JUSTICIA

Me dolía el cuerpo por mantener la misma posición, no era muy cómodo estar atada de pies y manos. Las muñecas me ardían, no pude dormir en toda la noche, el frío calaba en mis huesos y la idea de saber que moriría al amanecer me atormentaba.

¿A quién engañaba? No quería morir, así eso significara ser desposada con el canalla de Draggon. Las palabras de Edgar me confundieron ¿Por qué Stone iría a mi habitación? Y de ser así, mi padre sabría de estas visitas secretas, pero claro, no me diría nada.

El hombre me dejo sola en esa cabaña, aún seguía débil. La sangre que Edgar me dio, solo fue suficiente para cerrar la herida, pero no para recuperar fuerzas.

¿Cómo sabía este humano tanto de nosotros? Debía tener muchos años estudiándonos, esperando el momento oportuno para cumplir su venganza, y tenía que ser yo la que pagara los agravios de Draggon. Si lo que Edgar me contó es cierto, que Drag reclamó la vida de su esposa, eso solo hace que lo desprecie más.

Los primeros rayos del sol se cuelan por los huecos de las ventanas y mi corazón comienza a latir con prisa, la cálida luz acaricia mi rostro, siendo pregonero de mi inevitable muerte. La puerta se abre y Edgar ingresa, viste la misma ropa que el día anterior.

-Es tiempo. –Me indica mientras que me libera de la silla y me levanta con delicadeza sosteniéndome entre sus brazos.

No agrega nada más en todo el trayecto, quiero gritar que por favor no lo haga, pero la mordaza me lo impide. Pienso en Jere, incluso en papá, en Ruddy, no era justo, desee con todo mi corazón por primera vez, que Draggon me encontrara.

Edgar se detuvo y me colocó en el suelo. Por fin retiró la mordaza y se sentó a mi lado.

-Por favor no lo haga. –Supliqué con mi último aliento.

-Están cerca. –Me contestó. –Tiene buenos rastreadores, he estado vigilándolos, debo darme prisa.

-Edgar no, ¿Qué lo hace diferente a él si me mata?

-Justicia. –Me responde sin volverme a ver.

Trago amargo, nada lo convencerá de desistir de esta locura, ha tomado su decisión, esperando pacientemente una oportunidad para llevar a cabo sus planes y yo se la di servida en bandeja de plata, literalmente.

Se arrodilla a mi lado, ni siquiera tengo fuerzas para gritar o forcejear, siento el filo de la navaja en mi cuello, un pequeño corte es hecho en la yugular y la sangre empieza a emanar.

Las últimas lagrimas surcan mis mejillas, me siento cansada, cierro los ojos, la muerte me abraza, no es tan malo como pensé, quizás Edgar es mi liberador, quizás la muerte es mejor que pasar la eternidad con Draggon Stone.

***********

Narra Draggon:

Llegamos a una vieja cabaña, con precaución la rodeamos, parece deshabitada, entramos pero se encuentra vacía, sin embargo la estancia huele a ella, la esencia de Annia inunda el lugar.

-Hará unos veinte minutos que se fueron. –Me indica Royner.

-¿Hacia dónde? –Pregunto empezando a alarmarme pero manteniendo el tono de voz firme.

-Por aquí. –Gritó Mark, otro buscador desde afuera. Veo la bolsa de sangre sobre una mesa, aquí algo no tiene sentido.

Salimos y Mark, se encontraba de cuclillas sosteniendo una rama quebrada y olfateándola.

-Se dirigieron por allá. –Señaló.

Emprendimos la marcha pero esta vez corriendo, no tardamos mucho en encontrar a un humano que sostenía una daga mientras su vista se perdía en la nada. Estaba sentado, balanceándose hacia adelante y atrás, como si fuera una mecedora. Junto a él, el cuerpo de Annia cubierto de sangre, algo en mí se paralizó, pero me tranquilicé cuando escuché los débiles latidos de su corazón.

El hombre nos miró y sonrió satisfecho. –Tú. –Su mirada me recorrió. –Ahora sabrás lo que sentí cuando mataste a mi esposa.

-¿De qué demonios hablas? –Espeté.

-Rey vampiro. –Escupe sus palabras cargadas de odio. –Hace veinte años me robaste a mi ángel ¿Recuerdas? te vi mientras te alimentabas de ella.

Su rostro me era familiar a pesar de la barba y la edad, memorias llegaron a mí.

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Flash back

Paseaba por el bosque, acostumbraba dar largas caminatas, eso siempre me relajaba, aún no era gobernante de Villa Olivia sino la mano derecha del rey. Mi contemplación fue interrumpida al escuchar a una mujer gritar pidiendo auxilio. Me aproximé aprisa, ella yacía tendida en el suelo, con una mordida en su cuello, estaba furioso, era prohibido matar humanos, ya no nos alimentábamos de ellos. el vampiro hacía poco se había ido, de seguro al sentirme llegar. No reconocí su olor, posiblemente fuera habitante de Villa Natividad.

No había nada que hacer, la miré, tan joven y hermosa. Moví la cabeza hacia los lados, si hubiera llegado un poco antes, tal vez impediría que esto sucediera.

-Por favor. –Expresó con dificultad. –Ayúdame, estoy embarazada.

Unas traviesas lágrimas recorrieron sus pálidas mejillas, me miraba suplicante.

-No puedo ayudarte, lo lamento. –Me puse de pie dispuesto a irme pero ella continuó insistiendo.

-Por favor, no quiero morir.

La volví a ver, quizás pudiera convertirla, pero ¿Querría ella eso? Además no había garantía que su bebé sobreviviera la transformación. Era una maldita locura, me incliné sobre ella, para ese momento se encontraba inconsciente.

La sostuve entre mis brazos, le quedaba muy poco de vida, me debatía si convertirla o dejarla morir, si lo llevaba a cabo, estaría unida a ella como su creador, recapacité, no podía hacerle eso, lo mejor era que no interfiriera. Un hombre llegó y se lanzó contra mí, tuve que defenderme, por la manera en que la defendió deduje que era su esposo.

Fue insistente en sus pobres intentos por agredirme, al sentirme amenazado dejé salir mi naturaleza vampírica, me mostré como lo que soy en realidad, no debí pero resultó inevitable, solo pasó. Lo arrojé con fuerza chocando contra un árbol, no se levantó, miré el cuerpo de la mujer con pena, acababa de morir, me sentí impotente.

Fin de flash back.

****************

-No es lo que crees. –Le dije. –Yo no maté a tu esposa, otro vampiro lo hizo.

-Mentira, yo te vi con ella, sosteniéndola entre tus brazos.

No tenía tiempo de discutir con ese hombre, apenas y lograba escuchar el corazón de Annia, no iba a permitir que la historia se repitiera.

-Al diablo contigo. –Expresé, moviéndome rápido, quedé a sus espaldas empujándolo, cayó a unos cuantos metros de mí, escuchando un "Crack" que no podía augurar nada bueno, me volteé para notar que pegó la cabeza contra una piedra.

Bernard se acercó a él. –Está muerto. -Expresó, mirándome de reojo.

-¡Perfecto! Lo que me faltaba. –Exclamé contrariado.

Me incliné sobre Annia, mordí mi muñeca y dejé que la sangre entrara por su boca, al principio ella no reaccionó. Bernard y Jeremy me rodearon, mirándonos expectativos.

-Bebe Annia, si me escuchas bebe. -Se veía tan pálida.

Sentí sus dientes morderme, ella tomó mi mano y la presionó más, succionando el preciado líquido. Las mejillas comenzaron a sonrojarse, desapareció aquella horrible lividez, los latidos se fortalecieron, no estaba siendo delicada al alimentarse, pero no me importó. Cuando estuvo satisfecha abrió los ojos, la sostenía en mi regazo.

La ayudé a incorporarse y lo primero que hizo fue ir a Jeremy y abrazarlo. Acababa de salvarle la vida pero ni siquiera me volvió a ver, corrió de una vez a los brazos de su hermano.

Bernard la abrazó luego, lo hizo con fuerza, envidiaba un poco a Annia, tenía un padre y un hermano que se preocupaban por ella, que la amaban. A mí me arrebataron esa oportunidad, mi corazón se congeló ese día, y prometí, jamás volver a amar a nadie más.

Annia vio el cuerpo inerte de Edgar, se acercó a él y la vi llorar, ¿Qué demonios le pasaba a esta mujer? Lloraba por el hombre que estuvo a punto de matarla.

-¿Tú lo hiciste? –Me señaló. –Tú lo mataste, ¿Cómo te atreviste?

-Annia. –Bernard la reprende. –Drag acaba de salvarte la vida.

-Él mató a su esposa, no le importó que estuviera embarazada. Te desprecio Draggon Stone, no conoces la palabra piedad, eres cruel, jamás te amaré.

-Annia. –La increpa Bernard.

Sonreí con amargura, ¿Esta era la recompensa que recibía por salvarla? ¿Su desprecio? ¡Qué irónica es la vida!

-Fue un accidente. –Intenté explicarle pero no me dejó terminar.

-Eres un asesino, maldigo la hora en que se pactó nuestra unión. –Espetó con sus palabras cargadas de rabia.

-Suficiente Annia. –Le gritó Bernard molesto.

-Quiero irme a casa, llévame a casa. –Se dirige a su hermano.

Este la rodea con su brazo por el hombro y ella lo sujeta por la cintura. Deseo córtale los brazos por tocarla, ella es mía, pero me controlo, me consta que entre ellos no hay nada, no al menos en el plano sentimental, pero no puedo evitar sentir estos malditos celos, y la odio, odio a Annia por sacar emociones que llevaban siglos enterradas en lo más profundo de mi ser.

-Perdónala Drag, le diré la verdad.

Levanto mi mano y lo miro, él comprende que no quiero habla sobre eso.

-Gracias Royner, Mark, buen trabajo.

Ellos hacen una reverencia.

-Desháganse del cuerpo. –Les ordeno y asienten.

En silencio regresamos a Villa Olivia, al menos ella está bien, una parte de mí siente alivio, Annia Collin es una molesta espina en mi costado, espina que yo mismo clavé al aceptarla como mi esposa, pero no podía decirle que no a Bernard, se lo debía.

Ella no pensaba bajar la guardia, ni yo tampoco, los dos éramos tercos y temperamentales. Sonrío para mis adentros, no estoy seguro como irá a terminar esta odisea, algo me dice que no muy bien.

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Aquí otro capítulo, espero haya sido de su agrado. Estoy muy contenta porque el Rey Vampiro ya alcanzó las 14.4 k visitas, 1.64 k votos y casi los mil comentarios y soy felizzzzzz. En la otra página, dejo más dedicatorias, recuerden que dedicaré a parte de las dedicatorias masivas, uno capi a cada una de ustedes.

Graciassssssssssssssssssssss

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