21

El doncel caminaba por todo el bosque para llegar al pueblo, a medio camino, él sintió una presencia y se detuvo, frente a él estaban tres hombres con máscaras negras, los cuales le apuntaban con las espadas. El doncel no se movió esperando el ataque de los enmascarados, los cuales se acercaron a gran velocidad donde el pelinegro, pero este los esquivo quitándole la espada a uno, el cual fue degollado por la ira del doncel. Al dejar uno con vida le apuntó con la espada mientras le iba quitando la máscara para ver al hombre.

—¿Buscando problemas? —preguntó el doncel. —te dejaré con vida, pero quiero que le envíes un mensaje a mi padre.

El hombre se quejó ante la presión de la espada en su cuello, el doncel lo miraba con odio, estaba fuera de sí, odiaba que el rey le viera la cara y eso le iba a costar con sangre.

—Quiero que le digas que tenía razón en todo. —hablo. —pero eso no significa que volveré a la mansión de los Park.

Cuando alejó la espada el hombre se fue corriendo, el doncel tiró la espada y siguió con su camino. Al llegar al pueblo sonrió mientras entraba a su hogar, encontrándose con un pelinegro el cual se comía una manzana.

—¿A qué debo su visita príncipe Hoseok? —preguntó el doncel.

—Vine a ver si no te has suicidado por amor. —contestó con una sonrisa. —es de los mejores espectáculos que hay.

—Me imagino que su plan no salió como esperaba. —dijo el doncel. —aunque lo desee jamás llegará al trono, después de todo es hijo de una concubina de clase baja.

—Para ser un simple maestro sabes mucho. —se levantó y Jimin se acercó.

—No le tengo miedo, príncipe Jung. —hablo Jimin. —en cuanto a su sobrino, espero no verlo nunca más en mi vida.

—Te lo dije. —le acarició los labios. —él sólo te utilizó.

—¿Supongo que su visita es por algo? —levantó una ceja. —¿O me equivoco?

—Ayúdame a llegar al trono y te lo recompensaré. —le dijo.

Jimin lo observó y no dijo nada el pelinegro más alto solo se rio mientras se dirigía a la puerta para verlo una última vez.

—Piénsalo muy bien Park Jimin. —dijo para abandonar el lugar.

Al caer la noche el pelinegro ya tenía listo unas cosas que utilizaría para marcharse del lugar, miro el cadáver de uno de los hombres que había asesinado y salió por la parte trasera de la casa, dejó caer la vela para que el sitio comenzará a incendiarse.

—Veamos que haces al saber sobre mi muerte rey Min. —habló el doncel para irse de ahí sin ser visto.

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