Capítulo 3: Afinando el corazón
Ah, sí. Lara. Porque si no es suficiente con lidiar con un concurso que probablemente arruine mi carrera musical antes de que empiece, también está el pequeño detalle de que estoy completamente, totalmente, ridículamente enamorado de mi vecina. Perfecto, Trevor, otro tema donde el fracaso es casi seguro. Pero al menos aquí no me tienen que ver miles de personas cuando todo se desmorone.
En ese preciso instante, la puerta de su ventana se abrió. Nuestras casas estaban tan cerca que nuestras ventanas se enfrentaban. Ambas en el segundo piso, como si fuera un destino cruel y cósmico que nuestra conexión fuera a ser tan incómoda.
—¿Chicos? — pregunta Lara, aunque todavía no la puedo ver. Sé que está ahí porque la escucho revolver entre sus cosas, probablemente buscando uno de esos marcadores de colores que siempre usa para su bullet journal.
Y sí, lo admito, soy un poco observador, pero no soy un stalker tipo Joe de You. Solo... un poco.
—Te hablamos para saludar nomás... —respondo, mientras intento, con el mayor esfuerzo posible, asfixiar a Josh con una almohada.
—¿¡Qué haces!? —grita Josh, pero no lo escucho. Es que su cara de idiota me pone de los nervios en estos momentos.
Y ahí estoy, ahorcando a Josh mientras trato de hacer que mi corazón no explote por el solo hecho de estar en la misma órbita que Lara.
Esto no puede ser más incómodo, ¿verdad?
Aflojé el agarre por un segundo, solo un segundo, y eso fue todo lo que Josh necesitó para aprovechar su momento de gloria. Con la precisión de un luchador profesional —o al menos de alguien que ha visto demasiadas películas de acción— me clavó un codo en el estomago y lo solté.
—¡Lara! Necesitamos un consejo experto en asuntos del corazón. ¿Nos puedes oír?
—¡Josh, te voy a matar! —jadeé, aunque no sonaba muy amenazante cuando lo decía encorvado y con la mano en el estómago.
— Vamos, Trevor, ¿cuándo vas a dar el primer paso? Ya basta de observarla desde la ventana como si estuvieras en una película romántica barata —dice, cruzando los brazos y mirándome como si fuera mi sensei del romance.
—No es tan fácil como crees —replico, intentando sonar más seguro de lo que me siento—. Además, ni siquiera es tan así... estás exagerando.
—¡Lara! —continúa él, ahora con una mano en el pecho, en un tono dramático digno de una telenovela.
La puerta de su ventana se abrió un poco más, y Lara finalmente aparece con su característica coleta alta, pero esta vez lleva un lápiz mordido en la boca y una camisa de flanela que parece haber pertenecido a su abuelo. Entre sus manos sostiene un cuaderno lleno de dibujos en tinta, y por un segundo, me olvido de respirar.
—¿Qué están tramando ustedes dos? —pregunta, claramente divertida, mientras se apoya en el marco de la ventana.
—Trevor me está demostrando sus habilidades de lucha libre —dijo Josh, alzando las manos como si acabara de ganar una pelea por nocaut.
Lara suelta una carcajada, pero no de esas risas condescendientes que me hacen sentir como un idiota. Es más genuina, como si estuviera acostumbrada a nuestras tonterías y las disfrutara a su manera.
—Por favor, si van a montar un espectáculo, al menos háganlo interesante. ¿Dónde están los disfraces? —dice, señalando la camiseta rota de Josh y mi cara roja de esfuerzo.
Josh no pierde la oportunidad de seguir el juego.
—Lara, no somos amateurs. Esto es un ensayo general. Por cierto, ¿puedes darnos tu sabiduría sobre el amor? Trevor necesita toda la ayuda posible.
Ella me mira con una ceja levantada, y puedo notar la chispa de curiosidad en sus ojos.
—¿Ah, sí? ¿Ahora soy experta en eso?
—Es que tienes experiencia, ¿no? —dice Josh, sin pizca de vergüenza.
Lara se cruza de brazos, adoptando una postura pensativa.
—Bueno, mi consejo gratuito sería: no ahogues a tu amigo mientras intentas impresionar a alguien. No es un gran look.
—¡Gracias por nada! —murmuro, sintiéndome más ridículo que nunca
Ella sonríe, pero esta vez su tono cambia un poco.
—En serio, chicos, a veces no se trata de estrategias complicadas. Solo sean ustedes mismos. Bueno, tal vez no exactamente ustedes mismos, pero cerca. —Guiña un ojo y se despide con una pequeña ola antes de desaparecer detrás de las cortinas.
Mientras veo su silueta moverse por el cuarto, con ese aire despreocupado que siempre me deja sin palabras, Josh me da un codazo.
—¿Ves? Hasta ella te está dando luz verde. ¿No deberías aprovechar este momento para, no sé, decirle lo que realmente sientes?
Suspiro, mirando a la ventana ahora vacía. Lara no es solo la chica que me gusta; es alguien que, con una frase simple, siempre me deja pensando en quién soy y quién quiero ser.
—Josh, ya te lo he dicho antes. No quiero arruinar nuestra amistad. Además... ¿y si no siente lo mismo? Podría hacer todo más complicado.
—Trevor, han sido amigos desde que pensábamos que Pokémon era lo más genial del mundo. ¿De verdad crees que una pequeña confesión lo arruinaría todo?
—No es tan simple, ¿Ok? Ella tiene novio, Jake. No quiero meterme en eso.
Josh suspira, pero su tono se suaviza.
—Entiendo. Pero, ¿y si ella también siente algo por ti y no se ha dado cuenta? ¿Nunca te ha parecido... que quizá...?
—Eso es más improbable que ganar el concurso de Taylor Swift —digo, intentando sonar tranquilo, aunque sus palabras resuenen en mi cabeza.
—A veces, la vida se trata de correr riesgos. ¿O de verdad quieres quedarte con la duda para siempre?
Miro hacia la ventana de Lara, ahora vacía, y pienso en lo que acaba de decir. Claro, Josh tiene un punto. Quizás después de tantos años debería ser honesto conmigo mismo... pero el miedo a arruinarlo todo sigue ahí, como una sombra que no me deja en paz.
—Quizás tengas razón, pero no sé ni por dónde empezar.
Josh se inclina hacia adelante, con una sonrisa como si acabara de descubrir la solución mágica a todos mis problemas.
—Amigo, las mejores preguntas son las que no parecen preguntas. Aprovecha cualquier oportunidad para hablar de relaciones en general y, si surge el momento, deja caer la pregunta. Suave, sin presiones.
—Eso suena mucho más fácil de lo que realmente es.
—Nada en la vida que valga la pena es fácil, Trevor. Solo piensa en ello.
Josh se pone de pie, como si acabara de descubrir la solución mágica a todos mis problemas.
Y justo cuando me deja con mil pensamientos atorados, algo llama mi atención: el nombre de Lara resonando desde su ventana.
—¡Lara! —grita una voz masculina desde su cuarto.
Mi cabeza se gira automáticamente hacia su casa. La ventana aún está entreabierta, y una sombra se mueve detrás de las cortinas.
Josh me mira, arqueando una ceja.
—¿Ese no es Jake?
—Sí, sí lo es... —murmuro, mientras un nuevo nudo se forma en mi estómago.
Mi mano se cerró en un puño antes de que pudiera evitarlo.
¿Qué estaba haciendo aquí?
¿Y por qué esa ventana abierta siempre parecía una invitación al desastre?"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top