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La lengua de uno de los hombres era húmeda y rasposa sobre su cuello. Entendió en ese momento que todo estaba perdido para él.

Mientras que sus muñecas son sostenidas con fuerza observa al segundo hombre: masturbardose con su derrotada y debil imagen.

—Papi te hará sentir mejor allá abajo—y con esas sucias palabras el hombre dedicó una de sus manos para el agarre de las muñecas del híbrido, y con la otra restante decidió que sus propios pantalones se convirtieron en una terrible molestia... bajados hasta la mitad junto con sus calzoncillos podría comenzar lo que tanto anhelaba su enferma mente.

Aquellos brillantes ojos azules vieron con horror aquel miembro al desnudo, siendo imponente con su erección y a la vez simbolizando dolor en la vida ajena a ella.

—Por favor, por favor, por favor, no les he hecho nada... no lo hagan-no..—los oídos de JiMin volvieron a rememorar en carne viva aquel golpe seco sobre su mejilla, igual al que le daban si su conducta no era la apropiada en su antiguo "hogar".

Su rostro no dejaba de estar mojado, ni su piel dejaba de arder por los toques indeseados. Un gruñido escapaba del hombre que se masturbaba frente a el, su apresor no pudo más con los celos que le provocaba ver otro miembro que no le pertenecía correrse con felicidad. Va a tomar al híbrido ahora mismo.

JiMin fue agarrado por las caderas, sus gritos no tardaron en aparecer con mucha más intensidad. Su captor se encontraba con los nervios a flor de piel pero aun asi no abandono la tarea de arrancarles los pantalones a su pequeño desafío.

Pero, oh, todo se volvió oscuro para él. Sus ojos se fueron cerrando lentamente con la única imagen que sus ojos captaron: su presa.

Cayo. Desplomándose como un costal sobre las piernas del híbrido. JiMin gritó una vez más por el miedo; alejando sus piernas del peso muerto.

Dentro de toda la tensión del momento se percató de otra presencia que hacía volver a latir su corazón insistentemente.

JungKook.

Su cabello estaba enmarañado y se le pegaba a la frente, una piedra pesada alrededor de su palma se presentó como la causante de la caída inminente de aquel asqueroso tipo.

—¿JiMin?—su voz se oyó tan angustiada, y el nombrado no lo soporto más. Rompió a llorar con toda la voluntad de su ser. JungKook simplemente no aceptó quedarse ahí quieto, viendo como un ángel de ojos azules se quebraba en tantos pedazos.

Se colocó de cuclillas hasta el gatito, solo para sujetarlo por sus costados y pegarlo lo mejor posible hacia su pecho. JiMin sintió calor en toda su fría piel, refregó su cabeza contra el pecho que lo acuñaba de forma protectora.

Tembló... y a la vez respiro cuando encontró seguridad.

—No más callejon...—susurro contra la oreja del híbrido—. Nunca más estarás en una calle solo.

Y JiMin cerró los ojos y asintió con verdadera fe.

Por más mínima que fuera aquella esperanza... se sostendría a ella.

A las palabras de JungKook.







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Bien. No hay excusas para decir el porqué de mi no actualización.

Podría decirles la verdad, que la estoy pasando para la mierda, pero no quiero generar lastima en mis lectores, no no. Siempre que puedan disfrutar de mis historias, todo es más llevadero para mi.

Por eso, disfruten de la lectura. Tengo la estructura armada de esta historia, solo me falta llevarla a cabo terminando de escribir. Pero llevará tiempo, como todo en la vida haha.

Que anden bien^^ ♡

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