26

Yoongi vio como el chico se levantaba y lo miraba, el rubio también lo hizo y Jimin suspiro para caminar dentro de la casa, el pálido lo siguió. Jimin se giró y observó al rey, el cual parecía insistente en estar siguiéndolo.

—¿Qué es lo que realmente quiere de mí? —pregunto serio. —¿Quiere sexo?

—Yo. —guardó silencio.

—Yo no soy un cualquiera rey Min. —dijo Jimin. —ya tuve una experiencia con alguien y créame que fue doloroso saber que fui su juguete.

—Los donceles siempre serán objetos para muchos. —dijo el pálido.

—¿Usted así los ve a los donceles? —preguntó Jimin. —¿Los ve como objetos desechables?

—Jamás en mi vida me he topado con uno. —respondió. —y no lo haré nunca, ya estoy casado.

—Ya veo. —dijo Jimin. —si está casado ¿Dónde está su esposa?

—En el palacio cuidando de su embarazo. —hablo Yoongi.

Jimin sonrió y se giró para irse a su habitación y cerrar la puerta mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas, él llevó su mano a su vientre mientras la ira y el enojo lo invadía. El rey le iba a pagar todas las lágrimas que estaba derramando por su culpa.

Al amanecer Jimin no salió de la habitación, por la ventana vio como el rey se iba junto con sus hombres, al salir vio una bolsa con dinero, él la tomó y la puso en una jarra para guardarla. Ya habían pasado tres días desde que el doncel vio al rubio rey, él ya sentía tranquilo de no tener que lidiar con el pálido. Jimin estaba en el jardín hasta que sintió una espada en su cuello, no se movió para nada, se giró lentamente hasta ver al hombre.

—Pero qué lindo chico. —sonrió el hombre. —escuche rumores que eres un doncel.

—Debería saber que está equivocado. —habló sin miedo el pelinegro. —los donceles sirven en el reino Kim. —alejo la espada.  —yo no lo soy.

—Si no lo eres, muestra tu vientre. —le dijo el hombre.

—¿Por qué debería de hacerlo? —levantó una ceja el doncel. —yo no le hago caso a gente sucia y mugrienta como lo es usted.

Cuando el hombre estaba dispuesto a matar al doncel, una flecha lo atravesó, Jimin sintió que alguien lo tomó de la cintura y lo atrajo hacia él. Jimin se alejó al ver que era Yoongi el que lo había salvado y más cuando una mano de este le estaba tocando su vientre.

—Si eres un doncel, deberías servir al reino Kim. —dijo el rey. —o al menos tener un esposo que te cuide.

—Yo jamás le serviré a nadie, rey Min. —habló Jimin. —y prefiero tener de esposo a un cerdo que a un hombre que solo me mintió y me utilizó por un rato.

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