LA BODA
Todo estaba listo, me terminaba de arreglar, solo faltaba ponerme el vestido, que reposaba sobre mi cama. Maquillaje discreto, cabello suelto, únicamente una tiara de diamantes lo recogía. No podía creer que de verdad me fuera a casar, y lo más insólito, con el hombre que una vez odié. Ahora entiendo cuán cierto es, que del odio al amor, hay solo un paso, y me tuve que tragar mis propias palabras, al jurarme a mí misma, que le haría la vida insoportable. Ahora estoy enamorada de él, y al fin, le escuché decir aquella palabra que tanto añoraba "Te amo".
Aún no puedo perdonar del todo a mi padre, por ignorar el maltrato de Draggon hacía mí, bien es cierto que fui rebelde y lo admito, pero un padre sensato, no hubiera permitido que Stone me causara tanto daño, después de todo soy su hija, sangre de su sangre, y aunque a Drag lo he perdonado, con papá me llevará más tiempo.
-¿Le ayudo a colocarse el vestido señorita?
La voz de Rose me saca de mis pensamientos, le sonrío y asiento. No quise velo, me parecen pasados de moda y estorbosos, unos finos guantes trasparentes, terminan la obra de arte, no puedo creer que soy yo, parezco otra, me empiezo a creer que soy la novia más hermosa de todas, como me recalcó mi amado señor Darcy.
Pero mi sonrisa se apaga, tengo un presentimiento que no me ha dejado tranquila, la fuerte convicción que algo malo sucederá en cualquier momento. Drag reforzó la seguridad, ya que la ceremonia se llevará a cabo fuera de Villa Olivia, en el Templo Sagrado, no es que los vampiros sean religiosos, pero este templo es milenario, hecho de roca cruda, sus imponentes paredes sobreviven al paso del tiempo, ¿Cuántas historias contaría si pudiera hablar?
Las ceremonias entre nuestra clase, no son para nada como las que llevan a cabo los humanos, yo quise el vestido blanco, porque siempre soñé que así sería, pero en realidad no hay un protocolo con respecto a esto, las mujeres se casan con el vestido que quieran, pocas lo han hecho de blanco, creo que soy la excepción, y como mi vampiro no me niega nada, logré mi cometido.
Suspiro y me doy la vuelta completa, viendo como el vestido se plisa y sonrío como una tonta.
-Se ve hermosa señorita Collin.
-Gracias Rose, pronto seré señora Stone. –Pronuncio sintiendo las tontas mariposas en el estómago.
-¿Puedo pedirle un favor señorita? –Rose baja la cabeza y juega con sus dedos nerviosa.
-Claro, lo que sea.
-Sé que el señor no desea convertirme pero, acabo de cumplir veinte años sabe, y sé lo que comenta la gente del pueblo. No es mi deseo que el señor tenga problemas por mi causa, y además, quiero ser como ustedes. ¿Lo hará? Sé que no es buen momento para solicitarle tal cosa, pero sé que a usted la escuchará.
-Lo haré, lo prometo, apenas tenga la oportunidad.
-Muchas gracias señorita. –Me hace una reverencia.
-No hagas eso, no es necesario.
Tocan a la puerta y me padre ingresa vestido de negro, sólo un pañuelo rojo sobresale de la bolsa de su chaqueta de etiqueta.
-Te ves bellísima, me gustaría que tu madre te viera, te pareces tanto a ella.
-Sí, a mí también me gustaría que mamá estuviera aquí.
Mi padre sorpresivamente me abraza, no me lo esperaba.
-Algún día te diré el porqué de mi actuar, y cuando eso suceda, espero que puedas perdonarme. –Me susurró al oído.
Me quedé contemplándolo extrañada, iba a responder cuando Thompson entró sin tocar a la puerta.
-Wow, se ve exquisita. –Expresó llevando a cabo un escaneo completo de mi atuendo. –Stone es muy afortunado.
-Gracias Thom.
-Es hora. –Me hace saber.
Asiento y salgo del brazo de papá.
-¿Usted no va? –Thompson le consulta a Rose.
-No puedo, no permiten humanos.
-Le diré a Royner y a Anthony que se queden.
-No se preocupe, ¿Quién querría hacerme daño? soy insignificante.
-No digas eso. –Me devuelvo, tomando sus manos. –Stone se preocupa por ti, al igual que yo. Me parece muy buena idea que ellos te acompañen, en realidad estaré más tranquila. -Rose sonríe.
Salimos y Thompson me abre la puerta del copiloto, mi padre va atrás, y otro vehículo nos sigue. Por alguna razón, siento el corazón oprimido, esa corazonada que algo sucederá en cualquier momento no me abandona. Miro a través de la ventana, los árboles parecen saludarme, hubiera preferido casarme en primavera, faltaba tan poco, pero en fin, no importaba la estación del año, pronto sería suya y el mío, sonreí ante el pensamiento.
Iba con el corazón en la mano, esperando lo peor, un árbol cortándonos el camino, una emboscada, pero me tranquilicé al ver la alta torre del templo asomarse. Varios carros parqueados llenaban el parqueo, luego de la boda, la recepción sería en el salón de eventos de Matilde, la decoración se hizo acorde a mis deseos, parecía sacado de un cuento de hadas, porque hoy me sentía como una princesa.
Bajé con ayuda de papá y recogí mi largo vestido para que no se ensuciara, ingresamos, cruzando el enorme arco de piedra, la estructura parecía una catedral, no había calefacción, obvio que los vampiros no la necesitaban. Llevaba puesto un chal que no cumplía su función, aunque las primeras lluvias lavaban la nieve, el frío se negaba a irse.
Al ver a Drag esperándome en el altar, por un momento olvidé el frío, se veía tan atractivo con el traje. Me sonrío y un calor me recorrió por completo. Estandartes de las diferentes familias de Villa Olivia decoraban las paredes, y las bancas reposaban de gente, luciendo sus mejores galas.
¿Sería posible? ¿Sería su esposa? ¿Ningún vampiro loco cruzó el umbral para impedir la boda? Al fin mi corazón tuvo un poco de paz.
El Sacerdote lleva puesto una sotana negra, al colocarme al lado de Drag, me toma de la mano y la estruja entre la suya con firmeza, como si no quisiera dejarme ir, y honestamente no quiero que lo haga. La ceremonia comenzó, son cinco rituales, en el primero se intercambian las sortijas y se hace un juramento de amor ante los presentes. En el segundo, acepto ser sumisa a mi esposo y él a su vez, me promete entregarse a mí en cuerpo y alma, se recita una clase de plegaria antigua, que refuerza el juramento. La tercera parte, el sacerdote corta la palma de la mano de ambos, y las une, mesclando nuestra sangre, no se puede retirar hasta que las heridas estén sanas, antes de eso, dos copas de cristal con cubierta de oro, son llenadas hasta la mitad con la sangre del otro. En la cuarta etapa, bebemos de la copa, yo su sangre y él la mía, y el sacerdote vuelve a recitar unas palabras en una lengua extraña, únicamente repetimos y tengo que aceptar que al pronunciarlas, un escalofrío me recorre, es difícil de explicar, y finalmente, de lugar del esperado beso, Draggon se acerca a mí y me muerde en el cuello, esto significaba que yo le pertenezco, una marca que aunque va a desaparecer, otros vampiros la percibirán. Cuando todos los rituales se llevaron a cabo, un mar de aplausos estremeció el ambiente. La coronación estaba programada dentro de dos días, ¿Quién lo diría? Sería reina.
-Mía. –Susurró en mi oído.
Sonreí y Drag me sorprendió con un apasionado beso que me hizo estremecer. Me sentía feliz, de verdad lo estaba, y me sonrojé al pensar en la noche de bodas. Él me miró y me mostró una sonrisa socarrona, como si leyera mis pensamientos, ¿Qué tan cierto era eso de nuestra unión? No me sentía diferente.
La audiencia comenzó a salir, abriéndonos espacio para que pasáramos, Stone no soltaba mi mano, y algo que agradecí, es que la bruja de Aranella no fue invitada, quería restregarle en la cara en la próxima sesión, que ya era oficialmente la mujer de Drag, sonreí, encontrándome con los azules ojos de mi esposo, que me miraban con devoción y amor.
Demoramos alrededor de quince minutos en regresar, al bajar Drag me rodeó con su brazo y los invitados formaron dos filas en ambas partes de la entrada, haciendo una reverencia cuando pasábamos a su lado, era algo incómodo, pero me temo que debo acostumbrarme, esto se convertiría en pan de cada de día.
Una orquesta comenzó a entonar melodías suaves y muchos de inmediato se colocaron en el centro del salón y empezaron a bailar, se movían con gracia y sincronización, mi vampiro me llevó a pista, pronto estábamos danzando, me sonreía y podía ver ese brillo en sus ojos, irradiaban felicidad, y eso me provocaba una inmensa sensación de plenitud.
Después de cuatro piezas seguidas, me disculpé ya que requería ir al baño, con todo el ajetreo, lo que menos deseaba era el maquillaje corrido o algo fuera de lugar. Thom quiso ir conmigo pero le señalé que no, ¡Por Dios que iba a pasarme! Estábamos rodeados de personas y ni de qué hablar de la seguridad. Entré y me fijé en el espejo, por suerte ningún accidente ocurrió, solo acomode el escote de mi vestido y la tiara, coloqué mi largo cabello por delante de mis hombros, ya iba a salir cuando esa voz conocida me habló.
-Así que se te hizo.
Voltee con lentitud y ahí estaba ella, en jeans, botas altas hasta el rodilla y una blusa cuello de tortuga negra.
-¿Qué haces aquí? –Pregunté con desprecio. -¿Cómo entraste?
-Eso no importa, me escabullí sin que nadie me viera, te estaba esperando, sabría que vendrías tarde o temprano.
-¿Qué quieres? ¿Vas a matarme?
-Oh no querida, haré algo mejor.
Cuando me di cuenta, se encontraba junto a mí, colocó mis brazos hacia atrás, sujetándome con rudeza y tapando mi boca. En la pared había una portezuela, estas edificaciones eran viejas, por ahí subían las toallas, y demás implementos de limpieza. La portezuela se abrió e ingresó un hombre que no conocía.
-Buen trabajo Nella. –Le sonrió.
-Aquí está tu paquete, ahora cumple la otra parte del trato.
El hombre se aproximó y tocó mi mejilla con delicadeza.
-Al fin Annia.
¿En qué momento le impedí a Thompson acompañarme?
-¿Crees que entre por ahí? –Aranella señala con su cabeza.
-Sin problema, acabo de subir y soy el doble de su tamaño.
De su chaqueta saca un frasco y un pañuelo que moja con un líquido.
-Dulces sueños Anni.
Lo pone sobre mi cara, y aunque lucho por no respirar no puedo evitarlo. Los párpados comienzan a cerrarse, se sienten pesados, se cierne sobre mí la inconsciencia.
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Narra Draggon:
Veo a Thompson inquieto, observando su reloj, lo sigo cuando toma rumbo hacia el baño. Llego y la puerta está abierta, ingreso al igual que él, mi rostro se descompone.
-¿Dónde está Annia? –Pregunto temiendo lo peor.
Él se está asomando por una compuerta en la pared, mira hacia abajo.
-No hace mucho se la llevaron, puedo percibir su olor.
Al voltearse lo tomo del cuello de la camisa y lo estampo contra la pared.
-¿Por qué la dejaste sola? –Le reclamo con furia.
-La iba a acompañar pero ella se negó. Ya sabes cómo es, además todo el maldito edificio está acorralado, ¿Quién en su sano juicio intentaría secuestrarla con tanta vigilancia?
-Alguien que tuvo la inteligencia de planear con cuidado el rapto de mi esposa. –Espeto soltándolo y pasándome las manos sobre mi cabello, completamente frustrado.
-Augusto me copias. –Thompson habla por medio del intercomunicador que lleva en su oído.
-Lo copio señor. –Se escucha del otro lado.
-Ha desaparecido la señora Stone.
-Entendido. –Contesta Augusto.
-Peinen la zona ya.
-Lo haremos.
-La encontraremos, no pueden estar muy lejos.
Aspiro más profundo percibiendo su esencia, hago mis manos un puño, ¿Cómo demonios no lo presentí?
-¿Qué sucede? –Indaga Thompson.
-Aranella. –Escupo con repulsión.
-¿Está involucrada?
Asiento y chasqueo mis dientes, mientras cada músculo de mi cuerpo se tensa. Bernard ingresa, acompañado de Jeremy.
-¿Permitiste que se llevaran a mi hermana? –Me reclama.
-Jeremy ahora no es buen momento. –Bernard coloca la mano sobre su hombro.
-La vamos a encontrar, lo prometo. –Les hago saber
Sé que fueron los de Villa Natividad, intercambio una mirada con Bernard, él lo sabe también, nuestros peores temores se hacen realidad.
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Desperté desorientada, ya no traía el vestido de novia puesto, sino otra ropa. Me enderecé y me di cuenta que estaba recostada sobre una cama, observé a mi alrededor enfocando al mismo hombre que me raptó, de pie frente a mí, con los brazos cruzados, devorándome con la mirada. Traía unos jeans negros y una camiseta gris. Jamás en mi vida lo había visto hasta hoy, ¿Quién era? ¿Sería él quién intentó secuestrarme dos veces? Su mirada es fría y calculadora, una barba de quizás unos dos días le da la apariencia de chico rudo, en realidad me da un poco de miedo no sé por qué. Su cabello castaño oscuro lo traía recogido hacia atrás, no me gustaba la manera en que me veía, sentía que me devoraba.
-Hola Annia, bienvenida a Villa Natividad.
Al escuchar esto dejé de respirar unos instantes, mi peor pesadilla se hacía realidad.
-¿Qué hago aquí? ¿Quién eres?
-Oh perdona mis modales.
Se golpea la frente con la palma de la mano abierta y sonríe de medio lado.
-Soy Aldo, gobernante de Natividad y tu legítimo esposo.
-¿Qué? –Frunzo el ceño al escuchar tal cosa.
-Cuando eras niña, fuiste prometida a mí en matrimonio.
Seguía sin entender nada y no podía evitar mostrar la interrogación en mis facciones.
-Sé que no sabes nada de esto, tu padre se preocupó por ocultártelo, ¿Por qué crees que se debía su urgencia de que Stone te desposara? Porque sabía que me pertenecías, fuiste pactada con sangre a mí.
-Eso no es cierto, mi matrimonio fue pactado con Draggon.
-Nunca sucedió tal cosa, los pactos de sangre se hacen una sola vez y fue conmigo.
-Mientes. –Expresé exaltada.
-Todo a su tiempo, cuando te tranquilices te contaré la verdad, verdad que ellos te ocultaron.
Me quedé analizando sus palabras ¿Sería posible?
-Por cierto, la ceremonia de hoy fue un teatro, el hombre que hizo el rito, es de los míos, nada que una buena suma de dinero no pueda comprar, así que, no estás casada con Stone, él omitió varios rezos, que son indispensables para que se dé el lazo que vuelve la unión inquebrantable, ¿No creías que de verdad iba a permitir que él te desposara?
Me quedé perpleja, recibiendo y tratando de procesar toda la información, quería llorar ¿No estaba casada? Me sentí de verdad mal, el estómago se me revolvió. Esto no pintaba bien, mi presentimiento se hizo realidad, maldije para mis adentros, observé aquel hombre, si lo que decía era cierto, yo le pertenecía, un escalofrío me recorrió la columna.
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Bueno, los que tenían el feeling de que algo malo iba a pasar, pues sucedió. Al parecer Aranella se desquitó con Drag, pero no le irá ni regular, cuando él la encuentre.
Perdón con dejarlos con la incertidumbre, qué mejor que pasar el fin de semana a la espara del ¿Qué sucederá ahora?
Voy a hacer las dedicatorias a continuación para no ocupar otra página.
Dedico esta capítulo a:
*CamiMagali3
*kanniris
*Pometa10
*nnovelasdetodo
*GuilleOtaku20
*ViluDanna999
*bren_brenda
*camilalobo3363
*SADAL-
*VivianaPonceCano
*TaniaAlejandraLopezM
*Ismadeandis
*GreciaMargarita1
*anónima_hoe1
*veroo67
*kethlySil
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