Capitulo 13
Pov Abdías
El intenso deseo del calor del acoplamiento está haciendo estragos en mí, mi lobo insiste en ir a buscar a Elizaveta. Estaba decidido a buscar a alguien pero solo la idea me daba asco.
Lo mejor que hice fue alejarme de la tentación porque ya no me queda fuerzas para negarme a ella. Mi forma de quemar adrenalina es salir a correr, estuve alrededor de dos horas tratando de calmarme y bajar la excitación. Una vez lo hube logrado decidí volver a la cabaña.
Estando en la puerta trasera de la cocina, todo mi cuerpo se puso alerta, había alguien en la cabaña. La música suave que sonaba de fondo, la luz tenue que se filtraba y el camino de velas que se esparcían eran señales inequívocas.
Mi instinto de cazador me motivo a seguir ese trazo de velas, llegando a la habitación principal donde me estaba quedando. Al abrir la puerta un gruñido retumbo desde mi pecho, mis instintos despertaron y el deseo que había drenado volvió con más intensidad.
En la cama se encontraba Elizaveta con una posición demasiado sugerente, y estaba prácticamente desnuda solo un sostén y una tanga que cubrían su cuerpo. Mi cuerpo no reaccionaba me quede pasmado sin poder dar crédito a lo que veía, la historia volvía a repetirse solo que esta vez estaba con menos ropa y no sé si pueda resistirme.
Desplego una sonrisa que me cautivo, se puso en pie cuando la canción cambio y sus caderas se movían al ritmo de esa melodía sensual y pecaminosa, sus movimientos eran tan malditamente sugerentes que sentí como mi excitación aumento. Y fui consciente que estaba desnudo frente a ella.
Sigilosamente se acerco hasta estar frente a mí, reaccione saliendo del estupor decidido a seguir huyendo de esta atracción, pero... sentir sus manos en mi hombro, su mirada dilatada y su sonrisa coqueta encendieron mi cuerpo el cual se consumía en una llama incandescente. El olor de su excitación lleno mis vías respiratorias y supe en ese momento que acababa de caer en la tentación. Yo no la busque, ella me encontró a mí.
Ahora todo careció de sentido y solo podía sentir, ver y querer locamente a la mujer que encendía mi cuerpo como nadie lo ha logrado. Pude ver su miedo bailando en su iris, por lo que la acerque a mi cuerpo y con una mano en su cadera apreté su cuerpo junto al mío para que sintiera lo que solo ella provoca.
Despeje su cabello de su hermoso cuello inclinándome para rozar el lóbulo de su oreja, la sentí estremecer cuando mi aliento abanico antes de sellar mis labios en ese punto.
- Sabes que te acabas de meter en la cueva del lobo.- mi voz se escuchaba rasposa y ronca por la excitación.
- Estoy consciente y he esperado esto por mucho tiempo así que no te contengas lobito.- su voz cargada de erotismo rompió el poco control que aun ejercía. Tome una decisión que nada me hará cambiar de opinión.
- Quiero que sepas que no abra marcha atrás, una vez que seas mía; lo serás para siempre.- le dije entre besos y chupones en su cuello.
- Si lobito, deja de hablar y actúa.
Un gruñido salió de mi pecho, la levante del suelo mientras ella envolvía sus piernas en mi cadera. La deposite en la cama recorriendo su cuerpo con mi mirada, la deseo como a nadie y ya nada más importa. Se ve tan perfecta y correcta en mi cama, debajo de mí o encima; que importa con tal de sentirla mía.
Mis labios se apoderaron de su suave boca, su ansiosa respuesta no se hizo esperar. Cuando nos separamos sus labios hinchados estaban rosa, roce sus labios para descender a sus senos aun con su sostén de encaje negro, sople sobre sus pezones los cuales se pusieron duros. Lamí uno de sus pechos, quitando lo que obstaculizaba realizar mejor mi tarea, para saborearlo y jugar con ellos. Mientras me desvivía por conocer mejor sus turgentes senos, mi mano se deslizo llegando al interior de sus muslos, sus gemidos entrecortados desbordaban el momento.
Una vez di la misma atención a su otro seno, baje hasta su centro aspirando su olor antes que mi lengua trazara su coño. Mi lengua comenzó a barrer en su interior, alternando entre succiones y lametazos, al mismo tiempo que mi mano trazaba su clítoris. Se retorcía por el placer ajustando mi cara entre sus muslos, introduje uno de mis dedos con la compañía de mi áspera lengua. Sus flujos invadieron mi paladar al mismo tiempo que gritaba mi nombre.
Ascendí por su cuerpo deseando entrar en su interior, posicione nuestros cuerpos en llamas.
- Mírame Eli.- sus exóticos ojos me observaron entre la nubla del deseo.
Me incline para besarla, saboree sus labios con apetencia sus piernas me envolvieron y sus talones reposaron en mi trasero. Con un movimiento de mi cadera empuje mi eje lentamente contra su coño resbaladizo y mojado. Separamos nuestras bocas tomando bocanadas de aires, arqueo sus caderas hacia adelante frotándose contra mi polla y la penetre más profundo. Sus uñas se hundieron en mi hombro, me retire de su interior para volver a empujar dentro, llegando más profundo desprendiendo de sus labios esos gemidos cargados de placer.
Sentí el impulso de morderla pero me contuve, enterré mi cara en su garganta y comencé a moverme contra su cálido coño que envolví mi polla, aumente el ritmo, la folle rápido y duro mientras ella jadea, gemía y gritaba mi nombre hasta que se corrió. Sus paredes apretaban tan malditamente bien mi eje que aullé de la emoción mientras alcanzaba mi liberación, vaciándome en su interior.
Mi cuerpo exhausto cayó encima del suyo, trate de no aplastarla con mi peso por lo que me apoye como pude con mis brazos. Nuestros corazones brincaban al compas y nuestros pechos respiraban agitados. Cuando mis ojos buscaron su rostro, la satisfacción que encontré dibujada en su cara y esa sonrisa plena removió algo primitivo en mí. Por primera vez me sentí completo, sentí que algo encajo perfectamente como nuestros cuerpos sudorosos se alineaban.
- La realidad supero la expectativa.- dijo abriendo sus hermosos ojos que me miraban con ternura. Se puso seria por mi silencio.- Espero que no te estés arrepintiendo porque...
- Shhh, debería pero no lo hago. ¿Sabes lo que tuve que esforzarme todo estos años para no caer a la tentación?- su mirada confusa me miraba expectante, nos di la vuelta para que quedara sentada a horcajadas sobre mí.
- ¿De qué hablas?
- Que eres la más dulce tentación, desde que te conocí empecé a sentir cosas extraña por ti, al principio pensé que era que no me caías bien. Pero cuando me di cuenta de lo que en realidad sentía por ti, decidí alejarte para no hacerte sufrir o en su defecto sufrir yo. sabía que eras demasiado especial. – suspiro mientras le confieso lo que he acallado durante todos estos años.
- Espera, ¿me estás diciendo que me quieres? – asiento. Frunce el ceño.- pero no entiendo que cambio?
- Eli, cuando te volví a ver despertaste mi instinto y tu aroma se apodero de mis sentidos. Ahí supe que eras mi mate, que mi lobo te había elegido por compañera.
- ¿Qué? ¿Soy tu compañera?
- Si, intente razonar con mi lobo de que teníamos que cumplir con la promesa que le había hecho a Alana. Pero tú y mi lobo no me la pusieron fácil.- siento el escozor en mi mejilla y la miro sorprendido.- ¿por qué me pegaste?
- Por idiota. ¿Ibas a sacrificar tu felicidad y la mía por ella?
- Sí, me lo merezco pero es...
- Pero nada. Qué bueno que no me rendí, o más bien no me dejaron rendir. Ello sabían.
- ¿De qué hablas?
- Crees que hice todo esto solo, tuve ayuda.
- ¿Ayuda? ¿De quién?
- Ya nada de eso importa. – dice rozando mis labios.- que tal la segunda ronda.
Sonrío porque solo bastaron sus palabras para que mi libido se renovara. Nuestros labios se acoplaron y se desencadeno la lujuria en nuestros cuerpos, insaciables buscaron juntos su liberación. Yaciendo agotados en la cama, mientras la luz de la luna entraba en la estancia, ella estaba donde debería estar siempre encima de mi cuerpo acariciando mi pecho y yo su sedoso cabello. Mi lobo ronroneaba contento de tener a su compañera junto a él.
Pov Elizaveta
No me quiero levantar me siento bastante cómoda sobre el colchón en el que estoy, está muy caliente. Intento moverme pero algo me detiene, abro los ojos y todas las escenas vividas que protagonice anoche caen como un bálsamo sobre mí. Una sonrisa se ensancha en mi rostro, soy su compañera. Mi niña interior grita de la emoción.
Salgo con cuidado de sus brazos, cuando mi estomago ruge por atención. Busco en las ropas de Abdías y tomo prestado una de sus camisas, aspiro su olor que está impregnado en ella. Con suma precaución me escabullo de la habitación, suspiro cuando entro a la cocina y sin prisa la puedo inspeccionarla ya que anoche solo tenía en mente seducir a Abdías que no alcance a fijarme.
Me enamore de la cocina, era moderna pero elegante al mismo tiempo. Fui directo a la que creo es la despensa y luego la nevera, donde encontré todo lo necesario.
Comencé a hacer la mezcla de los panqueques, para luego proceder a agregar una mantequilla a la sartén en fuego, agregando de la masa. En otra sartén estaba cocinando tocinos que se que le encantan a Abdías, y se me ocurrió hacerle una tortita de avena puesto que no le gustan los panques.
Servidos en platos, busque frutas la estaba lavando cuando siento unas manos posarse en mi cintura.
- ¿Qué haces tan temprano despierta?- su ronca voz despierta mi cuerpo. Su cercanía produce un torrente de emociones. Me volteo para quedar de frente, rozo nuestros labios.
- Son las diez de la mañana.
- ¿Y? estamos de vacaciones.
- Pero mi estomago no. ¿Tienes hambre?
- Si.
- Prepare...- me interrumpió apoderándose de mis labios. Con una media sonrisa
- Pero hambre de ti mi Eli.- dijo con una media sonrisa que hizo flaquear mis piernas, gracias a Dios que él me sostenía. Me levanto colocándome en la encimera, su puta camisa hacia que fuera más fácil para el acariciar mis muslos.
- Ab..dias para.- le suplico para que detenga sus besos en mi cuello.- Vamos a comer.- lo aparto como puedo y me bajo de la encimera.
- Pero puede esperar.
- No, vamos a desayunar y luego jugaremos.
- Está bien.- resopla.
Hago que se siente en una silla y le coloco su plato enfrente. Cuando me voy a sentar me hala y me coloca en su regazo. Lo dejo pasar y comenzamos a comer entre besos y caricias, que a medida que van desapareciendo nuestros alimentos de esta manera va creciendo nuestra excitación por los toqueteos en plena comida.
Su mano va subiendo desde mis muslos pasa por mi adolorido clítoris, sigue subiendo su mano y con ella va arrastrando la camisa llegando a mis senos que ya están erectos y su toque produce que me derrita y que constantes gemidos broten de mis labios. Esto lo enciende porque su muy duro miembro se siente empalmado en mis nalgas.
Aprieta mi seno izquierdo, sus dedos juegan con mi aureola haciendo que una electrizante sensación se desborde por todo mi cuerpo y ese punzante deseo empape mi coño.
- Abdías, tómame por favor.
- Tus deseos son ordenes mi amor.
En la misma posición en la que estamos, se baja como puede el chándal y posiciona mi entrada en su eje, desciendo sobre el sintiéndolo resbalar dentro de mí y llenándome. Me sostengo de la isla y comienzo a montar a Abdías, su respiración agitada me estremece y sus jadeos y gemidos acompañan los míos. Con cada embestida, cada movimiento que va ascendiendo duro, rápido y profundo de su pecho brotan gruñidos que elevan mi deseo y su pecho vibra con esos ronroneos.
Necesitando tocar de su piel llevo mis manos a sus muslos clavando ahí mis uñas. Nuestro desenfreno sigue en aumento, nuestros cuerpos chocando creando una música sin igual. Una de sus traviesas manos se cuelan a mi vagina donde comienza a acariciarme y sus dientes se clavan en mi hombro, todo están intenso que me catapulta a un éxtasis de gloria. Sigue moviéndose debajo de mí hasta que suelta mi hombro y grita corriéndose en mi interior.
Sus brazos me sostienen firmemente y sus labios succionan el lóbulo de mi oreja y me susurra.- Te amo Eli.- sus palabras producen que mis lagrimas se desparramen, se pone tenso.
- ¿Estás bien Eli? Te hice daño.
- No estoy bien.- me levanto y me vuelvo a sentar en sus piernas esta vez mirándolo.- Es que nunca pensé que escucharía esas palabras salir de tus labios.- acaricie su mejilla, mientras lo escuchaba ronronear por mi toque. Y el secaba mis lagrimas de felicidad.
- Sé que he sido un estúpido. Pero ya no mas, las escuchara siempre no me cansare de repetirlas hasta que las creas.
- Las creo. Yo también te amo Abdías.
- Lo sé mi Eli.- sonrío para volver a conectar nuestros labios. Sentí una increíble paz posándose en mi corazón, y no encuentro palabras para describir lo que en estos momentos siento. Me abraza a su cuerpo y hundo mi cabeza en su cuello aspirando su olor.
- Eli, quiero marcarte.
- Y yo quiero que lo hagas.
Le digo con toda la convicción del mundo, en verdad deseo tener su marca en mi. Que todos sepan que le pertenezco a él y que él me pertenece.
-Quiero que sea especial.- dice mientras besa mi cabeza.
- Yo se que lo será.- le confieso mientras nos quedamos abrazados y sumidos en un momento donde solo nuestro amor es el protagonista y la lujuria de hace un rato nos brindo este espacio de apapacharnos el uno al otro.
En ese hermoso silencio se puso en pie llevándome con él hacia la segunda planta. Una vez en la cama desprendió mi camisa dejándome desnuda ante él. En sus ojos pude adivinar lo que vendría a continuación, pero fue más de lo que espere. Su ternura al tocarme, al poseerme fue tan especial que pude sentir tan claramente su amor.
***
Hola, espero les gust... no terminare claro que les gusta. Prácticamente están de luna de miel estos dos tortolitos, esperemos que la autora no haga algo que... mejor me callo para no darle ideas.
Bye comenten si quieren mas escenas de esta o si las omito. Diria una de mis seguidoras, esa pregunta me ofende.
CelesteFer✍
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