Capítulo 1: Reunión en el reino del bosque

El aire estaba impregnado de aromas frescos y dulces. El perfume embriagador de las flores silvestres se mezclaba con el aroma terroso de la tierra húmeda, mientras que árboles, altos y orgullosos, se alzaban hacia el cielo en una sinfonía de formas y tonalidades de verde. Sus ramas entrelazadas formaban un dosel frondoso que filtraba los rayos dorados del sol, creando un juego de luces y sombras sobre el suelo cubierto de musgo. Después de todo este era el bosque y, por un camino que llegaba al corazón de este, andaba un grupo de lo más peculiar:

"Woah" dijo un cachorro de león, al ver tal cantidad de majestuosidad ante sus ojos, "¿Esta es la casa de Bambi y Hana?"

"Así es, Simba" le dijo su madre, "Este es el bosque"

"Una vez escuchamos a un oso hablar de un bosque, pero no me creo que estemos en un lugar así, ¿lo recuerdas, Maya?" dijo otro cachorro, de nombre Nabil.

"Sí me acuerdo... el viejo Yumo" le respondió ella.

"¿Y qué pasó con él?" preguntó Simba, "No me digas que..."

"No... lo vendieron. A personas que parecían más buenas, supongo que el dueño no le veía mucho futuro, pero un ave nos informó un día que estaba bien y le habían liberado. Dejemos eso en el pasado... ¿es cierto que han estado aquí antes, señor Dan?"

"Sí Maya..." respondió el león adulto, "Parece que todo sigue tan vivo como siempre, ¿no lo crees, Shany?"

"El aroma de las flores, el canto de los pájaros, el susurro del viento y el crujir de las ramas bajo nuestras patas" describió la leona, "Sí, todo era como la primera vez que vinimos. Aunque aún lamento haberme adelantado"

"¿Eh? ¿qué quieres decir, mamá?" preguntó Amira.

"Eh... nada, nada, cariño"

"¿Qué haces Sam?" preguntó Simba.

El perrito estaba cerrando los ojos y olfateaba la frescura del ambiente mientras movía las orejas.

"Pues yo no puedo ver los colores, solo oler y escuchar los sonidos del bosque" contestó Sam.

"¿No puedes ver los colores?" preguntó la garceta que iba por encima de ellos, "¿Tienes un problema en los ojos? Pudiste contarnos antes..."

"No, señor Ono. Lo que pasa es que ya nací así... los perros tenemos una vista limitada, pero lo compensamos con un mejor olfato y oído"

"Tal vez podamos cambiar eso" le dijo Dan, "Si llegamos al corazón del bosque... quizá..."

"Hace años que no lo probamos, pero quizá funcione, como tú lo dices" le apoyó Shany.

"¿Qué cosa?" preguntó Simba, a lo que los demás preguntaron lo mismo.

"Ya verán..." solo dijo Dan, mientras continuaban con la caminata.

El grupo llegó finalmente a un claro cubierto de hojas viejas caídas, que habían dejado el árbol para dar lugar a nuevas, frescas y más hojas verdes. En un lado, había un pequeño agujero de una madriguera en el cual podría caber un conejo, pero estaba lleno de flores frescas y recién cortadas.

"Woah, cuantas flores" comentó Amira, intentando meter la cabeza, pero Shany le detuvo.

"Yo no la haría si fuera tú, hija" le dijo. Luego, se volvió a la madriguera y exclamó sin acercarse: "¿Hola? ¿estás ahí?"

Varias de las flores de adentro empezaron a moverse como si fueran mantas que cubrían a alguien... y ese alguien era una mofeta que se levantaba de un largo sueño. Luego de aclararse la vista, asomó la cabeza por la madriguera y se encontró al grupo.

"Esa es... ¿una mofeta?" preguntó Ono.

"¿Quién es?" preguntó somnolienta, "¿Nos conocemos?"

"Hace tiempo que no nos vemos, Rosa" le dijo Shany.

"Sí, ¿realmente no nos recuerdas?" preguntó Dan.

Rosa volvió a aclararse la vista y dudó unos segundos antes de exclamar:

"¿Dan? ¿Shany? ¡Woah! ¡Cuánto han crecido ambos!"

"Sí, y tú también" le dijo Shany, "Estás un poco más grande de la última vez que nos vimos"

"Si, no tanto como ustedes... ¡oh! ¿y ellos son... sus hijos?"

"Solo Simba y Amira" le corrigió Dan, "Maya, Nabil y Sam son amigos, y Ono es nuestro consejero..."

"¡Los estábamos esperando!" exclamó otra voz y, una conejo apareció saltando sobre el lomo de Simba, "Vaya, nos has cambiado nada, Dan... ni tu tampoco, Shany"

"Er... me llamo Simba" le corrigió el cachorro, tan confundido como su hermana.

"¡Campana!" dijo Dan, "No, Campana, este es nuestro hijo Simba y ella nuestra hija, Amira"

"Jajaja. Esta bromeando. Los escuché desde lejos" dijo mientras se tocaba las largas orejas, "¿recuerdas? Tengo tres veces más oído que ustedes"

Todos se rieron ante ese comentario sobre las orejas de Campana. Cuando se hubo calmado la cosa, de los arbustos cercanos salió la figura de un gran ciervo adulto se mostró, seguido por dos cervatillos.

"Ya me parecía que alguien se reía con bastante alegría" dijo el recién llegado, haciendo una leve reverencia "Es un honor que hayan aceptado nuestra invitación, rey y reina de las Tierras del Reino"

"No nos habríamos negado ante un mensaje de vecino, Gran Príncipe del Bosque" respondió Shany, también imitando la reverencia y guiñando el ojo. Ono hizo lo mismo.

"Y mucho menos el mensaje de un amigo..." le siguió Dan, haciendo lo mismo. Cuando terminaron, agregó: "Creo que, ¿podemos dejar las formalidades, Geno?"

"Por supuesto mis amigos, Dan... Shany..." rio Geno, "Vamos, nos están esperando"

El grupo avanzó a través de otro camino, a Mientras, Bambi y Hanna se habían reunido con sus viejos amigos.

"¿Cómo has estado Simba? ¿y tú Amira?" preguntó Bambi.

"Tuvimos un par de emociones, no mucho que contar" respondió Simba.

"No le creas, en realidad tuvo problemas hace mucho..." les dijo Amira.

"¡Hey!"

"Jejeje" rio Bambi, "Creo que ya me imagino. Por cierto, ¿Quiénes son ellos?"

"Oh, que tonta soy..." dijo Maya, "Me llamo Maya y él es Nabil"

"Un gusto conocerlos" dijo Nabil.

"También es un gusto conocerlos" saludó Bambi, "Pero, ¿qué pasó con el resto de vuestra familia?"

"Haki está practicando su rugido con nuestro tío" respondió Simba.

"Y Salma quiso ir con nuestra tía a un relajante día a los pozos de barro con Dalila" agregó Amira, "Es... otra amiga nuestra. Ah, y otro amigo, Milo, está teniendo una clase de hierbas curativas, o algo así... cosas que aprender sobre curar animales"

(Mientras, los adultos tenían su propia conversación...)

"¿Cómo está Gurri?" preguntó Shany a Geno, "No la veo por aquí"

"Está bien, pero ya no puede salir de su madriguera" respondió.

"¿Qué le pasa? ¿está enferma?" preguntó Dan.

"No, sino que está esperando a su bebé. Su pareja está con ella y la cuida en todo momento"

"Oh, muchas felicidades por su sobrino o sobrina, Gran Príncipe del bosque" le dijo Ono.

"Gracias Ono, pero solo dime Geno" respondió este, "Podemos reunirnos con ella luego de la reunión, si así lo quieren. Miren, ya hemos llegado"

Finalmente, todos juntos llegaron a un encantador claro, como si la naturaleza misma hubiera creado un santuario para darles la bienvenida. El sol se filtraba generosamente a través de las ramas, bañando el claro en una luz dorada y cálida. Allí, en medio del claro, una congregación de animales del bosque los esperaba. Ciervos majestuosos con sus astas erguidas, zorros sigilosos con sus pelajes brillantes, conejos saltando con agilidad y aves de colores deslumbrantes que revoloteaban alegremente sobre sus cabezas. Entre todos ellos, uno de los más conocidos era un búho viejo y sabio que les observaba desde las ramas más altas.

"¡Saludos Gran Príncipe del bosque!" les recibió Búho, "¡Y vosotros, Reyes de las Praderas! ¡Es un gran honor estar en vuestra presencia!"

Varios de los animales se inclinaron ante ellos, lo que aún resultaba un poco incómodo para Dan y, al parecer, para Geno también. De entre el grupo de animales, una cierva adulta se aproximó hacia ellos.

"¡Mamá!" exclamaron Bambi y Hanna, "Mira, ellos son nuestros amigos"

"Sí, me parece que son adorables" respondió ella. Luego, se dirigió hacia Dan y Shany, "Es un honor verlos por fin, majestades. Mi nombre es Selene"

"Mucho gusto Selene" saludaron Dan y Shany, y luego presentaron a los que los acompañaban.

A pesar de todo el daño que habían hecho los perros en el pasado, los animales pronto notaron la diferencia entre aquellos perros rojos de cacería y el cachorro blanco que acompañaba al grupo de leones. Incluso aunque haya desconfianza, ninguno se atrevería a discriminar a Sam, pues era un amigo cercano del Rey de las Tierras del reino y, por consiguiente, del Gran príncipe del bosque. Aun así, muchos no le quitaron la vista, en caso de que le vieran ladrar.

"Oigan, la reunión va a ser bastante larga" les dijo Bambi a sus amigos, "¿Quieren ir a ver un lugar grandioso?"

"¡Sí!" exclamaron Simba, Nabil y Maya.

"Pero, ¿es seguro?" preguntó Amira, quien era la más precavida. Además, conocía tan bien a su hermano como para evitar meterse en problemas.

"Muy seguro" respondió Hanna, "Sus padres también lo conocen"

Simba y Amira los miraron bastante confundidos.

"Vamos al corazón del bosque" dijo Bambi.

"¿A dónde planean ir ustedes?" les inquirió Shany, quien los había escuchado.

Los cachorros se sintieron atrapados en ese momento. No obstante, ella se giró y llamó a Ono.

"Ono, por favor acompáñalos" dijo.

"A la orden, majestad" asintió el consejero.

Mientras Shany los miraba irse, rápidamente cambió de vista al escuchar al viejo Búho tomar la palabra:

"Bueno, ya que estamos aquí todos reunidos, ¿empezamos?" preguntó y varios asintieron positivamente, "Bien, pues nuestro primer tema a tratar viene de parte de los reyes de las Tierras del Reino... Majestad, ¿podría?"

"Sí, señor Búho" contestó Dan, levantándose, "Bueno, en un trabajo de grupo con los Reyes de las Lejanías, hemos logrado expulsar a un grupo de hienas rebeldes a un área recóndita donde apenas tendrán suficiente para abastecerse y mantenerse"

Varias voces empezaron a correr como los chismes entre personas. Un viejo puercoespín, gruñó:

"¿Por qué darles algo que no merecen?"

Varias ardillas corrieron la voz como antes, cuestionando aquella pregunta con apoyo al puercoespín. Dan estaba a punto de responder, pero Geno tomó la palabra antes:

"La mayor virtud que compartimos es nuestra colaboración con nuestros hermanos animales" dijo, "Es cierto que muchos se desvían del correcto ciclo de la vida, pero siguen siendo parte de él como nosotros. No podemos negarles el tesoro de la vida, pero tampoco podemos apartarlos completamente de ello"

"El Gran Príncipe tiene un muy buen punto de vista" inquirió Búho.

"Pero ellos tampoco tienen derecho a apartarnos del ciclo" volvió a gruñir el Puercoespín, "¿Recuerdan a los perros? ¡Esos pulgosos trabajaban con los humanos para cazarnos! E incluso mataron a tu abuelo, príncipe... Ahora, ¿el Rey de las Praderas viene con uno para que trabe amistad con nosotros? ¿cómo sabemos que no debemos cuidar nuestras espaldas?"

Varias ardillas empezaron a temblar y a decir: "¡Cierto! ¡cierto!"

"Conocimos a Sam" interrumpió Campana, "Y de verdad es bueno"

"Sí" le apoyó Rosa, "No nos atacó"

"Sam es todavía un cachorro" continuó Shany, "Le hemos estado cuidando por unas semanas y se lleva bien con nuestros cachorros"

"¿Y cuando crezca?" se escuchó una voz, presumiblemente de una las ardillas por la agudez.

Una nueva ola de murmullos empezó a correr entre varios animales. Dan, viendo que estaban dudando demasiado, puso una pata al frente, lo que hizo callar de inmediato a varios. Si bien no tenía motivos agresivos, no se había que olvidar que era un león y su figura imponía a la vez que causaba un ligero estremecimiento.

"Sam ha sufrido igual que ustedes" les contó, "Cuando lo encontré, solo tenía a su abuelo como única familia, pero ya estaba muriendo: ambos habían sido rechazados por los humanos e incluso tenían que esconderse de ellos, o los separarían para siempre. Ese fue el caso de sus padres. Igual que casi todos aquí, eso generó en él un odio a los humanos que no quería que creciera, por eso lo traje a las Tierras del Reino como última petición de su abuelo... los perros no son malos, son guiados por los humanos para que ataquen a los demás y, aquellos que los humanos rechazan y marginan, terminan como nuestro amigo"

Se hizo un silencio sepulcral, nadie tenía nada que decir ante tal triste historia al comprender el sufrimiento del cachorro. Finalmente, Geno volvió a tomar la palabra:

"Todos aquí hemos sufrido, sí. Pero si no dejamos los remordimientos atrás, no podremos caminar hacia un nuevo amanecer; debemos ver desde el corazón, no dejarnos llevar por las apariencias. Después de todo, ¿no es nuestra unión nuestro don más poderoso?"

Y, ante estaspalabras, todos, inclusive el puercoespín asintieron arrepentidos por haberdudado, dándole una oportunidad a aquel nuevo integrante.

Notas de autor: Y bien, hasta aquí el primer capítulo. Aún el nudo está por venir. Pero hasta ahora, ¿qué les parece? Decidí tomarme mi tiempo para editar imágenes y me he quedado dormido más de una vez. También he modificado el libro 5: Alma de Rey, con varias imágenes.

Espero contar con su apoyo para que me de ánimos de continuar esta historia. Si tengo varios votos antes del día de mañana, entonces publicaré de frente el siguiente cap.

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