Capítulo 6: Reunión en la entrada del bosque
El grupo ahora caminaba por un bosque ligeramente brumoso, con Geno y Gurri guiando el camino, pues debían recordar algo que los condujeran por el camino correcto. Era un bosque verde y joven, como si la primavera o el verano habrían llegado antes de que ambos cervatillos de fueran. En ciertas partes, el suelo estaba cubierto de hojas y helechos, mientras que los troncos parecían grandes columnas que sostienen un cielo de hojas que se resisten a caer, algunos de estos estaban igualmente cubiertos por musgo. Se apreciarían más detalles si no fuera porque una ligera niebla también rodeaba el lugar.
"La niebla es debido a que aún estamos algo cerca de las montañas Theluji" explicó Simba, "Los terrenos cerca de ellas siempre tienen un poco de niebla"
"Nuestro padre también nos habló de eso majestad" comentó Gurri, "Ninguno de nuestros amigos vive por aquí, pero dentro de poco llegaremos a la parte del bosque libre de niebla"
"Un momento" les detuvo Nala, olfateando el ambiente, "¿Simba, puedes oler eso?"
Simba se detuvo y también olfateó el ambiente. Además del olor de vegetación húmeda y el frío de la neblina, había un extraño olor familiar y que había captado hace poco. Dan también pareció detectarlo.
"Creo que es..." dijo Dan, algo inseguro pues aún no estaba seguro de sus habilidades, "...el perro que se escapó"
Ante la mención de este, Gurri se sintió intimidada, mientras que Geno se mostró preocupado por su hermana.
"Tienes razón Dan, es el perro..." dijo Simba, volviendo a centrar sus sentidos, "Pero es más de uno"
"¿Más de uno?" preguntó Gurri, aún más asustada.
"Sí, los olores se esparcen por el lugar. Pero la niebla los está debilitando, es posible que hayan paseado por aquí hace poco o hace mucho"
"Andemos con cuidado" indicó Nala, "Dan, Geno y Gurri, manténganse cerca de nosotros"
"Sí" dijeron los tres.
Continuaron avanzando, agudizando sus vistas para estar alerta en todo momento. Como desventaja, el suelo estaba cubierto de hojas, por lo que cada pisada emitía un pequeño crujido que a veces confundían con el de un arbusto o matorral. Asimismo, ninguno dijo nada para evitar hacer otra clase de ruido. Dan trató de respirar calmadamente para demostrarle a Simba que no tendría miedo esta vez; después de todo, quería ayudar a Geno y Gurri y también cumplir el favor que Ahadi le había pedido.
Pasado un tiempo, la niebla empezó a debilitarse más y más... seguramente ya estaban próximos a terminar el bosque hasta que...
"Alto" dijo Simba, notando lo demasiado tranquilo que todo aquello parecía. Nala pareció notar lo mismo.
"¡Cuidado!" gritó ella antes de que otro perro de caza rojo saltara sobre los cervatillos y el cachorro de león.
Nala fue igual más rápida que el can y logró hacerlo a un lado para proteger a los más jóvenes, aunque rápidamente este se repuso, listo para dar pelea. Era la primera vez que Dan veía a su abuela Nala pelear: se veía fiera y decidida por protegerlo. Los dientes afilados y las garras hacían parecer imposible que fuera la amable y cariñosa leona que el cachorro de león conocía. Sin embargo, antes de seguir pensando en ello, unos cuatro o cinco perros más saltaron hacia la leona, aparentemente para apoyar a su compañero. Esto hizo que también Simba entrara para defender a Nala y, con un solo zarpazo, mandó a volar a uno de los perros por los matorrales.
No obstante, el número parecía incrementar más. Simba, al ver que posiblemente les rodearían, le ordenó a Dan:
"¡Dan, lleva a tus amigos a un lugar seguro! Adéntrense un poco más en el bosque y ocúltense hasta que les avise"
Aunque el susto inicial por el primer perro ya había sido superado y Dan quería ayudarles, también recordó la importancia de mantener a los demás a salvo (cosa que su abuelo le había enseñado). De este modo, los cervatillos y el cachorro avanzaron para perder a los perros. Cuando estos vieron que se les escapaban, intentaron perseguirlos, pero Simba se interpuso. Aún así, sin que lo notara, un solo perro consiguió burlar al león y continuar.
El pequeño grupo continuó corriendo hasta que la niebla por fin se disipó, dando lugar a una empinada subida de una colina que Geno reconoció.
"¡Eh! ¡Es por allí!" dijo.
Como pudieron subieron de roca en roca, en ocasiones tropezándose y casi cayéndose. Dan fue el primero en llegar debido a su agilidad felina, pero Geno y Gurri tenían problemas debido a que no poseían patas suaves como él. El cachorro intentó ayudar al más cercano, Geno, quien solo necesitaba una roca más para llegar. Sin embargo, el perro había sido mucho más rápido y estaba casi trepando la roca donde estaba Gurri.
"¡Ayuda!" gritó la cervatilla.
"¡Gurri!" exclamó su hermano al verla en problemas.
"Descuida, ayúdala a subir" le indicó Dan a Geno, "Yo les daré tiempo..."
Habiéndolo decidido y tomando valor, ambos se deslizaron hacia la saliente donde estaba Gurri y, mientras su hermano le ayudaba, Dan rápidamente la arañó la cara al perro, haciéndole caer y rodar colina abajo.
"No sé cuanto tiempo se quedará abajo" advirtió Dan. Luego, se volvió para ayudarlos a subir.
Finalmente, llegaron a la cima y se deslizaron por el otro lado de aquella colina. Al llegar al fondo, ambos cervatillos reconocieron el lugar.
"¿Les suena de algo este lugar?" le preguntó Dan a Geno.
"Creo que sí..." respondió este, "Gurri, ¿no es aquí donde vivíamos cuando éramos más...?"
"¡Sí, lo recuerdo!" mencionó Gurri, "Este fue nuestra primera madriguera, cuando éramos muy pequeños. Mira, allí esta"
Señaló a una pequeña madriguera entre unas rocas, cubierta de hierba y helechos.
"¿Y si mamá regreso aquí?" preguntó Gurri, emocionada por reunirse de nuevo con su madre.
Pero Dan, quien estaba empezando a detectar cierto olor familiar le detuvo.
"Espera" le dijo, parándolos en seco, "Siento algo..."
"¡¿Más perros?!" se preocupó Gurri.
Dan negó con la cabeza y se acercó a unos arbustos de donde percibía ese olor. Era extrañamente familiar... De pronto, alguien saltó del mismo arbusto y lo dejó inmovilizado. Aún en el suelo, reconoció esa risa y esos ojos verdes.
"¿Shany?" preguntó, incrédulo al ver a su amiga sobre él.
"¡Dan!" le dijo ella, "¡Por fin te encuentro!"
Luego, se quitó para ayudarle a levantarse.
"Oye, ¿tú no te habías quedado en las Tierras del Reino?" preguntó Dan, muy extrañado, "¿Cómo llegaste aquí? Y, ¿sabe tu madre que estas aquí?"
Shany rio: era obvio que se había escapado y había llegado al bosque primero.
"Di un rodeo rápido por las montañas Theluji, para cruzarme con ustedes" explicó ella, "Pero, no los encontré en la entrada del bosque y luego me persiguió un lobo rojo, así que me metí al bosque y después..."
"Son perros en realidad" dijo una vocecilla.
Dos criaturas más salieron de los arbustos: una era una conejita de color castaño con grandes ojos celestes, mientras que el otro, negó y blanco, era una mofeta.
"¡Campana! ¡Rosa!" exclamaron Geno y Gurri al verlos.
"¡Geno! ¡Gurri!" les saludaron de igual forma ellas al ver a los cervatillos. Al parecer, ya se conocían.
"Supongo que te encontraste con ellas mientras escapabas del perro" le musitó Dan a Shany.
"En realidad, ellas me ayudaron" le dijo Shany, "Un perro casi me atrapa, pero Rosa llegó con su aroma y le hizo escapar con sus ojos llorosos"
Dan rio imaginando la escena.
"¿Saben dónde está nuestra madre?" preguntó Gurri a Campana.
"Debe estar con mi papá y la mamá de Rosa, en el claro de reunión del bosque" respondió la conejita.
"Ya saben, bajo el árbol del señor búho" agregó Rosa.
"Entonces, debemos ir..." dijo Geno. Pero al recordar algo más, preguntó: ¿Y nuestro padre?"
Ambas se mostraron tristes por esa pregunta, pues se les había dicho que...
"No sabemos" dijo Campana, "Ha desaparecido"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top