Capítulo 15: El don de la unión
Garra Roja no perdió el tiempo y, dando un paso para deslizarse como lo hicieron los Diente-Afilados Cornudos, hizo accidentalmente rodar una roca hacia donde estaban los jóvenes mamíferos y dinosaurios.
"¡Cuidado!" exclamó Shany, llamando a todos para esquivar la roca.
Por fortuna, todos ellos lograron salvarse, pero...
"¡Oh no!" exclamó Maya, al ver una gran mancha de jugo entre trozos de la roca que se deshizo cuando chocó contra el suelo, "¡Los frutos!"
"¡La roca aplastarlos!" comentó Petrie.
"¡Cuidado!" exclamó Cera, "¡Está bajando!"
Al igual con los Diente-Afilados Cornudos, Garra Roja se deslizó con sus garras traseras hasta donde se encontraba su principal presa: un Cuello-Largo adulto.
"¡Viene hacia acá!" exclamó Koda al saber su objetivo.
Bron casi esquivó el primer ataque de Garra Roja, pues este había logrado rozarle el cuello con sus garras (al ser un Cuello-Largo, aquella parte de su cuerpo era una debilidad bastante grande). Siendo herido, Bron tuvo que retroceder un poco. Dan, habiendo visto aquello, se decidió a atacar a Garra Roja y, por lo visto, también Geno y Koda, pues ambos asintieron como decididos también.
Geno actuó como carnada temporal, para Garra Roja fijara su atención en él, lo que funcionó al principio. Luego, Dan y Koda atacaron a las patas traseras respectivamente, pero las escamas (a comparación de los otros Diente-Afilados que ya habían enfrentado), eran mucho más duras, y sus dientes de león no eran suficientes para hacer daño, y seguramente mucho menos una cornada de ciervo.
Garra Roja se quitó con suma facilidad a Dan y Koda, arrojándolos contra el muro de roca, mientras que, con un golpe de cola alejó a Geno.
"¡Papá!" gritó Bambi al ver caer a su padre.
Teniendo el ciervo derribado como la presa más sencilla, se apresuró a atacarlo, pero Dan se levantó lo más rápido posible y se lanzó hacia el hocico de la criatura, arañándole un ojo.
"¡A ver qué te parece eso!" le gritó Dan, pero su celebración le duró poco: Garra Roja se agitó violentamente y le lanzó con suma fuerza contra la pared de roca.
"¡Papá!" exclamaron Simba y Amira.
"¡Dan!" gritó Shany. Luego, se volvió a sus cachorros, "Simba, Amira, quédense aquí con sus amigos, voy a por su padre"
"Pero mamá..." empezó a decir Amira, pero para entonces Shany ya había salido al ataque del Diente-Afilado, y atacarle en el talón.
A pesar de las escamas duras, para Garra Roja (ahora medio ciego, pero enojado por el zarpazo de Dan) se sintió como una punzada o incomodidad, haciéndole que agite su pata. Fue una fracción de segundo, pero Shany, al soltarse, no vio venir la cola de aquel enorme dinosaurio y fue golpeada, quedando inconsciente.
"¡Mamá!" exclamaron Simba y Amira.
"¡Shany!" gritó Dan al ver lo que ocurrió. Este último grito fue reconocido por Garra Roja, como aquel que le arañó el ojo, y siendo su principal objetivo a atacar.
Pero, antes de que los enormes dientes devoraran su presa, el enorme cuerpo de Bron se interpuso, empujando con todo su peso a Garra Roja contra la pared de roca, debajo de la Rocasaurio. Sin embargo, este acto heroico se llevó un costo: el carnívoro también logró clavar sus dientes en el Cuello-Largo.
"¡Papá!" gritó Pie Pequeño viendo la lucha a muerte de su padre. Sus amigos estaban con las bocas abiertas por la feroz pelea.
Pero Bron se limitó a ver a su hijo con una mirada preocupada. Luego, se dirigió a Koda, quien se estaba levantando.
"¡Koda!" le gritó, "¡Ruge hacia la roca de arriba!"
"¡¿Estás loco?!" exclamó Koda al comprender el plan, "Si hago eso..."
"¡Hazlo, por favor!"
Koda miró brevemente a su hermano, buscando una opinión o respuesta por parte de este, pero él estaba igualmente preocupado por lo que aquello. Sin opciones, el líder de la guardia del león tomó aire antes de rugir en la dirección señalada.
Como se esperaba, el resultado fue fatídico: el rugido no solo resonó por todo el lugar, sino también dañó la delicada formación rocosa que conformaba el Rocasaurio, lo que provocó un derrumbe de grandes proporciones directamente sobre Bron y Garra Roja.
"¡Papá!" gritó Pie Pequeño mientras veía a su padre desaparecer entre rocas y una nube de polvo que se levantó.
Una vez el humo se levantó, todos pudieron ver a Simba y Amira junto a Koda y Dan (este último cojeaba levemente) al lado de Shany quien continuaba desmayada.
"Mamá..." musitó Amira, mientras Simba estaba en silencio. Para su suerte, Shany abrió los ojos y levantó la cabeza ligeramente.
"Shany..." comentó Dan rozando su cabeza con la de ella, "Ya sabía que estarías bien, eres bastante tenaz"
"Sí... bueno, ya sebes que no soy una delicada flor" le dijo Shany, "Solo necesito un momento"
"Lamento la interrupción hermano" le dijo Koda, "Pero Bron..."
"Es verdad..." reconsideró Dan. Luego, se giró con Simba y Amira, "Niños, quédense con su madre un momento, debemos ayudar a un amigo"
Mientras, Bambi estaba ayudando a su padre a ponerse de pie o bueno... de patas.
"¿Te encuentras bien, papá?" preguntó.
"Sí, estoy bien, solo un poco mareado" le dijo Geno, agitando su cabeza para centrar su vista.
(Pero, por otro lado...)
"¡Papá!" gritaba una y otra vez Pie Pequeño, escarbando entre las rocas,
"¡Bron!" decía de igual forma Shorty.
"Mordelón, ¿puedes buscarlo?"
"Lo intentaré... aún hay mucho polvo" respondió este, intentando centrar su olfato.
Mientras tanto, Sam intentaba hacer lo mismo mientras que Pie Pequeño y el resto de sus amigos trataban de quitar rocas, así como Maya, Nabil y Milo los ayudaban. Cuando Dan, Koda, Geno y Shany se recuperaron, junto con Simba, Amira y Bambi, ayudaron quitando las rocas más pesadas.
"¡Lo encontramos!" exclamaron Mordelón y Sam, señalando una roca enorme.
En conjunto, todos ayudaron a quitar la roca y otras pocas más antes de encontrar la cabeza de Bron. En su cara y parte de su cuello había rastros de arañazos aún frescos.
"Papá... ¿estás bien?" preguntó Pie Pequeño, tan triste como Shorty.
"Pie Pequeño... Shorty...." les dijo Bron a ambos. Luego, intentó levantarse, pero parecía incapaz de hacerlo, "Lo siento niños..."
"¡No te puedes rendir!" exclamó Shorty, "¡Eres el Cuello-Largo más fuerte que he conocido, ¡que nos ha guiado... que ha cuidado de mí y los pequeños! ¡No te rindas!"
"Lo siento... estas heridas no son de las que se recupera..."
"¡Por favor, papá, resiste!" gritó desesperadamente Pie Pequeño entre lágrimas, "¡Ya perdí a mamá así, tú no te puedes ir de esa manera!"
Toda la escena era bastante triste y un trago amargo para todos los presentes, pero Simba recordó algo:
"Papá, ¿puedes salvar al papá de Pie Pequeño?" preguntó a su padre, algo esperanzado, "Como cuando salvaste a Milo..."
"Por más que quisiera, no puedo hacerlo, Simba" le dijo Dan, "Ya no tengo esa magia de antes"
"¿Y tu magia papá?" preguntó Bambi a su padre, "¿Puedes hacer algo?"
"Lo siento, Bambi" respondió Geno, "Lejos del bosque, la magia de Arbor no funciona"
Con todas las esperanzas a punto de caer, Simba continuó mirando a los tristes dinosaurios, hasta que percibió ese latido familiar en su corazón. En ese momento, escuchó aquella voz que le había conducido al corazón del bosque y que le había guiado hasta aquel lugar de dinosaurios:
"Puedes hacerlo... pero no lo puedes hacer solo..."
Simba se sorprendió al escuchar eso, pero no fue el único: Dan se asombró pues reconoció aquella familiar voz de su abuelo. El cachorro, guiado por las palabras, se acercó a donde estaban Pie Pequeño y Shorty, muy tristes por Bron.
"¿Simba?" preguntó un triste Pie Pequeño, al notar su presencia, "¿Qué haces?"
Simba no respondió, sino puso una pata sobre la cabeza de Bron. De inmediato, un pequeño brillo salió de la planta de aquella pata, como si estuviera intentando salvar al dinosaurio. Todos los dinos y los mamíferos se quedaron impresionados, a excepción de Dan, quien ya infería lo que estaba pasando. Sin embargo, apenas se hubo encendido, aquella luz se apagó, para la frustración del cachorro.
Simba estaba a punto de rendirse, cuando su hermana y Bambi pusieron sus patas sobre la de él.
"¿Eh?" preguntó Simba, confundido.
"Ya escuchaste, hermano: no puedes hacerlo solo" le dijo Amira.
"¿Tú también lo oíste, Amira?" preguntó su hermano; ella asintió, "¿Y tú Bambi?"
"Yo no escuché nada" respondió él, "Pero si van a hacer algo, inclúyanme ¿vale?"
Al juntar las tres patas, aquel brillo inicial volvió, pero parecía insuficiente... hasta que más patas y una mano se les unieron: eran Maya, Nabil, Sam y Milo.
"No se olviden de nosotros" les dijo Maya, "Todos nos metimos en esto"
"¿Podemos ayudar a mi papá?" preguntó Pie Pequeño, quien parecía haberse esperanzado, junto a Shorty.
"Sí, nosotros querer hacer algo" dijo Petrie.
"Sí, no vamos a quedarnos atrás" agregó Cera.
"No podemos dejar a nadie que lo necesite; no, no no..." agregó Ducky, con Spike asintiendo.
"Sin importar que especie seamos ayudamos a nuestros amigos" continuó Mordelón.
"Y a las familias de nuestros amigos" terminó Ruby.
"Ah..." solo musitó Simba, no estando completamente seguro.
"Necesitarán toda la ayuda niños" les dijo Dan de repente, "Pongan todas sus patas con las suyas y veamos qué pasa"
Simba y Amira asintieron y el resto de sus amigos dinosaurios también pusieron cada uno una respectiva pata en la cabeza del padre de Pie Pequeño. Mientras esto ocurría, Shany (ya repuesta) y Koda, se acercaron a los observantes Dan y Geno.
"¿Debemos ayudar a los niños?" preguntó Koda.
"No lo creo. Parece que ellos mismos lo podrán solucionar" comentó Geno.
"Entonces... ¿saben qué es lo que pasa?" preguntó Shany.
"Creo que el discurso que mencioné en el bosque no solo fueron palabras" dijo Dan, "He aquí una muestra de lo que pueden hacer tres mundos unidos en un solo acto por la vida"
"Sí..." continuó Geno, "Arbor me dijo una vez que cuando mundos diferentes se unen con un propósito, pero con un sentido de la unión y vida, pueden crear un milagro"
Mientras hablaba, cada uno de los niños (entre mamíferos y dinosaurios) mantenía su pata brillante sobre la cabeza del Cuello-Largo por unos segundos hasta que ese mismo brillo se traspasara a la cabeza, sino también al largo cuello y al resto del cuerpo sepultado bajo las rocas. Las cicatrices y heridas se borraban....
Finalmente, aquel brillo se detuvo y todos los niños quitaron sus patas. Hubo un segundo en el que parecía que no había pasado nada, hasta que, para felicidad de Pie Pequeño y Shorty, Bron musitó un quejido y abrió los ojos.
"¡Pie Pequeño! ¡Shorty!" exclamó, "Gracias a los dos... y a todos, gracias a todos"
"¡Papá!" exclamó Pie Pequeño, tratando de abrazarle su nariz.
"¡Bron!" exclamó he hizo lo mismo Shorty.
No le soltaron, por unos segundos, hasta que Dan se acercó a Simba y Amira, diciéndoles con una sonrisa:
"Muy bien hecho" luego, se dirigió a Bron, "Bron, por poco pensaba lo peor, ¿necesitas ayuda para salir de ahí?"
"Descuiden, ahora me siento mejor que nunca" respondió este, "Pero, ¿podrían apartarse? No quiero que les caiga una roca al levantarme"
Bron se levantó, apartando las rocas que le cubrían y sacudiéndose de todo el polvo.
"¡Vaya!" exclamó Pie Pequeño al ver las piedras caídas, "¡Había olvidado que destruimos la Piedrasaurio!"
"¿Significa que la mala suerte regresar al Gran Valle?" preguntó Petrie, muy agitado.
"No se preocupen" les interrumpió Koda, "Mi rugido no solo manda a volar, sino también arregla cosas. Lo haré en un par de minutos antes de que nos vayamos"
Al escuchar eso, Simba, Amira y Bambi de inmediato exclamaron:
"¡¿Nos vamos?!"
"Lo siento Bambi" le explicó su padre, "Pero ya nos hemos ausentado mucho en el Reino del Bosque, y tu mamá o tía deberán estar preocupadas por ti"
"Además, debemos irnos ahora" le apoyó Dan, "Los carnívoros han huido y la noche está por caer. Si esperamos hasta el día siguiente, tendremos complicaciones para irnos, pues quizá regresen"
"Es hora de despedirse, niños" concluyó Shany.
Las despedidas entre buenos amigos suelen ser tristes, y esta no fue la excepción, pues el momento de separarse había llegado. Mientras Geno, Koda, Shany, Dan y Ono se despedían de Bron, confiando en que llevará a Pie Pequeño y sus amigos de vuelta al Gran Valle, los cachorros, el mandril y el cervatillo se despedían de Pie Pequeño, Cera, Ducky, Spike, Mordelón, Ruby y Shorty. A pesar de que solo habían convivido un día, aquel cruce entre distintas eras o especies no fue impedimento para que hayan convertido su unión en algo cercano a un milagro.
Mientras, Koda en un segundo había reparado la Rocasaurio con sus fuertes rugidos y le faltaba una última roca. No obstante, Milo, con una idea en mente, dijo:
"¡Hey esperen, hagamos una última cosa juntos!"
Partiendo dos de sus calabazas, dibujó en la superficie de la roca una estrella algo grande pero deforme. Sin embargo, cuando hubo acabado, le pidió a Simba su pata. Este aceptó algo dudoso. Entonces, Milo untó la pata del cachorro con pintura y le dijo que colocara una marca sobre el dibujo, para que se preservara.
"Ya está..." dijo Simba cuando dejó su huella estampada en el dibujo de la estrella.
"Bien, ahora... Bambi" continuó Milo.
El cervatillo hizo lo mismo. Luego, le siguieron Pie Pequeño y por último Sam.
"¿Y yo por qué?" preguntó este último, cuando dejó su huella.
"Bueno, somos del reino de los humanos" le dijo Milo, "Pero tu huella queda mejor en esa marca que la mía. Será un recordatorio de nuestra amistad entre todos nosotros"
Viéndolo desde ese punto de vista, todos estuvieron de acuerdo. Entonces, dejando aquella marca como último recordatorio juntos, Bron la levantó y la puso en el centro de la recién armada Rocasaurio.
(Un par de minutos después...)
"¡Hasta pronto!" les decía Pie Pequeño a sus amigos que se alejaban con sus padres.
"¡Tener cuidado por el camino!" gritó Petrie.
"¡Ojalá lleguen con bien! ¡Sí, sí, sí!" exclamó Ducky con Spike haciendo sonidos de despedida.
"¡Tomad el camino de las aguas!" les dijo Ruby.
"¡Buena suerte!" dijo por último Cera.
"¡Hasta pronto!" contestaron de vuelta todos sus amigos.
Habiéndose alejado bastante, y con el sol cayendo más y más, Bron le dijo al grupo de dinosaurios que era hora de regresar a casa. Entonces, tomando el camino de regreso, se adentraron de forma segura hacia el Gran Valle.
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