Capítulo 11: Más allá de la tristeza

Mientras Bambi veía a Gurri y Shany ir tras Dan y Geno, se dirigió a Simba.

"Oye Simba, aún debo darle las gracias a tu nieto por haberme sacado de esa caja en la que estaba prisionero" le dijo, "Y gracias a ustedes también por proteger a los habitantes del bosque"

"Descuida, todos haríamos lo imposible por nuestro hogar" le respondió el león, "Significa bastante desde que uno nace, es lo mismo que sentimos por nuestras Tierras del Reino"

"Por cierto, la cachorra de león que se fue con mi hija, ¿también es tu nieta?" le preguntó.

"No, pero es la mejor amiga de mi nieto" le respondió Simba, "Fue la primera que hizo cuando conoció la vida en nuestras praderas"

"Hum" musitó Bambi, "Déjame adivinar: tan amiga que incluso está con él en el peligro, ¿no?"

"Así que tú también lo has vivido... Sí, supongo que todos encontramos a alguien así tarde o temprano..."

Hubo un minuto de silencio, en cual Simba sintió un pequeña curiosidad.

"A diferencia de tu hijo, ni tú ni Faline parecieron asustados de que Dan fuera un humano, ¿no es así?" preguntó.

"Pues verás..." trató de explicar Bambi. "Sé que pudo tratarse de un sueño, pero... de cervatillo, una noche estaba llorando por haber perdido a mi mamá y luego... todo se llenó de sombras. Tenía tanto miedo que llamé a mis padres, pero nadie vino. Luego, me quedé dormido y cuando desperté, estaba ayudando a un humano. Este era muy diferente: siempre luchaba por sus amigos o los demás, y era muy amable conmigo también. A veces pienso que fue un sueño, pero otras veces creo que fue real, aunque me haya olvidado su nombre o su aspecto. Se lo conté a Faline y ella me cree"

"Un humano, ¿verdad?" le preguntó Simba, "Creo que yo también tuve el mismo recuerdo: cuando estaba durmiendo con mis amigos en un Oasis, días antes de que Nala y yo nos reencontráramos. Todo se lleno de pronto de sombras pero me rehusé a rendirme. Luego conocí a un extraño niño, pero muy valiente; le acompañé en su aventura, y luego él me ayudó en... bueno, también me cuesta recordar, pero era un buen chico"

"Quizá sea el mismo, pero es extraño cómo nos cuesta recordar..." comentó Bambi.

Mientras seguían hablando, un pajarillo se acercó muy agitado a Sr. Búho. Este, escuchó atentamente lo que el mensajero había ido a decirle y, cuando terminó, este también se mostraba sobresaltado cuando se acercó a Bambi.

"¡Príncipe Bambi!" exclamó, "¡Terribles noticias!"

"¿Qué sucede, Sr. Búho?" le preguntó Bambi, intentando calmarle.

"Los hombres han vuelto, ¡más ahora!" anunció, "Han retirado a los perros, pero han traído cosas enromes que hacen ruido y destruyen árboles"

"Eso no suena nada bien..." comentó Faline, "Bambi, ¿qué hacemos?"

El gran príncipe del bosque lo pensó por unos segundos.

"Debo ir a ver..." dijo finalmente, "Debo saber que tan grave es esto..."

"Pero, ¿si te atrapan de nuevo?" preguntó Faline.

"Tiene razón, Bambi" le dijo Simba, "Por eso, iré contigo. Nala, tú protege a Faline y los habitantes del bosque, por favor"

"Así lo hare" respondió la leona.

"Faline, Nala y tú deben llevar a nuestros amigos al límite del bosque" le dijo Bambi a su pareja, "En caso de que no volvamos..."

"No digas eso" le interrumpió Faline, "Regresaran, pase lo que pase"

"Estoy de acuerdo contigo" le apoyo Nala, "Solo, tengan cuidado"

Sabiendo que era imposible discutir con sus parejas, Simba y Bambi corrieron guiados por aquel pajarillo que había llegado con la noticia.

(Mientras tanto...)

Dan buscaba a Geno con desaliento pues, aunque lo alcanzara, el cervatillo había dejado muy claro que le odiaba por lo se humano, a quienes los habitantes del bosque temían tanto y ahora los que habían matado a su anterior príncipe. Sin embargo, a pesar de que él lo fuera, este era diferente, ¿o no?

"Quiero solo ayudarle..." musitó, tratando de concentrar su mente.

Pero, mientras caminaba, se percató de que un pequeño acompañante le seguía volando a su lado: la mariposa amarillo-dorada de la noche anterior.

"Em... ¿hola?" preguntó, esperando que quizá, solo quizá, le respondiera.

La mariposa no le respondió, pero se adelantó a él y, como sospecha, supo que le quería guiar de nuevo por el camino.

"Lo siento, pero debo encontrar a Geno..." dijo, desviando la mirada.

Sin embargo, este pequeño ser se posó en su nariz, haciéndole estornudar. Cuando consiguió quitársela, este se volvió a posar en aquel lugar, como si estuviera insistiendo en que le siguiera. Viendo que no podía alejarse de ella, a menos que la aplastara (cosa que no quería realmente hacer), accedió a ir.

"Solo espero que realmente me lleves con Geno" musitó.

Dan siguió entonces a su guía de vuelta a aquella zona del bosque, pensando que, como era de día, aquellas ilusiones no volverían a aparecer. El lugar era tan boscoso como la vez anterior, solo que esta vez, en lugar de la luz lunar que se filtraba por las hojas de los árboles, eran los rayos de un sol naciente. Además, ya había alguien allí, un poco lejos: Geno estaba sentado, llorando frente a una de las ilusiones. Al acercársele, Dan pudo notar que era su abuelo, cuando acababa de fallecer.

Por un momento, el cachorro dudó de acercársele, pues no quería que se enojara por no dejarle llorar la pérdida de un ser querido. Pero, al intentar caminar unos pasos, volvió a presentársele la misma ilusión de la noche anterior: él, en su forma de niño humano, llorando desesperadamente por los maltratos.

"¿Por qué me pasa esto a mí?" preguntó la ilusión, golpeándole el corazón al cachorro de león.

"No... esto no es..." dijo, casi soltando lágrima.

Luego, la imagen cambió, pues estaba frente a la ocasión cuando su tío malvado había fallecido por haber forcejeado por el arma con Dan.

"No, no es..." volvió a repetirse.

"Esto es muy real" le dijo una voz a su lado. El cachorro de león se volvió entonces para ver que era Mufasa, en forma de espíritu.

"Mufasa..." musitó Dan.

"Lo que vez es la parte que guarda más remordimiento en tu corazón" explicó el espíritu, "Temes que haya sido tu culpa de lo ocurrido. Porque, a pesar de que le odiabas, tu corazón nunca quiso lastimar o matar de verdad. Además, temías que al haber hecho eso, te convertirías en alguien igual que él..."

Dan cerró los ojos, sabiendo que esos remordimientos eran verdad.

"Pero, ¿y Geno?" le preguntó Dan a Mufasa.

"Tu amigo teme perder al resto de su familia al igual que a mí, por culpa de los humanos..." dijo otra voz.

Y, para sorprenderse más, al lado de Mufasa había aparecido el espíritu del antiguo príncipe del bosque: alto, esbelto e imponente como lo había sido en vida, pero con esa forma espiritual que tenía Mufasa.

"Usted..." empezó a decir Dan.

"Pero no puedo acercarme a él, pues su corazón está muy herido" continuó el espíritu, "Necesito que le ayudes, por favor"

"Primero, tienes que traspasar aquel remordimiento tuyo" le indicó Mufasa.

"Pero, ¿cómo?" preguntó Dan, "Yo... no..."

Mufasa le puso una pata en su cabeza mientras le susurraba: "Recuerda..."

"... no todos los humanos son así: hay quienes respetan el ciclo de la vida y la opinión de otras especies... tú no tuviste la culpa de lo que ocurrió, nadie la tuvo"

Mientras recordaba, Mufasa iba desapareciendo e ingresando de nuevo en él.

"...todos los humanos también tienen corazón... algunos se deshacen de él por su malicia, vanidad, deseo, ira o avaricia y, poco a poco, pierden su sabiduría y no se les puede llamar seres humanos..."

Esos dos recuerdos tranquilizaron, motivaron e inspiraron al joven cachorro. Volviendo a ver hacia aquella ilusión de él mismo llorando, se atrevió a decir:

"Corre"

Y, para su sorpresa, el chico dejó de llorar, como si hubiera escuchado la voz de alguien invisible.

"Corre" continuó Dan, muy motivado, "Él sentenció su propio final, pero tú aún tienes algo que te espera más adelante. No te quedes, no retrocedas, sigue adelante y hallarás un gran cambio"

Entonces, escuchando aquella voz invisible, el chico se levantó al mismo tiempo que el cadáver desaparecía. Luego, el mismo chico dio un paso para adelante, a punto de correr, y cuando estuvo por dar otro, este desapareció.

Algo en el interior de Dan se agitó, como si supiera que había hecho lo correcto. Luego, habiendo superado su prueba, se encaminó hacia su amigo, quien seguía llorando.

"Geno..." le musitó.

"Déjame..." le contestó este, girando levemente la cabeza, "¿Por qué me seguiste? ¿no te dije que te odiaba?"

"Porque soy tu amigo y... sí, admito que soy humano, pero te aseguro que no soy como lo piensas"

"¿Cómo te puedo creer ahora?"

"Porque, como tú... yo he sufrido..."

"¡No puedes entender por lo que yo u otros animales sufren! ¡Ese es el problema de los humanos!"

"Tal vez no podamos entendernos exactamente, pero sí se lo que es perder a alguien que, por poco o mucho, que significan algo. Sentir... que las cosas no salieron como uno esperaba, quisieras retroceder y cambiar todo. Y un solo sentimiento de felicidad o sufrimiento, es algo que nos hace iguales y nos permite compartir las alegrías y las penas..."

Diciendo aquello, le tendió su pata y Geno, aún con dudas, la tomó con los ojos cerrados. Dan de igual forma cerró los ojos. Tal vez no lo notaron, pero un remolino de hojas empezó a girar en torno a ellos, al mismo tiempo que la ilusión desaparecía. Mientras tenían los ojos cerrados, ambos pudieron ver miles de burbujas en un vacío de luz y oscuridad. En cada una, se reflejaba un momento de la vida de Dan (entre risas y llantos), los cuales solo veía Geno, mientras que Dan solo veía los recuerdos de Geno, como si cada uno compartiera con el otro.

Finalmente, Geno pudo ver el último gran recuerdo de tristeza que guardaba Dan: cuando él mismo le gritaba que no quería ser su amigo. Esto, hirió profundamente al cervatillo. Sin embargo, cuando volvió a mirar, vio un feliz recuerdo: los veía a él y su hermana, con el resto de sus amigos de las Tierras del Reino en aquella guarida donde pasaron la noche.... eso logró alcanzar el corazón de Geno y finalmente se soltaron, mientras el primero sollozaba por lo bajo.

"Lo siento..." le dijo Geno, "No debí gritarte, ni culparte"

"No, yo lo siento..." se disculpó Dan, "No debo ocultar a mis amigos quien realmente soy"

"Bueno, como dice mi padre... dejemos los malos recuerdos en el pasado, ¿amigos?"

"Amigos"

Ambos chocaron pata con pezuña. Justo entonces, llegaron Shany y Gurri.

"¡Dan!" exclamó Shany, "Aquí están..."

"Hermano..." le dijo Gurri.

"No te preocupes, Gurri yo ya estoy bien..." le contestó su hermano. Luego, miró hacia arriba por curiosidad, "Eh, miren eso"

Las dos mariposas (la amarilla y azul) volaban sobre ellos, dirigiéndose al árbol más grueso de todos y, como por arte de magia, ambas se posaron, uniéndose en una sola bola de luz; una luz tan intensa que les obligó a todos a cerrar los ojos. Cuando terminó, todos se encontraron en un espacio abierto, sobre el pasto con el cielo profundamente azul arriba, y el aire que soplaba suavemente en sus caras era como el de un día de comienzos de verano. No lejos de allí resplandecía bajo la luz del sol un lago semi circular, el cual tenía tres cascadas en los extremos que le alimentaban. Finalmente, el detalle más claro que se notaba era un puente de piedras, que conducía a un gran árbol, del mismo tamaño que el árbol de la vida, en el medio del lago, como si fuera el centro de aquel lugar.

"Bienvenidos" lesdijo una voz, "Al corazón del bosque"

*Saludos a Drackstor ! me pidió enfocarme en las emociones y la empatía*

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