capitulo 15: una gran responsabilidad.
Bunga trepa por el peñasco y llega hasta Kion quien observaba con miedo y asombro lo que había sucedido.
–¡WOW! No sabía que podías hace eso Kion.– dijo Bunga con emoción en sus palabras.
–yo tampoco sabía que podía.– respondió su mejor amigo sin apartar la vista a las hienas quienes seguían inmóviles.
–¡Fue imbungacreible! Esos descerebrados no se lo esperaban.– carcajeo el tejón.
–si..., vamos, volvamos a la Roca, tal vez mi padre pueda explicar lo que pasó.– contestó Kion, quien ya daba media vuelta para regresar.
–Oh, bien.–
...
En la Roca del Rey, Rafiki, Simba y Nala se encontraban hablando de algunas cuestiones reales hasta que un estruendo se escuchó por todo el cielo, llamando su atencion.
–¿Qué fue eso?– cuestiono la reina al escuchar lo que parecía ser un enorme león rugiendo.
–eso, mi querida Nala, fue el rugido de los ancestros.– respondió el sabio mandril.
–entonces quieres decir que él...– el rey fue interrumpió por su amigo.
–así es, Kion está listo.–
–es solo un cachorro, no puede estar listo.– reclamo Simba.
–lamento decirte amigo, pero nosotros no decidimos eso, solo los leones del pasado lo hacen. Además, la mayoría de guardianes comenzaron en su niñez.– explicó Rafiki.
–pero...– Simba iba hablar nuevamente, sin embargo sintió la pata delantera de Nala apoyarse en su hombro. El macho giro su vista para encontrarse con los bellos ojos de su esposa que lo miraban con compasión, inmediatamente entendió lo que ella quería decirle y suspiro.
Ninguno de los dos quisiera que su hijo menor se expusiera a los peligros de un guardián, después de la muerte de su hijo mayor no querían que ninguno de sus dos hijos tuvieran algún destino similar.–está bien, le diremos.–
–decirle que a quien.– se escuchó una voz familiar a sus espaldas haciendo así que los tres adultos se voltearan.
Kion y Bunga habían llegado hasta la Roca del Rey con la intención de preguntarle a Simba sobre lo que había sucedido anteriormente, sin embargo los dos amigos no se esperaban que los reyes y el amigo de la familia Rafiki, se encontraban reunidos allí.
El pequeño cachorro observaba curioso a sus padres, esperando una respuesta a su pregunta, pero el mandril se les adelanto.
–¡Hey, escuchamos tu rugido!– dijo alegremente y con mucho entusiasmo.
El de mechón rojizo se sobresalto al escuchar las palabras del mandril, no es que daba por hecho el que nadie haya escuchado su rugido puesto que este fue muy fuerte, pero internamente deseaba que nadie más lo hubiese escuchado.
–eh, pues.... hoy sonó algo... diferente a lo normal.– contestó el con cierto nerviosismo.
Simba soltó un suspiro, debía de aclarar las dudas de su cachorro. –hijo, tenemos hablar.– pronunció con cierta pesadez, sintiendo como Nala los abandonaba, volviendo a la cueva.
–¿Por qué? ¿Qué sucede?– preguntó Kion con intriga y temor, la forma en que su padre mencionó tales palabras le preocuparon.
–sígueme.– dijo sin muchos rodeos comenzando a descender por la roca siendo seguido por Rafiki a su lado. Bunga y Kion se miraron extrañados, pero siguieron a ambos adultos. Ya abajo, Rafiki les mostró un lugar secreto que ninguno de los dos conocía, se trataba de una cueva oculta en la parte baja de la misma roca del rey, cubierta por enredaderas espesas que no dejaban verla a simple vista.
El mandril comenzó a aportar las plantas con su vara para que todos pudieran entrar.
– este lugar es ¡imbungacreible!– menciono el tejón mielero con entusiasmo. – lástima que este tan sucio.– concluyó, pateando el polvo del suelo.
Rafiki medito en las últimas palabras de Bunga por un momento.– tienes razón.– acto seguido fue hasta una abertura en la piedra que aparentaba una ventana, cubierta por enredaderas, las apartó para dejar pasar el viento que corrió el polvo del lugar.
–mucho mejor.– concluyó Bunga que se sacudía ahora el polvo que se le había pegado.
Kion negó ante lo dicho por su amigo y se dirigió hasta su padre.– papá ¿que es este lugar? ¿Y por qué no sabia nada de él?–
–Kion, esta es la Cueva de la Guardia del León.–
–¿La Guardia del León?– preguntó Kion con incertidumbre.
Rafiki se acercó a ellos.– así es, la guardia del león es un grupo de héroes que defienden y protegen el siclo de la vida. Esto lo hereda el segundo hijo macho de los reyes, el rugido que escuchamos es el don que tienes, los reyes del pasado rugen junto contigo cuando lo haces. Este te ayudará a proteger el reino y sus habitantes de todo lo que valla contra este perfecto equilibrio.– explicó el mandril mientras le mostraba algunas pinturas que sus antepasados habían hecho en los muros de la cueva.
–así es, además, este grupo está integrado por el más feroz, el más fuerte, el más valiente, el más rápido y el de vista más aguda.– concluyó Simba.
–genial...– pronunciaron ambos amigos a la vez.
–pero Kion, debes entender que es una gran responsabilidad y no sólo debes cuidar del reino, también debes cuidar tu grupo y de ti mismo. Tienes que tomar seriamente este don.– Simba quería hacerle entender a Kion que debía de ser muy cuidadoso y responsable con el don del rugido.
–entiendo papá, no voy a defraudarte.– contestó el cachorro muy seguro de sí.
Luego de despedirse de los adultos ambos amigos salieron del lugar muy emocionados por todo lo que habían descubierto esa tarde.
–¿y que harás ahora, Kion?– preguntó su mejor amigo.
–conformaré la nueva guardia del león y buscaré al más fuerte, veloz, valiente y de vista más aguda de este reino, aquellos que esten dispuestos a proteger y cuidar el siclo de la vida.– contestó el cachorro, mientras ensanchaba su pecho de orgullo mientras pronunciaba su corto discurso.
Bunga, inspirado por las palabras de su amigo, levantó su pata delantera con entusiasmo, como si quisiera tomar la palabra.–¡oh, oh! ¡Elígeme a mi Kion, yo soy muy valiente! No conozco a alguien más valiente que yo.– decía él emocionado.
Kion río. – pero claro que te elegiré, Bunga. No vi a nadie enfrentarse a esas hienas como tu. Así que, Bunga, yo te elijo a ti para formar la nueva guardia del león por ser el mas valiente de este reino–
–¡Imbungacreible!– pronunció en un salto de alegría.
–bien, vamos por el resto de animales para nuestra guardia!–
Ambos salieron corriendo en busca del resto de animales que conformarían la nueva Guardia del León. A la primera que Kion eligió por ser la más veloz del reino fue su amiga Fuli, luego convocó a Besthe, un hipopótamo hijo del líder de los hipopótamos, por ser el mas fuerte que él conocía. Por último llamó a Ono, una garza blanca el cual contaba con una excelente vista.
Ya todos reunidos en el punto de encuentro procedió a explicarles a los elegidos porque los había citado, una vez terminó les pregunto si querían ser parte de su guardia y ellos aceptaron con gusto.
Mientras esto sucedía el rey Simba había salido en busca de su hijo, pues había sido avisado por Zazu. Al llegar donde el menor se encontraba, se encontró con Kion y sus amigos reunidos.
–Kion, ¿qué estás haciendo?– preguntó su padre con cierta severidad, pero manteniendo la calma.
–padre, te presento a la nueva Guardia del León.– contestó el menor con felicidad.
–Kion, la Guardia del León está conformada por leonés, no es un juego que juegas con tus amigos.– regaño su padre.
–pero, papá...–
–sin peros jovensito, fui muy claro cuando te dije que tomaras en serio esta responsabilidad.– terminó Simba y volvió por donde vino, le pesaba mucho ver que su hijo no se responsabilice adecuadamente con tal misión.
Kion quedo en silencio por unos segundos, ignorando las miradas de sus amigos detrás de él. Salió corriendo del lugar con enfado y tristeza, no podía creer que su padre no confiaba en él y su potencial, le dolía mucho internamente.
Bunga quiso seguirle para poder consolarlo mas fue detenido por sus amigos, quienes le hicieron entender que lo dejara para que se desahogue por su cuenta y él acepto.
Kion había llegado al manantial y se sentó allí para pensar, aún estaba triste por lo que su padre le había dicho, consideraba que había sido muy duro con él y con sus amigos, aún así podía entenderlo, después de todo lo único que su padre quería era que cumpliera adecuadamente con sus responsabilidades como líder de la nueva guardia. El pequeño cachorro tenía un lío de pensamientos y emociones en su interior y mientras intentaba ordenarlos para poder solucionar la situación de la mejor manera, sintió la presencia de alguien más junto a él.
Kion volteo levemente la mirada para encontrarse con Kiara que lo observaba con preocupación. La joven princesa había visto a su hermano salir corriendo y noto la tristeza que llevaba, preocupada por él decido seguirlo y lo encontró en el manantial.
–Kion, ¿te encuentras bien?– preguntó ella ya cerca de su hermano.
–si, no te preocupes Kiara.– contestó Kion con pocos ánimos.
–¿seguro? Sabes que puedes confiar en mí. – insistió ella.
–seguro, solo fue un mal rato con papá, nada grave.–
Kiara creyó comprender, no quiso seguir molestando a Kion pues no aparentaba tener ganas de hablar.–esta bien, tu sabes que es muy sobreprotector, no se que sucedió con ustedes, pero deberías de entenderlo y hacerle ver que no tiene de que preocuparse.–
Esto hizo reflexionar un poco al cachorro, sin embargo aún no sabia como podría convencer a Simba de que todo saldría bien.
–espero que mi consejo te haya ayudado hermanito.– concluyó la mayor levantándose del sitio para retirarse.
Mientras caminaba por los pastizales de las gacelas para poder llegar a su hogar visualizo a un grupo de hienas a lo lejos que intentaban acercarse hasta los animales. Ella se asusta y se esconde entre unos arbustos para que ellas no la vean y pueda pensar en algún plan para poder escapar, pues si las hienas la veían la acorralarían.
El grupo de amigos de Kion pasaba cerca de allí y Ono pudo visualizar a las hienas que se acercaban a las gacelas y también a Kiara escondida entre los arbusto. Les aviso a sus demás compañeros para advertirles del peligro y Fuli ordenó en ir y avisarle a Kion lo que sucedía. Al llegar a donde el cachorro de león se encontraban le explicaron rápidamente lo que estaba pasando, este se sorprende y sin perder tiempo llegan al lugar donde Ono había visto a las hienas, ahora todos podían verlas claramente.
Kion se voltea y empieza a planear un plan para detener el ataque de los carroñeros, pero Besthe lo interrumpe.
–pero tu papá dijo que...–
–y que si no son leones, se que podemos detener a esas hienas.– aseguro Kion, y todos estuvieron de acuerdo con él y así todos recibieron la marca del león. Terminando la discusión se pusieron patas a la obra para poder salvar a las gacelas.
– ¡Hasta el fin de Las Praderas...!– grito Kion.
–¡Guardia del León defensa!– respondieron sus amigos.
Al terminar, pudieron salvar a las gacelas, expulsar a las hienas del reino y rescatar a Kiara. Simba, al ver todo esto comprendió que estaba equivocado, que no tendría que preocuparse tanto por su hijo pues él sería un buen león guardián.
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