Capítulo 5: Dudas y Decisiones

¿Estaba seguro de esto?

Por supuesto que no. Pero ya estaba ahí, con las palabras a medio camino de salir, y retroceder ahora sería como anunciar públicamente mi torpeza emocional. Así que tragué saliva y esperé que mi voz no me traicionara.

Y entonces, como si el universo tuviera un sentido del humor particularmente cruel, Lara me miró con esa sonrisa que parecía capaz de desarmar un ejército.

—¡Trevor! —exclamó, su voz ligera, como si no tuviera idea de que estaba a punto de acabar conmigo—. Lo de ayer con Josh fue demasiado gracioso, ¿no crees? ¿Qué haces por aquí tan temprano?

Por un segundo, me quedé congelado. Porque claro, mi plan no incluía esa sonrisa, ni ese tono amable, ni siquiera una referencia casual a algo que ya había olvidado en mi estado de pánico. Mi cerebro decidió tomarse un descanso justo cuando más lo necesitaba.

—Eh... bueno... —balbuceé, buscando una forma de articular algo que sonara remotamente coherente. Pero nada salía. Nada. Hasta que un pensamiento se abrió paso como un golpe de realidad: si no digo algo ya, voy a parecer un completo idiota. —Ya conoces a Josh. Siempre sabe cómo hacerme quedar mal en público —dije, tratando de sonar casual, aunque mi corazón latía como si estuviera en un maratón—. En realidad, quería hablar contigo de algo... importante.

Lara me miró, interesada pero tranquila. Su reacción me dio el impulso para continuar.

—Tranquila, no es una confesión de amor ni nada de eso —agregué rápidamente, con una risa nerviosa—. Aunque, si esto fuera una película juvenil, seguro que sería el momento perfecto para una, ¿no?

Ella rió, y ese sonido me dio un empujón inesperado.

—En realidad, quería decirte que me inscribí en el concurso musical regional de Taylor Swift. Y pensé... bueno, recordé que solías cantar en el coro, y... ¿te gustaría intentarlo también? No como compañeros en un dueto, pero, ya sabes, apoyándonos. Competencia amistosa.

Su expresión cambió al instante. Sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa y entusiasmo, y de repente, sentí que quizás mi idea no era tan mala después de todo.

—¡Eso es increíble! —exclamó, interrumpiéndome antes de que pudiera continuar—. ¡Yo también estaba pensando en inscribirme! Sería genial hacerlo "juntos", aunque cada uno en lo suyo.

Esa palabra, "juntos", resonó en mi cabeza como una campana, y por un segundo me permití imaginar lo que eso podría significar. Pero volví rápidamente a la realidad antes de perderme demasiado.

—Eso suena genial —respondí, esta vez con una sonrisa genuina—. Podríamos practicar después de clases, o los fines de semana. No solo sería divertido, sino que... ¿quién sabe? Tal vez hasta mejoremos juntos.

—¡Definitivamente! —dijo, ahora completamente animada—. No puedo esperar a ver qué canciones elegimos. ¿Crees que te animarías con algo de 1989?

—Eso dependerá de si tú puedes con algo de Reputation —bromeé, y su risa fue lo suficientemente contagiosa como para hacerme olvidar por un momento que tenía las manos sudando.

—Sabes que siempre he admirado tu gusto musical, Trevor —añadió con una dulzura que me pilló desprevenido—. Sé que lo haremos increíble. Aunque, eso sí, ¡no te emociones demasiado! Seguiremos siendo rivales, ¿verdad?

—Rivales, claro —dije, intentando sonar seguro, aunque mi corazón seguía procesando ese "admiro tu gusto musical"—. Pero rivales que no se destrozan mutuamente en el proceso. O eso espero.

Justo cuando el momento parecía perfecto, esa chispa de conexión que me hacía sentir que tal vez todo estaba alineándose, escuché una voz que me hizo encogerme.

—¡Lara! —La voz de Jake irrumpió en el aire, cargada con su acostumbrada arrogancia, rompiendo la magia del momento como un martillo sobre vidrio.

Giré apenas la cabeza y ahí estaba Jake, caminando hacia nosotros con esa actitud de dueño del mundo que siempre me sacaba de quicio. Llevaba su típica chaqueta negra de cuero y jeans, como si hubiera salido directamente de un casting para "chico malo cliché". Su cabello rubio oscuro estaba perfectamente despeinado, esa mezcla precisa de me importa un carajo, pero igual me veo increíble.

Lara se tensó al instante, pero no dio un paso atrás. Yo, por otro lado, sentí cómo mi espalda se pegaba a la pared más cercana... aunque, claro, la pared era imaginaria. Es que Jake tenía esa energía que hacía que el espacio pareciera encogerse a su alrededor.

Lo peor, y digo lo peor, es que él y yo compartíamos demasiadas similitudes físicas, algo que nunca dejaba de molestarme. Ambos de piel bronceada, ambos con ese tono de cabello rubio oscuro. Pero claro, mientras Jake era todo músculos y actitud de soy el protagonista de tu novela de Wattpad, yo era... bueno, digamos que una versión más delgada y menos de gimnasio. Si él era el tipo que destroza corazones y autos en una película de acción, yo era el tipo que probablemente le lleva las llaves de repuesto.

Jake nos miró, o más bien me miró, con ese desdén que solo él podía conjurar, como si fuera un rey que acababa de encontrar a un campesino en su castillo.

—¿Qué haces aquí hablando con él? —preguntó, como si mi mera existencia necesitara una explicación.

Me dieron ganas de levantar la mano y decir algo como: "Presente, soy el reparto secundario", pero opté por quedarme callado.

Lara cruzó los brazos, su postura tensa pero firme.

—Estamos hablando de música, Jake —respondió, su voz tranquila aunque sus manos temblaban ligeramente, algo que solo noté porque la conocía bien—. Trevor y yo pensamos participar en el concurso regional.

Jake frunció el ceño como si acabara de escuchar la cosa más absurda del mundo. Luego, sin siquiera molestarse en disimular, me miró de arriba abajo con un desprecio que se sentía como un golpe directo al ego.

—¿En serio? —dijo, con una carcajada corta y sarcástica—. No entiendo por qué pierdes tu tiempo con él. No necesitas a este... perdedor.

Perdedor. La palabra quedó flotando en el aire como una sentencia, y sentí que mi pecho se encogía un poco más con cada segundo de silencio que pasaba. Pero entonces, algo inesperado sucedió.

—Jake, Trevor es mi amigo —dijo Lara, su voz ganando fuerza mientras lo miraba directamente a los ojos—. Y si quiero participar con él en el concurso, es mi decisión. No tienes derecho a tratarlo de esta manera.

Tuve que parpadear varias veces para asegurarme de que no estaba soñando. ¿Lara enfrentándose a Jake? Esto no estaba en el guion que mi mente había escrito para este desastroso momento.

Jake se cruzó de brazos, claramente sorprendido por la resistencia, pero su rostro no tardó en torcerse con frustración.

—¿Amigo? —espetó, casi escupiendo la palabra—. Vamos, Lara. Todos sabemos que no necesitas a alguien como él para sobresalir. Eres mejor que esto.

—¿Mejor que qué, Jake? —respondió Lara, ahora con un tono desafiante que no había escuchado antes en ella—. Mejor que tener un amigo que me apoya y cree en mí más de lo que tú lo haces.

Oh. Eso tuvo que doler. Incluso yo sentí el impacto de esas palabras, aunque no eran para mí.

Jake pareció tambalearse por un instante, pero rápidamente recuperó su pose de "chico alfa".

—Haz lo que quieras, Lara —dijo finalmente, aunque su tono estaba teñido de rabia contenida—. Pero no olvides quién es tu novio.

Y con eso, tomó la mano de Lara de manera posesiva, como si quisiera marcar su territorio, y comenzó a alejarse.

Antes de que desaparecieran del todo, Lara giró su rostro hacia mí. Su mirada era una mezcla de disculpas y determinación. Había algo más en sus ojos, algo que me hizo sentir que, a pesar de todo, ella estaba tomando una decisión consciente.

Yo, por supuesto, me quedé clavado en el lugar como un árbol que acababa de ser golpeado por un rayo. Mi cerebro trataba de procesar lo que acababa de pasar mientras mi corazón, que había estado compitiendo con un tambor de guerra, comenzaba a calmarse lentamente.

—Bueno... eso fue incómodo —murmuré para mí mismo, tratando de recuperar mi compostura. ¿Quién necesita un drama adolescente cuando ya tienes tu dosis diaria de ansiedad, verdad?

Mientras los veía desaparecer en la distancia, no pude evitar sentir una chispa de orgullo. Por Lara, claro. Y, en el fondo, también un poco por mí.

Josh apareció de la nada, como siempre hacía, justo cuando mi cerebro estaba a punto de estallar por exceso de pensamientos. Me dio una palmada en el hombro y soltó la frase que sabía que necesitaba escuchar:

—Ese tipo es un idiota.

Lo miré de reojo, medio riendo y medio queriendo hundirme en el piso.

—¿Solo un idiota? Sos muy generoso con él.

Josh soltó una carcajada breve y luego se cruzó de brazos, como si estuviera listo para darme una charla motivacional.

—Mirá, Trevor, no dejes que te haga sentir menos. Vos tenés algo que él nunca va a tener.

Levanté una ceja, esperando algo sarcástico, pero su tono era más serio.

—Lara confía en vos —dijo, con esa firmeza suya que siempre me hacía sentir un poco menos desastre.

Asentí, aunque por dentro mi cabeza seguía procesando lo que acababa de pasar, como si fuera un rompecabezas que alguien había tirado al suelo. Había algo extraño en todo esto. Lara, que siempre parecía estar del lado de Jake en cada situación, había decidido defenderme. ¿Qué había cambiado?

El primer pensamiento fue que quizá se encontraban en un mal momento. Tal vez Jake había cruzado alguna línea que ella no estaba dispuesta a tolerar. Pero, ¿por qué ahora? Quiero decir, el tipo no se convirtió en un imbécil de la noche a la mañana. Si existiera un premio al ego tóxico, él habría estado en el podio desde la primaria. Entonces, ¿por qué esta vez ella no lo justificó, no lo excusó como siempre hacía?

Y ahí estaba mi mente, corriendo como un hámster en una rueda, explorando todas las posibilidades.

¿Y si lo hizo porque realmente está empezando a ver a Jake como es?

Eso parecía lógico, pero también me parecía... improbable. Era Jake. El chico que lo tenía todo: la actitud, la confianza, los músculos, esa chaqueta de cuero que parecía ser parte de su piel. ¿Qué podía haber hecho yo para inclinar la balanza? Yo, el chico que se tropieza con su propia sombra, el que todavía se pone nervioso cuando alguien menciona la palabra "audiencia".

Entonces llegó otro pensamiento, más inquietante:

¿Y si solo lo hizo porque Jake se estaba pasando de la raya y no tenía nada que ver conmigo?

Porque eso también era una posibilidad. Quizá su defensa no era un "Trevor, estoy de tu lado", sino más un "Jake, estás siendo insoportable". Y ahí estaba otra vez, mi mente creando escenarios donde yo seguía siendo el personaje secundario en esta historia.

—¿Por qué te importa tanto? —susurré en voz baja, como si hablar conmigo mismo fuera a detener la espiral en mi cabeza.

Había algo más, algo que no podía ignorar. Cuando Lara me defendió, lo hizo con una firmeza que no había visto antes. Y esa firmeza no parecía dirigida solo a Jake; era como si, por un momento, también estuviera dirigiéndose a sí misma, marcando un límite que antes no existía.

¿Y si estaba empezando a dudar de su relación con Jake?

Ese pensamiento me golpeó como un rayo. No porque creyera que significaba algo para mí, sino porque me daba miedo esperanzarme. ¿Qué pasaría si empiezo a creer que tengo una oportunidad y luego resulta que no era nada? Había algo cruel en esa posibilidad, como un truco que el universo parecía disfrutar jugarme.

Mi pecho se sentía pesado, como si alguien hubiera puesto un ladrillo justo encima de mis costillas. Y aunque Josh seguía hablando, dándome ánimos y recordándome que Lara había confiado en mí, mi mente seguía atrapada en el "¿por qué?".

¿Y si Jake tiene razón? ¿Y si no estoy al nivel? ¿Qué pasa si Lara se da cuenta de eso a mitad del concurso y decide que nunca debió haberme elegido?

Ese pensamiento me dejó helado. A lo que más le tenía miedo era a fallar. Estaba aquí, con una oportunidad increíble, y me moría de miedo de no ser lo suficientemente bueno para aprovecharla.

Respiré hondo, intentando poner en orden la tormenta en mi cabeza. Pero no era tan fácil. Porque, en el fondo, sabía que este concurso no era solo una competencia musical. Era una prueba. Una prueba para mí, para demostrarme que podía hacer algo bien.

Y Lara... bueno, ella era el recordatorio constante de que esto también era un desafío emocional. No podía evitarlo, no podía ignorarla. Porque su defensa de mí, aunque desconcertante, también era lo que más necesitaba escuchar en este momento.

Respiré hondo, intentando que las palabras de Josh resonaran más que las de Jake.

— No voy a dejar que esto me detenga. —dije finalmente.

Josh me observó por un momento, como si quisiera asegurarse de que no estaba mintiendo. Finalmente asintió, sonriendo de esa manera relajada que hacía que todo pareciera manejable.

—Eso es lo que quería escuchar. Jake no es Thanos, ¿ok? No tiene el guantelete para destruirte.

Sonreí de lado.

—¿Creés que su ego tiene su propio código postal? Porque lo escucho hablar y siento que está orbitando fuera de esta dimensión.

Josh se rió, más fuerte esta vez.

—Probablemente. Pero sabés qué, Trevor, vos no sos ese tipo de persona. Y Lara lo sabe. Por algo te eligió a vos, no solo para el concurso, sino también para confiar en vos.

Suspiré, sintiendo que el peso en mis hombros se aligeraba, aunque solo un poco.

—Es que Jake... —comencé, pero dudé por un segundo—. Tiene esa forma de hacer que todos se sientan como si no valieran nada. ¿Me entendés? Como si siempre fuera él el que tuviera la ventaja.

Josh ladeó la cabeza, con esa chispa desafiante en sus ojos.

—Sí, lo sé. Pero escuchame bien: vos no sos "nada". Y Lara lo sabe. Aunque no voy a mentirte, lidiar con Jake es como intentar razonar con un toro enojado en medio de un rodeo.

Eso me sacó una risa genuina, algo que sentía que no hacía en días.

—Gracias por esa imagen mental —dije, recuperando algo de ánimo—. Tenés razón. No puedo dejar que me afecte tanto. Este concurso es importante para mí. Quiero disfrutarlo, sin importar lo que pase con Jake.

Josh sonrió, satisfecho.

—Así se habla. Y no te olvidés: Jake es como esos tipos que eligen los mejores filtros en Instagram. Aparenta ser perfecto, pero no lo es. Si Lara te eligió, ¿qué más querés?

Me quedé en silencio por un momento, dejando que esas palabras calaran hondo. Porque era verdad. Lara había decidido apostar por mí, y eso significaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

—Gracias, Josh —dije finalmente, mirándolo con algo que creo que era gratitud—. No sé qué haría sin tus discursos motivacionales.

Josh fingió pensar por un momento antes de responder con una sonrisa traviesa.

—Probablemente estarías escribiendo una balada trágica sobre Jake en lugar de practicar para el concurso.

—Eso suena demasiado preciso —respondí, riendo.

Y ahí estaba. Esa chispa de confianza que tanto necesitaba. Podía hacerlo. Sin importar lo que Jake intentara, este era mi momento, y no pensaba rendirme tan fácil.

El silencio cayó entre nosotros por un momento. Ambos mirábamos la multitud que pasaba, pero mi mente estaba atrapada en otra dimensión, una donde el eco de las palabras de Jake aún rebotaba, mezclándose con la voz firme de Lara y los consejos de Josh. Era como un revoltijo de emociones en el que no sabía qué sentir primero: alivio porque Lara me había defendido, inseguridad porque Jake aún parecía invencible, o pura frustración por dejar que me afectara tanto.

—Bueno, amigo —dijo finalmente Josh, rompiendo el silencio con ese tono despreocupado que siempre usaba cuando quería aliviar la tensión—, tenemos una clase que atrapar antes de que las cosas se pongan más dramáticas, ¿no?

Sonreí, pero no del todo. Era una sonrisa de compromiso, como si mi cara quisiera tranquilizarlo mientras mi cerebro seguía en huelga.

—Sí, claro —respondí, aunque mis ojos volvieron una última vez al lugar donde Jake y Lara habían desaparecido entre la multitud. Me imaginé a Jake diciendo algo ingenioso mientras ella intentaba defender su punto. Porque claro, eso es lo que él hacía: hablaba hasta que ganaba. Pero esta vez, algo era diferente. Ella había hablado por mí. Esa idea me dejó una sensación extraña, algo entre esperanza y pánico.

Con Josh a mi lado, empecé a caminar. Mis pasos eran firmes, aunque mi mente seguía corriendo en círculos. Puede que el día no hubiera comenzado como esperaba, pero sentía que todavía podía cambiarlo. Jake podría ser un obstáculo, pero no era invencible.

—Tienes razón, Josh —dije finalmente, mi voz sonaba más firme, aunque aún llevaba un toque de duda que intenté disimular—. No voy a dejar que él arruine lo que he estado planeando. Lara quiere participar conmigo en el concurso, y eso significa algo, ¿verdad?

Josh asintió, esa sonrisa suya de "sé más de lo que aparento" se formó en sus labios.

—Eso significa mucho, Trevor. Es una gran victoria para vos, y no podés rendirte tan fácilmente. Además... —añadió, inclinando ligeramente la cabeza mientras me miraba con esa chispa de burla que siempre usaba para empujarme fuera de mi zona de confort— ¿así que te tomaste en serio mi consejo de ayer y lo que hablamos hoy, eh? Lo de hablar con Lara sobre el concurso... Me sorprendes, amigo. Pensé que lo ibas a dejar pasar como siempre.

—Caja de sorpresas, ¿recuerdas? —respondí con un intento de sarcasmo que sonó más real de lo que esperaba. La verdad era que sí, había estado a punto de dejar pasar la oportunidad. Pero algo en mí, tal vez ese ridículo optimismo que aún se negaba a morir, me empujó a hacerlo. Era ahora o nunca.

Josh me dio un leve golpe en el hombro, ese gesto que decía más que cualquier sermón.

—Eso es lo que me gusta escuchar, Trev. Seguí así, sin dejar que tipos como Jake te hagan dudar. A veces, las mejores cosas llegan después de los momentos más complicados. Y no te olvidés de algo: Lara está de tu lado. Eso significa más de lo que creés.

"Significa más de lo que crees". Esa frase quedó resonando en mi cabeza mientras seguíamos caminando hacia la clase. ¿Realmente estaba de mi lado? ¿O solo había sido un momento aislado, un destello de humanidad que se apagaría en cuanto Jake volviera a jugar su carta de "soy el tipo perfecto para vos"?

Entonces, como un relámpago, me golpeó otro pensamiento: ¿Qué pasará si todo esto sale mal? Si Lara cambiaba de opinión. Si Jake usaba su encanto para volver a ponerla de su lado. Y si, peor aún, yo no lograba demostrarme que podía hacer esto.

Sentí un nudo en el estómago, uno de esos que no se deshacen ni con las mejores palabras de ánimo. Porque la verdad era que el concurso no se trataba solo de demostrarle algo a Lara. No, esto era personal.

Respiré hondo, tratando de calmar el torbellino dentro de mí.

—Gracias, Josh —dije, esta vez mi voz sonaba más seria—. No voy a rendirme. Este concurso no es solo una oportunidad para estar cerca de Lara. Es una oportunidad para demostrarme que puedo con esto. Quiero enfrentar esto, incluso si significa lidiar con Jake y todos mis miedos.

Josh me lanzó una mirada rápida, una mezcla de aprobación y esa chispa que siempre tenía cuando veía algo de progreso en mí.

—Eso es, Trev. Pero, te digo algo más, amigo: no le des tantas vueltas. No siempre es tan complicado. Aunque, claro, con Jake, las cosas sí se ponen feas.

Me reí, pero ese nudo en el estómago seguía ahí. Mientras entrábamos al aula, no podía dejar de pensar en lo que me esperaba. No era solo un concurso, era algo más. Una oportunidad

Y Jake estaba en mi camino.

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