Capítulo 11: Entre Acordes y Disfraces
Así, como si hubiera estado esperando un momento dramático para hacer su entrada, Jake apareció en el umbral. Era como si mencionarlo lo hubiera invocado, como en esas historias de terror donde dices un nombre tres veces frente al espejo y el monstruo aparece. Solo que este "monstruo" llevaba su uniforme de fútbol americano azul y amarillo perfectamente ajustado, irradiando esa mezcla de arrogancia y confianza que parecía grabada en su ADN.
Detrás de él, su séquito habitual lo seguía como si fueran extras de una película de secundaria. Risas estridentes llenaron el pasillo antes de que su grupo entrara, rompiendo la tranquilidad del aula como una tormenta inesperada. Incluso las porristas, perfectamente sincronizadas en sus uniformes amarillo y azul, parecían brillar bajo la luz fluorescente, como si toda su existencia estuviera diseñada para reforzar el protagonismo de Jake.
El ambiente cambió en un instante: de la serenidad creativa pasamos a una "tormenta de testosterona y arrogancia". Jake no solo llenaba el espacio, lo invadía, como si se tratara de su propio escenario improvisado. Y aunque nadie lo invitó, ahí estaba, listo para causar estragos.
Jake entró directo, con esa típica confianza que parecía decir "el mundo es mi escenario." Y sí, como si el ego le quedara chico, se acercó hasta Lara, pasándole el brazo por los hombros. Fue el tipo de movimiento que grita es mía, y de paso me lanzó una mirada que estaba entre el desafío y la burla. Clásico Jake.
—Vamos, Lara, amor. Venimos a recogerte para alistarnos para la fiesta de disfraces de Ally —Jake, saboreando cada sílaba y dedicándonos a Josh y a mí una mirada de lástima disfrazada de superioridad, como si esperara que fuéramos a derretirnos por la "oportunidad de nuestras vidas" de asistir a su evento.
Alcé una ceja. Por supuesto que Jake hacía esto a propósito. Él sabía muy bien que nos tenía atrapados en su pequeño show, y era un experto en hacer que las cosas parecieran una pelea en la que él ya era el ganador. No había perdido el tiempo al traer a Lara, claramente una pieza clave en su plan para restregarme en la cara todo su supuesto "éxito." Y ahí estaba yo, actuando como si no me importara, aunque la verdad es que, por dentro, cada palabra y gesto suyo me estaban agotando.
Josh, siendo Josh, no pudo resistirse.
—¿Fiesta de disfraces? Aún faltan meses para Halloween.
El grupo de Jake soltó risitas, como si Josh acabara de contar el mejor chiste del mundo. Jake le devolvió la mirada con superioridad y arqueó una ceja, como si estuviera ante alguien que jamás podría entender su lógica.
—Claro, adelantamos Halloween a julio. ¿Por qué esperar? Siempre hay tiempo para una fiesta.
La boca me picaba por lanzar un comentario, pero contuve la lengua. Porque a veces la paciencia vale más que el impulso, aunque eso no evitó que mis pensamientos hicieran una pausa para analizar a Lara. Me miraba con una mezcla de incomodidad e indecisión, y algo en sus ojos me hacía sentir que no quería estar en esa situación. O al menos, eso me gustaba pensar para no asumir que estaba completamente de su lado. ¿Y la mano de Jake? No pude evitar notarla, tan anclada en él como yo me sentía en este torbellino de rivalidad.
—¿Van a ir ustedes también? —preguntó de repente, lanzándonos a Josh y a mí una mirada rápida. Su voz parecía genuinamente interesada, pero a estas alturas no sabía si era una cortesía o algo más.
Me apresuré a responder, y mi tono sonó un poco más cortante de lo que pretendía.
—Eh, no. No fuimos invitados, claramente.
Josh se unió, alzando las manos en un gesto de "nosotros no tenemos la culpa."
—Exacto, no estamos en la lista.
En ese momento, Ally, una de las porristas, avanzó. Con una sonrisa que parecía sacada de la portada de una revista, sus ojos verdes brillaban de forma traviesa.
—No se preocupen, chicos, están invitados —dijo, como si estuviera regalándonos el mayor favor del mundo.
Jake frunció el ceño y le lanzó una mirada molesta.
—Ally, ya basta.
Pero ella no se inmutó y, en lugar de ceder, alzó la barbilla.
—No, Jake. Es mi fiesta, y yo invito a quien quiera. —Se volvió hacia nosotros con una mirada determinada—. Así que, caballeros, están invitados. Un poco de distracción no les hará daño antes del concurso, ¿no creen?
Josh sonrió agradecido, lanzándole a Ally una mirada que decía más que un simple "gracias."
—Ah, bueno... gracias, Ally —murmuró, visiblemente encantado con la invitación.
Yo, por otro lado, sentía como si me estuvieran invitando a un campo de batalla, no a una fiesta. Sabía perfectamente que, si aceptábamos, estaríamos entrando directo en el territorio de Jake, donde él y sus seguidores nos tendrían en la mira como si fuéramos parte de un espectáculo hecho a su medida. Y claro, ellos serían los jueces, el jurado y los verdugos.
—Sí... gracias —musité, tratando de sonar agradecido, aunque seguro que mi tono revelaba lo opuesto. La verdad era que la idea de esa fiesta no me entusiasmaba en absoluto. Imaginaba a Jake esperándonos, planeando alguna broma o comentario ingenioso que pudiera dejarme a mí o a Josh en ridículo frente a Lara y el resto del grupo. Como si el tipo no tuviera suficiente con aplastarnos en el día a día, ahora también pretendía hacer un evento especial de "Vamos a burlarnos de Trevor y Josh."
Además, el peso del concurso no ayudaba en nada. Quedaban pocos días, y lo último que necesitaba era una noche de distracción para recordar que, en su mundo, el de Jake, siempre éramos los chicos "menos", los que servían de relleno en sus fiestas y como chiste ocasional en sus interacciones.
Jake, al ver nuestra reacción, sonrió con una expresión burlona.
—¿Ustedes creen que van a ir? —se burló—. ¿De verdad piensan que van a encajar? Son unos perdedores.
El comentario cayó como una bomba en el silencio que siguió, y Lara lo miró con algo que podría haber sido vergüenza o incomodidad. Pero Jake no se detuvo y, sujetándola de la mano, dio media vuelta como si la conversación hubiera terminado.
Antes de salir, me miró por encima del hombro, esperando que reaccionara. Me controlé, sin caer en su juego, y le respondí con la sonrisa más desafiante que pude reunir.
—Nos vemos ahí, Jake.
Ally nos lanzó una última sonrisa cómplice y añadió: —Vayan pensando en sus disfraces, chicos. Les enviaré los códigos de acceso por Instagram.
Jake, apareció de nuevo con un suspiro teatral digno de un premio, alzó las manos.
—¿En serio, Ally? ¿Necesitamos realmente a estos... "músicos alternativos" en la fiesta? —Esa fue su manera "sutil" de recordarnos que él preferiría un festín con hongos venenosos antes que vernos en la pista de baile.
Ally ignoró su comentario y se dirigió a Josh con una sonrisa aún más afilada.
—Por cierto, Josh, como pareces escéptico de las fiestas de disfraces en pleno julio, espero verte con algo memorable. Vamos, sorpréndenos, quiero ver si tienes creatividad para algo más que acordes.
Josh se rió, algo nervioso, pero claramente no quería quedarse atrás.
—¿Es un desafío? —dijo, alzando una ceja—. Porque si lo es, creo que puedo estar a la altura.
Ally le devolvió la sonrisa con una expresión que mezclaba diversión y desafío.
—Exacto, pero no me decepciones. Nada de disfraces de última hora de "zombie sin esfuerzo" o "vampiro reciclado," ¿entiendes?
Josh se llevó una mano al pecho, fingiendo indignación.
—¿Yo? ¿Tomar el camino fácil? No me has visto en una fiesta de disfraces, Ally. Estoy pensando en algo... icónico.
Jake soltó una risa sarcástica.
—Sí, claro. Con suerte no parecerán sacados de una banda de garaje mal pagada.
Esta vez, no pude contenerme y le respondí.
—Tranquilo, Jake. No necesitamos estar con nuestros uniformes del equipo de futbol para llamar la atención.
Ally intentó disimular una sonrisa mientras Jake rodaba los ojos de nuevo, claramente perdiendo la paciencia. Finalmente, tomó a Lara de la mano, casi como un gesto de "ya terminamos aquí," y se dirigió hacia la puerta.
—Vamos, Lara. No tenemos toda la tarde.
Josh y yo nos quedamos mirándonos mientras veíamos a Jake y su grupo alejarse, sus risas aún resonando en la habitación. Cuando la puerta se cerró, Josh se giró hacia mí con una sonrisa que destilaba emoción y desafío.
—¿Crees que deberíamos ir? Digo, una fiesta de disfraces es una buena distracción de tanto ensayo... y una excusa perfecta para molestar a Jake un rato más.
Suspiré, pensando en los escasos seis días que quedaban para el concurso. La lógica decía que deberíamos enfocarnos en practicar, no en buscar disfraces de último minuto. Pero la mirada de Josh, combinada con la forma en que Ally le lanzó esa sonrisa, hacía difícil resistirse. Además, en el fondo sabía que pensábamos lo mismo:
"¿Qué acababa de pasar y en qué lío nos estábamos metiendo?"
Respiré hondo, intentando ver la situación como un problema estratégico. ¿Dónde, en nombre de todo lo sagrado, íbamos a conseguir disfraces decentes en tan poco tiempo? Y peor aún, ¿cómo demonios íbamos a equilibrar la distracción de la fiesta con el enfoque en el concurso? De todas las preguntas del universo, esta era la que menos quería responder.
—Está bien —dije finalmente, cediendo—. Pero si vamos, prometo que nuestra entrada será tan memorable que Jake no sabrá qué lo golpeó.
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