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JungKook no pudo pegar bien un ojo en toda la noche, el señor de los sueños parecía estar castigandolo y su mente lo atosigaba con el recuerdo de la discusión que mantuvo con el híbrido.
El nunca le levantaba la voz a alguien, pero JiMin supero sus expectativas y logró ponerlo en llamas con sus duras e disparatadas palabras.
No se conocían, no eran amigos. Eso es un hecho. Sin embargo, JungKook no podría ignorar su pequeña existencia en este cruel mundo, no podía dejarlo solo en ese frío y asqueroso lugar. No estaba en su moral hacerlo. El era una buena persona.
Como si su corazón supiera que algo mal podría estar andando con el chico gato le envió señales punzantes de que debía ir a buscarlo ahora mismo. El veterinario se removió de su cama, incomodo por el dolor en su pecho. Levanto medio cuerpo y fijo su mirada en su reloj en la mesita de luz.
5:45 am. Ya era de mañana, los medios de transporte ya funcionaban. Podría ir a ver al gatito y saber como estaba, y de paso, aclarar el malentendido y ver si así… llevarse mejor.
En todo lo que JungKook tardó en cambiarse, preparar sus cosas para ir a trabajar (ya que no volvería a su casa, por lo que se quedara directamente en el trabajo y comprara un potente café para alejar el mal sueño), su pecho no dejo de molestarlo con una molestia interior.
Algo malo va a suceder. Lo presiente.
. . .
—Mami, mami, ¡Ya no quiero que me pinchen el brazo, me duele mucho!
—un JiMin de siete años tomaba la falda del vestido de su “mami” y lo sacudía con fuerza. Su madre acarició sus abultadas y enrojecidas mejillas por el llanto que minutos antes hizo acto de presencia por parte del pequeño minino.
—Mi bebé, yo se que son dolorosas, a mi tambien me pinchan, mira—su madre lo sube al regazo de ella y extiende su brazo para mostrarle las profundas marcas de moretones que dejaban aquellos pinchazos. Y JiMin volvió a llorar con mas fuerza, no quería que lastimaran a su mami como lo hacían con el.
—No llores mi cielo, sabes que nos meteremos en problemas si te oyen llorar muy fuerte. Ten calma, mamá buscara la manera de sacarnos de aqui, te lo prometo.
JiMin dejo de llorar para solo quedar hipando y soltando mocos por todo el vestido de su mami. Un grito de una voz que conocía a la perfeccion se presento y no pudo evitar esconder su cabeza en el pecho de su madre.
—Mami, tengo miedo...—pero su madre ya no estaba con el. Desaparecio.
—¡Mami, mami, mami!—grito el híbrido en desesperación, logró abrir rápido sus ojos y observo el cielo estrellado desapareciendo con la llegada de la mañana. Se dio cuenta de que no estaba en ese lugar, no estaba con su madre. Podría decir que había sido un lindo sueño porque su madre lo acariciaba siempre que tenia miedo, pero solo era una horrible pesadilla.
La culpa de haber escapado sin su madre lo atormentaba de nuevo, y para su desgracia, recordó todo lo malo que le dijo al único humano que intentaba ayudarlo con algo de comida y ropa.
No tenia ese carisma falso de sonreír como si fuera una simple muñeca y hacer feliz a todo el mundo. Sus compañeros de jaula lo habían logrado y por eso recibian mejor trato que él, pero él no lo haria nunca. No trataria bien a nadie que no se lo mereciera.
JiMin podria decir que la desgracia siempre seguía sus pasos. Y lo confirma ahora, viendo que dos hombres que parecían estar totalmente borrachos entraron a su callejón. Y lo vieron.
—Que tenemos aqui... mira que cosita tan linda.
—Dios, tiene orejas, y sus ojos son azules. ¿Estas disfrazado de gatito?
Los dos hombres hablaron, dando su opinión sobre el aspecto de JiMin. El híbrido estiro sus dedos, dispuesto a arañar la cara de quien se acercara a él, antes de que pudiera levantarse uno de los hombres lo sostuvo de su oreja, y lo apretó tan fuerte que no pudo contener un maullido de dolor.
—Joder, ¡Si son reales !Esta noche voy a joder a un gato!—grito el hombre como si nada, como si el hibrido no tuviera palabra ni voto sobre su decisión.
—¡No me toquen, no se acerquen a mi, asquerosos humanos, los odio!—se removio de allí, pataleando y pegando su cuerpo contra la opuesta pared de donde el solia dormir.
El segundo hombre también puso de su parte y alcanzó el cuello del chico gato. Dejándolo sin aire por un momento.
—No pedimos tu puta opinion, anormal de mierda, esto sera divertido.—celebró el hombre con una risa en sus labios, sin abandonar el cuello del chico.
JiMin no podia hablar, pero en su mente, pedia a gritos que JungKook viniera a ayudarlo.
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Holis, si alguien lee esto, disculpe la demora dkdkddloslsks :’v
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