Capítulo 3: El relato del inicio

El grupo, deseoso de escuchar la historia de Ismena, asintieron y, despidiéndose de Arbor, regresaron a la orilla arenosa, saltando de piedra en piedra tal como habían llegado. Cuando todos se pudieron sentar en la suave arena, la gran tortuga salió un poco del agua y se subió a la orilla.

"Bueno..." dijo cuando todos estuvieron listos, "Se puede decir que la vida en la tierra empezó hace más 3000 millones de años, cuando la tierra era una capa de gases. Había un gran caos con meteoros cayendo a la tierra y volcanes hicieron erupción... pareciera que el cielo y la tierra peleaban para ver quién se impondría sobre el otro..."

"Woah, debio ser muy malo..." comentó Maya.

"Sí, pareciera que el mundo nunca dejaría tal época de caos, pero incluso ante tal adversidad,  aparecieron las primeras moléculas de vida..."

"¿Qué son moléculas?" preguntó Amira.

"Son pequeñas partículas, trozos... podríamos decirles las semillas de vida, y contienen las sustancias que constituyen las células de cada ser viviente"

"SI solo había esas... moléculas, ¿cómo sabe que así se origina la vida?" preguntó Ono, quien estaba sumido en la curiosidad, "Ninguno de los animales que he conocido me ha podido decir eso antes, ¿cómo usted lo sabe?"

"En unos pocos anfibios, como yo, el conocimiento del origen está en nuestra genética"

"Oh... entiendo. Por favor, continúe"

"Con mucho gusto. Bueno... después de eso, hace unos mil millones de años, las moléculas se transformaron poco a poco y se convirtieron en hermosas medusas y otras criaturas marinas, pues todo nuestro planeta estaba cubierto de agua"

"Woah... ¿todo era agua?" preguntó Sam, muy interesado.

"Sí, todo la tierra estaba sumergida. Luego, durante un tiempo muy largo nada pareció cambiar... hasta hace unos 200 millones de años, cuando el planeta empezó a enfriarse y el agua del océano a reducirse. Cuando finalmente se calentó, los seres marinos cambiaron y empezaron a salir a la tierra desde entonces, esos fueron los primeros anfibios"

"Woah, entonces debió haber muchas tortugas gigantes..." comentó Nabil.

"No exactamente. Hubo grandes anfibios, muy diferentes a mí... pero luego, durante los próximos 70 millones de años los anfibios gobernaron la tierra se convirtió en desierto piedra y arena esta fue una época muy difícil y muchas criaturas no sobrevivieron al clima frío. Cuando las cosas se calentaron, los anfibios que sobrevivieron evolucionaron de nuevo, en grandes reptiles que se acostumbraron a vivir en la tierra y empezaron a caminar sobre ella, se conoció como la tierra antes del tiempo, la tierra de los grandes reptiles: los dinosaurios"

"¿Dinosaurios?" preguntó Amira con curiosidad.

"Así es querida"

"¿Y cómo eran ellos?" preguntó Sam.

"Pues habían de todo tipo: los nadadores, los voladores, con tres cuernos, con largos cuellos, incluso algunos tenían colas de púas; y por supuesto, como hoy en día, había los carnívoros y herbívoros"

"Se parecen a unos cuantos de los que tenemos en las Tierras del Reino..." cuestionó Ono, "Excepto los de colas con púas y los de tres cuernos"

"Bueno, los animales que pueden ver hoy en día comparten ciertas cosas con los que habían antes... pero los que mencionas son mamíferos, no reptiles. Además de eso, eran descomunales en tamaño"

"Woah, quisiera ver uno de esos..." comentó Simba.

"Sé que cualquiera lo quisiera, pero ellos..." empezó a decir Ismena, pero luego se detuvo al escuchar la voz de alguien.

"¡Simba! ¡Amira!" se escuchó la voz de Shany, "¡Ono! ¡Niños! ¡Hora de irnos!"

Acto seguido, la leona apareció de entre los árboles, reencontrándose con aquel lugar mágico que había visitado en el pasado. Por un minuto, pareció extrañada de ver a la tortuga gigante.

"Vaya... ¿cómo...?" preguntó, asombrada.

"Majestad, ella es la señora Ismena" presentó Ono, "Señora Ismena, le presento a la reina de las Praderas, Shany"

"Mucho gusto majestad" le saludó Ismena, "Tiene unos niños muy encantadores"

"Mucho gusto, señora Ismena... y muchas gracias también" respondió Shany, "Ono, no sé si te diste cuenta, pero llevan horas lejos y hemos terminado nuestra reunión"

"¿Horas?" preguntó Simba, "¡Creí que solo eran minutos!"

"Cuando hablas del pasado el presente transcurre tan rápido que uno pierde la noción del tiempo" explicó Arbor. Luego, se volvió hacia la leona, "Ha pasado mucho tiempo, Shany... ¿qué se siente ser reina?"

"¡Arbor!" dijo Shany, "Bueno, te lo debo a ti por mostrarme ese fragmento de mi futuro"

"¡¿Qué?!" preguntaron los jóvenes, excepto los cervatillos. Nunca se lo había dicho a nadie, ni siquiera a su pareja.

"Deben irse ahora, maravillosos jovencitos" les dijo Ismena a los cachorros, "La tarde cae y pronto el día terminará. Pero siempre existe otro día, otros sueños, otras risas, otras historias y muchas cosas más"

Con esta última frase, los jóvenes cachorros de león, los cervatillos, el perrito y el consejero Ono, se despidieron de Ismena y Arbor, quienes prometieron verse pronto. Cuando se reunieron con Dan y Bambi, los cachorros y Shany le contaron sobre Ismena.

"Una tortuga gigante y que nada..." musitó, "Woah, son muy escasas en la actualidad, incluso los cazadores nunca han logrado verlas. Me alegra que aún existan y que se hayan echo amigos de ella. Bueno, nosotros tenemos algo que contarles"

"¿Qué cosa?" preguntó Amira.

"Bambi, Hanna... dentro de una semana, seremos nosotros los que iremos de visita a las Tierras del Reino" les anunció Geno, "Dan nos ha provisto de un camino seguro para llegar sin toparnos con posibles depredadores"

No hubo bien terminado cuando los jóvenes cervatillos empezaron a celebrar de la emoción de visitar el hogar de sus amigos leones (hasta el momento, solo lograron encontrarse en las Montañas de Theluji). Por su parte, los cachorros de león, el perrito, el aprendiz y Ono estaban bastante emocionados por recibir sus amigos y decirles a los demás sobre la llegada de Bambi y Hanna.

A medida que el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados, el reino del bosque recibía a los reyes y sus cachorros de regreso de su visita. Los últimos rayos de luz acariciaban las copas de los árboles, creando una danza de sombras y destellos dorados que parecían bailar al compás de la brisa suave.

El aire estaba impregnado con el aroma de la vegetación fresca y la tierra húmeda, mezclándose con el olor característico de los habitantes del reino. Los sonidos de la naturaleza se alzaban gradualmente, como si cada criatura estuviera afinando sus voces para dar la bienvenida a los regresados.  Poco a poco, el camino se hacía más frío, indicando su proximidad a las montañas nevadas. En un punto, ambos soberanos y sus parejas se despidieron, con la esperanza de la prometida visita.

"¡Nos veremos pronto!" exclamó Bambi a sus amigos, mientras se alejaban con el resto de su manada.

"¡Sí! ¡Nos veremos!" contestó Simba, tomándose un momento para darse la vuelta y despedirse con la pata, al igual que los demás.

(Horas más tarde...)

A medida que el sol se ocultaba detrás de las montañas distantes, el cielo se teñía de tonos más oscuros y profundos: azules profundos, morados y naranjas apagados que iban cediendo el paso a la oscuridad. Las primeras estrellas comenzaban a titilar en el firmamento, como linternas mágicas encendiéndose una a una.

Dan, Shany, Ono y los cachorros habían regresado finalmente a la roca del clan, donde toda la manada les recibió alegremente. Luego, el rey comenzó a explicarles cómo se llevó la gran reunión del bosque, pues era su reino aliado, vecino y amigo.

"Parece que llegaron a un buen acuerdo" le dijo Koda a su hermano, "Siempre sabes como sobrellevar las discusiones"

"Al principio no todo salió bien,  hermano" explicó Dan, "Los habitantes del bosque temían un poco a Sam por lo que sucedió en el pasado con los perros de los cazadores. Creo que te lo conté, ¿no es así?

"Pero lograste convencerlos"

"Sí, y espero que lo haya hecho bien..."

"Oye, cuando nos conocimos, tampoco confiabas en mí" intervino Lea, "Pero al final lo hiciste y mira que gran manada has formado con todos nosotros"

"Gracias y... siento mi primera impresión de aquella vez, Lea"

"Nada que perdonar"

"Es cierto, tus abuelos y padres estarían orgullosos de ti" le dijo Rahisi, "Te has convertido en un buen rey, Dan"

"Gracias. Estoy seguro que Rafiki también lo estaría de ti..." respondió Dan, "Además, ahora tú estás educando tú a tu propio discípulo"

"Sí, y tiene un fuerte vínculo con los espíritus, como lo previste..."

"No lo preví, solo... fue una casualidad..."

"Bueno, mi maestro solía decir que en el ciclo de la vida, no hay coincidencias, solo destinos que se cruzan..."

(Mientras tanto...)

"Y luego, ¡el caparazón que creímos roca empezó a moverse con nosotros encima!" contó Simba.

"Woah, no creí que había una tortuga tan grande" respondió Haki, "Es una lástima que no hayamos podido ir"

Era de noche y los cachorros se había reunido con el resto (Haki, Salma y Dalila) en la parte posterior de la roca del Clan, para contarles todo lo que habían visto y escuchado en su visita al bosque. Cuando hubieron llegado a la parte del corazón del bosque, los que no habían ido se sintieron asombrados; y cuando les contaron lo de Arbor y Ismena, se sintieron extasiados al conocer de un viejo árbol que se movía y una tortuga más grande que las que ya conocían.

"¿Qué tal el tiempo en los pozos de barro, chicas?" preguntó Nabil.

"Oh, fue relajante..." respondió Dalila, estirándose y tocándose el pelaje, "Nunca creí que existiera tal Spa en las Tierras del Reino, la pasamos estupendo, ¿verdad, Salma?"

"Sí... el calor estaba perfecto y el pelaje te queda suave y brillante" agregó la cachorra.

"¿Y cómo te fue a ti, Haki?" preguntó Amira, "¿Ya sabes rugir?"

"¡Sí, muéstranos un buen rugido!" exclamó Sam.

Haki se sintió atrapado, pues a pesar de su entrenamiento, no había podido encontrar aquel poder en él. Si bien, quería y podía ser el siguiente sucesor del rugido, no había demostrado poseerlo o al menos una chispa de él... De todos modos, se aclaró la garganta para rugir, pero en lugar de una fuerte ventisca, se escuchó algo similar al maullido de un gato doméstico.

De inmediato, todos empezaron a reírse a carcajadas por tal ridículo sonido, lo que dejó al cachorro de león bastante avergonzado. No obstante, Simba (quien no se había reído tan intensamente como los demás) le puso una pata en el hombro.

"Solo necesitas practicar un poco más" le dijo con una sonrisa. No era burla ni risa, era apoyo total.

"Gracias Simba" le dijo este.

"¿Qué me dices de ti, Milo?" le preguntó Maya, "¿Cómo te fue en tu lección?"

"Bueno... bien, aunque me cuesta moverme un poco..." respondió este, "No sé si soy tan bueno..."

"Jajaja. Eres muy modesto, Milo" les sorprendió Dan apareciendo de repente, "Según Rahisi, lo haces muy bien para tu edad. Seguro dentro de poco tendrás tu propio báculo"

"¿En serio lo cree majestad?" preguntó este, emocionado.

"Sin duda alguna" respondió Dan, mirando a todos, "Cada uno de ustedes tiene algo que los hace únicos, solo deben confiar en vosotros mismos. Bueno, suficiente de lecciones: hora de dormir"

"Pero..." intentó decir Maya, pero su cansancio le hizo bostezar, "... no tenemos sueño"

Como se sabe, el bostezo es contagioso, y los demás bostezaron también.

"Pues a mí me parece todo lo contrario" rio Dan (después de bostezar también), "Vengan, es hora de descansar. Ya mañana podrán hablar o jugar todo lo que quieran. Claro, sin meterse en problemas"

Ante la orden de Dan, los cachorros se rindieron y le acompañaron al interior de la cueva para descansar, mientras que Milo regresaba con Rahisi al árbol de Mjuzi. Nada más llegar y tumbarse, casa miembro de la manada se quedó dormido. Sin embargo, Simba no lo hizo inmediatamente como todos sus amigos, sino que se quedó pensando un poco más sobre la historia de Ismena, preguntándose si sería verdad sobre aquellos dinosaurios. Cuando se giró, para ver a sus padres, le sorprendió un gran bostezo del rey, de quien se notaba un claro cansancio de aquel día. Por el bostezo, el sueño finalmente hizo efecto en él y se quedó dormido.

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