Capítulo 35 👑
Alayna
Tiré algunas prendas en la maleta mientras Thiago se encargaba torpemente del resto. Le resultaba divertido ayudarme a organizar mi viaje. Era tan adorable. Me había robado sonrisas el resto de la mañana, escuchándome con atención cuando le expliqué que pronto volveríamos a vernos. Uno de mis planes era llevarlo al museo de mariposas en Florencia. Él compartía la misma fascinación que yo y era un honor enseñarle más sobre esas increíbles criaturas.
—No, cielo, déjame ayudarte con eso—Me reí mientras el niño trataba de meter mis pesadas botas en la maleta. Sus ojos grises se entrecerraron y lo cargué en mis brazos. Inmediatamente me rodeó con sus piernas como si fuera un koala y miró el collar de mariposa en mi cuello—. Te compraré uno igual.
—¿Está causando problemas? —preguntó Isadora.
—No, no—respondí—. Está siendo de gran ayuda aquí. Es un caballero.
Tenía un pote de yogurt con cereales en la mano. Su vestido dorado estampado con flores brillaba gracias a la luz que atravesaba las ventanas. Thiago trató de llegar a ella cuando vio lo que sostenía entre sus manos.
—Traidor—dije, entregándole el niño a su madre.
Isadora sonrió mientras Thiago tomaba un poco de yogurt con la pequeña cuchara.
—¿Entonces todo está listo para el viaje?
—Sí, nos vamos en una hora—Doblé mis vestidos y los guardé en la maleta—. Llevaremos a Laika con nosotros.
Luca se preocupaba mucho por ella después del disparo que la mascota había recibido y quería tenerla lo más cerca posible. Los cachorros se quedarían aquí con Thiago e Isadora. Eran los nuevos guardianes de la casa. Laika se tomaría un breve descanso.
—Eso suena adorable—sonrió Isadora—. Espero una invitación para la boda.
El rubor se arrastró por mi rostro y traté de disimularlo. Su divorcio con Luca era un hecho. Nunca pretendí acercarme a esta mujer, ni siquiera consideraba la idea de ser su amiga. En cambio, ahora la veía como una aliada. Alguien con quién podía hablar cuando me sentía sola o simplemente necesitaba una oyente. Era extraño para mí tener amigas mujeres. Eloise había sido la primera después de Talya, pero ya no formaba parte de mi vida y me alegraba que Isadora se tomara la molestia de conocerme.
—Espero lo mismo de ti. ¿Cómo están las cosas con Fabrizio?
Se sentó en la cama con Thiago que comía entusiasmado los cereales crocantes.
—De maravilla. A veces se pone un poco sobreprotector y me abruma, pero estoy agradecida y feliz—Miró sus manos con un suspiro—. También deseo que me dé el anillo pronto.
—Veo que no te importa ir muy rápido.
—Para nada —Se echó a reír, sus mejillas resplandecían al igual que sus ojos—. También pensé en la posibilidad de darle un hermanito pronto a Thiago. En un año o dos.
—Lo que sea que te haga feliz estará bien.
—¿Y tú? —cuestionó—. ¿No deseas lo mismo?
Me mordí el interior de la mejilla.
—Luca y yo queremos adoptar. Yo... no puedo tener hijos propios.
Su sonrisa permaneció intacta. No me dio la típica expresión de lástima y tampoco dijo que lo sentía. Solo me apretó la mano.
—La adopción siempre es una hermosa opción. No solo te estás dando una oportunidad a ti, también a muchos niños que necesitan una familia que los proteja.
—Ese es mi objetivo.
Ella apoyó la cabeza de Thiago en su hombro que había perdido el interés en el yogurt y se estaba durmiendo.
—Thiago estará feliz de conocer a su futuro hermanito.
—Gracias—Le sonreí—. Por confiar en mí y darme el beneficio de la duda.
—Lo mismo digo de ti, Alayna.
Cuando llegó la hora de marcharnos todos esperaban en la sala de estar para despedirnos. Luca sostuvo la correa de Laika que sacudió su corta cola al verme con la lengua afuera y orejitas levantadas. Contemplé al hombre hermoso que me esperaba al final de las escaleras. Sus labios se movieron, atrayendo mi atención en su perfecta boca. Su camisa azul arremangada hasta los codos y su pantalón blanco hacían juego con mi atuendo. La falda de cuero con top azul marino que enseñaba mi ombligo. Era perfecto para el caluroso día.
—Alayna —dijo Luca con una media sonrisa que me sacó de mi aturdido silencio y me tendió la mano. Bajé las escaleras y uní nuestros dedos. Mis tacones de aguja me hicieron nivelar a su altura, sus ojos fueron a mi boca y presionó un beso en mis labios —. Te ves hermosa.
—Esa no es ninguna novedad—sonreí.
—Presumida—Deslizó la mano alrededor de mi cintura y miró a los demás—. Supongo que pueden hacerse una idea exacta de lo que está sucediendo aquí. Esto no es solo un viaje, es el cierre que Alayna y yo necesitamos. He tomado la decisión de cederle mi puesto a Gian. No nací para ser un Don. La mafia no es la vida que quiero.
Emilia lo observó con lágrimas en los ojos.
—Adelante y disfruta la vida que siempre deseaste. Todo lo que importa es que seas feliz.
—Gracias, madre—Luca le sonrió—. Pongo mis manos al fuego por Gian. Sé que lo hará mucho mejor que yo. No permitirá que nuestro apellido decaiga. Nos pondrá en la cima con ayuda de su padre y Luciano. Confío en ellos. Tú y Kiara estarán a salvo aquí.
Luciano besó la frente de Kiara y asintió.
—No tienes nada de qué preocuparte, Luca. Siempre serás bienvenido, siempre seremos leales a ti.
—Lo sé—suspiró Luca—. Me voy tranquilo sabiendo que mi legado está en buenas manos.
👑
El modo descapotable del auto estaba activado cuando extendí los brazos y dejé que el viento azotara mi cabello oscuro. El aire era fresco, los rayos del sol me calentaban la piel. Luca le subió el volumen a la canción mientras nos llevaba al aeropuerto. Laika asomó la cabeza desde el asiento trasero, su lengua afuera. Este momento era la definición perfecta de libertad. Sentía tanta paz.
Sweater Weather de The Neighbourhood sonó más fuerte y cerré los ojos. Los recuerdos de los últimos tres años pasaron por mi mente, todo lo que había ocurrido en esta ciudad. Conocer al amor de mi vida, enfrentar situaciones que no esperaba, abrir mi corazón y finalmente considerarme digna de ser amada.
No me arrepentía de nada, ni siquiera lamentaba mi pasado. Ya no. Cada evento ejecutado me trajo a Luca y unieron nuestros caminos. Teníamos una conexión irrompible. El tipo de amor eterno que perduraría. Incluso en la oscuridad.
Llegamos al aeropuerto con destino a Florencia. Salté sobre la espalda de Luca con una sonrisa mientras sostenía mis piernas y me llevaba al Jet privado. Laika trotaba a nuestro lado. Mi príncipe estaba haciendo un excelente trabajo. Prometió darme el mejor cumpleaños de mi vida y no podía esperar. Era el primero que lo celebrábamos juntos.
Una vez en la comodidad del Jet, nos sirvieron camarones y copas de vinos. Luca concedió el silencio, observándome todo el tiempo con una intensidad al cual estaba familiarizada, aunque hoy lo sentía diferente.
—¿Qué sucede? —pregunté, lanzándole el trozo de pan a Laika. Ella no le dio importancia a las turbulencias cuando ascendimos.
Luca se removió en su asiento, luego levantó su pelvis para meter su mano en su bolsillo trasero. Tomé el vino sin poder evitar que mis ojos se desviaran a su entrepierna. Por supuesto que él lo notó y se echó a reír con una carcajada.
—Cristo, Alayna.
—¿Qué? —Me encogí de hombros—. ¿No puedo mirar?
—Puedes, pero estoy tratando de enseñarte algo importante.
Coloqué la copa en la mesita y le di una sonrisa inocente.
—Lo siento. ¿De qué se trata?
Estiró su brazo hacia mí y me entregó un sobre. Mis cejas se arquearon con curiosidad y duda.
—Ábrelo.
Lo hice con mucho cuidado de no romper el frágil papel blanco. Mis dedos hicieron contacto con algo duro y vi la fotografía de una pequeña niña con sonrisa angelical. Jadeé. Su cabello era castaño oscuro, sus ojos eran azules. Podría ser perfectamente una mezcla mía y de Luca.
—Ella es Felizia, la niña que dejé sin hogar—explicó Luca con un susurro ronco—. Le hice donaciones a sus abuelos para que pudieran criarla, pero no están capacitadas. El hombre está enfermo y ella es demasiado vieja. No pueden con este tipo de responsabilidades.
La emoción trajo un nudo en mi garganta.
—Nosotros sí.
Me tomó un minuto absorber lo que trataba de decirme. Ya habíamos hablado del tema, pero no asimilaba que sería tan pronto. Yo como madre de una niña...
—¿Te sientes bien con eso?
—Sí, sí—contesté sonriendo sin dejar de mirar la fotografía—. Ella es adorable.
—Tendrá un nuevo comienzo con nosotros y eso significa dejar atrás su antigua vida. Su nombre ya no será Felizia.
Su adopción se debía a una circunstancia muy dura. Luca había matado a su padre. No era el comienzo más sano, pero ella sería protegida y amada. Todo lo malo de su pasado quedaría atrás.
—¿Has pensado en un nuevo nombre? —inquirí.
—Lia Alyona Vitale. ¿Te gusta?
¿Era posible amar más a este hombre? Cada acción de su parte era perfecta y me hacía tan feliz.
—Mi madre se llamaba Alyona—dije.
Sonrió.
—Por esa misma razón lo escogí.
Volví a contemplar la fotografía de la niña. Traía puesto un vestidito rosa con tutú y mis labios se curvaron.
—Es perfecta.
👑
Bella nos recibió con los brazos abiertos. Su alegría era extrema y contagiosa. Su sonrisa tan grande mientras le hablaba con cariño a Laika. La Doberman quedó encantada con mi cuñada, no me sorprendía. Bella tenía esa aura cálida y pura que atraía a cualquier ser vivo. Era deslumbrante. Absolutamente impresionante. Cabello castaño rizado a la perfección. Labios color rojo escarlata y un vestido a juego.
—¡Te ves tan hermosa! —exclamó Bella abrazándome—. Estar enamorada te sienta muy bien.
Me aparté y forcé una sonrisa.
—Hola, Bella.
Luchó para no sonrojarse y miró a Luca. Laika continuó sacudiendo su colita.
—Luca, es un gusto tenerte aquí nuevamente. Pedí cómo deseo de navidad que tú y Alayna regresaran. Me pone tan feliz que se haya cumplido.
Puse los ojos en blanco.
—Qué cursi.
Caleb hizo acto de presencia. La camisa negra se ceñía a su musculoso pecho y mechones de cabello oscuro sueltos caían sobre su frente. La sonrisa en sus labios era una muy poco habitual en él.
—Hola, Alayna —Le tendió la mano a Luca que aceptó—. Vitale.
—Novak.
Me alejé de Luca para ser compensada por un abrazo afectuoso de mi hermano mayor. Cuando era una niña solía sentirme muy segura en estos brazos. Era increíble que nada de eso hubiera cambio.
—Me alegra que estés aquí para celebrar nuestro cumpleaños —Me guiñó un ojo—. Además Bella ha estado muy misteriosa.
El rubor de Bella se extendió por su bonita cara. Si pensaba que antes era hermosa ahora mucho más. Había algo diferente en ella que no podía explicar.
—A ver con qué sorpresa nos viene tu esposa—sonreí—. ¿Dónde está Melanie?
—Ocupada con su novio, pero prometió estar presente en la cena. Ella también sabe la noticia y no quiso decírmelo —murmuró Caleb—. Me siento traicionado.
Lo golpeé juguetonamente en el hombro y avanzamos a la sala de estar. Bella se perdió en la cocina un minuto y regresó con una bandeja de aperitivos. Le dio su propio plato con pote de agua a Laika.
—Hoy terminaremos con ese misterio —dije—. ¿No es así, Bella?
Ella asintió mientras masticaba un trozo de pastelito. Luca me rodeó con sus brazos para atraerme más cerca de él. Le encantaba hacer eso.
—Esto ni siquiera es un secreto, es una sorpresa—Se quejó ella—. Caleb es tan dramático.
Luca se rió entre dientes a mi lado.
—Conozco a alguien que es igual de impaciente.
Lo golpeé con mi codo en el estómago.
—Oh, cállate.
Caleb le quitó el corcho a la botella de champagne y llenó cuatro copas. Bella se puso pálida cuando le ofreció una y sacudió la cabeza. Una emoción me recorrió porque pude deducir exactamente cuál era esa sorpresa. La felicidad que sentía por ellos era enorme.
—Vi las noticias sobre el gobernador—comentó Caleb—. Una piedra menos en el camino.
Luca suspiró, bebiendo un sorbo de la bebida. Mi atención se dirigió hacia Laika que masticaba una buena cantidad de comida para perros. Bella era tan atenta. Tuvo todo listo desde que recibió mi llamada y le advertí que traeríamos a la doberman con nosotros.
—Su muerte es un alivio, pero no sabemos qué le espera a Palermo—comenté—. Alguien nuevo asumirá el cargo. Adriano Ferraro. ¿Te suena?
Caleb negó.
—Supongo que es otro títere para mantener las apariencias.
—Me preocupa, pero ya he terminado con todo—dijo Luca—. Decidí retirarme.
Las cejas oscuras de mi hermano se elevaron.
—Muchas buenas noticias hoy, ¿no? Podrás vivir con Alayna en una cabaña como ermitaño.
Luca hizo una mueca de disgusto.
—Planeamos vivir en Florencia. Odio el invierno.
—Hey —protesté—. Y yo odio el verano, pero haré un esfuerzo por ti. Visitaremos mi casa en San Petersburgo y no quiero excusas.
—Nunca te diría que no, mariposa.
—¿Todavía no hay planes de boda? —Bella se involucró en la conversación—. Me enteré que te estás divorciando, Luca.
—Puse todo mi empeño para que esos papeles estén listos pronto—Luca enredó un mechón de mi cabello entre sus dedos—. La dama de aquí juró que no volvería a tocarla si no me divorciaba. No hay peor pesadilla que eso.
—Estoy siendo generosa —intervine—. Otra en mi posición te mandaría al demonio.
—Tú no eres como todas—Su sonrisa petulante me irritó—. Me amas demasiado.
—No pongas a prueba mis límites, Vitale.
La charla fue agradable y divertida. Luego Bella me dio un recorrido por su nueva mansión. Habían decidido mudarse a una más privada desde que Melanie vivía con Neal. La decoración era exquisita sin llegar a lo extravagante. Algunas reliquias que solo se encontraban en museos y muchos cuadros. Supuse que eran regalos de Melanie.
—¿Cómo va tu vida de estrella popular? No he podido ver tus nuevos proyectos—comenté.
Bella se tocó la gargantilla.
—Decidí cancelar y poner en pausa la mayoría de ellas —respondió—. No quiero arriesgarme los siguientes meses.
Se tocó el estómago por instinto. Nuestras miradas se cruzaron y vi toda la felicidad que había deseado para ella y mi hermano brillando en sus ojos azules. Cuando tuve esa llamada con Caleb hacía meses él me había asegurado que esta vez sí podía funcionar.
—Estás embarazada.
Bella se apresuró a cubrirme la boca.
—Todavía parece irreal. Cuando empecé a tener los síntomas no podía creerlo.
La abracé sin preámbulos. Ella se relajó en mi contra, soltando un suspiro. ¿Cómo no podía estar feliz por la noticia? Había visto el sufrimiento de Caleb cuando muchos médicos mataron sus esperanzas de ser padre. Incluso llegó a creer que no era posible, pero aún así no se rindió y lo siguió intentando.
—Te juro que estoy muy feliz, Bella.
—Tengo dos meses de embarazo.
La miré fijamente. Su figura todavía era perfecta, aunque el vestido holgado ocultaba muy bien la protuberancia.
—Él se volverá loco cuando se entere de la noticia.
Su sonrisa era leve, suave.
—Lo amo tanto.
Al llegar la noche la mesa estaba servida con mucha variedad de comida. Camarones, caviar, langosta y sopa cremosa. Postres deliciosos que desprendían un aroma dulce que hizo gruñir a mi estómago. Miré con atención a Bella que escogió las pastas con salsa. Acepté el vaso de vino mientras examinaba a cada uno. Neal y Melanie se unieron a nosotros un poco tarde.
A sus veintiún años Melanie lucía como un ser divino. Sus rizos rubios estaban desordenados de la manera más hermosa, enmarcando su rostro. Se veía pequeña al lado de Neal que era absurdamente alto y atractivo. Era satisfactorio ver que el tiempo ponía a cada persona en su lugar. Todos aquellos que nos hicieron daño estaban muertos y nosotros disfrutábamos la vida.
—¡Alayna! —Melanie se acercó dónde estaba sentada y me besó ambas mejillas—. Te eché de menos.
Le di una pequeña sonrisa.
—Lo dudo con ese novio tuyo—bromeé y miré a Neal—. Profesor.
Besó el dorso de mi mano.
—Alayna es un placer volver a verte—Le tendió la mano a Luca—. Vitale.
Luca respondió con un asentimiento mientras la pareja recién llegada se acomodaba en la mesa. Faltaba dos horas para que fuera medianoche. Me encantaba la idea de estar presente en un momento tan importante. Quería ver los ojos de Caleb cuando su mujer le diera la noticia. El mejor regalo de cumpleaños que tuvo alguna vez.
—¿Entonces 31 años? —inquirió Neal llenando su plato—. El tiempo avanza muy rápido. Yo cumpliré veintiocho en diciembre y mi madre se ha puesto intensa al respecto.
Melanie se ruborizó.
—La señora Lena insiste en que nos casemos pronto y le demos un nieto.
Caleb se atragantó con su comida y frunció el ceño. Era divertido verlo en su papel de padre sobreprotector.
—Aún eres muy joven para dar ese paso, Melanie.
Bella resopló.
—Tú querías ser padre a los veinticuatro.
—Es diferente—dijo Caleb.
—Caleb Novak, si vuelves a soltar un comentario machista...
—No es machista, ¿de acuerdo? Quiero que ella experimente un poco más —explicó Caleb avergonzado —. Quiero que disfrute su carrera y viaje por el mundo como lo hicimos nosotros antes de sentar cabeza.
Neal ladeó una ceja.
—Melanie y yo hemos sentado cabeza. Voy muy en serio con ella.
—Cuidado, hermanito—intervine con una sonrisa burlona—. No seas egoísta y deja que la niña viva su vida como quiera. Tiene veintiún años. No seas ridículo.
Luca besó mi hombro desnudo antes de regresar a su plato.
—Gracias—Melanie me guiñó un ojo—. A veces mi padre olvida que soy una adulta.
—¿A veces? Todos los malditos días.
Caleb me dio una mirada letal.
—¿De qué lado estás, Alayna?
—Soy partidaria de la libertad. Cada uno es libre de elegir como vivir.
A Caleb no le quedó más opciones que cerrar la boca. Apretó el tenedor entre sus dedos como su mandíbula. Bella lo calmó con suaves besos en la mejilla que él correspondió.
—Creo que nunca podría aburrirme con esta familia—murmuró Luca.
Sonreí.
—Los Novak podemos ser muchas cosas, pero aburridos jamás.
Antes de que el reloj marcara medianoche, Melanie corrió a la cocina y trajo un enorme pastel de chocolate. La decoración era preciosa con trozos de fresa y crema. Me pidieron que me posicionara al lado de Caleb mientras Bella encendía las velas. Un vago recuerdo vino a mi mente de Eloise celebrando mi cumpleaños número veintinueve con un muffin y una vela. ¿Se acordaría de mí hoy?
Las agujas del reloj se movieron y empezó el canto. Caleb y yo nos reímos como dos idiotas torpes. Esto era ridículo. Culpaba a la cursi de Bella por hacernos pasar una situación tan embarazosa. Las felicitaciones y los buenos deseos vinieron con sinceridad. Mi parte favorita fue cuando Luca me besó como si quisiera sellar nuestras almas.
—Tu regalo lo tengo reservado para más tarde—dijo contra sus labios.
—¿Sí? —Jugué con su corbata y lo atraje a mi boca de nuevo.
Me abrazó con fuerza y me besó profundamente. Nos separamos cuando Bella solicitó la atención de cada presente. Compartimos una mirada que hizo arquear una ceja de Caleb. Si supieras, hermanito...
—Fue muy difícil reservarme la sorpresa para este día—Se rió nerviosa—. Me tomó semanas asumir que era real. Lo veía tan lejano y ahora ha llegado el momento de compartirlo con las personas más importantes de mi vida. Gracias por estar aquí—Miró a Caleb y él le apretó la mano—. Desde que era una niña siempre deseé formar mi propia familia y no saben lo afortunada que me siento por tener a este hombre. Sin él estaría muerta. El día que me convirtió en su esposa me sentí la mujer más afortunada del mundo. Se encargó de que cada minuto sea un sueño. A veces pienso que estoy viviendo un cuento de hadas a su lado.
Caleb sonrió.
—Bella...
—Nuestra relación atravesó las adversidades más duras, incluso cuando escapamos del infierno—Miró fijamente a su marido con una sonrisa—. Quiero que sepas que caminaría a tu lado sin importar las circunstancias. Eres mi esposo, el amor de mi vida, mi mejor amigo. No puedo esperar para vivir miles de aventuras más a tu lado. Estoy segura de que nuestro bebé se sentirá orgulloso de saber que tiene un padre maravilloso.
—¿Qué? —Caleb la miró conmocionado, sus ojos azules llenos de lágrimas—. ¿Estás...? —No terminó la frase. Sus manos temblaban y se puso de rodillas cuando Bella tocó su estómago.
—Estoy embarazada —sollozó Bella.
Caleb abrazó las piernas de Bella y ella le acarició el cabello sin dejar de llorar. Traté de equilibrar mis emociones, mi corazón latía frágilmente dentro de mi pecho. La imagen me generaba nostalgia porque sabía mejor que nadie todo lo que había sufrido mi hermano. Fue sometido durante años por una organización que quiso controlar su vida. Sobrevivió a torturas e incluso luchó contra sí mismo para proteger a la mujer que amaba.
—Brindo por nuestra familia—Levanté mi copa y todos siguieron mi ejemplo.
—¡Salud!
Miré a mi hermano besar a su esposa y agradecerle una y otra vez por el hermoso regalo. El destino era increíble, inesperado e impredecible. Durante años estuve atrapada en un enorme agujero negro que creía imposible de salir. Y ahora, después de haber derramado suficientes lágrimas, el destino finalmente fue generoso. Tenía una familia y era feliz. La oscuridad todavía formaba parte de mi vida, pero era hermosa y lo disfrutaba a mi manera.
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