Fiesta

–¿Estás seguro de lo que viste?– preguntó la reina Kiriko.

–Así es, mi señora– respondió Tadashi –La belleza del señor Sakurayashiki es inconfundible–.

El príncipe Ainosuke bajó la mirada.

–Los humanos son peligrosos– murmuró –Son malos– frunció el ceño –Hay que salvarlo. El príncipe Langa está con él seguramente–.

–Me temo que estoy omitiendo un detalle importante, majestad– volvió a hablar el mayordomo –Kaoru y el humano estaban apunto de besarse–.

–¿Besarse?– ladeó la cabeza.

–La muestra de amor más común entre los humanos– explicó.

–¿Amor?– de pronto su semblante se volvió más triste –Hermana ¿Qué se debe hacer en estos casos?–.

–¿Es una broma?– frunció el ceño –La respuesta es obvia– se levantó de su trono –Tadashi, reúne a los soldados–.

–¿¡Los soldados!?– la siguió el peliazul.

–Así es, se avecina una guerra–.

–Pero ¿Contra quién?–.

–La superficie– sonrió.





–¿A dónde vas?– preguntó Joe.

Kaoru, quien intentaba salir a escondidas, maldijo entre dientes.

–Kojiro– lo miró –Yo, emm, salía a dar una guardia matutina– mintió –Tal vez hoy encuentre al heredero–.

El peliverde hizo una mueca. Le dolía saber que le estaba mintiendo. Sin embargo terminó asintiendo.

–Volverás para esta noche ¿Cierto?–.

–¿Qué hay esta noche?–.

–La fiesta de despedida de Akiro y bienvenida de Reki– murmuró.

–¡Oh claro! No te preocupes, estaré aquí– posó sus manos en su cintura –Palabra de tritón– alzó la mano.

–De acuerdo– lo abrazó como un instinto –Cuídate mucho–.

El menor se sonrojó –Oye, actúas como si fuera a escaparme ¿Confías en mí?–.

Lo soltó y buscó sus ojos –Lo hago– acarició su mejilla.

Kaoru sonrió –Relájate, Kojiro. Volveré en menos de lo que piensas– salió de la casa.

Con ayuda de Langa, fue a ver a Oka por el atajo que le había enseñado.

–¿Está todo bien?– le preguntó.

–No– frunció el ceño –Vi a Tadashi–.

–¿Quién?– arqueó una ceja.

–Cierto, aún no recuerdas todo. Estoy comprometido con Ainosuke Shindo–.

–¿El tiburón?–.

–Sí–.

–¡Ja! Son el uno para el otro. Él es aburrido y tú un amargado–.

–Cállate– le dio un ligero golpe –Si Tadashi me reconoció, eso podría traer problemas a los nuestros–.

–¿Por qué?–.

–Langa, somos los príncipes de las sirenas. Es nuestro deber contraer matrimonio con quien nuestros padres ordenaron–.

–Mis padres nunca me comprometieron. Y no es por ser grosero, pero si lo hubieran hecho ¿Qué importa? Ellos ya no están. No van a castigarnos por no acatar sus órdenes–.

–Tal vez, pero podría llevar a una guerra donde nuestra gente perdería la vida–.

–Creo que te estás yendo muy lejos–.

–Ugh, ese siempre ha sido tu problema, no ves las cosas a profundidad–.

–Y tú te la pasas tan en lo hondo que nunca te das la libertad de disfrutar de la superficie– dio una vuelta –Este lugar es asombroso. Y los humanos son tan interesantes. Ir al baño es una experiencia mágica–.

–¡Qué asco!– gritó.

Entraron al fin a la cueva.

–Me siento honrado– apareció el brujo –Visitas de la realeza–.

–Oka– se acercó Kaoru a él –Que bueno que estás en casa–.

–Veo que ya se acostumbró a sus piernas– se burló.

–Este no es momento de bromas– contestó –Necesito que me hagas un favor–.

–Lo que su majestad solicite– sonrió.

–¿Hay manera de que pueda saber cómo está mi reino desde aquí? Temo por su seguridad-.

El rostro del castaño se volvió serio y los guió a su caldero.

–Eleka nahmen nahmen ah tum ah tum eleka nahmen– empezó a recitar.

Frente a sus ojos se formó la imagen de su reino. Todo parecía estar en orden. Kaoru suspiró aliviado, sin embargo, todavía no se sentía del todo tranquilo.

–¿Crees que puedas revisarlo al menos una vez al día? Por favor–.

–Sin problemas, majestad– le sonrió –Pero, si gustan, puedo devolverles sus colas ahora–.

El pelirrosa sonrió. Eso sería lo ideal. Por desgracia, su emoción no duró mucho tiempo.

–Eso sería asombroso– murmuró –Pero hoy no puedo–.

–¿Ah no?–.

–No, p- por que... Sería descortés irme sin despedirme de Miya y agradecer a Reki– dijo con rapidez –Además le prometí a Kojiro que iría a la fiesta y...

–Kojiro– lo interrumpió –Hace años no escuchaba ese nombre–.

–¿Quién es Kojiro?– preguntó Langa.

–De acuerdo, Kaoru– rio Oka –Cuando sientas que ya te despediste y agradeciste, puedes venir– se cruzó de brazos.

–¡Genial!– soltó –Espera, eso no es egoísta ¿Verdad?–.

–No, no lo es– respondió Langa antes de que el brujo pudiera decir algo –Vámonos, o llegaremos tarde–.

Kaoru miró al mayor.

–Ya escuchó al pequeño, llegarán tarde– rio –Por cierto, gracias por venir, ahora entiendo por qué el mar estaba tan inquieto–.

Soltó una risita y asintió. Se sentía aliviado de saber que aún poseía control sobre el mar.

Cuando volvió a casa, ni Kojiro ni Miya estaban presentes. Supuso que fueron a comprar las últimas cosas para esa noche.

Subió a la habitación para darse un baño.

Al entrar, encontró sobre la cama el vestido más hermoso que había visto nunca. Era azul con elegantes bordados de oro. Se veía ajustado.

Había una nota a su lado.

"¿Recuerdas que dije que te conseguiría un vestido digno de una princesa?

Por cierto, noté que el maquillaje de la otra vez te dañó la piel. Hablé con la mujer del mercado y me recomendó productos específicos para ti. Están en el tocador. También me tomé la libertad de comprarte algunas joyas. Son de segunda mano, perdón por eso, ya casi no tenía dinero.

Espero verte cuando llegue. Seguro te verás divino

P.D. Conseguí un baño de burbujas de flores de cerezo. No pude evitar pensar en ti en cuanto lo vi. 'Cherry Blossom' "

Rio en cuanto terminó de leer. Pudo escuchar el tono burlón de Kojiro en las últimas dos palabras.

Se dio un baño de burbujas. Tan solo tenía su cabeza fuera de la tina. Cerró los ojos.

–Te ves precioso así, mi bella flor de cerezo– sintió como unos brazos lo rodeaban.

Abrió los ojos de repente. Volteó a su alrededor y no encontró a nadie.

¿Se había imaginado a Kojiro? Negó con fuerza. Pero qué tontería ¿Por qué pensaría en él?

Volvió a cerrar los ojos.

–¿Tanto me deseas aquí?– escuchó su voz de nuevo.

–No eres real– contestó el tritón.

–Solo lo dices por que sabes que te pondrás mal al abrir los ojos– acarició las piernas del contrario. Este tan solo las frotó un poco –¿Ahora no habrá patada?– rio –¿Te gusta que lo haga?–.

–Solo cállate– gimió –Déjame en paz ¿Quieres?–.

–Oye, tú eres el que está haciendo el trabajo– se burló.

–¿Qué?– abrió los ojos.

Como sospechaba, no había señales del peliverde por ningún lado. Sin embargo, sentía su mano moverse de arriba a abajo.

Bajó su mirada y se encontró sujetando su falo.

Soltó un gritó y lo soltó.

–¡Kaoru!– entró el peliverde al cuarto –¿Estás bien? ¿Qué pasó?– se apresuró a preguntar.

–Oh, Kojiro– acomodó las burbujas de la bañera para que cubrieran su cuerpo –Pero que sorpresa ¿Acabas de llegar?– preguntó con una sonrisa nerviosa.

–Sí ¿Te sientes bien?– se acercó a él.

–Emm si, yo solo creí ver una serpiente, pero era mi pierna– la sacó del agua –Gracioso ¿No?-.

El pirata se sonrojó al verla –Supongo– volteó hacia otro lado.

–Gracias por el vestido. Es muy lindo– buscó cambiar de tema.

–Bueno, pregunté por uno que acabará en cola de sirena– respondió con ternura –Tal vez no funcione, pero esperaba que te pudieras sentir cómodo con él–.

–Es adorable– se levantó y enredó en la toalla –Por cierto, no tenías que comprarme nada–.

–La mayoría lo vi y pensé en ti– confesó.

El tritón se sonrojó –En ese caso, buscaré ponerme lindo para ti– lo miró coqueto.

–Esperaré ansioso entonces– besó su mano.

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Media hora después, Kaoru ya había terminado de arreglarse. La fiesta había empezado. Podía escuchar la música en la planta baja.

Se miró al espejo y tragó saliva. El maquillaje por el que optó fue el tradicional de baile real de los tritones. Sin embargo, ahora estaba nervioso por no encajar en el ambiente del pirata.

El vestido le quedó como anillo al dedo. Recogió su cabello en una cebolla con trenzas complementando. Tomó una gargantilla dorada y unos aretes decorados con zafiros.

Salió de la habitación y se asomó a las escaleras. Había demasiadas personas.

Inhaló, exhaló y bajó.

Similar a su llegada al pueblo, llamó la atención al instante.

Kojiro se acercó y le tendió la mano.

El tritón la aceptó gustoso.

–Wow– soltó –Nunca creí que pudieras superar aún más tu belleza. Pero, como siempre, estás lleno de sorpresas–.

–Puedo decir lo mismo de ti. Hoy sí te peinaste– se burló.

–Todos nos están viendo ¿Verdad?–.

–Así es– rio.

–Oigan, esto es una fiesta– se volteó a su tripulación –¿Qué hacen tan quietos?– sonrió –De hecho, quisiera hacer un brindis– tomó un tarro de cerveza –Por Akiro, y todos sus años de servicio. Estoy orgulloso de ti, serás un padre asombroso– miró al pelinegro. Este le sonrió –Y también por Reki, un niño al que vi crecer. Y quien estoy seguro se volverá el mejor pirata que este mundo haya visto–.

Ambos mencionados sonrieron y alzaron copas.

La fiesta volvió a renacer. La música estaba conformada mayormente por flautas y guitarras.

Todos bailaban. Incluso convencieron a Miya de sacar a bailar a Koyomi.

Langa no se separó de Reki en toda la noche. Logró acoplarse al ambiente de manera rápida. Aunque confundía a todos al decir que era el futuro esposo del pelirrojo.

–Ey– se acercó a Kojiro en cierto punto de la noche –¿Vas a invitar a bailar mi hermano o no–.

–No seas indiscreto– lo regañó.

–Y tú no seas cobarde– contestó –Sabes que te gusta–.

–No quiero que me rechace–.

–Pues espero que te quites esa mentalidad, porque ya te lo están ganando–.

El peliverde volteó y se encontró a tres de sus compañeros cortejando al tritón. Aunque este parecía no darse cuenta.

–Eres muy lindo para ser un hombre– le dijo uno –Y pensar que cuando atrapamos querías matarnos a todos–.

–Pues más te vale no provocarme– respondió Kaoru en tono de broma

Los hombres rieron.

–Kaoru– se acercó el capitán –¿Te gustaría bailar conmigo?–.

El tritón se levantó de inmediato y asintió. Los demás los vieron alejarse.

–El capitán siempre se queda con las lindas– hizo un puchero uno de los tripulantes.

Kojiro tomó al pelirrosa y empezaron a moverse. La canción no era lenta, eso no encajaría con el ritmo de la fiesta. Sin embargo, buscaban cualquier excusa para estar cerca uno del otro.

Al final, la noche fue un éxito. Hubo risas, juegos y, mucho más importante, Akiro y Reki pudieron conocer y decir adiós (Respectivamente) a sus compañeros.

Reki se llevó a Koyomi cargando, Langa se quedó un rato para hablar con su hermano. Kojiro recogía la casa mientras tanto. Cuando el peli celeste tuvo que irse. El tritón acompañó al mayor a ordenar la casa.

–¡Cherry!– bajó Miya corriendo –Tuve una pesadilla– lo abrazó por las piernas.

–Oh, cariño– acarició su cabeza –No tienes de qué preocuparte, ya pasó–.

–¿Puedes acompañarme a acostarme? Por favor–.

Kaoru buscó la aprobación del peliverde. Este asintió y acompañó a ambos.

Acostó a Miya en la cuna y lo arropó.

–¿Puedes cantarme algo?– preguntó el niño.

Tomó al tritón por sorpresa.

–Bueno, esta me la cantaba mi mamá cuando era un bebé– sonrió –

"Cuando me encuentro solo

O siento temor"

El menor abrió los ojos como platos al reconocer la canción.

"Miro el cielo estrellado

Y pido un deseo"

Por su parte, los ojos de Joe se ahogan en lágrimas.

"Un lugar donde ser libre

Que en la vía láctea esté

Si quieres puedo llevarte

Con gusto lo haré"

Tomó aire.

"Esta noche zarparas

En el cielo nocturnal

Sobre estrellas volarás

Y regresarás"

Miró por la ventana.

"A la lejanía vas

Y joven siempre serás

Un deseo orden será

Cuando estés al fin, ya en Nunca Jamás"

Se levantó de la cama.

–Descansa, Miya–.

–Buenas noches, mamá– fue lo último que dijo antes de quedarse dormido.

Los adultos se sobresaltaron.

Kaoru llevó su mano a su corazón y formó una inconsciente sonrisa.

'Mamá' Jamás creyó que una palabra pudiera hacerlo tan feliz.

Fueron hacia su habitación.

Kojiro seguía procesando lo sucedido. Sabía que Miya había estado mal ¿Entonces por qué lo había emocionado tanto?

Los adultos terminaron de recoger.

–Lo siento– dijo el pelirrosa finalmente –Sé que no querías que eso pasara–.

El pirata rio –No me molestó– respondió.

–¿Ah no?–.

–Kaoru– lo tomó por la cintura –¿Quieres bailar?–.

–Pero no hay música–.

–Pega tu cabeza a mi pecho. El latido de mi corazón es todo lo que necesitamos–.

El tritón se sonrojó y se pegó.

Empezaron a balancearse con lentitud. Las manos del pirata se ajustaban a la perfección a la cintura de Kaoru.

Su iluminación eran velas a punto de apagarse, todo era perfecto.

–Picture a land, you never have seen– cantó –Where all is eternal and evergreen–.

–Future of happiness all in your hands– lo siguió Kojiro –All in this place I created, that I call Neverland– lo hizo girar.

–We can sail away tonight

On a sea of pure moonlight– se unieron en dueto –

We can navigate the stars

To bring us back home–.

–In a place so far away– acarició su mejilla.

–We'll be young, that's how we'll stay–.

–And with your hand in my hand– acercaron sus rostros –I am closer now, to finding Neverland–.

'And with your hand in my hand, I am closer now to finding Neverland'

–Neverland– murmuró Kaoru.

Entonces sus labios se unieron.

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