Capitulo 4
Elizaveta
Llego a mi casa y ya mis padres no están, mi hermana me mira con esa mirada de suficiencia.
- Eliza ¿Qué te sucede?
- ¿De qué hablas enana?
- Has cambiado mucho en estos últimos meses, ya no sonríes como lo hacías y si lo haces es de forma burlesca. Y esos amigos que tienes son una mala influencia.
- Ufff esta charla esta demasiada profunda. Esta qué ves soy yo, me canse de ser esa niña que todos quieren manejar.
- No lo parece ya que tus amigos son los que manejan tus hilos.
- Mira no quiero discutir contigo. Voy hacer la cena.
- Tienes suerte que nuestros padres vivan en su mundo y estén tan pendientes de la deuda porque de lo contrario estarías perdida.
- Aja lo que digas.
Sus palabras son tan ciertas, calan lo más profundo en mi corazón. Sé que soy un títere de esos que llamo amigos, pero ¿qué puedo hacer? nada, yo me metí en este lio y nadie ni siquiera yo puedo sacarme del mismo.
Como quisiera devolver el tiempo atrás y no haber solicitado unirme a esa fraternidad, en estos momentos seria la Elizaveta que todos conocían y las que mis padres aun creen que soy.
Mi ser esta encerrado sin poder salir, ni escapar. Mi vida ya no es mía, es de alguien más.
Envuelta en mis pensamientos termino de hacer la cena, la sirvo y le pido a la pequeña que busque a Abdias. Una vez todos en la mesa comenzamos a comer con la conversación de mi hermana y Abdias. Ya harta de que no me presten atención me voy a mi habitación a estudiar.
***
Otra vez soy ignorada por Abdias, después de irme a estudiar anoche espere que la enana se fuera a dormir e invadí su espacio como siempre me rechazo.
Y aquí estoy intentando llamar su atención, pero no consigo nada. Ya es hora de irme.
- Papi ya me voy. Pero antes quisiera decirte que este fin de semana me voy a acampar con mis amigos.
- ¿Quién ira con ustedes?
- Creo que la madre de Zeo. Es una zona segura.
- Por mi no hay problema. Puedes ir.
- ¿En serio dejara que su hija vaya a cargo de esa mujer que vive más ebria que sobria?- pregunta Abdias muy indignado.
- ¿Cuál es tu problema? Soy adulta solo ira, porque ella insistió y no hubo forma de hacerle cambiar de idea. Todos se reirán de Zeo y además iran varios profesores que le corresponden organizar la acampada de este año.
- Entre tantos jóvenes, ellos no darán abasto.- dice enfurecido, ya se las ideas que rondan en su cabeza.
- Y ¿Qué sugieres Abdias?- pregunta mi padre que es el único que le importan sus paranoias.
- Pues que uno de nosotros debería ir con Elizaveta.
- ¿Qué? de ninguna jodida manera.
- Eliza que es esa palabra. Sabes que no me gusta que usen esas vulgaridades, como castigo hare lo que pide Abdias. ¿Hijo podrías ir tú con Eliza? Si no es una molestia.
- Claro que es una molestia padre.- digo enfurruñada.
- Por mi no hay problema, no confió en los amigos de su hija y mucho menos en esa mujer que los vigilara.
- Perfecto.
- Esto debe ser una broma.
- Bueno elige Eliza, ¿vas con Abdias o no vas? es tu decisión.
- Usshhh.
Salí lo más rápido que pude de mi casa, esto no le gustara para nada a Patrick. Aunque en el fondo estoy más asustada por lo que le pueden llegar a hacer a Abdias que a mí.
Abdias
De ninguna manera permitiría que Elizaveta fuera sola a acampar con esos críos maleantes que se creen que pueden hacer y deshacer a su voluntad.
Como siempre me sumerjo en lo que mejor se hacer mi trabajo, el día es muy agitado y hago todo lo que puedo para dejarle menos quehacer a mi jefe. Este fin de semana contaran como si fuesen mis primeras vacaciones en estos cinco años que tengo en este negocio.
Dentro de mí siento que es mi deber proteger a Elizaveta hasta de ella misma. Pero sobre todo siento que este fin de semana será un total desastre.
***
Día de la acampada.
Sentía que alguien venia tras de mí, volteaba y no veía a nadie. Mis instintos me decían que debía correr, correr por mi vida.
En mi mente tenía algo claro esos idiotas me las pagarían caro si le hacían algo a Elizaveta. Corrí acercándome al peligro, solo escuchaba los gritos de ella que me guiaban a socorrerla.
Lo que partió mi poca paciencia fue escuchar cómo le suplicaba al degenerado que no le hiciera daño, y como él con su risa maquiavélica resonante se burlaba de sus suplicas y lagrimas. El coraje hizo mella en mí y el deseo de matar me estremeció.
El sudor corría por mi espalda y rostro cuando pude estar cerca del idiota, que intentaba forzarla, con su tan característica petulancia me dijo.
- ¿Qué rayos haces aquí? Déjame con mi novia que estamos jugando.
- Estos no son clases de juegos.
- A ti no te importa.
- Te equivocas. Suéltala ahora mismo antes que me conozcas.
- No harás nada soy hij...
- No me importa de quien eres hijo, las sueltas ahora mismo.
- No lo hare.
Harto de este tipo me abalance hacia él, mi puño impacto en su rostro. Se puso en pie e intento golpearme pero lo esquive, mis puño impactaban directamente en el.
Lo derribe. Me moví cerca de Elizaveta para ver como estaba, gran error darle la espalda a un idiota.
Elizaveta grito.- ¡cuidado Abdias!
Voltee mi rostro al mismo tiempo que el aprovecho para derribarme con un palo dando de lleno en mi cabeza. Estaba tan aturdido que no podía moverme, vi como el cobarde venia con una gran piedra.
- Terminare contigo, siempre te has metido donde no te llaman...
Un sonido como inhumano se filtro en la oscuridad de la noche. Grandes aullidos hicieron eco en el momento y pisas fuertes y constantes se sintieron. El idiota palideció, dejo caer la piedra.
- ¿Qué es eso?
- Quizás lobos.- dijo con gran miedo Elizaveta.
- Lo que faltaba. Yo me largo.
- ¿Qué te vas? No podemos dejar a Abdias.
- A mí me importa una mierda, quédate con el si quieres ser papilla para perros. Yo me largo.
Elizaveta intento ayudarme a levantar, se puso más nerviosa mientras más se acercaban esta estampida de lo que augura ser lobos o zorros. Creo que llego mi fin.
- Elizaveta vete ahora que puedes
Vi sus ojos llenos de miedo, su lucha interna la sentí. Movió su cabeza y me dijo que no se movería.
- Si vamos a morir moriremos juntos.
Me levanto exaltado y empapado en sudor. Solo fue una pesadilla, una horrible de hecho.
Miro mi celular en el cual me doy cuenta que falta poco para que el bus nos pase a recoger. Me baño y termino de empacar lo que llevare, una vez listo salgo del taller.
Cuando llego al jardín de mi jefe, la mirada enfurecida de Elizaveta se posa en mí.
- Aun estas a tiempo de rendirte y quedarte aquí.
- Lo mismo digo. Pero como no has cambiado de opinión, yo tampoco.
Fueron las únicas palabras que nos dirigimos. Comimos en silencio hasta que el bus toco la bocina. La vi despedirse de su familia, hice lo mismo.
- Hijo cuida muy bien a mi niña.- me dijo mi jefe.
- Lo hare no se preocupe.
- Abdias, sé que mi hija es terca pero tenle más paciencia por favor. Y cuida de ella.
- No se preocupe señora intentare ser lo más paciente.
- Gracias.
Nos subimos en el bus, una vez sentado comenzó a moverse. Cuando recogieron el último estudiante, una profesora tomo la palabra.
- Buenas tardes a todos los que nos acompañan. Vamos rumbo a conocer uno de los lugares protegidos de nuestro país. Iremos cerca de la selva Daintree, es una maravilla natural.
- Profesora Will, pero no es peligroso en esta época?
- No se preocupen, es cierto que la mejor época es en Mayo y Noviembre, pero no importa que estemos en enero. Nos asignaran un guía el cual sabe hasta dónde podemos llegar. No podemos ir más allá de donde nos permitan, deben tener eso claro. ¿Entendido?
- Entendido.
- Bien. A continuación se les entregara el programa de la excursión, y las divisiones de los grupos. Eso es todo una vez lleguemos se les informaran las reglas y el protocolo a seguir.
No sé porque esto me da mala espina, y más desde aquella pesadilla. Solo espero sea mi mente que esté jugando conmigo.
CelesteFer✍
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