Capítulo Final: La promesa de reencuentro
Una vez que la nieve se hubo derretido, Simba, Bambi, los cachorros y los cervatillos regresaron al corazón del bosque, acompañados por Nala y Faline, quienes se sorprendieron de aquel magnífico lugar y de la presencia del sabio del bosque, Arbor.
"Ah!" exclamó el ser al verlos a todos reunidos, "He percibido que han resultado victoriosos, amigos míos. A pesar del frío que las raíces que los árboles sintieron, fue mucho mejor que el destino de ser cortados y convertidos en leña"
"Siento por el frío" se disculpó Dan.
"No hay nada que perdonar, sino agradecer por todo lo que han hecho. Y muy listo por parte de todos usar la magia de mis hojas de esa forma. Sin embargo, a pesar de que habéis demostrado lo bien que trabajan juntos, me temo que es hora de que toméis caminos separados, ¿no es verdad?"
Esto último se dirigía a Simba quien levemente asintió.
"Es cierto" dijo, girando la vista hacia Dan y Shany, "Es hora de regresar a las Tierras del Reino"
Dan encogió las orejas cuando escuchó aquello: sabía que tarde o temprano iban a decir eso. Shany se mostró un poco preocupada: ¿qué excusa le daría a su madre? Por otro lado, Geno y Gurri se lamentaron al oír eso.
"¿Tienen que irse tan pronto?" preguntó Gurri.
"Al igual que nuestro bosque, ellos tienen un hogar donde están su familia, Gurri" explicó Faline.
"Los llevaremos al límite del bosque" propuso Bambi, para animar un poco a sus hijos, "A partir de allí, seguro que podrán regresar a casa, ¿no es así?"
"Descuida, conocemos el camino a partir de allí" agradeció Simba, "Y muchas gracias por acompañarnos"
Una vez dicho aquello, los leones se despidieron de Arbor y, una vez salieron del corazón del bosque, los otros habitantes del bosque también les recibieron con mucha alegría y a la vez decepcionados por la partida de sus aliados y amigos. Sin embargo, a pesar de las muchas súplicas de quedarse, lograron convencerlos de que debían marcharse.
"¡Cuídense mucho!" les despidió Rosa cuando se iban.
"¡Siempre los recordaremos!" le siguió Campana.
"¡Adiós, Rosa!" se despidió Dan.
"¡Adiós, Campana!" se despidió Shany.
El grupo avanzó hacia la salida del bosque, hasta el punto en el que la niebla fría procedente de las montañas empezaba a rodear los árboles, creando unos cuantos musgos y hongos alrededor. En unos pocos metros, estaba el inicio de las montañas Theluji.
"Bueno, hasta aquí podemos llegar" anunció Bambi, deteniendo al grupo.
"Realmente les agradecemos mucho haber cuidado a nuestros hijos" les dijo Faline a Simba y Nala, "Y le deseamos mucha suerte en su viaje de regreso"
"Descuiden, tenemos un par de amigos en el camino y luego regresaremos a casa" comentó Nala, "Si por accidente llegan a las Tierras del Reino, pueden visitarnos en la Roca del Clan, siempre serán bienvenidos. ¿Verdad, Simba?"
"Por su puesto" finalizó Simba, aproximándose a Bambi con pata extendida, como si fuera dar la mano, "Si ustedes necesitan otra vez ayuda, no duden en pedírnosla. Este es nuestro lazo de alianza y amistad con el Gran Bosque"
"Muchas gracias por todo, Simba" contestó Bambi, respondiendo de la misma forma. Era extraño ver la suave pata del león y la delgada pezuña del ciervo unidos en algo parecido a un apretón de manos (solo por el simple hecho de ser animales), "Y, si alguna vez vuestro hogar es el que tiene problemas, no olviden que estaremos siempre aquí para ayudarlos si lo necesitan"
Mientras tanto, Dan y Shany se despidieron de Geno y Gurri.
"Les extrañaremos mucho" les dijo Gurri.
Luego, todos notaron algo: las hojas mágicas que les había dado Arbor se caían como hojas de otoño normales. Al parecer, habían cumplido con su propósito.
"Bueno, supongo que este será un adiós" les dijo Geno, "Hasta las hojas saben que nos separamos, y por eso se caen"
Dan negó con la cabeza.
"Esas hojas solo reflejaban nuestras estrellas" les recordó, "Mientras veamos esas estrellas en el cielo, siempre estaremos unidos"
"Ja... es cierto" se corrigió Geno.
"Sí, y tampoco nos olvidaremos" agregó Gurri.
"Ninguno de nosotros lo hará" mencionó Shany, "Puede que la distancia nos impida vernos seguido, pero jamás nos olvidaremos"
"Sí" finalizó Dan, "Nuestro lazo de amistad es tan fuerte que no importa la distancia, nuestros corazones laten como uno"
Finalizando las despedidas, el grupo de leones se separó con un último "Hasta pronto" y prosiguió su camino hacia las montañas Theluji y, después, a las Tierras del Reino.
(Varios años después...)
Era un día de primavera en las praderas y, en dirección hacia las montañas Theluji un león adulto llevaba un par de cachorros de león y un perro de pelaje blanco a un pequeño paseo, pue iba a reencontrarse con un viejo amigo y quería que lo conocieran. Ya habían llegado a la zona nevada y los pequeños (no acostumbrados al frío de la nieve) saltaban un poco por el frío.
"Vamos papá" suplicó Amira, "¿Por qué vamos a las montañas Theluji? ¿vamos a ver al rey gorila?"
"No, pero sí vamos a ver a otro viejo amigo que conozco" le explicó su padre, "Él vive en el bosque y quedamos en encontrarnos el quinto día de la primavera"
"¿Ha estado usted alguna vez en el bosque?" preguntó Sam.
"Sí, hace mucho. Es una larga historia que les contaré más tarde"
"¿Fue cuando eras cachorro, papá?" preguntó Simba.
"Sí, en ese entonces hubo un pequeño encuentro con él y su hermana, que nos llevó a un gran viaje al corazón del bosque. Hoy, mi amigo también es padre y tiene dos hijos. Creo que les agradaran cuando los vean"
No hubieron caminado mucho cuando, a su encuentro, vieron a un ciervo adulto, imponente y de largas astas y, detrás de este, dos cervatillos jóvenes. Ni bien se habían visto, el león exclamó para saludar:
"¡Geno!" le dijo, "¡Hola amigo!"
"¡Dan!" le saludó su amigo, acercándose con sus hijos, "Wow, estás tan diferente que no sabía que eras tú. Tu melena se ve imponente para ser león"
"Pues esas astas tuyas demuestran lo mismo"
"Gracias por el cumplido, pero..." se fijó en su cara, "Vaya, ¿qué te pasó en el ojo?"
"¿Hablas de la cicatriz? Bueno, cualquier cosa es poco cuando se trata de salvar a la familia. De todas formas, uno termina olvidándose de que está allí. En fin, te presento a mis hijos: Simba y Amira; y uno de sus mejores amigos, Sam"
Geno sintió un poco de miedo al ver a Sam pues, debido a sus experiencias anteriores, no le gustaban nada los perros. Sin embargo, no había comentado aquello a sus hijos; además, aquel perro era diferente a los de los cazadores.
"Así que... Sam... ¿eres un perro?" preguntó Geno, "Bueno, si Dan confía en ti, pues yo también"
"Gracias, señor Geno" le dijo Sam.
"Y ahora... Amira... ¡Hey! Ya sé quién es tu madre, te pareces bastante a ella"
"Muchas gracias, señor Geno, me lo dicen muy a menudo" se ruborizó Amira.
"Y.. por último, Simba. Creo que ya sé por qué tu padre te llamó así"
Simba miró a su padre, pensando que él le había hablado a su viejo amigo sobre él. No obstante, este solo le devolvió una sonrisa de confianza.
"Bueno, niños... hora de presentarse" les indicó a sus hijos, "Ellos son Hana y Bambi"
Dan encontró aquella coincidencia bastante entretenida pues ambos les habían puesto a sus hijos los nombres de aquellos a quienes más admiraban cuando eran pequeños. Luego, mientras dejaban que los más jóvenes se divirtieran en la nieve, los dos viejos amigos se pusieron a hablar de los viejos tiempos.
"Por cierto, ¿dónde está Gurri?" le preguntó Dan a Geno.
"Ayudando a Rosa y Campana en una fiesta de flores de primavera" le respondió él, "Y, ¿qué hay de Shany? Supongo que Rosa tenía razón con ustedes dos"
"Ella me dijo que, ese día que conocimos a Arbor, él le mostró una visión ella a mi lado como reina. Al parecer, estábamos destinados a estar juntos y por eso, el regalo de las estrellas también funcionó con ella"
Tomaron un minuto de silencio mientras los niños comenzaban una pelea de nieve. Cuando finalmente continuaron...
"Así que coincidimos en bastante..." le dijo Geno a Dan.
"Sí, nosotros queremos recordar a quienes admirábamos" le respondió su amigo, "Tú, a tu padre; y yo, a mi abuelo"
"Puedes venir cuando quieras al corazón del bosque, y verlos cuando quieras. Hanna y Bambi no han visitado aún aquel lugar"
Dan negó con su cabeza.
"Sé que me gustaría verlos" le dijo, "Pero sé que ellos permanecen en mi corazón y siempre me pueden guiar cuando más los necesite. Además, siempre puedo verlos en las estrellas, así como tú en el lago"
"Woah..." exclamó Geno, "Eres diferente, pero sigues siendo el mismo al mismo tiempo, ¿sabiduría de rey león?"
"Quizá es un poco de sabiduría del bosque, después de todo, ambos compartimos recuerdos"
"Sí, así fue... Sabes, me alegra haberte vuelto a ver y conocer a tus hijos... y tu nuevo amigo canino; y, por lo que veo, se llevan bien con los míos"
"Todas las nuevas generaciones tienen sus nuevas estrellas y ellos son el futuro de las Tierras del Reino y el Bosque"
"Ja, y también eso es algo que diría Arbor"
Y así, mientras los nuevos amigos jugaban y se conocían, el Rey León y el Gran Príncipe del bosque les observaban con orgullo, pues algún día todos tendrían aventuras juntos, y quizá, ¿quién sabe? Podrían guiarlos al corazón del bosque y presentarles al mismísimo Espíritu del Bosque.
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