Capítulo 4: Un pasaje a lo desconocido
(Una semana después...) (Hacia el mediodía...)
En la cima de la imponente Roca del Clan, el rey, la reina, la guardia del león, los cachorros de león y el perro, el consejero, el mjuzi y su joven aprendiz esperaban tranquilamente (si se pudiera decir porque los más emocionados eran, sin lugar a duda, los más jóvenes) mientras sus ojos estaban fijos en el horizonte, aguardando la llegada de los visitantes que se acercarían.
Dan mantenía su postura es relajada pero alerta, mientras que, a su lado, Shany descansaba con gracia y su mirada también fija en el horizonte. Por su parte, la guardia del león estaba tan alerta y relajados como el rey, para poder recibir a sus invitados correctamente. Temprano, habían conseguido desviar a una manada de elefantes y otra de gacelas para hacer una vía clara para los visitantes. Además, los cocodrilos en aquella época estaban durmiendo en su estanque, de modo que no molestarían a nadie.
"¡Ya vienen!" gritó de repente Sam, muy emocionado, "¡Ya vienen!"
"¿En serio? ¿Por dónde?" preguntó Haki.
Sam, señaló a lo que parecían 2 puntos grandes y dos más pequeños que el Ono y Akira aguzaron la vista.
"¡Es cierto! ¡Creo que son ellos!" gritó la leona, "¿tú que dices Ono?"
"¡Sí, son ellos!" exclamó la garceta, "¡Veo al Gran Príncipe del bosque, su pareja, y a Bambi y Hanna!"
A medida que se acercaban los invitados, se podían ver sus expresiones: el líder de los cuatro (es decir, Geno) destacaba no solo por su cornamenta, sino también por su actitud confiada y serena. A su lado, su pareja mostraba la misma tranquilidad que el Príncipe, pero con suma curiosidad por el gran espacio libre que había en aquellos terrenos, comparados con el profundo y bosque. Detrás de ellos, los dos cervatillos también observaban sin parar a su alrededor y con más impresión la enorme Roca del Clan, pues nunca habían visto nada similar.
"¡Eh niños, no se impacienten!" exclamó Koda.
Pero era demasiado tarde: los cachorros estaban tan emocionados de recibir a sus amigos que estaban bajando de la roca para recibirlos.
"Supongo que podemos pasar de la espera" dijo Dan, viendo que no había solución con la impaciencia infantil, "Vamos detrás de ellos"
Los adultos siguieron a los pequeños hacia la base de la roca, donde los invitados estaban ya a unos metros de distancia de llegada. Una vez llegados, el Gran Príncipe del bosque dio un paso adelante, al igual que el Rey de las Praderas.
"Bienvenido, Gran Príncipe del Bosque" le saludó Dan, "Es un placer recibirle junto a su familia"
"Es un honor" le saludó Geno, "Es fantástico visitar nuevamente la Roca del Clan, me trae buenos recuerdos"
"Bueno, al menos no llegas arrastrado por la corriente, sino sobre tus propias patas" bromeó Shany, lo que empezó una ronda de risas.
Acto seguido, Geno reconoció fácilmente a Jabari y Akira. Luego, le presentaron a Lea y Mako (quienes no le conocían cuando eran jóvenes) y a Koda, a quien Geno se impresionó de ver pues la última vez le conoció desde pequeño. Mientras tanto, Simba le presentaba a Bambi y Hanna a sus primos Haki y Salma, y sus otros amigos, Dalila y Milo.
"Oigan, ¿quieren una visita por las tierras del reino?" sugirió Simba.
"¡Sí! ¡Me encanta ser de guía!" exclamó Maya, "Aunque... apenas sé de algunos lugares aquí. Así que ustedes deben guiar"
"Pues decidamos primero..." opinó Haki, "¿El valle de Kilio?"
"Un poco lejos, ¿no crees?" dijo Amira, "¿Los pozos de fango?"
"Salma y yo estuvimos allí ya" opinó Dalila, "Al menos dígannos de un lugar en que ninguno hemos estado"
"Hum..." pensó Simba y luego exclamó: "¡lo tengo! ¡las cavernas Nadembo!"
"¿No son difíciles de atravesar?" preguntó Haki.
"No si tenemos un guía que ya las conoce..." se giró hasta ver a Ono, quien seguía posado en la espalda de Dan (a este no le daba ninguna molestia).
(Un par de segundos después...)
Mientras finalizaban Geno y Dan de conversar, Bambi y Simba se les acercaron.
"Papá..." le dijo Bambi, "Quiero ir con Hanna y mis amigos a explorar las tierras del reino, ¿podemos?"
"Hum..." musitó Geno. Y luego dijo: "Vuestra madre y yo vamos a tener una reunión en unos minutos, no podemos dejarlos solos"
"No se preocupe, yo me encargaré de guiarle señor" propuso Simba. Luego, se volvió hacia Dan, "¿Puedo, papá?"
Dan lo pensó unos segundos y luego se dirigió a Ono.
"Ono, ¿puedes acompañarles?" preguntó.
"A sus órdenes majes... digo, Dan" respondió la garceta.
"Gracias" luego, se volvió hacia Simba, "Recuerden no salir de los límites..."
"... de las tierras del reino, no ir por ningún motivo al cementerio de elefantes, no molestar a los ñu, no despertar a los cocodrilos, y si hay peligro, regresar a casa inmediatamente..." recitó Simba, teniéndolo memorizado (al parecer, ya no era la primera vez que le decían esto).
(Más tarde...)
Con el permiso de todos sus padres, el aviso de Dan y Geno de 'no meterse en problemas', y la guía de Ono, el grupo joven se dirigió a las cavernas Nadembo, cruzando primero por los campos Mbali y la arboleda Mzigu, primero, para mejorar el tour.
"Gracias por acompañarnos, Ono" le dijo Simba.
"Debéis buscar lugares menos peligrosos que visitar..." comentó la garceta.
"Pero las cavernas Nadembo están dentro de los límites permitidos en las Tierras del Reino" dijo Amira, "Mamá y papá siempre lo dijeron: no ir sin autorización a las Lejanías y jamás ir al Cementerio de Elefantes"
"Lo sé, pero las Cavernas Nadembo tampoco es ir por un campo de flores, es un laberinto: Mi amigo Bunga y vuestro bisabuelo Simba se perdieron allí una vez. Fue difícil encontrarlos"
"Por eso queremos que nos acompañe" suplicó Hanna, "Por favor, Ono"
Ante la mirada suplicante de la cervatilla, Ono no pudo decir que no, su corazón no se lo permitiría. De una forma u otra, los llevó primero por un paseo a través de los campos Mbali, bebieron algo de agua en el Oasis, compartieron algo de fruta en la arboleda Mizimu, hasta finalmente descender hasta la entrada de las mencionadas Cavernas. Nada más con ver la entrada, Hanna se arrepintió de haberle suplicado a Ono que los llevara allí.
"Vamos, ¿a qué esperamos?" dijo Bambi.
"Sí, ¡que empiece la exploración!" le apoyó Simba.
"Un momento, joven príncipe..." empezó a decir el consejero, pero Bambi y Simba ya estaban entrando a las cavernas, "¡No se apresuren! ¡Agh! Sus padres me matarán"
Y, se introdujo en las cavernas, esperando alcanzarles. Los otros cachorros y el joven aprendiz duraron por un minuto y luego les siguieron a través del oscuro túnel. Salvo por Ono y un poco por parte de Amira, la curiosidad ardía en los ojos de Simba y sus amigos mientras se aventuraban valientemente en los misteriosos túneles subterráneos. El aire era fresco pero denso, y era bastante silencioso, salvo por la corriente de aire. Si bien, eran un grupo bastante grande, los túneles eran lo suficientemente anchos como para dejar pasar a uno... o quizá dos leones adultos a la vez.
"Me alegra que pueda ver mejor" dijo Sam, "Si no... no sería tan emocionante esta exploración"
"Pues yo creo que este lugar es lúgubre incluso con una buena vista..." comentó Dalila, "Hubiera preferido quedarme en el Oasis"
"Es bueno relajarse, pero también necesitas un tiempo de diversión" dijo Nabil.
"Bueno, es que no sé si este sea mi tipo de diversión, ¿sabes a lo que me refiero, no?"
"Tampoco es el mío, pero Rahisi me dice que en cada nueva aventura se puede aprender más que con palabras" dijo Milo, "Y, después de lo que pasamos la vez pasada, le creo"
"¿Qué sucedió la vez pasada?" preguntó Hanna con curiosidad.
"Pues verás, yo... digo, nosotros..."
"Miren, ¡allí están!" exclamó Maya, viendo al frente, al final del túnel, donde estaban Simba, Bambi y Ono, obser
Las paredes de las cavernas eran más grises a medida que avanzaban más y más profundo en el laberinto. Pequeñas raíces colgaban del techo, recordando a todos que estaban bajo la superficie de la sabana. Rocas afiladas emergían del suelo en ángulos extraños, como los dientes de algún antiguo coloso petrificado.
"Woooooah!" exclamaron todos cuando llegaron al final de aquel túnel.
Una visión sorprendente los esperaba en una amplia caverna. Sus ojos se abrieron como platos al llegar a un espacio en el que se encontraban rodeados por una serie de agujeros que se ramificaban en diferentes direcciones, como las venas de un misterioso sistema subterráneo.
"Esta es la zona más complicada" explicó Ono, "Hay demasiados caminos y muchos pueden no tener salida o llevarnos a las zonas más oscuras de debajo de las praderas. Bunga me contó lo laberíntico que es este lugar... Volvamos niños, por donde vinimos"
"Vamos señor Ono... por favor" suplicó Maya, "Al menos vayamos solo por una ruta. Luego, volvemos sobre nuestras propias huellas"
"Es cierto..." dijo Haki. Luego, se dirigió a la boca del túnel por el que acababan de venir y arañó la pared de al lado, "Listo, esto nos indicará el camino de regreso"
"Bueno..." empezó a decir Ono. Pero de nuevo, todos ponían caras de súplica, cosa que era su mayor punto débil, "Está bien, pero solo un túnel. Debemos ir con cautela, nos mantenemos juntos y si se pone demasiado oscuro, regresamos, ¿vale?"
"¡Vale!" respondieron todos.
"Bien, pues ¿cuál de todos?" preguntó Bambi.
De inmediato, todos (excepto Ono) señalaron un túnel distinto, por lo que solo quedaba el último voto: el de Simba.
"Bien pues..." dijo luego de unos segundos de pensarlo, "Bien, tomemos el de Bambi"
Habiéndose decidido, el resto de amigos asintieron en acuerdo tomaron aquel agujero, el cual parecía lo suficientemente grande como para atravesarlo. Con la Ono y la precaución como sus guías, comenzaron a avanzar en fila, entrando en la oscuridad de lo desconocido. Las paredes del túnel estaban rugosas al tacto, y el eco de sus pasos resonaba a su alrededor, dándoles una sensación de estar en un mundo completamente nuevo. La luz del sol apenas llegaba a estas profundidades sobre todo el de los cervatillos, pero los ojos de los cachorros (eso incluye a Sam, los cuales Arbor había otorgado de color; mientras que Ono, cuyos ojos se habían curado completamente hace tiempo serían los equivalentes a los de Anga) se habían acostumbrado gradualmente a la penumbra. Con paso firme y curiosidad en sus corazones, Simba y sus amigos avanzaron por el túnel que habían elegido.
Finalmente, después de un rato, el grupo llegó al final del túnel, solo para encontrarse con un callejón sin salida. Las paredes de piedra se cerraban en torno a ellos, y dos rocas y algunas raíces sobresalían de la pared en frente de ellos.
"Lo dicho, un callejón sin salida" declaró Ono, "Y el túnel fue tan oscuro como pensaba. Regresemos chicos, no es recomendable tomar otro camino"
La sensación de decepción era palpable, pero antes de que pudieran retroceder, Simba sintió una extraña intuición que le invadió: era aquella misma sensación que le incitó a escuchar su corazón cuando debían entrar al corazón del bosque.
"Recuerda usar el corazón, abrirlo a tu imaginación..."
"¿Simba?" preguntó Sam, quien había notado que se comportaba de forma extraña, como vagando en su mente, "¿Estás bien?"
"Venga Simba" le dijo Ono, despertando a Simba, "Vamos, debemos regresar a la Roca del Clan"
"Eh..." respondió este, volviendo su concentración hacia la pared, "Un momento, creo que aquí hay algo más..."
Miró las raíces con atención, como si hubiera algo más en ellas que no podía ver a simple vista. Extendió su pata delantera y envolvió sus garras alrededor de una de las raíces. Con un tirón suave pero decidido, la raíz se soltó de la pared con un chasquido. En ese mismo instante, la pared frente a ellos comenzó a crujir y temblar.
Un estruendo atronador llenó la caverna mientras la pared se desmoronaba ante sus ojos. Polvo y escombros llenaron el aire, y todos se cubrieron con sus patas delanteras para protegerse. Cuando el caos finalmente disminuyó y el polvo comenzó a asentarse, el grupo se dio cuenta de que algo extraordinario había sucedido.
"¿Qué es eso?" preguntó el asombrado Ono, quien conocía las Tierras del Reino, pero nunca se esperó ver aquello que había frente a todos.
La pared que había bloqueado su camino ahora se había convertido en un pasaje más amplio. Más allá de los escombros yacen fragmentos de una estructura más antigua, como si hubieran desenterrado un rincón olvidado de la historia. Pero eso no era todo. Más allá del pasaje recién revelado, se alzaba una formación rocosa en forma de arco, bañada en un resplandor dorado y con un velo transparente, como si fuera de cristal. Detrás de este, se podía ver la luz del día.
"¡Vaya!" exclamó Salma, "¡Otra salida! Bueno, suficiente de esta exploración, vámonos de regresa a la Roca del Clan para descansar bajo la luz del sol en lugar de estos oscuros túneles"
"Esperen" les detuvo Ono, al ver que los demás creían que se trataba de una salida, "No sé por qué, pero no se parece a una salida"
"Pero hay luz del sol" contestó Milo, "Si no es la salida, ¿A dónde lleva?"
"Más que a donde lleve, debemos saber si es seguro" inquirió Amira.
"Déjenme ver..." dijo Simba, acercándose al velo del arco.
El corazón le latía a Simba, quizá solo por la emoción del momento y, cuando finalmente tocó la superficie del velo con su pata derecha, extrañamente no sintió nada, pero se movió como si fuese agua.
"Muuuuy raro" comentó Maya, quien se había acercado al lado de Simba, "¿Qué crees que sea?"
"No lo sé, pero solo hay una manera de saberlo, ¿no es cierto?" preguntó este, "¿Qué opinas Ono? Un simple vistazo a ver que hay del otro lado"
"Bueno... pero solo un vistazo, ¿vale?" les permitió Ono.
Emocionados, todo el grupo se encamino al portal. El momento de cruzar el arco fue como sumergirse en un sueño. Los jóvenes avanzaron, sintiendo cómo una sensación etérea les envolvía, similar a sumergirse en un cuerpo de agua invisible. La experiencia fue sorprendente y fascinante, una fusión de emoción y anticipación mientras se entregaban a lo desconocido. Aunque la transición fue intensa, salieron del otro lado ilesos y secos.
Al llegar al otro lado, contemplaron unos cuantos pasos más en que continuaba el túnel, hacia la salida. Y, cuando finalmente llegaron a ella, los ojos se les abrieron como platos y todos quedaron boquiabiertos por lo que veían.
El páramo rocoso se extendía ante ellos, y el aire era diferente, cargado con un aroma desconocido y una sensación de cambio. La vegetación emergía de las fisuras de las rocas con una determinación intrépida. Pequeños arbustos de hojas exuberantes y plantas retorcidas luchaban por la vida en este mundo inhóspito. Sus colores, eran dorados y rojizos, creando un tapiz vívido y contrastante contra el telón de fondo de las piedras grises y las montañas imponentes.
Grandes montañas rocosas se alzaban en la distancia, sus cimas perdidas entre nubes dispersas. El paisaje era majestuoso y agreste, con un terreno desigual y lleno de formaciones rocosas intrigantes. Volcanes humeantes coronaban el horizonte, recordando a todos que estaban en un lugar diferente, lejos de las praderas y la sabana que conocían.
Y en el cielo, el sol se alzaba en un matiz de colores cálidos y dorados, arrojando un resplandor etéreo sobre la tierra. Los rayos de luz atravesaban las nubes, pintando destellos en las crestas de las montañas y bañando el páramo en un brillo dorado. La atmósfera parecía vibrar con la magia del pasado, un pasado que ahora se revelaba ante los ojos de Simba y sus amigos, aunque ellos no lo supieran en aquel momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top