Capítulo 10: El ataque de los Diente-Afilado
(Mientras tanto...)
Simba, Bambi y Pie Pequeño junto con sus amigos se habían levantado hace poco y habían ido todos juntos a buscar 'burbujas dulces'; ya que la otra opción para el grupo del presente era que, junto a Mordelón, buscaran insectos para desayunar. Mientras disfrutaban de posiblemente sus últimos momentos juntos (pues los cachorros y el cervatillo debían pronto regresar a sus casas), el abuelo y la abuela de Pie Pequeño llegaron para saludarlos y con una gran noticia para su nieto.
"Pie Pequeño..." le dijo su abuela, "¿Han pasado una buena noche todos juntos?"
"Sí abuela" le dijo su nieto, "Estuvimos hablando y jugando en la noche. Fue divertido"
"Muchas gracias por permitirnos estar todos juntos una noche, señora cuello largo" dijo Simba.
"Sí, hemos aprendido mucho del Gran Valle" continuó Bambi.
"Y también sobre el Misterioso más allá" terminó Amira.
"¡Hey! Quizá puedan oír una de tus tantas historias, abuelo" propuso Pie Pequeño.
"Es verdad" dijo Ducky, "El abuelo de Pie Pequeño cuenta grandes historias en las noches. Sí, sí sí..."
Spike agitó la cabeza, afirmando lo que decía Ducky. Aunque la idea sonaba fantástica para un niño, el grupo del pasado tenía un problema...
"Lo siento" dijo Bambi, "Quisiéramos quedarnos, pero debemos regresar a nuestras casas"
"Sí, nuestros padres deben estar muy preocupados..." dijo Amira.
El grupo de jóvenes dinosaurios entonces se entristeció, pues se habían echo tan buenos amigos de la noche a la mañana que no querían despedirse de ellos tan rápido. Sin embargo, Simba sentía un placido calor en su corazón, albergando la misma pequeña esperanza que había sentido cuando su padre le había ido a rescatar o cuando aquella voz interior le había mostrado el camino al corazón del bosque.
"Podemos... volver a visitaros, ¿no es así?" dijo finalmente.
Eso cambió las expresiones de todos, incluso la de Cera. Mientras tanto, la abuela Cuello-Largo les advirtió:
"Sería un placer que nos visitaran de nuevo, pero deben tener cuidado del sendero por el Misterioso más allá"
"Seguro que el papá de Simba y Amira podrá traernos la próxima vez" dijo Sam, recordando al rey, "El me ayudó cuando estaba en peligro y nunca dudó de enfrentar los peligros para salvar a Simba"
"O también su tío" dijo Maya, "Podría derribar a un Diente-Afilado con un potente rugido"
"Todavía me cuesta creer que un simple rugido pueda derribar a un Diente-Afilado" comentó Cera, "Tendría que verlo para creerlo"
El abuelo Cuello-Largo empezó a reír (no estaba seguro si era la imaginación de los niños o si fuera real, pues recuerda la historia de la reunión de los Cuello-Largo), pero ahora...
"Hablando de visitas, Pie pequeño... recibiremos otra en poco tiempo" le dijo a su nieto.
"¿De quién abuelo?" preguntó Pie pequeño.
"Tu padre Bron, Shorty y la manada van a venir al Gran Valle"
Todos los demás se quedaron boquiabiertos ante aquella noticia, y aún más Pie Pequeño. Pero, al segundo siguiente, este mostró una cara de felicidad propio de un niño a quien le hubieran dado su regalo favorito.
"¡Sí!" exclamó alegremente Pie Pequeño, "¿Cuándo llegará?
"Debe estar próximo a llegar..."
(Por su parte...)
Dan, Shany, Geno, Koda, Ono y Milo habían llegado al borde de una larga ladera, donde el camino resbaladizo podría haber hecho caer a cualquier animal desprevenido (para su fortuna, Dan y los demás ya había pasado por tanto que habían aprendido a ser más prudentes y cautelosos en estos ambientes). Sin embargo, los animales que estaban ya bajando eran algo más que prudentes: era gigantes, el doble o casi el triple de lo que había visto todos de un elefante, con largas colas, bípedos y grandes mandíbulas y, por las garras y dientes afilados, a ninguno le quedó en duda de que eran carnívoros.
Para suerte del grupo, los dos carnívoros estaban de espaldas y no se habían percatado de la presencia de aquellos pequeños objetivos. Por otro lado, la mala suerte se la había llevado un grupo de dinosaurios de Cuellos-Largos de distintos colores al final de la ladera, tratando de alejarse de los carnívoros. Sin embargo, el que peor parecía estar pasándolo era un Cuello-Largo, adulto y fuerte de color marrón, que ya estaba luchando contra un tercer Diente-Afilado, evitando sus enormes dientes y manteniéndolo a raya con su larga cola. Detrás de él, atorado con una pata entre las rocas, había un niño Cuello-Largo de color verde, tratando de liberarse
Mientras los carnívoros se acercaban aún más hacia quien evidentemente era el líder de aquella manada hacía su mejor esfuerzo para mantener a raya a los depredadores, y en su cuidado se encontraba un pequeño Cuello-Largo de color verde. Sin embargo, el resto de la manada no intervenía, y Geno no podía entender por qué.
"¿Por qué el resto de la manada no ayuda al líder?" preguntó Milo, algo temeroso por los Diente-Afilado y su tamaño.
"Ono, examina a la manada" le pidió Dan a la garceta, "Creo que tú entenderás mejor"
Ono voló de nuevo y enfocando su mirada tal como lo había pedido Dan, entonces exclamó notándolo:
"¡Hapana! ¡Ya lo veo!"
"¿Qué cosa?" preguntó Milo.
"La manada está compuesta por familias con niños pequeños" señaló Dan, "Tienen miedo de que sus crías salgan lastimadas"
"Mientras, parece que el líder mismo tiene a ese pequeño... quizá sea su hijo" continuó Koda, "Pero puede que la manada no quiera arriesgar a sus crías o que el líder mismo haya dado esa orden para mantener a la manada a salvo"
"Pero..." trató de decir Milo, pero Geno le interrumpió:
"Entendemos cómo te sientes, pero solo mira a esos carnívoros: es fácil tener miedo"
Mientras Milo reflexionaba, Koda avisó:
"Debemos ayudarlo a enfrentar a esos carnívoros. Pero con cuidado, no queremos poner en peligro al pequeño que está cerca de ellos"
"Bien... como la pelea no será justa, Koda, encárgate del que está en la derecha. Seguro que tú puedes derrumbarlo con el rugido de los ancestros" sugirió Dan, "Geno... tu y yo nos encargaremos del otro, el de la izquierda"
"¿Cómo planeas hacerlo?" preguntó este.
Dan señaló un par de lianas, amarradas cerca de un arbusto.
"Ah, entiendo..." dijo Geno con una sonrisa, entendiendo el plan
"Milo, ayuda a ese niño dinosaurio liberándolo y cura su pata" continuó Dan, "Shany, eres tan rápida como Lea; lleva a Milo sobre ti y ayúdalo"
"Entendido" dijo Shany. Luego, se giró hacia el joven mandril, "¿Estás listo, Milo?
"Eh... sí, majestad" dijo Milo, un poco nervioso.
"Bien...Ono, ve con el resto de la manada de dinosaurios y trata de convencerlos que estamos para ayudar" le dijo Dan, "Cuando Shany y Milo se les unan, apártense un poco"
"A la orden, su majestad" respondió este.
Teniendo el plan decidido y con los depredadores acercándose más al líder Cuello-Largo, el grupo se dispersó. Primero, llamando la atención, tanto Dan como Koda corrieron en dirección a los Diente-Afilados y, estando a una distancia prudente de sus patas, ambos saltaron hacia sus colas, mordiéndolas. A pesar de la gruesa capa de escamas que recubría el cuerpo (cosa que Dan percibió como la misma de un cocodrilo, pues había luchado con uno previamente), causaron tanto dolor que no pasó desapercibido por ambos grandes depredadores, quienes giraron sus cabezas hacia notar a ambos leones.
De inmediato, cada depredador intentó devorar a aquellas molestias que les causaban dolor, pero estos se soltaron justo a tiempo para que los propios dueños de las colas se las mordieran. Humillados, doloridos y furiosos, los dos Diente-Afilados olvidaron completamente al Cuello-Largo líder o a la manada y se centraron en eliminar aquellas plagas que estorbaban. Eso era lo que esperaban ambos hermanos.
"¡Bien!" exclamó Koda, "¡Tenemos su atención!
"¡Sí! ¡Ahora lo siguiente!" respondió Dan antes de dar vuelta y correr. Koda le siguió, moviéndose ligeramente hacia la derecha.
A pesar de la ligeramente empinada ladera, cada depredador se puso a perseguir a cada uno como si estuvieran en un suelo recto. Por suerte, los leones, gracias a sus patas y experiencias previas, corrían igualmente de rápido. Sin embargo, el Diente-Afilado que perseguía a Koda no tenía ni idea que se dirigía a su ruina: el líder de la guardia del león solo lo alejaba para evitar daño a otros. Cuando estuvo en la zona perfecta, se giró y rodó justo a tiempo evitando una arremetida con dientes de su perseguidor. Rápidamente se levantó y desató su rugido.
Nuevamente, el poderoso viento del rugido de los ancestros se desató y rodeó al Diente-Afilado, tratando de empujarlo al fondo de la ladera. No obstante, este dinosaurio no era como una manada de hienas o un elefante... claro ¡era enorme! Además de que sus garras lo mantenían. Parece que el rugido no tendría suficiente potencia...
"Es muy fuerte..." pensó Koda, mientras aún rugía, "Pero no me rendiré..."
(Flashback...)
Un Koda aún joven estaba practicando su rugido sobre el Gran Barranco, pues este se encontraba vacío. Sin embargo, solo causaba una ráfaga lo suficientemente fuerte para mover algunas piedras pequeñas, no unas grandes rocas.
"Vaya... no sé qué estoy haciendo mal..." se dijo mientras se sentaba cerca del borde, "¿Cómo lo hice aquella vez? Ah... me gustaría que tío Kion estuviera aquí..."
"¿Y yo estoy pintada o qué?" preguntó Vitani, quien se le acercó.
"Oh... tía Vitani..." se disculpó Koda, "Los siento... solo..."
"Bueno, espero que puedas disculparte como es debido luego del entrenamiento de mañana" respondió Vitani duramente (sabía cuándo ser dura o no).
"¿Más entrenamiento? ¡Pero si ya poseo el rugido y soy el líder de mi propia guardia del león!"
"Incluso Dan estará en el entrenamiento. Aun cuando ambos hayan aceptado sus roles como el futuro rey y el líder de la guardia del león, el camino por crecer nunca acaba. Les queda mucho por aprender. No podrás defender las praderas o a los que quieres con tal débil rugido"
Las orejas de Koda se encogieron, al pensar lo decepcionante que era. Sin embargo, Vitani le puso su pata en la cabeza, despeinándolo.
"¿Recuerdas que cualidad muestra el líder de la guardia del león?" le preguntó, "Te lo repetí varias veces"
"Ser el más feroz..." dijo Koda, "No temer ante ningún enemigo, proteger las praderas y ayudar a todos con todas mis fuerzas"
"La ferocidad procede de cuanto valor tienes en tu interior. Es cierto que, durante el rugido, los antiguos leones rugen contigo, pero ellos solo te guían por el camino: tú debes mostrar esa fuerza interior que posees para que ellos te puedan ayudar. Eso le da fuerza al rugido: tu fuerza interior..."
(Fin del Flashback)
Koda mantenía el rugido y, dando todo de su fuerza interior, este duplicó su fuerza de tal manera que el Diente-Afilado ya no pudo soportar y cayó sobre su espalda, rodando camino abajo por la ladera.
(Mientas tanto...)
Por otro lado, Dan aún tenía a su perseguidor casi mordiéndole la cola. Cuando creía que no soportaría un minuto más, Geno gritó: ¡Está listo!"
"¡Bien!" respondió Dan, "¡Lo llevo allá!"
Dan guio al Diente-Afilado hacia la trampa de Geno (había aprendido previamente de las trampas de los cazadores que se dio cuenta de que podía usarlas en contra de ellos mismos o de otros), la cual estaba amarrada de un lado alrededor de una roca y la otra lo sostenía él. Justo cuando Dan pasó por allí, el príncipe del bosque tiró de ello y el Diente Afilado tropezó, haciéndole caer y rodar hacia el fondo.
(Al mismo tiempo...)
Por su parte, Shany y Milo se habían acercado al joven dinosaurio, quien al principio dudó de su ayuda.
"¿Quiénes sois vosotros?" les preguntó.
"Descuida, te vamos a ayudar..." le dijo Shany, moviendo la piedra que lo tenía atrapado. Mientras, Milo ya se había bajado y sacaba un líquido de la calabaza de su bastón y atendía la herida que le habían dejado. Solo se necesitó de un par de minutos para vendársela.
"¿Ahora estás bien?" preguntó Milo, "Eh..."
"Me llamo Shorty" respondió este, "Pero... Bron no podrá contra tres..."
Pero mientras lo decía, Koda ya había derribado al primer Diente-Afilado, mientras que Dan había hecho caer en la trampa al segundo. Por su parte, Bron, como lo llamaba Shorty, estaba teniendo la ventaja ahora de verse libre de los otros dos carnívoros. Ahora, centrado en el que tenía solo un enemigo, le dio un fuerte golpe con su cola, derribando al último enemigo.
Podría considerarse un momento de triunfo, pero al parecer, o la naturaleza no era su aliada o estaba enojada: comenzando como un simple temblor, la tierra empezó a moverse hasta quebrarse y crear un gran hoyo separando a Dan, Koda, Bambi y Bron de Shany, Milo, Shorty y el resto de la manada de Cuello-Largo.
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