ganas de vomitar? ¿Está bien que duerma tanto? ¿Está bien que en su habitación haya tanto silencio? ¿Debo contarle a alguien todas las locuras que murmuro? ¿Debo decirle a alguien que tal vez mi compañera de piso tiene una problema con las fiestas y las bebidas? No deja de estar en mi mente.
Y luego está otro asunto o persona navegando en las corrientes que son ahora mis pensamientos: Anders.
Miro una vez mi teléfono, me comprometí con Sun Hee a llamarlo, debería hacerlo ahora, mi amiga lleva horas presionando preguntando si ya lo hice.
Él dejo en claro que no envía mensajes, que era mi decisión si estaríamos en contacto, que debía llamar si así lo quería. Desbloqueando el teléfono voy a la galería de imágenes, en donde se encuentra la foto que tomé del dibujo que hizo para mí, ese en donde al parecer soy una heroína en el mundo de las mangas, porque investigue y el estilo es más de manga que de comics.
Voy a la aplicación de contactos y veo su nombre, pensando si marcar llamar. Me lamo los labios y pienso en cuánto quiero hacerlo.
—Voy a llevarme este —anuncia tímidamente la chica que veía libros desde hace un rato.
Cincuenta sombras de Grey, todavía lo vendemos cómo pan caliente. La chica no me mira a los ojos y algo me dice que todo este tiempo supo que libro quería, pero tenía miedo de venir a mí y ser juzgada. Quiero decirle "sé cómo te sientes, siempre oculto los libros que más me atrapan, pero eso no nos hace sucias", en su lugar le digo el precio y luego de que me dé efectivo y tome su factura junto al cambio, la veo salir.
Tomo el teléfono y antes de que pueda arrepentirme, presiono llamar sobre el nombre "Anders". Pienso que no va atender cuando van más de seis tonos, pero sí lo hace.
—Buenas noches, número desconocido, si llamas es porque te di mi número y significa que quería hablar contigo —Su voz ronca y lenta hace una pausa—. Así que ¿Con quién tengo el gusto?
Todo lo que hago es dejar ir una lenta respiración y lamerme de nuevo los labios repentinamente secos. Solo escuchar su voz hace que...
— ¿Hola? Estoy suponiendo que tienes muchos segundos libres para llamadas o solo quieres escuchar mi voz —Su risa baja resuena—. ¿Vas a hablarme, quien quiera que seas? ¿O solo quieres escucharme armar un monologo?
—Ho-Hola —digo y carraspeo mi garganta—. Soy Shaina.
Hay unos breves segundos de silencio que me hacen removerme nerviosa. ¿No esperaba que lo llamara? ¿No quería que lo llamara?
—Sí, definitivamente eres alguien con quien quiero hablar —deja ir lentamente su respiración de una manera ruidosa—. Hola, traviesa. Pensé que ese barco ya había zarpado para mí.
—Estuve ocupada —Parece que me estoy volviendo una mentirosa nata.
—Apuesto a que sí ¿Tomo esta llamada cómo una señal de que puedo seguir dibujando mi manga sobre Croco-Woman?
—Supongo —respondo y me alegra de no haber gritado un "¡Sí!"
Creo que vuelvo esta llamada incómoda con mis silencios o respuestas simples que parecen cortantes y eso me resulta muy frustrante.
— ¿Podríamos vernos? —pregunta sacándome de mi miseria.
— ¿Cuándo? —Me escucho responder.
—Hoy, cuando salgas del trabajo... ¿Qué te parece?
No respondo porque veo a Annie bajar por las escaleras y venir hacia mí.
—Hola de nuevo, Shailele —Se ríe cómo si fuese un chiste decir mi nombre de esa manera tan molesta.
Ella rodea el mostrador para invadir mi espacio personal, sabiendo que lo odio. Doy un paso retrocediendo. Ella estira una mano y toma un mechón de mi cabello enrollándolo en un dedo. Algo en mí comienza a quebrarse mientras saboreo el regusto amargo de una molestia que se va calentando.
Cada molestia, juego o movimiento que Annie ha hecho hacia mí los últimos dos años, se han quedado conmigo. Uno de mis defectos y lo que oculto de todos es que al parecer soy horriblemente rencorosa, me apego tanto a los malos momentos que los acumulo preguntándome "¿Algún día haré algo sobre estas emociones?". No sé si tengo un límite, pero lo que sí sé es que Annie últimamente parece estar empujándome más hacia la molestia y aunque no lo hablo, es algo creciendo en mi interior cada día más.
Percibo la respiración de Anders a través del teléfono y también me doy cuenta que mi otra mano tiene un puñado de mi camisa cómo si me contuviera de hacer algo.
—Así que quería decirte que me iré ahorita, tengo esta cita caliente —risita— y sé que puedes cerrar sola...
Me desconecto de sus palabras. No quiero. No otra vez.
—Niégate —Escucho la voz al otro lado del teléfono—. No eres su criada y su tono ni siquiera es amable. Sabes que no quieres hacerlo, algo me dice que tienes más poder que ella en esa librería, demuéstrale quien manda. Dile que no.
—Gracias por entender, Shailele —Ella se gira sin ni siquiera esperar una respuesta de mi parte.
Aprieto una mano en el teléfono contra mi oreja mientras Anders me repite que diga que "no" si es lo que quiero.
—No —digo no tan alto y ella no me escucha—. No —repito más fuerte y ella deja de caminar.
Se voltea a verme con una ceja enarcada, saca su cadera hacia un lado y ubica una mano en su cintura viéndome con una mueca en los labios perfectamente pintados. Me intimida un poco, pero enderezo la espalda y finjo una firmeza que no tengo.
—No puedes irte, Annie —digo.
—Eso es, traviesa. Dile —dice Anders.
— ¿Qué dijiste, Shaina? Creo que no escuché bien —Desafía Annie.
—No tienes una emergencia ni estás indispuesta de salud. Tu horario de trabajo no ha terminado y al menos que te sean descontadas las horas que no trabajaras, te recomiendo quedarte para el cierre.
—No eres mi jefa.
—Qué pesada y mimada —escucho a Anders—. ¿Qué le dirás a eso, Traviesa?
De alguna manera el hecho de que él pueda escuchar esto es vergonzoso, pero también me alienta a no dejar que Annie note cuánto me intimida la idea de una confrontación.
—Soy la encargada, mi tío me hizo tu superior si no estás de acuerdo con mi gestión entonces tendrás que hablar con él mañana y llegar a un acuerdo sobre tus salidas.
Ella me mira con los labios apretados. Sabe que si habla con mi tío, él sabrá que todo este tiempo ha estado abusando de mi pasividad para salir a su antojo dejándome todo el trabajo. Así que pisoteando se gira y sube las escaleras volviendo a su trabajo. Dejo ir una respiración, eso no salió tan mal.
Sonrío, se sintió bien. Tal vez debería hacerlo más seguido, usar mi voz.
— ¿Anders? —pregunto.
—Eso me gustó, escuchar tu voz —dice—. Entonces ¿A qué hora paso por ti?
¿Había aceptado salir con él? No lo recuerdo, pero no importa, quiero hacerlo.
—Dos horas y medias.
—Hecho.
***
La tensión es palpable cuando me encaro de cerrar caja y Annie se encarga de revisar los libros, arriba Pablo limpia la cafetería. Me siento menos agotada porque no estoy haciendo todo el trabajo sola. Cuando terminamos, Pablo me ayuda a bajar la reja luego de pasar llave a la puerta y cierra el candado por mí. Annie hace una seca despedida en general yéndose tan rápido cómo puede.
—Nos vemos mañana, Shaina —se despide Pablo yéndose en dirección contraria.
Guardo las llaves en mi bolso y miro alrededor en busca de Anders ¿Se arrepentirá? ¿Era una broma? Pero no tengo que pensar demasiado porque el motor de una motocicleta se escucha antes de que se detenga en la acera frente a mí. Mi boca se abre cuando se quita el casco.
Leí esta escena en muchos libros y rodé mis ojos, pero eso es porque no lo había vivido. Apaga el motor y baja sosteniendo otro casco, me lo extiende con una sonrisa y nuevamente estoy maravillada por la perfección de su rostro.
—Qué bueno que traigas una chaqueta —dice acercándose, tomando el caso que recién me ha dado y colocándomelo.
—Adentro con el aire acondicionado hacía frío —digo en mi típica voz suave y baja.
—Eso es bueno, porque los paseos en motocicleta suelen ser fríos —Me da una lenta sonrisa—. Tendríamos que darnos prisa, estoy aparcando de forma ilegal. Sería una pereza tener otra multa.
Lo sigo por inercia viéndolo levantar una pierna y montar a horcajadas lo que no se ve cómo una moto cualquiera ¿Es un hombre de dinero?
—Tu turno, traviesa y por favor cuida tu linda piel del tubo de escape —pide mientras se pone su casco.
Familiarizada con los libros que leo a escondida, subo sin dificultad a la motocicleta pese a ser la primera vez, evito muy bien el tubo de escape y mi jean junto a mi piel me lo agradece. Él permanece con las manos en el manubrio, pero sin encenderla. Miro mis manos sabiendo lo que debo hacer con ellas y nerviosa sobre ello.
Con lentitud me agarro del borde de su chaqueta y lo veo sacudir la cabeza en negación. Tomándome las manos y las deja sobre su apretado y tenso abdomen. Trago, al parecer ahí también es perfecto.
Enciende el motor y de inmediato pego mi torso a su espalda aferrando los dedos a su camiseta blanca, lo siento reír.
— ¿Preparada, Traviesa?
Me doy cuenta de que debería preguntar a dónde vamos, que no sé nada de él, que su elección en libros es extraña y no nos conocemos de nada.
—Sí —respondo.
Porque aun así sorpresivamente no siento miedo.
Porque cuando la motocicleta se pone en marcha, una vez más nadar contra la corriente se siente bien. Cuando la velocidad me hace aferrarme a él y el viento ruge en mis oídos, sonrío. Me siento libre ¿Cómo puede decirme mi mamá que hacer lo incorrecto está mal? Sí se siente tan bien.
Holiss, aquí otro capítulo de mis muchachos australianos. Poco a poco vamos llegando a los puntos e iremos conociendo de situaciones y cosas...
En este capítulo vemos que la mamá de Shaina nos desespera, Preston *guiño* *guiño*, Azhar y Shaina, Annie no amable y Anders *Suspiro*. Ya veremos que sucede en el próximo capítulo...
Para más noticias de la historia: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Younow: DarlisStefany
Espero les guste.
Un beso.
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